miércoles, 31 de julio de 2013

“Arzach”, de Moebius.





Es una pena pero es así…Pueden los aficionados pasarse décadas reclamando la reedición de una obra sin éxito hasta que la muerte del autor sirve de acicate –o recordatorio- a la editorial para que vuelva a ser reeditada. Parece ser que es lo que ha pasado con buena parte de la producción del genial Moebius, ya que Norma Editorial ha empezado a reeditar a buen ritmo todas sus obras publicadas en la mítica revista “Métal Hurlant” en una más que correcta edición a color que contó con el visto bueno del autor. 

Una colección altamente recomendable en la que por fin hemos podido ver reunidas en un álbum las historias originales protagonizadas por Arzach desde su publicación inicial en España en la histórica "Totem" (junto a otra joyita como es la historia titulada “La Desviación” - que para mí son lo mejorcito que ese genio de doble personalidad llamado Jean Giraud firmó nunca bajo su alter ego de Moebius.

A grades rasgos, las historias son claramente conocidas. Arzach vuela a lomos de un extraña ave de apariencia prehistórica por vastas extensiones de territorio alienígenas encontrando diversas criaturas.
Las historias mudas originales protagonizadas por Arzach –al cabo de los años retomaría al personaje como ya escribí por aquí- captan la esencia de la aventura y la fantasía de una manera poética y sutil como muy pocas obras lo han conseguido antes o después. Un inspiradísimo Moebius apoyado exclusivamente en su portentosa imaginación y su exquisita técnica gráfica construye historias esquemáticas en las que toda la carga de la interpretación recae en el lector, convirtiéndolas en cajas de resonancia para que cada uno desarrolle su propia experiencia lectora.
 Nada se sabe del protagonista más allá de su nombre, que incluso en cada nueva aventura es objeto de una nueva caligrafía, y que vuela sobre extraños parajes a bordo de una desconocida criatura. Ni se conoce su historia ni el objeto de su deambular pero el talento de Moebius de hacer única cada una de las viñetas hace que resulte difícil no intentar elucubrar sobre sus objetivos en unas historias atemporales que mantienen intacta a pesar de los años su capacidad para cautivar al lector.

Completa y prologa esta última edición de Norma la maravillosa “La Desviación”, una historia que Moebius sitúa en la frontera entre la realidad y la fantasía al convertir un convencional viaje de vacaciones a bordo de un utilitario en una experiencia fantástica en la que él y su familia se encuentran con extraños seres. Moebius en esta historia en blanco y negro hace gala de su sentido del humor como su capacidad para la experimentación cautivando al lector con sus paradójicas ocurrencias.
Tanto “Arzach” como “La Desviación” son obras maestras del noveno arte desarrolladas por un artista especialmente inspirado y motivado, capaz de canalizar como pocos la potencia onírica de su imaginación para trasladarla al papel y las viñetas para influir en generaciones posteriores de artistas, que no logran ni de lejos el impacto inicial del piónero Moebius, y lectores que en pobres reseñas como esta intentamos poner limites a lo inamprensible. Indispensable.

martes, 30 de julio de 2013

“Antes de Watchmen: Moloch”, de John Michael Straczynski y Eduardo Risso.




Otro personaje que ha tenido su minuto de gloría –bueno, más bien sus dos episodios de protagonista- gracias a los cómics de la línea “Antes de Watchmen”, publicada por ECC Edciciones en España, ha sido uno de los personajes más marginales y sugerentes del “Watchmen”, de Moore y Gibbons: el crepuscular villano Moloch que tras una  larga carrera enfrentado a los Minutemen se reinsertaba para acabar convertido en una de las piezas del l plan de Ozymandias.

En las dos entregas que componen esta miniserie, John Michael Straczynski a partir de los datos aportado por Moore construye una completa biografía del personaje desde su nacimiento e infancia poniendo especial énfasis en reflejar su compleja personalidad al tiempo que relata las circunstancias que rodearon su muerte otorgándole si cabe al personaje una mayor relevancia, dentro de su perfil bajo, a la que le dio el propio Moore en "Watchmen"..

