lunes, 7 de noviembre de 2011

“Memorias de un hombre en pijama”, de Paco Roca.



He disfrutado a lo largo del fin de semana vestido para la ocasión de la recopilación remontada –aunque no perjudique en nada la narración o la experiencia lectora dada la clásica composición de página- que Astiberri ha realizado de la serie del mismo título que, a lo largo de algo más de un año, el cada vez más prolífico Paco Roca ha venido publicando en el diario local valenciano “Las Provincias” y que, por estar fuera de mi ámbito geográfico habitual, desconocía. Un tebeo amable, sencillo y sabio que, por su falta de pretensiones, consigue sobradamente su objetivo de hacer pasar un ratillo agradable al lector antes de encaminarse a acometer tareas más ingratas.

Al menos, yo he disfrutado de las anécdotas generacionales y las situaciones comunes que el autor de “Arrugas” y El invierno del dibujante” expone y, en más de una ocasión, ha logrado hacerme esbozar una sonrisa cómplice ante un episodio común protagonizado por otros nombres o alguna curiosidad que Roca sabe exponer con gracejo blanco no exento de ironía, pero carente de acidez y maldad, conformando episodio a episodio una serie de la que Roca es autor al tiempo que absoluto protagonista, juez y parte, director y actor que acaba construyendo desde la perspectiva que le ofrece su trabajo casero y su querencia por el pijama, que ya es por sí misma toda una declaración de principios, junto al cotilleo de las experiencias propias y las de sus amigos ocultos bajo los signos del zodiaco, un amable y acertado retrato generacional con el que a los que, año arriba año abajo compartimos su edad nos gana, atisbando en el indolente y complaciente retrato caricaturesco que hace de sí mismo un poco el reflejo del nuestro.

Y así, a la chita callando, tirando de oficio y una envidiable madurez narrativa y personal propia del que desempeña su trabajo honradamente y se conoce a sí mismo hasta el punto de ser humilde como para saber cuando retirarse a tiempo al creer que no tiene nada más que decir, Roca construye una obra a la estela de las francesas “Señor Jean” o “Mis Circunstancias” con una voz propia más humilde, amistosa y nuestra que las de Dupuy, Barberian o Trondheim, una obra con la que nos gana al no sermonearnos y con la que nos engatusa –casi- como para querer regalarle otro pijama o, mejor, invitarle a cañas y seguir compartiendo anécdotas, las suyas y las nuestras.
Así que, como a partir de ahora pijamas no te van a faltar, cuando quieras, Paco, quedamos y nos tomamos unas cañas para que nos sigas contando que es de tu vida. Aquí, Paco Roca, aquí unos amigos.