martes, 31 de mayo de 2011

“Vida en otro planeta”, de Will Eisner.

Uno no se explica muy bien el criterio seguido por Norma Editorial para reeditar la obra de Will Eisner. Y es que resulta llamativo que una obra que se me antoja tan importante en la producción del creador de “The Spirit” como "Vida en otro planeta" permaneciese olvidada durante décadas desde su primera publicación seriada en la revista “Creepy”. Aparecida en 1979 –solo un año después que la aplaudida “Contrato con Dios”-, “Vida en otro planeta” es una obra puente y transversal, el eslabón perdido y hallado que enlaza la producción más comercial y de ficción del Eisner de “The Spirit” con el tratamiento más intimista y realista de sus novelas gráficas posteriores.

En esta obra, Eisner imagina las consecuencias a nivel mundial de la recepción de una comunicación procedente del espacio exterior. El mensaje es una sucesión de números primos que evidencia la existencia de vida racional en otro planeta y se convierte en la mecha que pone en marcha una frenética carrera entre distintas facciones y países para ser los primeros en enviar una expedición tripulada al origen de la señal, el planeta Barnard, sucediéndose las intrigas, manipulaciones y asesinatos entre unos y otros.

Organizada en capítulos, Eisner se divierte experimentando y aplicando en su segunda novela gráfica todo lo aprendido a lo largo de los años dedicados en la realización de “The Spirit” en una obra larga en la que mezcla elementos de ciencia ficción con el thriller y la política ficción poniendo de manifiesto, con un tono agridulce e irónico, el papel del egoísmo y la avaricia como verdaderos motores y lastres de la naturaleza humana. Con aparente facilidad, Eisner va hilvanando las complejas tramas en un elaborado artificio de vidas cruzadas anterior al mismo concepto de vidas cruzadas en la que los personajes quedan perfectamente caracterizados en dos pinceladas dando un tono coral a la historia, aun cuando haya personajes cuyo peso en la trama vaya siendo progresivamente mayor respecto el de otros.

Quizás se pueda objetar que en ocasiones la historia resulte recargada de texto y el lector pueda perderse en el frenético ritmo impuesto por Eisner. Sin embargo, el autor siempre es capaz de dar con el giro preciso y la solución para rescatarnos y tentarnos con su virtuosismo gráfico con el que nos mantiene enganchados hasta el final a una historia que avanza en varias décadas a las intrigas políticas que los Scott, Spielberg y Stone nos han ido ofreciendo en el cine muchos años después.
En definitiva, “Vida en otro planeta” es un portento y un punto aparte. La única y última historia apócrifa de “The Spirit” y por ello completamente diferente a las demás. Una historia larga y compleja ambientada en nuestro amargo mundo real y alejada de la ingenuidad delirante de Central City, con un Danny Colt/ Blubb que consigue una pírrica victoria a los puntos respecto a unos villanos demasiado cercanos y reconocibles. "Vida en otro planeta" es el broche de oro con el que Eisner se despidió de esos universos de ficción que conocía tan bien para sumirse en sus nuevas novelas gráficas de temática más personal y costumbrista que en esa nueva época de su vida le apetecía realizar. Indispensables tanto unas como otras.

lunes, 30 de mayo de 2011

A Jan Fabre le gusta La Muerte del Capitán Marvel.

...O al menos su portada. Eso es lo que deduje al ver la "Piedad" que el belga Jan Fabre anda exoniendo en la Bienal de Venecia. Al parecer, el artista considera que con esta representación va a conseguir “que el espectador abra su mente y que piense un poco en la carencia de espiritualidad que tenemos ahora en nuestra sociedad. Es cierto que hay una referencia a las religiones, pero para mí tiene que ver más con un estado espiritual”.




Evidentemente, ha suscitado las inevitables críticas de la Iglesia y el aplauso de la intelectualidad más progre, garantizando a Fabre una notoriedad que, al menos por esta obra, no creo que merezca, porque a cualquiera que haya leído tebeos Marvel lo único que le ha demostrado el amigo es que conoce la obra de nuestro querido Jim Starlin (o simplemente que ha googleado, se encontró con la portada y le moló lo suficiente como para "inspirarse"...) y sabe venderse muy bien.

