martes, 5 de marzo de 2013

“Prophet: Remisión”, de Brandom Graham, Farel Dalrymple, Simon Roy, Farell Dalrymple, Giannis Milonogiannis y Emma Ríos.


 

Aleta Ediciones publica el relanzamiento de “Prophet”, una obra que nace con el prejuicio de ser una de las creaciones que el inefable Rob Liefeld realizase para sus “Youngblood”, pero que gracias al boca oreja ha despertado mi curiosidad.

En un futuro lejano, John Prophet, un soldado alterado genéticamente, despierta de su sueño criogénico para cumplir la misión que tiempo atrás le fuese implantada que no es otra que la de revitalizar en una Tierra habitada por distintas civilizaciones alienígenas y seres mutados  la semilla que revitalizará el otrora imponente Imperio Terrestre. Pero, la cosa no acaba ahí, pues en cientos de mundos otros tantos clones del Prophet original despiertan para llevar a cabo parecidas misiones.

El tomo con el que inicia la publicación de la serie  Aleta comprende del número 21 a 26 de la numeración norteamericana aunque realmente en Estados Unidos esta numeración es artificial ya que agrupa varias series, miniseries y especiales dispersos en el tiempo con lo que realmente podemos considerar este relanzamiento el punto de partida de la serie con una redefinición del personaje por parte de Brandon Graham que guarda pocas conexiones con la propuesta original de Liefeld.

Dicho esto, “Prophet” es una entretenida propuesta de Ciencia Ficción más hard como hacía décadas que se echaba a faltar en el cómic de género norteamericano y que será recibida con agrado especialmente por los aficionados a este género. Y es que Graham no se ha comido la cabeza y ha formulado una sencilla y ecléctica trama que resuelve con oficio y ganas, especialmente en el primer arco argumental de tres números en el que de algún modo logra sorprender al lector desprevenido. El resto de las historias desarrolladas en el resto del volumen abusan de la misma fórmula base aportando pocas variaciones aun cuando la idea continua siendo suficientemente novedosa y Graham maneja suficientemente bien la fórmula argumental que ha ideado como para que se lea con agrado.

Graham ha sabido adaptar una trama tan vieja como el género – la del explorador espacial conquistador de un planeta hostil que ya Burroughs explotara con otro John, en este caso Carter  y que han explotado con éxito en el Cómic desde Moebius con el lirismo poético de Arzak hasta Corben con su contudente "Den" - adaptándolo a la narración febril y la estructura formal de los storyboards de las videoconsolas, con lo que la historia se reinventa una y otra vez con cada nuevo arco argumental, cambiando solo el escenario fantástico en el que el protagonista John Prophet se las ve tiesas con los aliens hostiles convirtiendo cada número en una nueva fase a superar de un scroll infinito. Y, a pesar de este planteamiento tan simple y la pobre personalidad del personaje  protagonista, la obra se disfruta –bueno, a mí me gusta la Ciencia Ficción Hard y eso cuenta, eh- gracias a la imaginación que Graham vierte en la descripción de los distintos mundos fantásticos en los que se desarrollan las aventuras de los distintos prophets y a las constantes referencias más o menos implícitas a diversos y variopintos cómics de género desde los universos exquisitamente fantásticos del setentero “Metal Hurlant”, a la vistosidad plástica de la ochetera “Akira” de Otomo hasta el escatológismo independiente del contemporáeo “Pudridero de Johnny Ryan. Graham hábilmente sabe asimilar todas esas referencias tan varadas y las regurgita para ofrecer un producto nuevo inferior a sus referentes pero  apto para los patrones conocidos de los lectores más aferrados a las fórmulas mainstream.

Quizás donde el tomo sorprende  más es en la labor gráfico consecuencia de la ausencia de un dibujante fijo y la presencia de un variopinto elenco de artistas, aportando cada uno su propia versión del personaje tributaria de distintas escuelas  lo que por un lado lo enriquece aunque por otro lo torna algo ambiguo y desconcertante. De este modo, tras el oficio desplegado en el primer arco de tres números dibujado por  Simon Roy, Farrell Darlymple le otorga a la serie en su cuarto número una ecléctica atmósfera tributaria tanto de la obra de Corben como del cómic europeo de Ciencia Ficción de los Humanoïdes Asocciés. En el quinto número, es el propio Graham quién toma los lápices para construir una historia tributaria de los mundos gráficos de Moebius y en el sexto Giannis Milonogianni se marca una historia emparentada directamente con el manga y el anime. Me gustaría destacar especialmente la historia corta dibujada por Emma Ríos en la que aporta secuenciación narrativa moderna y experimental en la línea de los trabajos de Quitely o Kago.

En fin, “Prophet” es un buen cómic de ciencia ficción, probablemente de los mejores que he leído últimamente, ya que alejado de excesivas pretensiones cumple con sus objetivos de ofrecer un rato de evasión y entretenimiento. Eso sí, no estaría de más que en futuros números y fijado ya el concepto Graham emprenda tramas algo más ambiciosas y sorprendentes para que la serie aguante.