viernes, 29 de junio de 2012

The Toasters y el cómic: De Tanino Liberatore a Bob Fingerman.




Ya le dediqué una entrada a la conocida colaboración entre dos genios de la talla de  Tanino Liberatore y Frank Zappa, pero no ha sido esta la única relación que el magnífico dibujante e ilustrador italiano ha tenido con el mundo de la música.

De hecho, uno de sus trabajos más atractivos y quizás menos conocidos en este campo, es esta portada para “Beat Up”, el sencillo de presentación en 1984 de The Toasters, uno de los primeros grupos de ska surgidos en Estados Unidos. Sin embargo, no es esta la única ni más importante relación del grupo con el mundo del cómic  gracias a la amistad del líder de la banda Robert Bucket Hingley con Bob Fingerman.

Resulta que Hingley llegó a Estados Unidos a principios de los ochenta para encargarse de la tienda quee la famosa cadena Forbidden Planet abrió en Nueva York y de la que un jovencísimo Bob Fingerman era cliente habitual.

Fingerman no sólo se encargó de entintar el dibujo original de Liberatore para “Beat Up”,  realizando también el arte completo para los princpales LPs  de la banda durante su época de más éxito, destacando las portadas de “Recriminations”, “Skaboom!” o, mi favorita, “New York Fever”. Curiosamente Fingerman no es un gran aficionado a la música Ska.


Aquí os dejo una de las canciones más populares de “The Toasters”,Don’t let the bastards grind you down”. Pues eso:

jueves, 28 de junio de 2012

La RAE y el caso de la definición mangada.


Ríos de tinta y justa cólera ofendida han corrido por todos los mundillos virtuales relacionados con el Cómic y aledaños ante la terriblemente ofensiva definición que de manga quieren incluir los doctos académicos de la Real Academía Española (RAE) en el  Diccionario de la Lengua Española (DLE). Los expertos han declarado la yihad y la masa de otaku alegremente se ha lanzado a sangre y fuego a defender su fé denigrando el DLE.

Antes de que todos y todas como señal de protesta cancelemos a una nuestras suscripciones a las actualizaciones del añejo diccionario, hagamos unas reflexiones sobre la discutida definición en cuestión. Hela aquí:

manga3.
(Del jap. manga).
1. m. Género de cómic de origen japonés, de dibujos sencillos, en el que predominan los argumentos eróticos, violentos y fantásticos.
2. adj. Perteneciente o relativo al manga. Videos, estética manga.

Los idiomas están en constante evolución y cambio y los diccionarios semánticos intentan la imposible, pero seguramente necesaria, tarea de atrapar el mar del idioma en cuestión en una botella incorporando los neologismos de todo tipo y los nuevos significados de las palabras ya registradas. Generalmente, por una cuestión de extensión, las entradas son básicas y generales con lo que para intentar investigar en profundidad sobre cualquier tema habría que acudir a trabajos más especializados ya que las del DLE son definiciones mínimas y no enciclopedícas.

A pesar de ello, es comprensible que se haya montado todo este revuelo porque la primera acepción de manga es enormemente desafortunada ya que si los expertos y estudiosos del cómic ni siquiera se ponen de acuerdo en que el manga sea un género dentro del cómic (yo creo que no) de la primera acepción  es la segunda parte de la definición, más subjetiva, donde los redactores (¿académicos de la lengua?¿investigadores?¿becarios?) se han columpiado más y muestran escaso conocimiento de la materia para poder definirla.

Y es que hay mangas de dibujos sencillos claro que sí, y probablemente sean la mayoría, pero también los hay enormemente elaborados, detallados y complejos como por ejemplo los de Suehiro Maruo, Masamune Shirow o Goseki Kojima por nombrar tres a bote pronto que son solo la punta del iceberg.

Lo más hiriente, sin embargo, quizás sea lo de predominio de los argumentos eróticos, violentos o fantásticos, porque si algo caracteriza al manga es su diversidad temática que le ha permitido acometer todo tipo de historia y géneros (porque precisamente el manga tiene hasta géneros y no queremos caer en una tautología, ¿no, señores académicos, investigadores o becarios de la lengua?). La obra de Taniguchi, por ejemplo, difícilmente encajaría en alguna de esas categorías, por poner un ejemplo.

Está claro que los investigadores de la RAE no se han informado lo suficiente sobre la diversidad, amplitud y complejidad del manga. Y es que  aun reconociendo la parte menos discutible de la definición –cómic de origen japonés- esta dejaría fuera de la definición a todos esos mangas realizados por autores de otras nacionalidades como las cada vez más reconocidos mangakas españoles. Y es que todo el cómic japonés es manga pero no todo el manga es de procedencia japonesa.