En fin, ¿coincidencia, homenaje o plagio? Decidid vosotros que yo lo tengo claro. En ningún caso, Fabre hace referencia a la portada de “La Muerte del Capitán Marvel” (1982), pero la coincidencia resulta más que evidente. Y no es la primera vez que desde disciplinas artísticas con una mejor consideración social que el ninguneado y acomplejado mundillo del Cómic popular se han expoliado ideas sin ninguna consideración hacia los autores originales.

Estaría bien que se hiciera algo al respecto, pero sinceramente dudo mucho que Starlin o Marvel tomen cartas en el asunto. Y así le va al Cómic.

sábado, 28 de mayo de 2011

Grateful Dead y los cómics: Gilbert Shelton.

Los Grateful Dead son uno de los grupos más legendarios de la música norteamericana por méritos propios. Un grupo tan genial como inclasificable con una historia de más de cincuenta años, iniciada a mediados de los sesenta, y que, aparte de su particular modo de entender el negocio de la música (probablemente, porque para ellos no era un negocio), ha dado para escribir unos cuantos libros en los que se explican su obsesión con el sonido, la improvisación de temas propios y ajenos, sus interminables giras, su especial relación con sus fanáticos seguidores que los acompañaban de ciudad en ciudad en su vagar interminable de treinta años y su poco saludable relación con las drogas que les llevó a perder más de un miembro por el camino.

Una historia apasionante que os sugiero conozcáis por otras vías porque aquí de momento nos centraremos a lo largo de tres entradas únicamente con su particular relación con el cómic. O, más bien con tres autores de cómics concretos que han realizado distintas portadas y distinto merchandising relacionado con la banda: Gilbert Shelton, Rick Griffin y Timothy Truman.

En 1978, cuando los Grateful Dead ya eran un grupo con una década a sus espaldas encargaron a Gilbert Shelton, el creador de “Los Fabulosos Freaks Brothers”, la portada de “Shakedown Street”, portada que acabaría convirtiéndose por derecho propio en un icono del hippismo y la llamada “contracultura”, con su visión del atardecer en la bahía de San Francisco y la particular fauna que la habitaba. Shelton solo realizó una portada para Grateful Dead pero probablemente sea la más conocida y recordada de la banda.

Hay os dejo con una de las versiones de “Shakedown Street” para que disfrutéis hasta la siguiente entrega.

viernes, 27 de mayo de 2011

Cómics y Fútbol, una relación fructífera.

Como estamos a vísperas de la final de la Champions entre el Barça y el Manchester United, parece un buen momento para dar otro repasito a la fructifera relación entre que han tenido al plebeyo deporte del balompié y el cómic a traves de algunas de las publicaciones que lo han tratado.

Casi nadie recuerda ya que al gran Valentín Castanys, colaborador habitual del “TBO” durante décadas, se deben dos hechos importantes para el fútbol catalán: la creación de una de las figuras señeras del Barça, el Avi y popularizara el uso del término Periquito para defini a los seguidores del Español. Por otro lado, Castanys realizó algún que otro monográfico dedicado al fútbol en “TBO”, publicación que a lo largo de su lóngeva vida dedicó varios monográficos al deporte rey.

Por otro lado, con “Pepe, el hincha”, visionaria serie de Peñarroya para el “Tío Vivo” –sí el de “El invierno del dibujante”- en la que con ironía e ingenuidad el genial autor trataba el fenómeno del forofismo a través de las peripecias de su protagonista. Releyendo las historietas, la verdad es que las cosas no han cambiado mucho en cincuenta años.

