lunes, 26 de mayo de 2014

“Fatale 2: Los trabajos del diablo”, de Ed Brubaker y Sean Phillips.



Panini Comics  retoma la publicación de “Fatale”, el thriller lovecraftiano creado por Ed Brubaker y Sean Phillips para Image, con el segundo volumen que recoge “Los trabajos del diablo”, un nuevo arco argumental que se corresponde con los números 6 a 10 de la serie regular.
Mientras el tullido Nick Lash sigue su infructuosa búsqueda de la misteriosa Josephine, conoceremos un nuevo episodio de la vida de esta fatídica devorahombres cuando en el corrupto Hollywood de los años setenta entró en contacto con Miles, un actor fracasado al que llevará a la perdición, cuando su camino vuelve a cruzarse con Hansel y sus satánicos sabuesos.
Brubaker sigue sin prisa desentrañando el pasado de Josephine, ideal de la mujer maldita que lleva a todos los hombres con los que se relaciona a la perdición en torno al que ha construido este thriller de terror sobrenatural, usando al personaje principal como vehículo para demorarse en la descripción de los momentos históricos de la Historia de Estados Unidos que le interesan.
Si realmente en este arco argumental la historia avanza poco, aunque Brubaker sabiamente se preocupe por sembrar un par de perlas que dejarán en ascuas al lector, el principal aliciente en este nuevo capítulo estriba en  la recreación que realiza el guionista de los bajos fondos del decadente Hollywood de los años setenta utilizando todos los mitos en torno al mismo – las pelis snuff, las orgías o los aquelarres satánicos- para potenciar una trama sencilla pero efectiva. A partir de ese abono fértil a cualquier historia, Bru construye una trama  que no se aparta demasiado de lo que ya nos mostró en anteriores entregas y resuelve con el oficio habitual.  Brubaker demuestra su oficio a la hora de manejar el tempo de la historia que se desarrolla en diversos lapsos temporales para dosificar la información disponible al lector para que se sitúe un paso por delante del perdido protagonista masculino sin desvelarle tampoco demasiado en un sutil y efectivo doble juego que deja de nuevo constancia del talento de este escritor y su dominio de los géneros.
Por otro lado, Sean Phillips realiza un trabajo aseado, en su línea habitual. Sin grandes estridencias y con ese estilo clásico y sobrio que le caracteriza, Phillips demuestra que su sinergia con Bru y Dave Stewart son totales y la sinergia entre ellos no decae sin que ningún elemento desentone.

Esta segunda entrega de “Fatale” acaba con un cliffhanger que promete emociones fuertes en el futuro inmediato de una serie a la que es de esperar Panini dé más vidilla  teniendo en cuenta que hay material acumulado de sobra para agilizar su publicación. Ojalá sea así.