martes, 31 de enero de 2012

Antonio Segura (1947-2012).


Me entero por Neuras y Paranoias del fallecimiento de Antonio Segura el que sin duda ha sido el guionista español que mejor plasmó historias de Ciencia Ficción en el revival del cómic español de finales de los setenta y principios de los ochenta. Si Abulí era un maestro del negro y Trillo llegó para hacer bien todo tipo de historias que le propusieran, Segura se identificaba como nadie con las historias de género de Ciencia Ficción, tan en boga en aquella época gracias al repunte que el género tuvo en España gracias al cine que nos venía de fuera.

A él se deben títulos tan importantes como “Kraken”, “Hombre” (¡¡ se ha muerto Segura sin ver reeditada esta obra!!…), “Sarvan” u “Orka”. Historias en las que bajo la parafernalia del sexo y la aventura nos mostró el lado más oscuro de la condición humana.

Aunque podría pensarse que Segura se especializó exclusivamente en la Ciencia Ficción, también supo regalarnos un thriller tan atractivo como “Bogey”. Segura, junto a Luis Bermejo, José Ortiz y Jordi Bérnet, hizo historia con unas series que conjugaban excelentes guiones y espectaculares acabados gráficos que las hicieron exportables más allá de nuestras fronteras y permitió a sus autores una cierta proyección internacional.

Tras bajarse de la ola del boyante cómic español con el cierre de esa loable revista que fue “Metropol”, Segura realizó la estupenda serie “Eva Medusa” junto a Ana Miralles, antes de tener que refugiarse en Italia ante la ausencia de trabajo en España, realizando una más que interesante labor como guionista de “Tex”, el clásico western de Bonelli y demostrando de nuevo su talento para afrontar con garantías todo tipo de género.
Aquí una completa entrevista a Antonio Segura.

Antonio Segura hizo del género un arte. D.E.P.

“Los Casacas Azules”, de Cauvin, Salvérius y Lambill.

Los más viejos del lugar guardarán un buen recuerdo de esta veterana serie ambientada en La Guerra de Secesión Estadounidense de la que en España llegaron a aparecer once álbumes editados por Novaro y Grijalbo a lo largo de los setenta y muchos conocimos posteriormente por su fugaz aparición en la revista “Guai!” en la segunda mitad de los ochenta, para caer en el cajón sin fondo de los tebeos olvidados por los editores españoles. La cosa se quedaría así, si no fuese porque esta serie desconocida actualmente para los jóvenes aficionados en nuestro país, en Francia cumple este año su cuarenta aniversario con una excelente salud, habiendo alcanzado la impensable cifra por estos lares de 55 álbumes publicados.
Creada en 1972 por los belgas Raoul Cauvin, prolífico y popular guionista allende los Pirineos pero semidesconocido en España, que ha escrito y desarrollado todas las entregas publicadas de la serie desde sus inicios, y el dibujante Louis Salvérius, quién realizaría solo seis álbumes del total de la serie -los cuatro primeros más el nueve y el diez- para ser relevado por el también belga Willy Lambil, la serie narra las aventuras y desventuras durante la Guerra Civil Norteamericana de dos soldados de la Unión, el sargento Chesterfield, un soldado tan valiente como bobalicón apegado, y el pragmático y astuto cabo Blutch, dispuesto siempre a solucionar los berenjenales en los que se mete junto a su superior. Enrolados en un regimiento de caballería, Chesterfield y Blutch llevarán a cabo todo tipo de misiones durante la Guerra.

Nacida a la estela del western humorístico del que "Lucky Luke" de Morris es máximo exponente, “Los Casacas Azules” es una más que correcta serie de entretenimiento en la que los guiones van evolucionando de un tratamiento más simple y lineal a tramas más complejas en las que la aventura y la acción se convierten en el motor principal de la serie relegando el gag humorístico a un segundo plano. Cauvin es un guionista que sin grandes innovaciones desarrolla tramas correctas en las que cuida especialmente la documentación histórica y el mantener entretenido el lector dejando el lucimiento para sus dibujantes. En este sentido, la serie salió beneficiada con el cambio de Salvérius por Lambil. Perteneciendo ambos a la escuela belga y fuertemente influidos por Franquin, Salvérius es un dibujante mucho más esquemático frente al más detallista y cuidadoso Lambil que es capaz de dotar de mayor dinamismo y expresividad a los personajes.

Los Casacas Azules” es una excelente serie de género, ideal para iniciar en el cómic europeo a un lector juvenil pero ameno para aficionados de cualquier edad, a la que en su cuarenta aniversario podría resultar interesante recuperar del ostracismo a alguna editorial española, siendo quizás la opción más interesante editarla en álbumes individuales a un precio ajustado –como hiciera hace años Planeta con otros clásicos francobelgas como “Iznogud” o “Lucky Luke”- o directamente en integrales que recopilasen tres o cuatro álbumes, opción está más complicada al no existir en Francia ninguna reedición todavía de estas características.

Esperemos que alguna editorial patria se anime en esta época tan deprimente y podamos volver, tras casi treinta años, a Chesterfield y Blutch de nuevo cabalgando por nuestras librerías.