Dentro también de la Escuela Bruguera, ¿quién no ha leído alguna de las distintas aventuras protagonizadas por Mortadelo y Filemon ambientadas en los mundiales de fútbol desde Argentina 78?
Esta entrada quedaría coja (gracias TEBEOBIEN) sin la mención a "Roy of the Rovers", señero cómic creado en 1954 para la revista "Tiger" por Frank S. Pepper y que ha tenido una larga existencia en el Reino Unido, donde es muy popular. En el mismo, se desarrollan las aventuras futbolísticas y familiares de Roy Race, desde sus inicios en el Melchester Rovers hasta lograr vestir la camiseta de la selección inglesa, incluso sus experiencias como entrenador de distintos equipos. Por l la serie han pasado muchos artistas, entre ellos gentes de talento como Tom Tully o Paul Trevillion.


En la década de los setenta, nos llegó la que quizás sea la serie de fútbol por excelencia, recordada también con especial cariño para los culés, “Eric Castel”, de Raymond Reding y Françoise Hugues, en la que a lo largo de quince álbumes se seguía la trayectoria profesional del ficticio futbolista que le da título, un Eric Castel, que juega, aparte de en el Barça, en el Bayern Munich y el Paris St Germain, lo que explica el por qué a ningún madridista nos acabe de hacer demasiada gracia. Con todo, es una serie entretenida que en los últimos años está reeditando Norma Editorial.

Ya en los noventa, tenemos la reactualización del fenómeno hincha a través de las aventuras de “Curro Corner”, que para El Jueves realiza Ozeluí.

A partir de la década de los noventa, y curiosamente teniendo en cuenta que hasta hace relativamente poco el fútbol era un deporte sin ninguna tradición, una de las series que más ha impacto ha causado es el manga “Captain Tsubasa”, que en España se popularizase a raíz del la versión anime “Campeones” y que ya ha pasado a formar parte de la memoria colectiva de las generaciones más jóvenes.

Por ahora, el penúltimo intento nacional de sacar adelante una serie de temática futbolera ha sido el “Porquinho”, de Alex López, un “funny animal” en el que el simpático Porquinho intentaba hacerse con la Liga de Champiñones (sic).

En definitiva, el Cómic y el Fútbol viven una relación sólida que no deja de confirmarse con la aparición de nuevos títulos por todo el mundo aun cuando la mayoría sean cómics “de encargo” en que se repasan desde la historia de los principales clubes hasta la consecución de algún título.
Ah, y a los que no les guste el fútbol, también encontrarán su rinconcito en el cómic, como en esta historieta de Ibáñez

jueves, 26 de mayo de 2011

Apoyando las buenas causas: TBO4Japan, el libro.

Me llega una nota de prensa pidiendo que difunda la próxima publicación del libro "TBO4Japan", en el que se recogen todas las ilustraciones y colaboraciones que un buen número de dibujantes e ilustradores - Ken Niimura, Esther Gili, Cris Ortega, Studio Kosen, Kenny Ruiz, Juan José RYP, Raúl, Carla Berrocal, Fernando Vicente, Pepe Larraz, Alfonso Azpiri, Bea Tormo, Víctor Santos, Enrique Vegas, Ximo Abadía, Pepo Pérez, Emma Rios, Arantza Sestayo, Javier Olivares, Ángel Unzueta, Esteban Maroto, Luis y Rómulo Royo, Nacho Fernández, José Luis Ágreda, Jordi Bayarri, Santiago Sequeiros, Nacho Arranz, Miguel Ángel Martín, entre otros- donaron a través la iniciativa TBO4Japan para ayudar a las víctimas del Tsunami japonés en su momento.

Con esa capacidad de autodefensa ante el horror que tenemos los humanos de ser olvidadizos ante las desgracias que nos rodean o, simplemente, porque en las noticias las consecuencias del Tsunami y el accidente radioactivo posterior cada vez ocupan menos espacio, es bueno que se mantengan en el tiempo iniciativas de este tipo, ya que los beneficios del libro, editado por Dibbuks, se destinarán -como ya sucedió con lo obtenido por la venta de los originales- a la ayuda del pueblo japonés (sería interesante que desde la web del evento se informará de como se gestionan las donaciones).

Hala, a comprar y regalar el librillo que 15 € acaban yendo a cualquier lado...

“El Caballero Errante”, de Ben Avery, Mike S. Miller y George R.R. Martin.

