lunes, 13 de mayo de 2013

“La nieve y el barro”, de Oswal y Sánchez Abulí.


Siempre resulta gratificante que para los autores que atesoran talento no pasa el tiempo y, si acaso, la edad hace que muchas de sus cualidades se refuercen. ·Es el caso del dibujante argentino Oswal y el guionista español Sánchez Abulí quiénes en su última obra editada  por Panini La nieve y el barro” realizan un divertido acercamiento a la oscurantista Edad Media.

En la Francia asolada por la Guerra de los 100 Años deambulan diversos personajes de distinta condición y ralea. El conde René de Dubois, que vuelve a su castillo en compañía de un Obispo y del sirviente de éste, un tal Petit Ferré, que viaja con un loro a cuestas. Los soldados L’Arnaud y L’Antoine, soldadesca patibularia y hablar rimado que pretenden ajusticiar al herrero Bruno, un mudo que milagrosamente recuperará la voz. Jerome Whitewash, un caballero andante inglés medio loco que pretende reencontrar  un amor perdido de juventud llamada Madeleine. Aube, una  coqueta doncella, que se parece mucho a Madeleine. Pan, la chica salvaje del bosque, Los Routiers, mercenarios sin escrúpulos y sin amo dispuestos a pasar a cuchillo y zamparse desde una mula a un caballero, y un vizconde bizco empeñado en encontrar la llave del cinturón de castidad de la condesa de Dubois para hacerla más agradable la espera del señor conde.
Como si de un moderno Chaucer, Petrarca o Múñoz Seca se tratara, Enrique Sánchez Abulí vuelca todo su ingenio  en entretenernos con una serie de situaciones tragicómicas en las que sitúa a unos personajes arquetípicos cuyos destinos e historias poco a poco van interconectándose para formar un fresco unitario en torno al oscuro Medievo francés y sus tópicos a través de una estructura en capítulos seriados de pocas páginas protagonizado por los diversos y peculiares personajes protagonistas y que permiten a Sánchez Abulí ironizar en torno a muchos de los tópicos de la Edad Media y sus iconos colocando sus hábiles y característicos retruécanos y demás juegos de palabras gracias a lac complicidad adquirida con Oswal en colaboraciones anteriores. La inspiración para sus personajes es variada y deja patente la gran cultura y riqueza de influencias literarias y cinematográficas  de Sánchez Abulí quien sin embargo da a todos los personajes su particular impronta cínica y desenfadada.
En el aspecto gráfico, Oswal realiza un estupendo trabajo merced a un estilo de dibujo caricaturesco, expresivo y nervioso con el que encadena múltiples recursos narrativos que otorgan agilidad y ritmo a la lectura, guiando al lector a través de las diversas historias planteadas por Sánchez Abulí. Oswal usa una enorme variedad de recursos – juega con la composición de página, la forma de las viñetas o el color, por poner solo algunos ejemplos – para remarcar situaciones y momentos concretos con vistosidad e inteligencia y dotar a la obra de un acabado que aúna sobriedad con espectacularidad y que busca sorprender al lector con nuevos detalles que redescubrir con cada lectura.

La nieve y el barro” es un cómic lleno de sabiduría y ajeno a modas, realizado por dos viejos rockeros de esto de las viñetas que lejos de parecer agotados derrochan dinamismo, ingenio y modernidad en su dominio de los recursos del medio siendo capaces de dar numerosas lecciones todavía a las nuevas generaciones de autores aun sin pretenderlo, transmutándose para la ocasión en una especie de Goscinny y Uderzo oscuros que desmitifican en su versión más salvaje, descarnada y cruel los absurdos en torno a la Edad Media que otros se encargaron de embellecer. Y es que como dice uno de los personajes Peccare humanum est.