JMS construye una historia entretenida, claramente diferenciada en dos partes. En la primera de ellas, usando al propio Moloch como narrador a través de su confesión, explica la historia de su vida y los acontecimientos que le llevaron a convertirse en villano hasta su liberación., Mientras que en el segundo capítulo explica çómo este lo manipula, para convertirlo en una pieza fundamental en sus planes aprovechándose de su influenciable personalidad. 

De este modo, el personaje de Moloch cobra una importancia quizás inusitada para JMS al convertirlo en el nexo entre los hechos narrados por Moore en la propia “Wachmen” y especialmente lo explicado por Len Wein en la miniserie dedicada a Ozymandias, de la que ya escribí por aquí.
En el aspecto gráfico, el argentino Eduardo Risso muestra su solvencia habitual desarrollando una historia de perdedores de esas que tan bien se le dan desde que hiciera un máster con Azzarello en “100 Balas”. 

Risso nos vuelve a hacer disfrutar con sus personajes desnortados y sus voluptuosas vamp aunque en esta historia se note cierto apresuramiento que le lleve a abusar especialmente de los fondos neutros y las sombras de las que es un maestro, así como de la omisión de uno de sus rasgos característicos, la inclusión en segundo plano de historias paralelas que enriquecen la ambientación con lo que me da la sensación que JMS no ha sabido sacar todo el potencial que atesora el talentoso dibujante.

 A pesar de ello,  se adapta perfectamente al desarrollo lineal impuesto por JMS y resuelve la sencilla historia con oficio resultando especialmente atractiva su representación de Ozymandias incentivando su simbología mesiánica para explicar mejor el hechizo al que acaba sometido a un Moloch por el que al final no podrá dejar de sentir cierta lástima.

 “Antes de Watchmen: Moloch” no deja de ser una obra anecdótica pero a pesar de ello está contada con gracia merced a un guión inteligente y un dibujo solvente que sirve para el que necesite encontrar una explicación a determinados puntos oscuros de “Watchmen” se dé por satisfecho. Y es que ya se sabe que el género superheroico tiene terror al vacío y tiende tarde o temprano a no  dejar historia sin contar ni personaje que retratar aunque sea uno tan intrascendente como el triste Moloch.

lunes, 29 de julio de 2013

“Tank Girl: La Odisea”, de Jamie Hewlett y Peter Milligan.




Ha recopilado  La Cúpula  en un cuidado volumen – aunque, como pude apreciar en cierto centro comercial, en algunos ejemplares, que espero se retiraran de la venta, había serios errores de reproducción- esta miniserie de finales de los noventa en la que  el creador gráfico de la icónica “Tank Girl”, Jamie Hewlett se alió con el guionista Peter Milligan para reinterpretar la famosa obra de Homero en la clave gamberra y surrealista propia de la chica del tanque.

Mientras Tank Girl anda emborrachándose por Irlanda tras el fracaso de su película, su novio el canguro Booga  es acosado por los productores que pretenden seducirlo con sus tentadoras ofertas para que firme un contrato de exclusividad que los separe definitivamente. Sin embargo, Tele, el hijo de ambos, logra contactar con la Chica del Tanque quien con su dotación de borrachas punkies y sus novios irlandeses para regresar a Australia de inmediato, Sin embargo, Tank Girl la caga al no cumplir con el último deseo de su madre muerta, convirtiéndose el viaje de vuelta en una auténtica Odisea en la que tendrá que sortear sirenas, caníbales y cíclopes antes de poder salvar a su familia de los Productores.