Con buen olfato comercial –mejor que el de Gigamesh- Mondadori ha aprovechado el tirón de la serie televisiva que adapta la saga de recomendables novelas de fantasía heroica “Canción de Hielo y Fuego”, de George R.R. Martin, para publicar las adaptaciones al cómic de dos novelas cortas – “”El Caballero Errante” y “La Espada Leal”, publicadas dentro de las antologías “Leyendas”, actualmente descatalogadas en España (¿Gigamesh a qué esperas?)- ambientadas en aquel mundo imaginario aun cuando los hechos narrados sucedieran un siglo antes de la historia narrada por Martin en la saga principal, con lo que su incidencia en la misma es bastante marginal y solo sirve para proporcionar soma a sus seguidores (que a estas alturas somos unos cuantos).

En “El Caballero Errante”, se nos narran las aventuras de el joven e idealista Dunk, un joven escudero metido a caballero errante a la muerte de su anciano señor, quién para mejorar su fortuna acude a un gran torneo que se está organizando para medirse con lo más granado de la Caballería de los Reinos de Poniente. Junto a su misterioso escudero, el pelado Egg, Dunk verá como todas sus ilusiones se van al traste cuando acaba metido en un lío en el que pondrá en juego su vida y su recién adquirida caballerosidad al enfrentarse con uno de los príncipes más poderosos del reino.

Como desde la editorial no parecen querer darles el mérito que les corresponde lo haré yo desde aquí, destacando la labor de adaptación de la sencilla obra original de Martin por parte del equipo formado por el guionista Ben Avery y el dibujante Mike S. Miller quienes trasladan la narración precisa de Martin a un cómic fluido y entretenido en el que se sintetizan todos los tópicos del género de caballería. En el aspecto gráfico, Mike S. Miller, a pesar de su dificultad para dotar de expresividad a los rostros de los personajes –todas las caras son iguales- y algunos problemillas con las proporciones cumple con una narración muy influida por el manga logrando una lectura fluida y amena.

En definitiva, el cómic de “El Caballero Errante” que ya editara Devir como miniserie en formato prestigio hace unos años y que Mondadori ha recuperado en formato libro con la consiguiente reducción del dibujo (que tampoco sufre demasiado), cumple como lectura de género para pasar el rato y es una buena puerta de entrada al universo de “Canción de Hielo y Fuego” para quién quiera probar antes de atreverse con los megatochos de Martin.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Spanish Revolution, de Pepo Pérez y Santiago Garcia.


Hace unos días, Pepo Pérez y Santiago García publicaron esta ¿historieta, cómic, tebeo, novela gráfica, webcomic? Que cada cuál elija la denominación que más le guste.
Más allá de las categorizaciones, a mí me ha gustado mucho por distintos motivos: por su inmediatez (se colgó a los pocos días de la explosión del movimiento de Democracia Real lo que pone en tela de jucio una de las críticas al llamado "cómic periodísitico", su lentitud de elaboración), por su concisión narrativa - que demuestra que para hacer un buen cómic y contar muchas cosas no se necesitan mil páginas- y el equilibrio entre géneros (hay reportaje periodístico, relato costumbrista y anécdota autobiográfica…). Un poco en un estilo que los autores han seguido en la última entrega de “El Vecino” pero situada la acción en lugar de un marco de ficción con personajes cercanos, pero irreales, en la más cruda, rabiosa –y dura- realidad.
Más allá que como se nombre, me parece que están experimentado en la línea de los Sacco, Bagge y demás que en España se había dejado de lado. Ojalá se animen a continuar porque puede dar mucho de sí.

Nueva encuesta impaciente: va de calvos.

Pues sí, será cosa de la edad y que yo ando también perdiendo el pelo, pero me apetece rendir homenaje a los abundantes calvos del tebeo con esta nueva encuesta en la que entre todos determinaremos quién es el personaje de cómic calvo más influyente o simplemente votaremos por nuestro favorito.

Una pequeña lista orientativa con algunos de los más famosos:




Un joven que está en el origen de todo, Mickey Dugan-Yellow Kid, de R.F. Outcault.

Una calva genial la del Profesor Tornasol, de Hergé.