En fin, un tema realmente peliagudo que ha de ser motivo de reflexión de los responsables de la RAE a los que corresponda para proporcionar lo antes posible una definición más exacta del término. Sin embargo, antes de entrar en críticas furibundas las editoriales y aficionados deberían hacer su propia autocrítica respecto a la imagen que se está dando del manga más allá del mundillo del cómic en España. Y es que difícilmente se va a convencer a nadie qué el manga es algo más que cómic de origen japonés, de dibujos sencillos, en el que predominan los argumentos eróticos, violentos y fantásticos si en los eventos del medio es lo que se promociona mediante todo tipo de actividades, desde publicidad a concursos de disfraces, no dejan de alimentar esa idea errónea.

Solo mediante el diálogo, el estudio y la divulgación frente a la cerrazón de unos y otros el manga dispondrá de una definición más correcta algún día en el DLE si algún despistado todavía hoy en día no sabe lo que es. La mayoría creo que lo tenemos claro y no necesitamos recurrir al  DLE precisamente para que nos lo explique ¿no? 

miércoles, 27 de junio de 2012

“Arzak, El Vigilante”, de Moebius.



 Muchos sentimientos encontrados al volver a leer la última obra de Moebius, este “Arzak, El Vigilante” publicado en España por Norma Editorial hace unos meses, poco antes del anuncio del fallecimiento del genial artista. Por un lado, reencontrar de nuevo las aventuras de mi personaje favorito del francés – Blueberry es de Giraud- un Arzak nacido en las páginas en “Metal Hurlant” a mediados de los setenta y comprobar cómo ha evolucionado. Por otro, la nostalgia melancólica del que sabe que la historia no tendrá continuidad.

En esta  entrega  encontramos a Arzak patrullando el desértico y misterioso planeta Tassilli, cuna de la civilización Werg un imperio desaparecido cuyos  miembros se dispersaron tras la irrupción de los humanos y ahora han empezado a ser cazados por cazarecompensas sin escrúpulos. Arzak investigará quién está detrás de los cazarecompensas en el inhóspito planeta jugándose su propia vida. Mientras en el espacio una nave humana que transporta a  miembros de la nobleza sufre el acoso de los piratas wergs que quieren secuestrarlos.

Parece ser que Moebius rescató esta historia tras muchos años de olvido en un cajón para contar en tres partes los orígenes de Arzak. Por desgracia, solo pudo completar la primera parte de la trilogía que ahora nos ofrece Norma en un cuidado álbum y dejarnos con la miel en los labios sobre cómo seguiría una historia con ecos de la más pura Ciencia Ficción narrada por uno que la ha mamado y amado pero también con guiños al Western que tanto amó. 

No deja de ser cierto que este moderno Arzak dialogado, frente a la concepción muda del original, pierde parte de la poética onírica de aquél renunciando a su virtud más destacada que permitía al lector experiencias lectoras únicas pero, a cambio, Moebius deja patente su maestría narrativa para construir interesantes historias de género con ecos herbertianos potenciadas por su inigualable talento en el dibujo a la hora de imaginar y trasladar al lector sorprendentes mundos lejanos y tecnologías imposibles gracias a un estilo de dibujo único basado en trazos aparentemente sencillos y un tratamiento exquisito del color y la perspectiva que en realidad está al alcance de muy pocos.

En fin, espero que nadie intente continuar dentro de unos años esta obra y Arzak junto a Moebius continúen  tranquilos su vuelo en pos a la eternidad.

martes, 26 de junio de 2012

“Scalped: Preparado para luchar”, de Jason Aaron y R.M. Guèra.

Tan fácil es acostumbrase a lo bueno que casi ya ni lo comentamos y es una pena porque Jason Aaron y R.M.Guèra número a número están haciendo algo muy grande en su serie Scalped”, de la que ECC Ediciones publicó hace poco el noveno prestigio, que enfila hacia su recta final . Y es que Jason Aaron y R.M. Guèra están renovando  un género –el thriller, negro, hard boiled, elegid como llamarlo- en el que ya parecía todo contado pero que solo precisaba de un guionista capaz de otorgarle una nueva perspectiva para que todos las formulas y convenciones volviesen a lucir y encajar como los engranajes de un viejo reloj. recién engrasado. En “Preparado para luchar”, que reúne los números 50 a 55 de la serie , la historia se aproxima hacia su crecendo sin conceder tregua al lector a base de diálogos lacónicos pero hondos, peleas salvajes y momentos inolvidables que desembocan en el magistral cliffhanger final.