Tras el frustrado intento de Ediciones B de editar en España los recopilatorios de la serie, La Cúpula se ha animado a publicar este volumen, con material que ya apareciera en su momento en la histórica “El Víbora”, pero que no  parece el más adecuado para aquellos que no hayan seguido al personaje puedan enterarse de algo más allá de las constantes gamberradas ideadas por un inspirado Milligan. Y es que sustituido Alan Martin, el guionista cocreador del personaje, por un joven Peter Milligan , que ya se había hecho un nombre en los cómics ingleses y empezaba a ser reconocido más allá de sus fronteras por sus primeros trabajos para Vertigo, esta miniserie se sitúa inmediatamente después de la fracasada adaptación cinematográfica del personaje y usa como excusa La Odisea” para ofrecer la plétora habitual de barrabasadas contestatarias a las que acostumbra la protagonista, aunque Milligan demuestra su buen hacer a la hora de reinterpretar la obra de Homero en la clave del personaje para que el resultado resulte tan original como divertido, aunque su escatológico e irreverente humor no sea apto para todos los gustos, aviso.

En el aspecto gráfico, el creador de la serie y el personaje, Jamie Hewlett, saca partido a un guión ideado precisamente para su lucimiento. De este modo, Hewlett despliega su talento para el dibujo caricaturesco y la gamberrada fácil gracias a un estilo ecléctico desarrollado a partir de los grandes autores underground norteamericanos que emula como Rick Griffin, Sergio Aragonés o Clay Wilson, los no menos grandes dibujantes anglosajones que le precedieron y se foguearon en la legendaria revista 2000 A.D.” como Brendan McCarthy, e incluso el Otomo de “Akira”.

 Como característica habitual de la serie, Hewlett y Milligan hacen que el personaje rompa constantemente la cuarta pared de la viñeta estableciendo la charlatana Tank Girl, una versión femenina, punk y salvaje de "Mad Max", un constante diálogo abierto con el lector al que incorpora a sus aventuras. El dibujo de Hewlett está lleno de recursos y resulta versátil y muy plástico pasando de la caricatura más exagerada a un tratamiento más realista de los personajes e incorpora una frenética narración que permite ir encadenando una tras otra las divertidas idas de olla ideadas por Milligan.

En fin, creo que hubiera sido quizás más aconsejable que La Cúpula hubiera optado por publicar primero la adaptación al cómic que este mismo equipo creativo realizase de la película para una mejor comprensión de esta divertida obra. Sin embargo, a pesar de los años transcurridos, La Odisea de la Chica del Tanque no ha perdido nada de su chispa y su saludable espíritu contestatario por lo que no deja de ser una refrescante lectura veraniega.

A todo esto, aparte del ya mencionado error con la reproducción en algunos ejemplares, el gran pero de la edición de La Cúpula es no incluir las tres portadas, aparte de la original del tomo que sí se reproduce, que el gran Brian Bolland realizase para la publicación seriada de esta miniserie de cuatro números dentro del sello Vertigo. A continuación las reproduzco para que sepáis lo que os habéis perdido:

domingo, 28 de julio de 2013

“Monstruos University” de Dan Scanlon.



”Monstruos University”, la precuela de la ingeniosa “Monstruos S.A.”recupera a la pareja de protagonistas narrando el origen de su amistad en sus tiempos universitarios y vuelve a demostrar la solvencia de Disney Pixar para garantizar a los niños, pero sobre todo a los adultos, un rato de evasión aunque haya perdido por el camino buena parte de la frescura que la hizo famosa.
 
Unos jóvenes Mike y Sulley  llegan a la Universidad con el objetivo de licenciarse como asustadores. Mientras el pequeño y simpático Mike se ha preparado desde pequeño para lograr su máxima aspiración a pesar de sus limitaciones, Sulley es un monstruo indolente, perteneciente a una familia con larga tradición como asustadores que aprovecha su talento natural para el susto y al que le espera un futuro espléndido. Sin embargo, los planes de Mike y Sulley se ven en peligro cuando a consecuencia de un accidente son expulsados del programa de asustadores. Mike y Sulley, que se llevan bastante mal, deberán aprender a colaborar para unir su talento con el de otros freaks  del Campus y ganar un Torneo que les permitirá ser readmitidos en su carrera  y culminar la ilusión de su vida.

