martes, 29 de octubre de 2013

“Cenizas”, de Álvaro Ortiz.


A mí no se me caen los anillos al reconocer los errores y los prejuicios y he de reconocer que con  “Cenizas” , la obra más ambiciosa de Álvaro Ortiz hasta la fecha, publicada por Astiberri, he pecado tanto de unos como de otros, lo que ha provocado que demorase su lectura más de un año desde su lanzamiento. Y es que tantos parabienes en la Blogosfera y redes sociales que se vertían en torno a esta obra me escamaban y, además,  el estilo de dibujo de Ortiz, infantil y minimalista, no me entraba por los ojos y me echaba para atrás cuando en las librerías ojeaba el tebeo. Sin embargo, a partir de leer la historia corta que el autor publicó en “Panorama”,  mi perspectiva empezó a cambiar y empecé a sospechar que me estaba perdiendo algo interesante. Tras la lectura de "Cenizas", me ha quedado claro que es uno de los tebeos más interesantes aparecidos el pasado año y Ortiz un tipo que sabe lo que se trae entre manos a la hora de montar una historia. Tras la chapa intrascendente, vamos al tebeo.

Tres amigos que llevan años sin verse se juntan para hacer realidad la última voluntad de un amigo fallecido, esparcir sus cenizas en un lugar misterioso y desconocido marcado con una x en un plano. Con sus fantasmas y desconfianzas, los tres se montan en un coche alquilado para cruzar el país y viivr la aventura de sus vidas.
Probablemente, Álvaro Ortiz no sea de primeras el dibujante que más me guste. Sin embargo, lo que me ha dejado claro tras leer este cómic es que tiene un inmenso talento para entender la narrativa gráfico y armar una historia absorbente, algo que aprecio mucho más que un dibujo académico o espectacular en un autor de cómic. De este modo,  "Cenizas"  es un road comic de suspense que funciona a la perfección a varios niveles - tanto como sensible viaje existencial y de amistad o como divertida historia de suspense y enredo - y sorprende por la madurez y ambición, bajo su aparente sencillez,  de una obra en la que se entremezclan y se subvierten las convenciones de diversos géneros e influencias de eso que se llama la cultura popular, que van de Paul Auster a los ZZTop o los Pixies, para germinar en una historia fresca, original en su forma e imaginativa en contenido, en la que no podemos dejar de empatizar con unos personajes perfectamente retratados y que continuamente escapan de la bidimensionalidad del papel para obligarnos a rendirnos ante sus cualidades y sus defectos y sentirlos tan cercanos como si de viejos amigos se tratasen.

Ortiz es ante todo un narrador de historias y “Cenizas” es un contenedor de historias que vertebran la trama principal, reforzándola y enriqueciéndola sin que en ningún momento la coherencia y fluidez de la narración se resienta. Eso no se consigue de la noche a la mañana. Es necesario un profundo conocimiento del medio en el que se trabaja o un  talento innato para lograrlo que pocos poseen. No sé cuál de las dos opciones será el caso de Ortiz pero en principio se perciben –o yo percibo- influencias de algunos de los autores más inquietos del cómic de vanguardia.

En “Cenizas” hay ecos de Alex Robinson, Camille Jourdy, Johnny Ryan o Chris Ware pero Ortiz no mimetiza, como podría pensarse que haría un autor joven sus maneras para ofrecer una obra calcada, sino que adapta sus recursos a su propio saber y entender para añadirles su impronta personal.  Quizás me equivoque y el autor no haya leído ninguno de esos autores  pero creo que Ortiz ha mamado muchos cómics y es un autor que no solo los crea sino que le gusta leerlos y además los “entiende”.

En “Cenizas”, Ortiz nos lleva a su terreno y nos rinde a su habilidad hasta el punto que los posibles prejuicios hacia su dibujo acaban desapareciendo logrando que su estilo naif y ágil finalmente resulte idóneo y demostrando que bajo esa aparente simplicidad hay un autor sofisticado y elegante que cuida hasta el mínimo detalle no solo para potenciar sus virtudes sino además para ocultar sus carencias. A todo ello,  une un esmerado trabajo en el coloreado de la historia a base de tonos suaves  que encaja perfectamente con los trazos de un Ortiz que deja claro que sabe perfectamente qué se hace.

En fin,Cenizas es  un tebeo notable, sobre todo para tratarse de una obra de presentación ante el gran público, y sitúa el nivel de exigencia hacia los nuevos trabajos de Álvaro Ortiz en lo más alto. Veremos si será capaz de confirmar el talento, ingenio y sensibilidad que derrocha en “Cenizas”, un cómic para ser leído y releído.