viernes, 3 de febrero de 2012

Una opinión (más) sobre las precuelas de “Watchmen” y el cabreo de Moore.

Ya imagino que andará todo el mundo al tanto de la polémica que se ha suscitado de nuevo en torno a la nueva línea de miniseries que desde DC han anunciado sobre el universo y personajes relacionados con el "Watchmen", de Alan Moore y David Gibbons, realizadas por lo más granado de los autores que tiene la editorial actualmente en nómina.
Moore, como era previsible, se ha cabreado, como ya le pasó cuando anunciaron el estreno de la adaptación cinematográfica de Snyder, y buena parte de los aficionados y blogueros se han puesto en seguida de su parte, declarando la maniobra de DC malvada, ladina y pérfida, la obra de Moore sagrada y ellos fieles que no van a pecar y se mantendrán puros e incólumes sin leer ni comprar los tebeos de marras.
Vaya por delante que yo entiendo la pataleta de Moore y simpatizo con la causa, pero me temo que esta vez se equivoca y poco puede hacer teniendo en cuenta que los derechos de los personajes pertenecen a DC, que los adquirió de la antigua Charlton y pueden hacer con ellos lo que quieran. De hecho, lo raro es que durante 25 años hayan respetado sus deseos y no haya sido hasta ahora, un cuarto de siglo después de la aparición de la obra -¡¡ pero solo un par de la peli de Snyder, eh!! – hayan decidido explotarla (y es que “Watchmen” de Moore y Gibbons es la releche, pero se necesitan argumentos para la segunda peli y tienen que otear el mercado para ver qué gusta y qué no entre la muchachada…) poniendo toda su maquinaria en marcha.

Cada vez estoy más convencido que las grandes obras –e incluso las pequeñas- desde que se hacen públicas y pasan al acceso de cualquiera están expuestas no solo al disfrute de los lectores y el elogio de los autores sino también a su reinterpretación, adaptación a otros medios y exploración de los mundos que crean por otros (Pasó hasta con el Quijote o la Biblia que tuvieron y tienen unas cuantas versiones apócrifas…). La mayor parte de las veces estos trabajos serán mediocres, sobre todo en un medio tan enfocado al negocio como es el cómic industrial actual en el que la calidad artística y la originalidad son valores secundarios. Pero, sin embargo, también en ocasiones estas obras de aluvión han proporcionado - y lo seguirán haciendo- historias interesantes e incluso superiores a los originales de los que partieron como el mismo “Watchmen”, de Moore y Gibbons prueba. Por todo esto, yo no voy a hacerle ascos a esta nueva línea de cómics sin haberla catado, aun sabiendo que tendrán el listón muy alto, ni demonizaré a sus autores simplemente por haber decidido aceptar el encargo, tal y como hizo el ahora divino y picajoso Moore hace tantos años. Y es que hay que tener claro que los manzanos no pueden dar peras ni los cerdos volar.Watchmen” de Moore y Gibbons es una obra maestra del cómic y del género supeheroico y seguirá siéndolo dentro de veinticinco años entre los aficionados al cómic -me temo que al resto del mundo está polémica y el pataleo de Moore no le importará un pimiento, mientras que a DC le encantará porque no deja de ser publicidad gratuita- y el que los tebeos estos de “Before Watchmen” no le lleguen a la altura del betún o se conviertan en la nueva revolución del género de la que se nutrirá otros 25 años no afectará ni un ápice a esa consideración entre los aficionados que la hayan leído. Moore, como artista, debería estar tranquilo. Lo demás, es solo dinero y eso poco importa.

“La Liga de los Caballeros Extraordinarios: Century 1969”, de Alan Moore y Kevin O’Neill.

Planeta acaba de publicar “1969”, segunda parte de “Century”, la trilogía inacabada que conformará el tercer volumen de ese delicioso pastiche que es “La Liga de los Caballeros Extraordinarios” - si no tenemos en cuenta, claro, el “Black Dossier” todavía lamentablemente inédito en nuestro país por problemas de derechos – que iniciase con “1910” del que ya hablamos por aquí y finalizará con el anunciado "2008" (aunque ahora parece ser que va a ser "2009"), que aparecerá a mediados de 2012 en los países anglosajones.

En esta nueva entrega, una mermada alineación de la Liga formada por Alan Quatermainn, Orlando y Mina Harker regresan a Inglaterra para investigar el regreso del satanista Oliver Haddo y sus seguidores quienes prosiguen con sus planes para el advenimiento del llamado Hijo de la Luna y el Anticristo. En el efervescente Londres de 1969 invadido de hippies y hampones cockneys, los miembros de la Liga deberán afinar al máximo sus embotados e inmortales sentidos para vencer a Haddo y no dejarse distraer por las tentaciones de un mundo en pleno proceso de cambio.

Sin ser evidentemente esta la mejor entrega para iniciarse en la serie al ser el segundo acto de una aventura ya iniciada en 1910 con el primer encuentro de la Liga con Haddo, Moore y O’Neill nos ofrecen un magnífico fresco, cargado de ironía, humor y amor al Londres pop, ocultista y psicodélico de finales de los sesenta en el que se devoraban a bocados todos los placeres mundanos. Si uno de los grandes alicientes de toda la serie es investigar las múltiples referencias que Moore maneja en esta nueva entrega estas se multiplican al abrirse el abanico cultural más allá del ámbito literario para referenciarlo a la música y el cine que durante estos años se potenciaron e industrializaron. Los héroes de Moore deambulan perdidos por esa ciudad libre y fantástica intentando adaptarse a esos nuevos tiempos de libertad y nuevas costumbres que acabarán pasándoles factura, quedando el cliffhanger preparado para la conclusión final de la historia.

Kevin O’Neill en “1969” realiza uno de sus trabajos más completos y exigentes dentro de la serie. El primoroso y detallista dibujante por el que tengo debilidad llena los fondos de la historia con múltiples intrahistorias y variopintos personajes que deambulan por el marco urbano de ese Londres fantástico y esperpéntico captando así su frescura y dinamismo, pequeñas anécdotas mezcladas pero no revueltas con los personajes y la trama principal que sirven de vehículo para mostrarnos la ciudad en todo su apogeo, realizando un magnífico trabajo en la línea de los José Múñoz o Eduardo Risso.

Century 1969” es un pequeño gran tebeo dentro de la amplia producción de Moore y probablemente una de las mejores entregas de la serie quedando pendiente el enfrentamiento final entre Haddo y la Liga de la próxima entrega. Esperaré impaciente el rencuentro en 2008 (o 2009).