viernes, 22 de marzo de 2013

“Grandes autores de Batman: Mi Principio…y mi probable fin”, de Alan Davis y Mike W. Barr.




Hoy he desempolvado de mi colección de Batman de Zinco los números en los que se publicó  la corta etapa del exquisito dibujante británico Alan Davis en la serie de “Detective Comics” a mediados de los ochenta y que ECC Ediciones acaba de reeditar en un apañado volumen. A pesar que llevaba bastantes años sin releerlos, me han vuelto a enganchar como hace tantos años gracias no solo al trabajo del por aquel entonces joven Davis sino sobre todo por las sencillas y amenas tramas ideadas por el siempre efectivo y generalmente poco valorado Mike W. Barr.

En estos números que van del 569 al 574, Barr construye unas tramas detectivescas más tributarias del pop inocentón de la serie televisiva  protagonizada por Adam West que del oscurantismo justiciero que impondría Frank Miller. De este modo, Barr construye un conjunto de historias frenéticas en la que el dúo dinámico formado por Batman y el segundo Robin, Jason Todd se enfrentan a algunos de sus enemigos clásicos como el Joker, el Espantapájaros y el Sombrerero Loco.

La versión de Barr de Batman es bastante amable y humana, mostrando a un superhéroe que resuelve sus casos tanto con los puños como con la inteligencia, constantemente preocupado por la educación de Todd y que incluso se permite más de un guiño humorístico y sentimental. Especialmente curiosa resulta la historia correspondiente al número 572 en la que se celebraba el 50 aniversario de la publicación y en la que Barr monta una historia en la que aparecen algunos de los principales personajes que fueron protagonistas de la cabecera aparte de Batman, apareciendo en ella el Hombre Elástico, el detective Slam Bradley o el mismísimo Sherlock Holmes.

En el aspecto gráfico, nos encontramos con un Alan Davis al inicio de su aventura norteamericana y antes de su salto en la fama tras su irrupción en Marvel bien secundado como entintador por Paul Neary. Davis, que ya conocía perfectamente la idiosincrasia del personaje al haber dibujado previamente la serie de “Batman y los Outsiders”, se compenetra perfectamente con el estilo de historia detectivesca y naif planteado por Barr, consiguiendo  aportarle un tono eisneriano -más allá que la referencia más evidente en su Batman sea quizás la de Gil Kane- que se referencia directamente en “The Spirit”. Es cierto que quizás no sea uno de los trabajo más personales de Davis pero el dibujante cumple con efectividad y elegancia (porque este hombre no sabe dibujar feo) e incluso en el último número se suelta para desplegar todo su talento gráfico en una historia, marcada por los flashbacks, en la que rompe con el encorsetamiento típico en los cómics de la época y se acerca a los planteamientos estilísticos de otro de sus grandes modelos, Neal Adams.

El tomo publicado por ECC Ediciones no incluye todo el material realizado por Davis para Batman ya que no incluye la estupenda historia de “Batman: Año Dos” de la que Davis dibujase el primer capítulo  y acabase otro pipiolo llamado Todd McFarlane, pero es de suponer que ECC la reeditará en breve. Con todo, este tomo incluye un excelente material, que marcó a los que lo leímos en su momento y que hará las delicias de todos los seguidores de ese maravilloso dibujante llamado Alan Davis.