domingo, 12 de junio de 2011

“1Q84”, de Haruki Murakami.

Por fin he acabado la última y esperada obra de Murakami, “1Q84”, seguramente la obra más ambiciosa del escritor japonés de la que Tusquets ha publicado con discutible criterio las dos primeras partes de una trilogía inacabada, quedando en suspenso la futura aparición de la novela que concluirá las aventuras de sus protagonistas.

En estas novelas, Murakami nos narra las peripecias de Aomame y Tengo en el año 1984. Se trata de dos treintañeros que coincidieron de niños pero que desde los diez años llevan vidas separadas. Mientras ella es una exigente entrenadora personal que actúa como asesina a sueldo siguiendo su personal código de honor, él fue un niño prodigio que sobrevive dando clases de matemáticas en una academia mientras intenta labrarse una carrera literaria apadrinado por un peculiar editor. Poco a poco, Aomame y Tengo irán ahondando en sus propios miedos e inseguridades personales al tiempo que irán descubriendo los misterios que los rodean inmersos en un mundo paralelo al que todos conocemos pero en el que cada vez serán más evidentes para los protagonistas sus sutiles e inquietantes diferencias, 1Q84, el mundo de las dos lunas.

Murakami vuelve a hechizarnos en estas dos novelas en las que explora sus temas de siempre (la soledad, la relación entre los universos ficticios y la realidad…) en una historia cuyo planteamiento recuerda un poco a la excelente “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” aunque en esta ocasión el coqueteo con los teóricamente géneros menores como el thriller, el fantástico o el terror son más que evidentes. En una estructura de narración paralela alternando los capítulos protagonizados por los dos protagonistas –Tengo y Aomame- Murakami se descubre como un maestro del suspense para mantener intrigado al lector desde la primera página, dosificando perfectamente la información e incorporando interesantísimas subtramas que acaban encajando a la perfección en el hilo principal aunque quizás, hasta que podamos valorar la obra en su conjunto, resulte lo más atractivo de esta obra el mimo con el que describe a todos y cada uno de los enigmáticos y atrayentes personajes que pueblan el relato y la aparente sencillez con que mezcla elementos de género con astucia para lograr un resultado tan original como coherente con su producción anterior. Y es que a estas alturas no voy a descubrir las excelencias narrativas de Murakami un magnífico escritor de sobrio estilo que además logra en sus obras el equilibrio justo entre la cultura occidental y la nipona por lo que no es de extrañar que sea un superventas entre los lectores de ambos mundos.

En esta ocasión, vuelve a dejar patente marcadas influencias literarias occidentales que aparecen en muchas de sus obras anteriores como Kafka, Carroll o el mismo Orwell al que homenajea en el mismo título de la obra pero más allá de esas reminiscencias y las constantes referencias a la música y el cine occidental que pueblan todo el volumen, la obra está marcada por el perfeccionismo del japonés, dando como resultado la que quizás sea la mejor obra del autor.

Para los que no hayan leído nada anteriormente de este escritor esta obra, a pesar de sus más de setecientas páginas y estar inacabada, es una excelente carta de presentación y para los que lo conozcan el reencuentro con un escritor total llamado a lograr antes o después el Nóbel. Y si no, al tiempo.

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