Un enmudecido Dashiell Caballo Terco sale del hospital dispuesto a acabar de vengarse del fantasmal Catcher mientras el jefe Cuervo Rojo sigue su particular redención desarticulando el imperio criminal que le llevó años montar en Prairie Rose para consternación de sus enemigos y asociados. Mientras el sheriff Karnow y el agente Nitz esperan su oportunidad para detener a Cuervo Rojo, un atormentado Shunka intentará hacer todo lo posible para abrirle los ojos respecto a Caballo Terco aunque ello suponga traicionarle.



Intenso y sangriento el arco argumental que nos presenta Aaron en esta entrega con el enfrentamiento definitivo entre Shunka y Caballo Terco y que ha venido preparando poco a poco desde los primeros números de la serie. Aaron nos vuelve a sorprender dejando que el personaje protagonista ocupe un segundo plano en el fluir de la historia que va desarrollando para centrarse en unos secundarios que se agigantan y asumen su propia cuota de protagonismo. El arco argumental, dividido en cinco episodios, va precedido por un número autoconclusivo en el que Aaron se retrotrae a los tiempos del Salvaje Oeste para mostrar la dureza y crueldad de los cazadores de cabelleras tanto blancos como indios y el origen de la reserva Prairie Rose.
En el aspecto gráfico, R.M. Guèra firma las que quizás sean las mejores páginas de la serie hasta el momento y muestra sus dotes de narrador al mantener la intensidad y claridad expositiva durante páginas y páginas carentes de cualquier tipo de diálogo al tiempo que da rienda suelta a toda la violencia contenida hasta el momento en la serie en impresionantes secuencias de lucha. Mencionar también que el especial número 50 cuenta con la colaboración de autores de la calidad de Brendan McCarthy, Jordi Bérnet, Steve Dillon, Tim Truman, Jill Thompson, Dean Haspiel o Igor Kordey. Jock sigue encargándose de las exquisitas portadas..

En fin, series como “Scalped” justifican sellos como Vertigo y ensalzan un medio capaz de ofrecer joyitas como esta. Recordadlo cuando veáis dentro de unos años la inevitable adaptación cinematográfica o televisiva.

lunes, 25 de junio de 2012

“Odio 6”, de Peter Bagge.


A lo tonto a lo tonto, la recopilación en integrales por parte de La Cúpula del “Odio” de Peter Bagge de la que escribí hace ya unos añitos ha llegado a su sexta entrega, primera en la que se incluye material inédito  en España y demostrando a pesar de los años y vaivenes en la vida de Buddy Bradley y Peter Bagge la gracia de la galería de personajes ideada por Bagge se mantiene.


De este modo, en esta nueva entrega nos encontramos con un maduro y responsable Buddy que intenta sacar adelante a su particular familia y que buscando diversificar su negocio de coleccionismo ve en el boyante mundo de la chatarra una nueva oportunidad para trapichear. Pero aunque Buddy cambie de aspecto con los años y prefiera disfrutar de ver crecer al pequeño Buddy Bradley III antes que una buena juerga, no puede desembarazarse de los notas de sus amigos dispuestos a meter la pata desenterrando un apestoso fantasma de su pasado o de su caótica esposa Lisa que con una amiga fundará su particular grupo musical  y por fin le llevará a conocer a su disfuncional familia.


Reencontrarse con Bagge y Buddy Bradley tras tantos años es como encontrar a un viejo amigo con el que perdiste el contacto con los años: el fondo de la persona sigue siendo el mismo quizás, pero la superficie ha cambiado moldeada por las experiencias –buenas y malas- de la vida. Quizás precisamente el principal mérito de Bagge en esta nueva entrega que recoge material publicado a lo largo prácticamente de una década esque  a pesar de los cambios sustanciales que ha ido incorporando respecto al rebelde Buddy y cia. de las primeras entregas ha sabido desarrollar una  evolución creíble del personaje y sus amigos, fiel reflejo en parte de la suya propia, sin perder por el camino la mirada irónica en torno al norteamericano medio aunque quizás sus nuevas historias sí  hayan perdido la mordacidad ruda de antaño hacia un humor más blanco y refinado.
Y es que la frescura con la que Bagge dibujaba esas primeras entregas se ha sustituido por el oficio de un autor veterano, que conoce a la perfección su personaje y lo maneja como quiere para satisfacción de unos lectores fieles que han envejecido a la par que el autor y el personaje.
Esperemos que este no sea el fin de “Odio” y Bagge siga ofreciéndonos en el futuro nuevos capítulos de la vida de Buddy ya que quizás sea en esta serie –y esto es una impresión mía- donde disfrutemos del mejor Bagge, tan cómodo y cercano con su alter ego como si se calzase unas zapatillas viejas  frente a la actitud  moralista y discursiva de  sus últimas y gruñonas obras.

viernes, 22 de junio de 2012

“Universo DC: Legados 2”, de Len Wein, Scott Kolins y otros.



