miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Qué tienen en común Bruce Springsteen y los Transformers?


Pues aparentemente nada…Salvo que uno sea lector de cómics con unos añitos a la espalda y aun recuerde que hubo un tiempo antes que los muñecos de los robotillos multiformes de Hasbró se convirtieran en una exitosa franquicia cinematográfica para jovencillos calenturientos -¿sigue saliendo la Megan Fox?- a punto de estrenar su tercera entrega, en el que Marvel, gracias al buen tino de un Jim Shooter que se las sabía todas, se hizo con los derechos de publicación de sus aventuras en cómics. Shooter puso al frente del invento a un Mantlo experto en sacar partido a este tipo de franquicias que duró solo dos números, dejando al mando de la sorprendentemente exitosa serie regular a un Bob Budiansky que fue el que definitivamente logró que la cosa funcionase (en EEUU la serie llegó a los ochenta números).



En España, esos tebeos los publicó Comics Forum y la cosa también debió ir bastante bien a nivel de ventas que incluso se atrevieron al pco con la serie de los “Gi Joe”, (que para mí era bastante peor). Por otro lado, cuando las ventas de "Transformers" bajaron tuvieron el buen ojo de complementar la serie principal con otra tan buena como “ROM” (sí, esos tebeos de Bill Mantlo que no volveremos a ver editados jamás por los espinosos temas de quién ostenta qué derecho) con lo que, cuando ya se te aburrías de los autobots y los decepticons te lo pasabas pipa con el Caballero del Espacio y los Fantasmas Espaciales (fue uno de esos casos frecuentes en aquella época en Forum en que las series de complemento eran bastante mejores que las principales).



En fin, pero a lo que íbamos que me puede la nostalgia (aunque esta entrada sea pura nostalgia). Antes de la etapa "ROM", en uno de los primeros episodios de los Transformers los autobots salvaban al Boss y a la Elm Street Band al completo otorgando carta de realidad o de fantasía a unos y otros. Quizás hoy en día a los aficionados más talibanes y detallistas les haría tirarse de los pelos esos tebeos llenos de fallos, pero a los inocentes chavalillos que éramos por aquel entonces nos parecía de lo más natural que Springsteen conviviera en el mismo universo que los Transformers (e incluso que Spiderman que también hizo algún que otro cameo).


Eran otros tiempos, los tebeos tenían magia y hasta un artista como Sienki podía firmar portadas como esta sin rubor…


Para que no quede todo en una batallita de abuelo cebolleta os dejo un directo de “Thunder Roaddel 76 (Eso sí, al autobot amarillo que se convertía en escarabajo y salvaba a Springsteen os lo imagináis vosotros si no os leísteis el tebeo).



“Estela: Zona Franca”, de Morvan y Buchet.

Hay series que, a pesar de su calidad, pasan injustamente desapercibidas para el gran público, quizás porque los que escribimos regularmente sobre esto de los cómics tendemos a buscar la originalidad y la novedad que nos sorprenda y por resabiados minimizamos otros valores como la comercialidad y la mera diversión. Solo de ese modo puedo explicar que no haya escrito todavía de una serie como “Estela”, de la que Norma acaba de publicar su duodécima entrega “Zona Franca” (una más aparecida ya en Francia) , y que es probablemente, junto a “Nathan Never” y sin tener en cuenta reediciones y clásicos, de los cómics actuales de Ciencia Ficción que mejor mantiene ese equilibrio entre comercialidad y calidad.

No voy a destripar ahora –ya lo iré haciendo conforme la vaya releyendo- todos los intríngulis de este “space opera” que tiene en su eclecticismo para aglutinar, sin ningún tipo de complejo, todo tipo de influencias del rico y variado género de la Ciencia Ficción su principal cualidad, para centrarme en esta última entrega publicada en España en la que la protagonista de la serie, la humana Nävis, mientras continua apartada del servicio en Estela y actúa como mercenaria del ambiguo Ehmte Cis-Rohm, debe llevar a Soimitt, un asesino a sueldo con el que ya ha tenido encuentros y desencuentros, a un misterioso planeta viviente donde, gracias a sus curiosas propiedades, podrá eliminar los bloqueos mentales del asesino. Mientras esquiva a los fundamentalistas que viven allí, Nävis hará sorprendentes revelaciones sobre los misterios que rodean a la todopoderosa Estela y a su patrón.

Zona Franca” no es ni de lejos el mejor álbum para incorporarse de nuevas a esta serie ya que incorporan revelaciones e introducen nuevos misterios que dejarán al lego desconocedor de la trama completamente fuera de juego. Y es que Morvan construye un álbum de acción en que las persecuciones frenéticas y los tiroteos se suceden sin tregua salpimentados de diálogos y referencias que obligan al lector a tener frescos en la memoria hechos y sucesos narrados en anteriores álbumes para no perderse del todo. Si la trama, fiel a los cánones del género, resulta entretenida y está bien llevada –insisto, sobre todo si se conoce de antemano lo ocurrido en otras entregas-, es en el aspecto gráfico donde el álbum y la serie destaca gracias al trabajo de Buchet, un dibujante muy plástico y hábil que se maneja con habilidad en la recreación de todo tipo de artefactos tecnológicos, razas extraterrestres y curiosos planetas.

En definitiva, un tebeo de género muy entretenido y una serie que no debería pasar desapercibida entre los amantes de la Ciencia Ficción que quieran pasar un buen rato con un tebeo que cumplirá todas sus expectativas salvo la de ser mínimamente original. Vosotros decidís