martes, 25 de septiembre de 2012

“Doc Savage: El Hombre de Bronce”, de Steve Englehart, Gardner Fox,Ross Andru, Rich Buckler, Tom Palmer y otros.


Curiosamente, como una inesperada manifestación tebeil del efecto mariposa ese tan socorrido, el penúltimo intento de dar vidilla a “Doc Savage” en los cómics llevado a cabo por DC en la paralizada línea First Wave ha provocado que ECC en España se haya liado la manta a la cabeza y nos sorprenda no solo publicando el  material moderno mencionado  sino también las adaptaciones clásicas que “Doc Savage” protagonizó en los setenta en las dos grandes, Marvel y DC, y que pocos apostaban por volver a ver reeditadas por estos lares.


Dejando el “Doc Savage” clásico de DC para una futura entrada, los ocho números de la serie a color que Marvel editó a principios de los setenta recopilados en este tomo tienen su punto de curiosidad histórica y se leen con una sonrisa en los labios por su ingenuidad resultando un material entretenido aun asumiendo el rol secundario que tuvo dentro de la Casa de las Ideas. Probablemente, el astuto Stan  Lee solo se hiciera con los derechos de Savage  para aprovechar el tirón de la película que se anunciaba se estaba preparando en la época y nunca confío realmente en el potencial del Hombre de Bronce, por lo que a lo largo de los ochos números de la serie esta no contó con un equipo creativo fijo aunque sí en todo momento con autores de valía como Andru, Buckler, Englehart o Fox y portadistas de lujo como el siempre eficaz  John Buscema y, sobre todo,  los virtuosos Gil Kane y Jim Steranko.

A lo largo de estos ocho números, los autores Marvel adaptaron cuatro relatos pulp escritos por Lester Dent y sus seguidores de los muchos que Savage protagonizara en su época dorada en la década de los treinta, a razón de dos grapas por relato. A pesar de todo su talento el encargado de adaptar los dos primeros relatos, un Steve Englehart que por aquel entonces también se hacia cargo de series como “Los Vengadores” o “Capitán América”, no encuentra el punto al personaje y se limita a cumplir con el encargo aunque resulte especialmente curiosa comparar la adaptación setentera que realiza del relato pulp “El Hombre del Bronce” de Lester Dent (el creador del personaje)  que, décadas más tarde, también retomaría Azzarello para la miniserie "First Wave" . La aportación de Englehart no mejora precisamente con el siguiente relato que adapta “La Muerte plateada”, un confuso misterio policiaco que enfrenta a Savage y a sus amigos con un misterioso grupo de terroristas plateados.

A nivel argumental, la cosa mejora sustancialmente en los cuatro números siguientes cuando pasa hacerse cargo de los guiones y la adaptación de las historias el veterano Garnerd Fox. La adaptación de los dos delirantes relatos “Los Monstruos” y “La marca del Hombre Lobo” gana en solidez y se nota que Fox conoce el personaje y sus peculiaridades mejor que Englehart realizando un gran trabajo en unas historias en las que Savage debe viajar junto a sus compinches en la primera historia a los bosques de Michigan para resolver el misterio que se oculta en el asesinato de un trampero por unos gigantes y en la segunda historia a Canadá para salvar a su prima y atrapar al presunto hombre lobo que mató a su tío. Estas aventuras son alocada magia pulp setentera y harán las delicias de los aficionados.
En el aspecto gráfico, Ross Andru dibuja la mayor parte de los números en uno de sus primeros trabajos para Marvel tras su larga y brillante etapa en DC cumpliendo con su solvencia característica, aunque no se vea especialmente beneficiado por los continuos cambios de entintador – Jim Mooney, Ernie Chan, Tom Palmer, Frank Giacoia…- brillando especialmente en los números entintados por Palmer. El último número de la serie lo dibujó Rich Buckler ayudado por Palmer.
En fin, “Doc Savage: El hombre de bronce” es un cómic especialmente recomendable para completistas marvelitas y seguidores a ultranza  de “Doc Savage”. Una entretenida apuesta por el pulp añejo de sus creadores que deja patente todo el encanto de los cómics marvel de aquella época plateada en la que incluso los títulos menos conocidos estaban resueltos con gusto y oficio