Segunda entrega de los dos prestigios en los que ECC Ediciones ha publicados la maxiserie “Legados” con la que DC quiso conmemorar el 75 aniversario de su universo superheroico antes de ponerlo todo patas arriba. Lo cierto es que cuando acometí esta segunda entrega no esperaba grandes sorpresas respecto a lo ya referido ya respecto a la primera, sin embargo Wein ha mostrado una vez más que el que tuvo retuvo y no se iba a limitar a imitar a Busiek.

En esta segunda entrega, volvemos a asistir a las experiencias del policía Paul Lincoln, un policía que desde su infancia ha sentido fascinación por los superhéroes. En esta segunda entrega, Lincoln ve como van desapareciendo sus seres queridos mientras los superhéroes que ha conocido y admirado van volviéndose más oscuros y siniestros.

Len Wein en estos números repasa la historia de la Editorial destacando algunos de sus más importantes megaeventos y sagas desde el punto de inflexión que supuso “Crisis en Tierras Infinitas”. De este modo, Lincoln se convierte en testigo de excepción de eventos y sagas como “Legends”, “KnightFall”, “La Muerte de Superman” o “Crisis de Identidad”. Lo cierto es que lo más divertido del tebeo es leer entre líneas a través de los comentarios del personaje y ver lo poco entusiasmado que se muestra Wein ante los derroteros de la Compañía y el propio concepto de superhéroes en las últimas décadas en las que se derivó hacia héroes más justicieros y ambiguos. Tampoco está nada mal la forma en que Wein concluye la historia poniendo en tela de juicio la lucidez del personaje narrador y la verosimilitud de lo relatado en un inteligente final.

En el aspecto gráfico, respecto a la historia principal los Kubert, Garcia López, y Perez  son sustituidos por autores ya clásicos tan correctos como Jerry Ordway, Dan Jurgens o Jesus Saiz que mantienen el nivel con competencia pero sin la elegancia de los anteriores. Mucho más interesante en ese sentido me han parecido los autores de las historias cortas, y he disfrutado de la originalidad de  historias firmadas por Bill Sienkiewicz, Frank Quitely o Brian Bolland.

En fin, “Legados” es un acertado y entretenido repaso no exento de crítica a buena parte de la historia del género superheroico que quizás hubiera resultado más atractivo en una edición unitaria. En ECC sabrán las causas por las que lo han presentado dividido en dos TPBs.

jueves, 21 de junio de 2012

ESCOGE calle.

En una pequeña gran ciudad dormitorio, mundialmente conocida por su equipo de fútbol en Primera División, un pequeño pero irreductible grupo de aficionados a esto de los tebeos llevan con este ya dos años promoviendo y difundiendo el Comic con acertadas e interesantes iniciativas entre las que destaca homenajear con nombres de calles a insignes autores de historieta.
En un país donde hemos destacado para mal nombrando calles de asesinos, mangantes y sinvergüenzas no está nada mal que por algún sitio cambie el criterio y por una vez las calles homenajeen a gentes que con su trabajo nos entretienen al tiempo que nos hacen pensar, reír y, por que no, a veces llorar.

 De este modo, si Carlos Giménez, Jan, Purita Campos y Victor de la Fuente ya tuvieron su calle el año pasado, en este 2012 se les suman los Jordi Bérnet, Paco Roca, Mingote, Moebius o Carlos Pacheco, autores todos ellos de prestigio internacional pero que en muchas ocasiones sus nombres pasan desapercibidos fuera de las fronteras del mundillo de los tebeos.

Año a año, Getafe va a dejar de ser conocida solo por su equipo de fútbol sino también por estar construyendo un barrio, una ciudad por y para el tebeo a la que no me importaría emigrar si no fuera por las malditas hipotecas.

(A todo esto en el ESCOGE 2012 habrá muchas más cosas. Para consultar el programa, aquí).

miércoles, 20 de junio de 2012

“La Caída de los Gigantes”, de Ken Follet.