Vaya por delante que  esta peli va a guardar siempre un lugar en mi corazoncito porque ha sido la primera que hemos ido a ver en sala con la pequeñaja  y ha sido una gozada comprobar como la niña disfrutaba de los dibujos. Sin embargo y dicho esto creo que “Monstruos University”, más allá de sus innegables puntos ingeniosos y la estupenda animación que se le presupone a cualquier producto Pixar, acusa un argumento que adapta con poca originalidad las convenciones de esos subproductos para adolescentes que tan de moda se pusieron en los ochenta con las experiencias iniciáticas universitarias que tanto gustan en Estados Unidos. Sin arriesgar demasiado y aprovechando el tirón comercial de unos personajes ya contrastados, “Monstruos Univerity” es una película entretenida, con algunos momentos muy divertidos – estupenda la secuencia de la carrera de obstáculos- pero con un argumento excesivamente complejo en el que se pierden  los más pequeños y  bastante alejado de sus propias experiencias (y es que con Wert eso de ir a la Universidad cada vez parece una misión más imposible para nuestros hijos).

"Monsters University” es  una correcta y entretenida película familiar que simplemente explota con astucia los hallazgos de su predecesora aunque sin añadir nada que ayude a mejorar la franquicia. A estas alturas, a Disney Pixar  hay que pedirle un poco más de originalidad.

viernes, 26 de julio de 2013

“Antes de Watchmen: Dr. Manhattan”, de John Michael Straczynski y Adam Hughes.




Me da la impresión que el personaje más difícil de retomar de todos los que conforman “Watchmen” es precisamente Dr Manhattan, un ser todopoderoso y carente de humanidad al que Gibbons y Moore retrataron magistralmente tanto en la explicación de su origen como en su personalidad en la obra original dejando poco margen de maniobra a hipotéticas revisiones. Por ese motivo, tenía bastante curiosidad por ver cómo John Michael Straczynski y Adam Hughes se las arreglaban para desarrollar una historia interesante  protagonizada por un personaje tan complejo. El resultado es contradictorio pues si bien creo que el tebeo está por encima de la media y creo que consigue sus objetivos también es verdad que JMS eleva tanto el nivel para intentar convencernos de su talento que acaba apubllando y difícilmente gustará a muchos de sus lectores que acabarán desconectando o tendrán que leer la historia un par de veces para enterarse.

A lo largo de los cuatro números que componen la miniserie editada por ECC, JMS vuelve a hacer hincapié en la omnipotencia del personaje el cuál viaja en el tiempo hasta más allá de su origen para convertirse en el observador cuántico, un explorador temporal de las diversas alternativas paralelas ocasionadas por su nacimiento.

Abandonando la fórmula de precuela seguida por el resto de historias la línea, JMS opta por un planteamiento ingenioso y ambicioso en el que elucubra en torno a los orígenes del personaje a partir de un momento posterior a los hechos explicados en “Watchmen” por Moore y Gibbons  estableciendo al protagonista como la medida absoluta  de una historia que gira completamente en torno a él convertido en observador y observado, narrador, a través del monólogo interior continuo, y narrado merced a la brillantez gráfica de Adam Hughes, jugando con ideas tan abstractas de la Física Cuántica Moderna, como son el Principio de Incertidumbre de Heisemberg y la paradoja de Schrödinger. 

El resultado, como no podía ser de otra forma, es un tebeo tan frío como su protagonista, un personaje con el que el lector difícilmente empatizará. JMS intenta deconstruir el origen del personaje tal y como nos lo contara Moore dando una vuelta de tuerca al planteamiento del magistral número 4 de “Watchmen” aunque, como era previsible, el resultado final resulta excesivamente pretencioso y grandilocuente.

