viernes, 20 de abril de 2012

“Flashpoint”, de Geoff Johns y Andy Kubert.



Oye, pues yo no sé como será lo de “The New 52” que ya parece haberse leído todo el mundo pero a mí este “Flashpoint” que acaba de publicar ECC en cuatro grapas mensuales y supone su prólogo me ha gustado. No es el acabose evidentemente, pero en comparación con los  megaeventos con que DC nos ha deleitado en los últimos años y quizás porque mis expectativas no eran nada elevadas me parece que cumple su objetivo de entretener a partir de una historia sencilla, que no abusa de la grandilocuencia hueca y la escritura y dibujo a pachas como en otras ocasiones.
Barry Allen, el segundo Flash se despierta sin poderes en una realidad en la que su madre no ha muerto y en la que los superhéroes son bastante diferentes a los que él conoce. En esta realidad, Atlantis (Aquaman) y Termyscira (Diana) están enfrascados en una guerra que ha acabado con Europa continental por una historia de esas que ya le hubieran gustado inventarse a los Homero y Shakespeare esos, Inglaterra está ocupada por las amazonas y Cyborg anda intentando alistar a los supertipos y supertipas disponibles para meterles en vereda antes que acaben con el mundo aunque como es Cyborg y no anda muy allá de carisma estos pasan. Allen que se huele que como no podía ser de otra manera todo es consecuencia de un malvado plan de su archienemigo Zoom contacta con Batman para intentar solucionar tantas crisis.

Lo cierto es que este “Flashpoint” podría perfectamente haberse publicado como un arco argumental más en la serie regular de “Flash” porque Johns nos ofrece una historia de universos alternativos de esas que siempre han marcado al velocista escarlata desde los setenta y que a Johns pirraron de chiquitito y ha perseguido emular desde que se hizo cargo de la serie y editores y ejecutivos le convirtieron en el Bendis de la compañía.

La historia es una distopia con aromas ochenteros inspirada en esa maravillosa y aún vigente historia de hace tres décadas que fue “Días del futuro pasado” de los Claremont, Byrne y Austin. Johns se aprovecha de lo agradecidas que son estas tramas y entremezcla con solturas conceptos trillados entresacados de aquí y allá para escribir una historia que hubiera necesitado algo más de extensión para explicar algunas hiladas secundarias que quedan descosidas y que imagino habrán quedado aclaradas en algún crossover que no he leído.


Lo que más he disfrutado, más allá de la correcta historia, es el espectacular dibujo de Andy Kubert, quién se nota ha puesto bastante empeño en el desarrollo y ha contado con más tiempo del habitual para el acabado. El hijo pequeño de Joe le da sentido a todos esos rayitos que salen de cualquier lado en los enfrentamientos Flash/Zoom y que tanto suelen irritarme dibujados por otros  e ilustra algunas splash que quitan el hipo como la de esa Torre Eiffel semisumergida.

En fin, “Flashpoint” como megaevento se queda pequeño aunque se deje leer y seguramente podría haber dado más de sí si no hubiera existido tanto interés en sincronizar todo el lío de “The New 52” y tal. Al menos será un poco más para que Johns haya cumplido su sueño de sentirse un poco más como el nuevo Julius Schwartz. Ánimo Geoff, ya queda menos.