Estas últimas semanas, le he dedicado mis tiempitos de espera en los transportes todavía públicos de mi ciudad a atracarme con "La Caída de los Gigantes", el último tomaco de mortadela literaria del supeventas  Ken Follet, primero de una trilogía con la que nos amenaza el famoso autor de “Los Pilares de la Tierra”. En este, en concreto,  el  galés da un repaso a la primera parte de la historia del siglo pasado (fundamentalmente, centrándose en las causas de la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa) a través de las vivencias de cinco familias de distintas nacionalidades –galeses, norteamericanos, alemanes, rusos e ingleses- y diversos extractos sociales.

Viendo el oficio con el que Follet desarrolla tramas sencillas y previsibles, juega con personajes tan planos como arquetípicos y minimiza cualquier atisbo de  posicionamiento agudo para contentar a todo el mundo, estoy seguro que si el escritor pusiera una fábrica de hamburguesas con esta fórmula tan exitosa sería capaz de hacerle la competencia a los MacDonald y Burguer King porque es curioso como con un cocinado tan pobre es capaz de atraer y mantener la atención de un amplio abanico de lectores con éxito durante tantos años sino fuera porque a todos nos gusta de vez en cuando zamparnos un bocado de comida rápida literaria y a pocos dejó de gustar "Los Pilares de la Tierra".

A pesar de ello,  La Caída de los Gigantes” tiene poco o nada de original en sus planteamientos y en el desarrollo de las tramas protagonizadas por personajes de las distintas familias que se entrecruzan entre sí desarrolladas a falta de brillantez con innegable oficio durante páginas y páginas logrando que funcionen, sin embargo, tanto por perseverancia como por la habilidad del autor de sacar partido a la presentación del contexto histórico  tan rico como bien documentado que incluso es posible que algún lector  confiado crea que los ficticios  Williams, Fitzherbert o Peshkov son personajes reales. Eso sí, giros argumentales emocionantes y sorprendentes no esperéis, en esta ocasión, porque todo se desarrolla dentro de unos derroteros tan previsibles que hacen que la novela aburra y por su extensión nos venza por agotamiento.

“La Caída de los Gigantes” es un Follet en estado puro con todos sus defectos y pocas de sus virtudes que alejado de cualquier intento de caviar literario o atisbo de sorpresa alimenta tanto a los adictos a los best sellers tanto como unas ricas hamburguesas aunque en esta ocasión incluso hasta a mí, que presumo de comer de casi todo,  me haya empachado y me plantee apuntarme a un buen régimen durante una temporada.

martes, 19 de junio de 2012

“Flex Mentallo: El justiciero musculoso”, de Frank Quitely y Grant Morrison.



Aprovechando la reciente reedición de esta obra por parte de DC, ECC Ediciones ha estado ágil y no ha tardado demasiado en ofrecérsela a los lectores españoles que, por desgracia, no habíamos podido disfrutarla en castellano antes debido a ciertos problemas de derechos con los herederos del popular –en su momento- Charles Atlas  en el que se inspiró Morrison para su Flex Mentallo que impidieron nuevas ediciones. Solucionado el conflicto, estamos de enhorabuena porque esta miniserie de cuatro números es uno de los trabajos más ambiciosos de ese genial guionista que es Grant Morrison en su primera colaboración norteamericana con su dibujante favorito, el elegante Frank Quitely, a pesar que, por el camino se haya quedado el color original de la obra, sustituido por el degradadado frío, uniforme y tenebroso que, sin embargo, tanto parece gustar a Quitely para la reedición de sus obras, ya que en “We3” usó un tratamiento del color bastante parecido. ¿Teniendo en cuenta este detalle importante merece aún así la pena hacerse con esta obra? A mi juicio sí, porque “Flex Mentallo” es al género de los superhéroes lo que el “Ulises” de Joyce es a la Literatura. Una obra única, ambiciosa e insustituible tanto por su complejidad narrativa como por su repaso de los distintos períodos o edades del género que encandilará a los especialistas y aficionados más sesudos aunque también es cierto que probablemente provoque el rechazo del lector que solo busque un rato de evasión con una lectura intrascendente, porque precisamente la principal aspiración de Morrison en “Flex Mentallo” es trascender, explorar los distintos planos que se pueden llegar a superponer en los cómics redefiniendo la realidad como solo la ficción permite.

A grades rasgos, Flex Mentallo es simplemente un superhéroe culturista capaz de alterar la realidad con sus músculos que investiga la irrupción en su realidad de un antiguo colega de aventuras autodenominado El Hecho, mientras intenta parar los atentados de un misterioso grupo conocido como Facultad X que se dedica a explotar bombas en los lugares concurridos. Mientras tanto, en otro plano de existencia, el creador tanto de Flex como de El Hecho, un músico atormentado Wallace Wibe está a punto de suicidarse mientras habla por teléfono con un misterioso interlocutor sobre los cómics de superhéroes.