Especialmente destacable es la labor en esta historia de un Adam Hughes que abandona su habitual labor como portadista para embarcarse en el desafío de plasmar en esta historia toda la complejidad del guión ideado por JMS. Hughes confirma ser un artistazo y nos deja con ganas de verle más a menudo dibujando sus propios cómics ya que no solo refleja gráficamente a la perfección la esencia del Dr. Manhattan sino que sale con bien a la hora de trasladar al lenguaje gráfico una historia tan difícil como la propuesta por JMS sin caer en la confusión más absoluta.

En fin, “Antes de Watchmen: Dr. Manhattan” es en cuanto a su planteamiento la historia más ambiciosa de toda la línea, un intento por parte de JMS de ponerse a la altura de la obra original y en cierto modo trascenderla lo que seguramente provocará el rechazo de la mayor parte de los lectores y seguidores de “Watchmen” hacia un tebeo que no dejará a ningún lector indiferente. O se le ama o se le odìa.

jueves, 25 de julio de 2013

“Fin”, de David Monteagudo.



Tenía muchas ganas de leer este libro que hace pocos años causo cierto revuelo en el panorama literario español al conseguir David Monteagudo con su primera obra lo que muchos persiguen durante toda una carrera literaria: el aplauso de la crítica y el público, cierta repercusión mediática y que un director de campanillas como Alejandro Amenábar le compase los derechos para ver en poco tiempo la obra adaptada al cine por Jorge Torregrossa.

Un grupo de amigos que llevan años sin mantener contacto se reúnen de nuevo en un apartado refugio de montaña. Los ya maduritos protagonistas guardan más de un fantasma en el armario pero la tensión de ellos empieza a aflorar cuando descubren que todos los aparatos mecánicos han dejado de funcionar. De camino a los núcleos urbanos y teniendo la sensación de ser los últimos seres humanos vivos en el planeta, los cada vez más atribulados amigos empezarán a desesperar cuando descubren que van desapareciendo uno tras otro sin explicación aparente.

Tras su lectura, creo que ”Fin” es el caso más sorprendente de suerte del principiante del que he tenido noticia, por no ponerme conspiranoico y empezar a elucubrar hasta que punto los medios son capaces de elevar una obra tan primeriza  muy por encima de su calidad real. “Fin” es una obra sencilla y  poco ambiciosa que incorpora con poca originalidad elementos y situaciones  de diversos géneros de ficción – terror, catastrófico, intriga- al servicio de una trama simple y escasamente desarrollada en el que el único interés es comprobar la evolución psicológica de los diversos personajes ante una situación catastrófica que escapa a su comprensión. Tras esa premisa, la obra se salva parcialmente solo gracias a la buena caracterización de los diversos personajes que realiza Monteagudo y la frescura de unos diálogos directos, llanos y creíbles que, sin embargo, no creo que justifiquen en absoluto el eco que recibió esta obra dada la incapacidad de Monteagudo de trasladar al lector  la intención de una novela que no funciona ni como parábola ni como mero divertimento de ficción provocando finalmente con su sosería  la indiferencia de un lector que más pronto que tarde empieza a sospechar que le están dando gato por liebre.

En fin, hay gente que tiene suerte y gente estrellada por mucho que lo intente... Se puede considerar a Monteagudo un afortunado frente a la enorme cantidad de talentos que no reciben tanto respaldo a pesar de contar con obras  mucho más interesantes y mucho menos publicitadas. Espero que, al menos, el éxito inicial le haya servido al autor para  convertir su “Fin” en un principio a partir del que podrá consolidar su oficio de escritor y una obra de mayor calado.  A mí de momento la sobrevalorada  “Fin” me ha dejado bastante frío.

miércoles, 24 de julio de 2013

“Daredevil ¡El hombre sin miedo!: Calor”, de Mark Waid, Chris Samnee, Khoi Pham y Mike Allred.




