martes, 3 de julio de 2012

“El asombroso Hombre-Lobo 3”, de Robert Kirkman y Jason Howard.

Hay series que te ganan por su sencillez y falta de pretensiones, un asumido perfil bajo escasa publicidad que las convierte en tapadas para los aficionados que las acaban descubriendo. “El asombroso Hombre-Lobo” de Robert Kirkman y Jason Howard, del que ya escribí aquí y aquí, es una de ellas. Sus tramas superheroicas localizadas en el Universo de “Invencible” –vale, sé que le debo muchas entradas a esta serie- no son excesivamente complejas ni originales pero se van encadenando y desarrollando con fluidez y claridad, Kirkman maneja tan bien los diálogos y clifhangging que se convierte en una lectura excelente para retomar tras los meses transcurridos entre tomo y tomo y sumergirse completamente de nuevo en la historia tras un par de páginas.
En esta tercera entrega, que recoge los números 13 a 18 de la serie original los problemas se le acumulan al atribulado Hombre-Lobo Gary Hampton. Por un lado, su hija le odia culpándole de la muerte de su mujer y se entrena con su peor enemigo, el vampiro Zechariah, para acabar con él en cuanto tenga ocasión. Mientras tanto, Gary ha sido capturado, condenado y encarcelado por el asesinato teniendo que compartir prisión con los villanos a los que apresó en su etapa de superhéroe que se la tienen jurada y al Semblante, el auténtico poder fáctico de la prisión que protege su vida mientras le resulte útil. Cuando Stedman, jefe de los servicios secretos y el único que cree en la inocencia de Gary, le pide que actúe como agente doble para averiguar los planes del Semblante, el Hombre-Lobo tendrá que aumir un rol supervillano frente a todos.

¡ Qué diferencia abismal hay entre la concepción actual del género superheroico entre las grandes editoriales y los superhéroes de Kirkman para Image! Y no es que estas tengan guionistas menos talentosos que Kirkman (la mayoría sí) sino que anteponen elementos más comerciales y ajenos a las historias antes que al desarrollo lógico de estas. Kirkman, sin el reclamo comercial de unos personajes icónicos que resisten carros y carretas, debe ofrecer buenas historias para vender. Y a fe mía que se lo curra y así una obra menor como “El asombroso Hombre Lobo” se convierte en un tebeo que garantiza entretenimiento sin recurrir a excesos ni efectismos. De este modo, en esta tercera entrega, todo gira en torno a una clásica trama de falso culpable adaptada al género superheroico desarrollada con oficio y claridad. En ese planteamiento de los superhéroes entendidos ante todo como diversión para todos los públicos sin tener por ello que ofender su inteligencia me recuerda a un joven Roger Stern.

El otro gran aliciente de la serie es el dibujante Jason Howard poseedor de un estilo cartoon atractivo, versátil y dinámico que creo le capacitaría para dibujar cualquier tipo de cómic con garantías. Ante todo Howard es un buen narrador y se beneficia de los completos guiones de Kirkman realizando un gran trabajo a pesar que no ajustarse al registro espectacular y cinematográfico que tan de moda está en el género. Una brisa de aire fresco.



En fin, ahora a esperar el desenlace de las aventuras de este Hombre-Lobo al que no paran de crecerle los enanos en el último prestigio de la serie. Seguro que merecerá la pena.