Creo que no me equivoco mucho si afirmo que “Flex Mentallo” es uno de los cómics que más ideas fascinantes esboza en  menor número de páginas, lo que no deja de tener su atractivo, aunque acabe acusando tal dispersión que impida que la simple base sobre la que sustenta el denso artificio metaficcional ideado por Morrison funcione adecuadamente. Y es que la búsqueda de Flex Mentallo de su amigo perdido el Hecho, personaje/metáfora evasiva que se escapa constantemente, no deja de ser la excusa del guionista para ofrecer a lo largo de los cuatro números que conforman la miniserie un recorrido por las distintas épocas que ha vivido el género usando como cicerone al musculoso protagonista desde la ingenuidad de la Golden Age a la ciencia ficción de los cómics E.C. la Edad de Plata y el  modelo de superhéroe oscuro establecido por Miller en “The Dark Knight” a partir de los ochenta y del que Morrison intenta distanciarse. Sin embargo, Morrison no otea el horizonte y no plantea ninguna alternativa valida (hay que recordar que el cómic es de mediados de los noventa uno de los peores momentos que han vivido creativamente los superhéroes) para el género aunque deje en el final abierto de la miniserie abierta la puerta a la esperanza en torno a un hipotético regreso a la Edad de Oro en la viñeta final.

 Por otro lado, resulta fascinante la forma en que Morrison estructura la serie en abandonando el desarrollo lineal habitual por una estructura casi espiralen la que se van encadenado la presentación de los distintos planos en que transcurren las tramas protagonizadas por los principales personajes de la serie estableciendo curiosos elementos de conexión entre ellos como las bombas o el teléfono zumbador para  involucrar al lector en torno a otro de las interesantes cuestiones que plantea, la exploración de los límites entre la realidad y la ficción obligando al lector  mediante constantes incitaciones a participar en la historia activamente  buscando el sentido a lo que se está leyendo de una manera que pocos cómics han logrado con tanto éxito.

Por otro lado, “Flex Mentallo” no deja de ser una obra polisémica y contradictoria ya que si bien puede ser interpretada como una declaración de amor de Morrison hacia el género y una apología acerca de su potencial a través de la subversión de sus convenciones y elementos típicos que presenta de una manera novedosa, al mismo tiempo lleva implícita una fuerte carga crítica al mismo desde la sátira misma de la concepción del personaje principal de “Flex Mentallo”, un culturista fortachón que se pasea con toda naturalidad en calzoncillos por la ciudad,  que recuerda a lo que ya hiciera Charles Burns en su revisión de las clásicas tramas de género negro subvirtiendo sus elementos en “El Borbah” desde los ochenta (obra que creo ha sido una de las principales inspiraciones de Morrison), como en la despiadada representación de la mente pensante de todo ese artificio de fantasía y  alter ego del propio Morrison, un Wallace Sage incapaz de enfrentarse con éxito a los problemas de la vida “real” y que busca en la ilusión del suicidio y en los cómics de superhéroes atajos para evadir su precaria "existencia".

En el aspecto gráfico, y a pesar de no contar con el colorido original característico de los cómics de la Golden Age  del que Morrison se serviría como contraposición a los elementos más oscuros de la historia, Quitely ya demuestra su capacidad para adaptarse a las exigentes demandas del guionista escocés y ajustar su estilo a los distintos planos en que se desarrolla la historia sin perder elegancia ni claridad expositiva al tiempo que encuentra inteligentes soluciones para muchas de las transiciones que se plantea en el puzzle de vasos comunicantes que es "Flex Mentallo".

En fin, aunque se  escribiera un ensayo sobre “Flex Mentallo: el justiciero musculoso” este seguiría siendo un misterio dentro de un laberinto que encierra tantas interpretaciones y claves como lectores haya siendo quizás precisamente ese potencial para hacer pensar a sus lectores en torno a los cómics, su lenguaje y su historia la mayor cualidad de este tebeo único.

viernes, 15 de junio de 2012

Daniel Torres y S.P.O.C.K., una relación fructífera.


A través del estupendo Laestantería de mi casa descubro la estrecha relación mantenida por el exquisito dibujante valenciano Daniel Torres, creador de obras tan estupendas como “Las Aventuras de Roco Vargas” o “Opium”, con el grupo de música electrónica sueco  S.P.O.C.K, quienes le eligieron para ilustrar la portada de cuatro de sus álbumes.