Retoma Panini la publicación del tercer volumen de “Daredevil” con “Calor”, un nuevo recopilatorio –de las anteriores entregas ya comentamos algo aquí y aquí-, que recoge los números 12 a 21 de la serie norteamericana, contando con la principal novedad de la presencia de Chris Samnee, el dibujante que toma el relevo de los Paolo Rivera –que sigue ocupándose de las portadas de la serie- y Marcos Martín, y que parece se consolida como el dibujante fijo de la serie, formando equipo junto al veterano guionista Mark Waid, que tan buen trabajo venía ya realizando desde su inicio.

En estos números, nos encontramos a un Matt Murdock que intenta profundizar en sus nuevas relaciones como la que mantiene con Kirsten al tiempo que comprueba que su relación profesional con su amigo del alma Foggy Nelson peligra al volver a desconfiar este de su estabilidad mental. Mientras tanto, como Daredevil, Matt Murdock se ve en medio de la pugna de las cinco organizaciones criminales que conforman Megacrimen y que pugnan por arrebatarle  el conflictivo Disco Omega, será hecho prisionero y torturado en Latveria por los esbirros del Dr. Muerte y, tras un nuevo enfrentamiento con el Zancudo, se verá las caras con un nuevo villano dispuesto a hacérselas pasar canutas, el Coyote.

Afianzado el tono menos opresivo y oscuro que quería darle al personaje y la serie, Waid demuestra su habilidad como guionista desarrollando sin excesivas complicaciones tramas superheroicas de toda la vida. De este modo y, sin las urgencias iniciales de tener que demostrar sus méritos, Waid  en estos primeros números se dedica a profundizar en la personalidad y psicología de los personajes aportando su propio matiz de autor tanto al propio DD/Murdock como a los secundarios que le han de dar el contrapie, algunos señeros y clásicos como Foggy Nelson, que sin perder su carácter de amigo del alma de Murdock le aporta una mayor entidad que la que tradicionalmente venía demostrando en otras etapas, y otros nuevos como  que se consolida como nuevo interés sentimental la fiscal Kirsten McDuffie de un Murdock que intenta convencerla que no es Daredevil en la mejor tradición de la relación clásica entre Lois y Clark.

Waid no se olvida de incorporar a estos elementos sencillas y variadas tramas de acción superheroicas que rompen la rutina de héroe urbano al que estamos acostumbrados últimamente con Daredevil. De este modo, en esta entrega Waid aparca por fin el macguffin sobre el Disco Omega que tan buenos réditos le ha dado para sorprender con un epílogo de la saga en la que la acción se traslada a una Latveria sin Muerte en la que Daredevil es raptado por los esbirros del Doctor y tendrá que contar con la ayuda de sus aliados Vengadores para escapar y recuperarse de sus peripecias, con lo que Waid muestra su voluntad de reforzar el papel del personaje dentro del actual universo Marvel oficial tantas veces marginado por otros autores. Es curioso además comprobar como en esta historias  Waid se inspira en otras clásicas adaptadas a la idiosincrasia del personaje como, The Mighty Thor 182 y 183 o The Avengers 93.

 Tras estas aventuras, Waid se embarca en al que puede que sea su aventura más ambiciosa hasta el momento pues se dedica a reinterpretar la tópica idiosincrasia torturada del personaje desde la óptica más optimista que ha venido insuflando al tiempo que le enfrenta al que puede que se consolide como principal amenaza del personaje en esta etapa, el Coyote, un enemigo a la medida de lo que Waid está intentando desarrollar en esta etapa.

