miércoles, 6 de julio de 2011

“Historias de la Taberna Galáctica”, de Josep Maria Bèa.




Releyendo la estupenda recopilación que Glénat realizase hace unos años de estas “Historias de la Taberna Galáctica”, originalmente publicadas a principios de los ochenta en la revista “1984”, uno se pregunta donde está el punto de encuentro entre el desparpajo y el ridículo, la imaginación desbordante y el desfase alucinado, el divertimento elitista y la diversión popular. Y la respuesta acaba siendo obvia, única y exclusivamente, en el talento, que se tiene o no se tiene. Y, si algo demuestran estas historias, es que precisamente Josep María Bèa andaba sobrado del mismo cuando realizó esta serie o, más probablemente, su gato le inspiró las más lucidas historias de su carrera.

Historias de la Taberna Galáctica” es un “space opera” inclasificable, quizás el último guiño a la creatividad de una Ciencia Ficción que en el momento que más cerca estuvo de alcanzar la gloria acabó adaptándose a fórmulas chuscas y políticamente correctas con las que agradar y contentar a todos los públicos convirtiéndose en un esqueleto cada vez más mondo en pos de un realismo y cientifismo en el que cada vez hay menos que rebañar. En cada una de las historias que componen estas historias hay un despliegue de creatividad mayor que en todas las películas del género que hemos visto desde que cambiamos de milenio, aunado con la inteligencia del que sabe reírse de unas convenciones que conoce demasiado bien tras bregar media vida en agencias y editoriales nacionales y extranjeras.

Las historias que componen la obra estructuradas en distintos relatos narrados por cada los engendros alienígenas que bien podrían haber salido de un goyesco aquelarre medieval (y acaban participando en más de una orgía espacial) que se reúnen como buenos parroquianos en la Taberna Galáctica localizada en un satélite perdido en medio del espacio que quizás inspirase a Neil Gaiman para sus relatos de “El fin de los mundos” de “The Sandman”, readaptan la estructura típica de las historias de Terror y Ciencia Ficción de E.C. y Warren aunque Bèa el habitual prólogo y conclusión de esas historias explicadas por un narrador interpuesto lo modifica para que sea comentado por el reparto coral de los parroquianos de la Taberna, gentes patibularia y chuscas a pesar de su condición extraterrestre y quizás por ello cercana y entrañable, resultando el grueso de esas historias tan singular como brillante en su extravagancia y desfachatez.

Bèa no obvia influencias, desde Wally Wood a Matheson, pasando por Aldiss, Scott, Dyck o Wyndham, que junta y revuelve a capricho con un toque gamberro personal y característico que consigue hacer participe al lector de la broma que subyace en el trasfondo de la historia sin sentir que el autor le esté tomando el pelo.

Historia de las Taberna Galáctica” es un tebeo divertido y genial que probablemente por ello no tuvo continuidad en la propia obra de Bèa que no alcanzó similares cotas de inspiración en obra posteriores como “La Esfera Cúbica” o “En un lugar de la mente”, aunque tampoco estén nada mal y quizás por ello, desencantado, acabara abandonando el Cómic por otros menesteres aun cuando acabara influyendo en otros muchos artistas y si no que se lo digan, por ejemplo, al ecléctico Santiago Valenzuela y su “Capitán Torrezno”. En definitiva, un autor a descubrir por los más jóvenes aficionados que se sorprenderán de que hubiera una época en que la Ciencia Ficción más gamberra y brillante se hiciera en España (pero la hubo).

8 comentarios:

Robur dijo...

Boccaccio y Chaucer son el origen para ambos creo yo, mas Chaucer posiblemente. Recuerdo muchas de estas historias de los 1984s. Aun con lo bien que esta ahora el panorama tebeistico y la calidad y cantidad de lo publicado hecho de menos la revistas ochenteras.

PAblo dijo...

Robur,

Sí, más "Los Cuentos de Canterbuy" aunque también tengan algo de "Decameron" ambas.

Yo no viví por edad el boom de esas revistas pero fue uno de los momentos dorados del cómic en mi opinión en cuanto a creatividad, accesibilidad y talento.

Ojalá se viva en el futuro algo parecido. Yo tengo mis esperanzas puestas en los webcomics...

Impacientes Saludos.

Anónimo dijo...

Joder, que recuerdos; creo que todavía conservo la colección completa de 1984 en algún armario de casa de mis padres; a buscarlos toca.

tristan dijo...

Beà fue siempre un soplo de aire fresco en las muy a menudo uniformes y manidas historias de ciencia ficción y terror de las revistas. Historias de la taberna... es su obra maestra; realmente apabullante.
Yo a Beà sin embargo no puedo dejar de verlo como el chico del comic Losprofesionales que va a la agencia y le hacen la novatada del boxeador. Lo veo diciéndole a su gato. ¿Sabes que? Los dibujantes son algo cabroncetes.

Pacientes saludos.

David. dijo...

Me lo dejó un amigo hace años y no me gustó mucho, pero ahora más maduro me gustaría darle otra oportunidad.

Sí que se nota la influencia de EC (editorial a la que admiro) y por eso desde aquí me gustaría pedir una reedición de la EC mejor que la que hizo Planeta en su día. Resulta casi increíble, pero hoy por hoy los cómics de Gaines, Feldstein y compañía son inencontrables incluso en el mercado americano (en amazon.com piden por la última edición de las primeras historias de Tales from the crypt unos 130 dólares).

¡¡¡¡Que alguien reedite a EC!!!!

PAblo dijo...

Anónimo,

Bienvenido. Espero que el redescubrimiento no te decepcione.

Tristán,

Sí, Giménez de un modo u otro acabó inmortalizándolo en "Los Profesionales". Con todo, creo que su evolución posterior resulta espectacular.

No sé hasta que punto darte la razón sobre las historias de Ciencia Ficción de las revistas españolas. Más allá de lo original que sean estas historias hay otras que no iban a la zaga. Estoy pensando en historias como "Kraken" o "Custer", por ejemplo.

David,

Me uno a tu petición. Estaría chula una edición de los Cómics E.C similar a la que están realizando de las revistas de "Warren". Por pedir que no quede.

Impacientes Saludos.

tristan dijo...

¡¡¡EC Comics en color ya!!!

Es indudable que había grandes obras como las que mencionas o Fragmentos de la enciclopedia délfica o Haggarth... pero también había paja para rellenar. Eso sí fue una edad de oro de la edición de tebeos, sin duda.

PAblo dijo...

Tristán,

Me uno al grito. He leído la reflexión de tu última entrada respecto a la edición de clásicos americanos y estoy completamente de acuerdo. Es paradójico que en España se esté publicando mejor material de segunda fila -aunque con historias interesantes- que las de E.C. que fueron pioneras en tantos ámbitos.

Impacientes Saludos.