Resulta que el grupo S.P.O.C.K. (Star Pilot On Channel K , acrónimo con el que disimulan su adoración por Mr. Spock) son unos trekkies de cuidado utilizando la ambientación de la serie “Star Trek” para sus conciertos. No es de extrañar, por tanto, que eligieran a Torres quién siempre ha mostrado su maestría en el género de la Ciencia Ficción, rememorando en estas portadas sus trabajos en “Roco Vargas”.

Por si alguien no sabe como suena S.P.O.C.K  os dejo un video de una de sus actuaciones interpretando la canción “Never Trust a Klingon”.

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jueves, 14 de junio de 2012

“Los Inhumanos”, de Paul Jenkins y Jae Lee.


En su labor de recuperación de destacables cómics Marvel de los noventa que es la colección Extra Superhéroes de Panini uno de los que guardaba mejor recuerdo fue la maxiserie de doce números sobre “Los Inhumanos” que en su momento publicase Comics Forum en grapa. Vuelta a releer esa edición, la sensación ha sido agridulce, porque la relectura no ha estado a la altura del recuerdo y es que “Los Inhumanos” de Jenkins y Lee no han envejecido demasiado bien. Os cuento.


Los Inhumanos de Attilan viven aislados del resto del mundo disfrutando de sus poderes y sus extrañas costumbres sociales en la seguridad de su ciudad. Sin embargo, la cosa empieza a torcerse cuando en la ceremonia en la que los adolescentes asumen sus poderes el joven Woz se convierte en una aberración. Mientras la familia real y la sociedad inhumana intenta superarlo, el loco Maximus desde su prisión mueve sus piezas para desarrollar un retorcido plan para socavar el poder de Rayo Negro que puede acabar con todos los Inhumanos.

Los Inhumanos es uno de esos conceptos paridos de la fecunda mente común de Lee y Kirby que por razones desconocidas nunca ha cuajado en una serie que perdurase en el tiempo a pesar de tener todos los elementos para proporcionarnos buenas historias. De hecho, un sobrio y siempre eficaz , pero acaso demasiado bisoño en el género de superhéroes a pesar de su andadura en "Hellblazer", Paul Jenkins en esta maxiserie que en su momento inauguró la línea Marvel Knights (un intento más de contar historias adultas de superhéroes, etc, etc.) en los noventa identifica y sugire  buena parte de las posibilidadesl a desarrollar de estos personajes  aunque la trama ideada para mostrar los distintos aspectos y conflictos de la sociedad inhumana y sus principales personajes acabase resultando simplona en su planteamiento, confusa en su desarrollo y precipitada en su conclusión, con lo que la maxiserie acabo resultando decepcionante al no confirmar nada de lo prometido.


Buena parte de la culpa de los defectos de “Los Inhumanos” se debe al desesperante dibujo de Jae Lee quién alejado de la espectacularidad del canon kirbiano en que siempre han de moverse estos personajes los traslada a un claustrofóbico teatral marco ibseniano de luces y sombras en el que no acaba de desarrollarse ninguno de los elementos más atractivos del concepto y hace sospechar sobre su conocimiento previo de los personajes. El otro Lee gusta de los fondos neutros y los primeros planos dejando a la imaginación de cada lector  la  las maravillas de la ciudad de Attilan o simplemente el desarrollo de la historia limitado por su pobreza de recursos, limitándose  a colocar grandes cabezas y estáticos cuerpos junto a los bocadillos de diálogo de Jenkins para lograr el avance de la trama. Lee lastra de este modo un tebeo que podría haber dado mucho más de sí.

En fin, lástima de oportunidad perdida y que Jenkins no fuese capaz de desarrollar todo el potencial que parece reconocer en los personajes dejando que “Los Inhumanos”, ya con medio siglo de vida, continúen deambulando sin pena ni gloria por el universo Marvel.

miércoles, 13 de junio de 2012

“El Silencio de Malka”, de Rubén Pellejero y Jorge Zentner.