En el aspecto gráfico, en la estila del grafismo renovador, arriesgado y fresco incorporado por Marcos Martin y Paolo Rivera en las anteriores entrega, Chris Samnee, se consolida, sin llegar a los niveles de virtuosismo mostrados por los anteriores dibujantes, gracias a un estilo elegante y sobrio identificándose con  la nueva identidad gráfica que se le quiere dar a la serie y poniendo especial hincapié como los anteriores dibujantes en representar el funcionamiento de los sentidos hiperdesarrollados de DD. Samnee, sin ser un dibujante tan  rico en recursos como los anteriores, ofrece una narración sólida que se pone al servicio de las entretenidas tramas ideadas por Waid. Puntualmente, complementan la labor de Samnee dos dibujantes tan dispares como Mike Allred y Khoi Pham en dos episodios puntuales. El primero adapta perfectamente su estilo pop y kirbiano a lo que viene ofreciendo Samnee mientras el segundo tampoco tiene problema, a pesar de su escasa personalidad, de ofrecer un dibujo que pretende mimetizarse con el de Samnee.
En fin, “Daredevil: Calor”  es un estupendo tebeo de superhéroes que auna la modernidad de las nuevas formas gráficas con tramas efectivas y entretenidas convirtiéndose en una de las propuestas más serias y coherentes de la Marvel actual. Esperemos que Panini se ponga las pilas y pronto se acerque a la numeración norteamericana.

martes, 23 de julio de 2013

“Star Trek: En la Oscuridad”, de J.J. Abrams.



Tras la excelente impresión que me produjo la primera revisión de J.J. Abrams en el universo de Star Trek, de la que ya escribí por aquí, tenía muchas esperanzas puestas en esta secuela en la que el director prometía indagar en las relaciones y personalidad de los personajes. Sin embargo, “Star Trek: En la Oscuridad”, a pesar de su buena factura y la espectacularidad de los efectos especiales (que practicamente se le presupone a cualquier película de Ciencia Ficción actual), me ha decepcionado totalmente, pues toda esa imagineria se desilfarra en una historia tópica, aburrida y desnortada  y unos actores que sorprendentemente no están a la altura.

La tripulación del “Enterprise”, que ya acumula la experiencia de diversas misiones a sus espaldas, ha de atrapar  a un implacable terrorista que ha asesinado a un alto mando de la Confederación y huido al planeta natal de los Klingon amenazando con provocar una crisis interplanetaria de impredecibles consecuencias. Sin embargo, nada es lo que parece y el capitán Kirk y Cia descubrirán que tras el ataque del terrorista hay una tupida red de intereses creados y alianzas quebradizas que llevará al límite la amistad y habilidades de los exploradores del espacio.

El casi siempre solvente J.J. Abrams en esta ocasión no ha hecho los deberes y tras el esmerado cuidado puesto en la anterior película para encontrar un acercamiento propio a los personajes creados por Gene Roddenberry contándonos el origen de su amistad , en esta segunda parece haberse quedado sin ideas, construyendo -a partir de un discreto guión  ¿pero de verdad son estos Alex Kurtzman y Roberto Orci los mismos guionistas que la primera?- que a costurones adapta historias y momentos memorables de la serie y las películas clásicas como si de un suelo de baldosas desparejadas se tratase.

Tomando sin rubor como guía la estupenda “La ira de Khan”, Abrams va dando bandazos en el desarrollo de una historia que poco a poco solo sirve para concatenar una secuencia de acción tras otra, a cuál más espectacular eso sí, y mostrar efectos especiales y localizaciones más grandiosas merced a la tecnología MAXr y 3D, pero dejando al espectador con la irritante sensación que tras tanta parafernalia hay muy poca chicha que cortar.

Precisamente la mayor decepción y que acaba de sentenciar la película en mi opinión es la actuación de un reparto que repetía de la primera entrega y por tanto se presupoonía más experto pero que parece haber dado un paso atrás respecto a la primera entrega. Especialmente se nota en la falta de química en el dúo protagonista formado por Chris Pine (Krik) y Zachary Quinto (Spock) quienes en ningún momento parecen sentirse cómodos en unos papeles que esta vez les quedan demasiado grandes, saliendo bastante mal parados en la comparación con el clásico referente de la pareja formada por William Shatner y Leonard Nimoy. Solo la presencia testimonial de  secundarios solventes como Carl Urban o Simon Pegg con sus contrapuntos cómicos y  las espectaculares bellezas de Zoe Saldana y, sobre todo, la despampanante Alice Eve que alegran la vista nos salvan un poco del bochorno. Para ser justo también me gustaría destacar a un notable Benedict Cunnenbach, que lejos de intentar imitar al inolvidable Ricardo Montalban y su Khan original, logra construir un villano con una personalidad propia que acaba comiéndose en pantalla a los discretos protagonistas.

