miércoles, 5 de junio de 2013

“El silencio de nuestros amigos”, de Mark Long, Jim Demonakos y Nate Powell.




Planeta acaba de publicar este mes “El silencio de nuestros amigos”, un interesante cómic en torno a la segregación en Texas a finales de los años sesenta a través de los recuerdos infantiles de uno de los guionistas de la obra, Mark Long.

En 1968, en el racista estado de Texas, los blancos y los negros viven completamente separados en un ambiente de tensión explosiva mientras los niños se dedican a jugar. El padre de Mark, Jack es un periodista de un canal de televisión local que cubre las manifestaciones en torno a la Avenida Wheeler y la Universidad donde conocerá a Larry Thomas, uno de los principales activistas por los derechos civiles de la ciudad. Luchando contra las desconfianzas y prejuicios, Jack y Larry iniciarán una amistad en la que involucrarán a sus respectivas familias.
Mark Long, Jim Demonakos y Nate Powell proponen un voluntarioso cómic en el que , abordan el siempre interesante tema de la segregación racial en los Estados Unidos a través de la propia experiencia familiar del guionista, con lo que el cómic incorpora la crónica social e histórica y el género autobiográfico sin llegar a decantarse abiertamente por ninguno.
Es la trama autobiográfica, la intrahistoria del pequeño Mark Long con sus padres y hermanos y su percepción infantil de la tensión larvada lo que me parece mejor se ha plasmado en este correcto cómic que, sin embargo, no logra despertar demasiado entusiasmo,  quizás porque Long no consigue decantarse en dar primacía a una trama sobre la otra y opta por una narración muy lineal y un final abierto y abrupto en función al conocimiento implícito del lector de cómo se desarrollaron a grandes rasgos los hechos históricos y olvidándose de cerrar la trama familiar.
Gráficamente, Nate Powell realiza un trabajo sobrio y ajustado de la historia planteada por Long y Demonakos, reflejando con verismo el contexto de la historia y no exento de algunas soluciones gráficas interesantes a la hora de incorporar la banda sonora de la época, jugar con el diseño de página y las transiciones o la implementación de las imágenes televisivas.

En fin, “El silencio de nuestros amigos” es un cómic correcto y voluntarioso aunque no acabe de plasmar adecuadamente todo el potencial que el interesante arranque de la historia apunta. Una lástima porque creo que podía haber dado  más de sí.