El otro día un amigo me comentaba lo que le había gustado esta obra de Pellejero y Zentner publicada en su momento por Glénat Ediciones picándome el gusanillo de releerla y compartirla en el blog. Y es que la multipremiada “El Silencio de Malka” es una obra que, como los grandes clásicos, no acusa el paso del tiempo dejando constancia palpable del talento de sus autores.
El álbum nos cuenta la historia de una familia de emigrados judíos a principios de siglo pasado de la dura y fría Rusia zarista a la Argentina rural a través de los ojos de Malka, una niña inteligente y extrovertida. Su visión infantil e idealizada de la dura vida de sus mayores se verá, sin embargo, afectada por una serie de asesinatos cometidos por un misterioso sirviente mudo de oscuro origen. Ya adulta, Malka intentará encontrar al asesino y descubrir su secreto.
Inspirándose en la historia de su familia, el argentino Jorge Zentner construyó una historia a la mayor gloria del dibujante español Rubén Pellejero quién firma uno de sus mejores trabajos restando importancia a la odisea de los emigrantes judíos y a los elementos fantásticos propios de la mitología hebraica de la obra para centrarse en la descripción del día a día de los protagonistas a través de  los pequeños detalles que pueblan sus viñetas. Es en ese aspecto, en el que “El Silencio de Malka” seduce a sus lectores más que como relato fantástico o de intriga, lastrado en parte por su organización en capítulos para su original publicación en revista, encontrando en el costumbrismo lírico de sus descripciones a través de los ojos de la pequeña Malka su máximo atractivo.



Pellejero realiza un trabajo espectacular a la hora de transmitir las emociones aprovechando su dominio del color directo, pero también en la descripción de las hermosas y amplias extensiones campestres mediante viñetas panorámicas y la búsqueda de escorzos difíciles y elegantes transiciones que dotan de una mayor amplitud su horizonte y evocan de un modo inconsciente las descripciones de Pasternak.



“El Silencio de Malka” es una obra sensible y hermosa que captura los momentos mágicos de las existencias más duras como solo la perspectiva sanadora del tiempo y la fantasía permite. Pellejero y Zentner aplicaron esa enseñanza para ofrecernos un sentido homenaje a los olvidados de la historia en una obra que no debería faltar en ninguna tebeoteca.

martes, 12 de junio de 2012

“The Umbrella Academy: Dallas”, de Gerard Way y Gabriel Bá.


Escribí hace un tiempo de las bondades y defectos de la primera aventura de “The Umbrella Academy”, que viene publicando  Norma Editorial, “Suite Apocalíptica”, una obra fresca dentro del género superheroico aunque el alma mater del proyecto, el polifacético Gerard Way, no dejase de mostrar en una excesiva veneración por sus modelos, Morrison y Claremont, a los que como un discípulo aplicado no dejaba de evocar. No ha sido hasta “Dallas”, el segundo arco de la obra, que Way se ha despendolado definitivamente para, en una propuesta tan divertida como provocadora, revisar y subvertir desde el cariño y el conocimiento las fórmulas del género superheroico saliendo airoso del desafío.


Tras los acontecimientos acaecidos en la anterior entrega, los deprimidos miembros supervivientes del grupo intentan seguir con sus vidas. Sin embargo, el niño eterno que es número cinco oculta un misterio en su pasado (¿futuro?) que le hará enfrentarse a una sociedad de viajeros temporales cuya misión es acabar con las anomalías en el flujo tiempo. Número 5 con la ayuda de sus compañeros se enfrentará a ellos y a sí mismo en un intento desesperado por evitar la muerte del presidente Kennedy y descubrir quién fue su sorprendente asesino.



Way baila como un diestro funambulista en el delgado filo que separa la genialidad del absurdo en una propuesta tan alocada como confusa, en ocasiones, y brillante, en otras, basada en constantes elipsis, flashbacks y paradojas temporales que se superponen hacia una conclusión tan esperpéntica como inteligente. Aligerado de las inevitables rémoras que supone la presentación de los personajes y las reglas del juego en la primera entrega, el guionista disfruta de total libertad para dar rienda suelta a su imaginación y pasárselo pipa haciéndose trampas a sí mismo y a los demás, demostrando un conocimiento y manejo de las posibilidades y convenciones del medio superheroico para reinventarse del que deberían tomar nota otros autores supuestamente más experimentados.

Sin duda, los logros de Way no serían posibles y el resultado no sería el mismo sin el estupendo trabajo gráfico del versátil brasileño Gabriel Bá bien secundado por el colorista Dave Stewart. Bá parece pasárselo pipa dibujando y ordenando el totum revolotum de referencias que le propone Way aportando una renovada puesta en escena uniforme y coherente al tiempo que logra manteniendo al lector interesado por descubrir que nueva sorpresa visual le esperará a cada nueva vuelta de página.

Era difícil mantener el listón tras “Dallas” y, de hecho, los autores inmersos en nuevos proyectos no han sacado nuevo material protagonizado por los chicos del paraguas desde hace un par de años. Casi mejor, si las futuras entregas no van a estar a la altura de esta singular y divertida propuesta que se acabe aquí la cosa.  Ya sabéis, eso de morir joven y dejar un bonito cadáver, y esas cosas.