En fin, “Star Trek: En la Oscuridad” es capaz de provocar un verdadero apagón en las mentes de todos aquellos que amamos la serie original. Vaya fiasco de peli.

lunes, 22 de julio de 2013

“Antes de Watchmen: Ozymandias”, de Len Wein y Jae Lee.




Continuo el análisis de las diversas miniseries englobadas en la línea “Antes de Watchmen”, publicada en España por ECC Ediciones, por la protagonizada por uno de los personajes más importantes y complejos de “Watchmen”,  Ozymandias, a cargo del que fuera el editor de la obra de Moore y Gibbons el incombustible guionista Len Wein junto a un dibujante de esos que no deja a nadie indiferente como Jae Lee.
A lo largo de los seis números que conforman la miniserie, Wein nos descubre, en un relato en primera persona, la biografía de Adrian Veidt/Ozymandias desde su oscura infancia como hijo de  unos emigrantes alemanes relegado por su oscura inteligencia hasta enlazar con los acontecimientos narrados en “Watchmen” con lo que Wein hace especial hincapié en su carrera como superhéroe y la planificación de su plan maestro para salvar a la Tierra de la autodestrucción.
“Antes de Watchmen: Ozymandias” es seguramente de todas las miniseries que forman parte de esta línea la más profundamente interrelacionada con la obra original, pues Wein realiza a partir de los datos aportados por Moore y Gibbons un soberbio retrato y estudio del personaje  principal en una historia enfocada a la medida del estilo eminentemente narrativo de Wein, que va ganando en interés conforme lse va acercando a los hechos narrados por Moore y Gibbons en “Watchmen”. En ese sentido, Wein aporta muy pocas novedades dignas de mención y se ciñe en desarrollar  lo que ya conocíamos del personaje acentuando los rasgos que le llevarían a convertirse de un genio idealista en un  mesias paranóico.

En el aspecto gráfico, se puede decir que Wein ha encontrado en Jae Lee el dibujante ideal para su estilo. Un dibujante fotorrealista y perfeccionista, de enervante lentitud y gusto por las figuras hieráticas y los escorzos imposibles, al que un estilo tan literario como el de Wein le viene como anillo al dedo.
 De este modo, un equipo tan conjuntado, logra como resultado una obra solvente que cumple su objetivo de aclarar las posibles sombras en torno a la personalidad del protagonista y las motivaciones que le llevan a actuar como lo hace sin caer en el error de intentar enmendar la plana a Gibbons y Moore introduciendo nuevos elementos contradictorios pero sin deja tampoco ningún cabo suelto en torno a la figura de Adrian Veidt.  

Lee, que para mí gusto en viñetas puntuales fuerza en exceso la anatomía de algunos de los personajes, ofrece una elegante y sobria composición de página centrada en los detalles complementaria al estilo literario de Wein al tiempo que ocasionalmente nos sorprende con páginas más elaboradas en las que experimenta con la figura y el color. En muchas de sus composiciones, Lee referencia directamente el trabajo de Gibbons y al mismo tiempo lo reinterpreta para caracterizar perfectamente los diversos aspectos del personaje, especialmente su aura mesiánica, con algunas viñetas que parecen emparentadas con las estampillas de santos.

En fin, Antes de Watchmen: Ozymandias” es un tebeo entretenido y correcto que mejor que ninguno otro dentro de la línea casa con el concepto de precuela sirviendo de estupendo prólogo a la obra maestra de Moore y Gibbons.