El calvo nacional más reconocible: Mortadelo, de Ibáñez (todo un especialista en personajes calvos de diferente graduación).

La calva más bella: Dragon Lunar, de Bill Everett, George Tuska y Mike Friedrich.

El calvo malo por antonomasia, Lex Luthor, de Siegel y Shuster.

Y, por supuesto el más querido por el que esto escribe, Uatu, el Vigilante, de Stan Lee y Jack Kirby.



Por supuesto, personajes alopécicos hay muchos más y podéis votar o mencionar a los que queráis en los comentarios de la entrada que para eso están. Eso sí, a la hora de votar dejad claro vuestro voto por uno.


La encuesta la mantendré abierta hasta… el 19 de Junio, y después comentaremos los resultados. A partir del 19, ya sabéis, todos calvos.

martes, 24 de mayo de 2011

“Conan, el Cimmerio: Compañeros Libres”, de Timothy Truman, Tomás Giorello y Paul Lee.

Sigo a mi aire el repaso de la colección de “Conan, el cimmerio”, que viene publicando Planeta, con los números 13 y 14 de la colección española, que agrupan los números 15 a 18 de la serie original norteamericana de Dark Horse en los que se cierra un nuevo arco argumental con el fin de la relación de Conan con la ingrata Yasmela y su paso por la legión de mercenarios de los Compañías Libres de Amalric.

La verdad es que este último arco argumental de “Conan El Cimmerio” es con mucho el peor acabado hasta el momento de la serie a través de una historia que si bien cumple su función principal de hacer pasar el rato carece de la brillantez de anteriores entregas. Y eso que Truman parte de una idea interesante mostrando de partida a un Conan derrotado y herido que se esconde en unas marismas llenas de dinosaurios y humanos carroñeros, rodeado de los cadáveres de los que fueron sus compañeros mercenarios para, mediante flashbacks, retomar la acción en donde había quedado en episodios anteriores y explicar cómo el cimmerio se ha encontrado en ese brete. La idea está curiosa y, como es característico del Conan de Dark Horse, Truman se cuida mucho de mantener la coherencia de la historia con la base literaria de Robert E. Howard, pero la narración resulta precipitada en su desarrollo y resolución, especialmente en las partes dibujadas por el propio Truman en las que se ve obligado a condensar demasiada información – la aparición del sibilino Julion, el rescate del hermano de Yasmela y el poco glorioso fin del bueno de Amalric (que a mí me parece el primo hermano de Fafnir)- y en las que queda bastante en evidencia respecto al dibujante titular, el argentino Giorelllo que vuelve a dar lo mejor de sí en las páginas que le tocan en suerte para reflejar los peligros y la insalubridad del pantano en que se esconde Conan. Supongo que a Truman le hacía ilusión dibujar a Conan pero su nivel queda bastante lejos del de Giorello o del resto de leyendas con los que este ha compartido lápices en la serie – Corben, Joe Kubert- resultando su versión de Conan más gruesa y estática, y la influencia de Buscema más evidente.

Más interesante me ha parecido el aperitivo a esta historia. El número 15 de la edición norteamericana es un número autoconclusivo, ajeno a la trama principal, realizado por Truman junto a Paul Lee para el que el guionista recupera a un par de personajes de reparto que ya aparecieran en el número 0 de la serie de Busiek y Nord y, mediante un recurso muy howardiano, ceder el protagonismo a Akivasaha, personaje secundario de la howardiana “La Hora del Dragón” que inspiró a la tramposilla Anne Rice para “La reina de los condenados” y que de vez en cuando aparece en alguna nueva versión en los cómics y películas basadas en personajes de Howard, del que se vale para profundizar en las miserias del vampirismo. La caracterización del personaje es excelente con un punto romántico muy bien traído y el dibujo pictórico de Paul Lee se adapta bien al tono de la historia.

En definitiva, “Conan El Cimmerio” es un cómic con el que seguir disfrutando aunque me temo que seamos pocos los que sigamos la serie regular dado su elevado precio y la casi segura reedición por arcos a medio plazo.

¿En qué se parece George R.R. Martin a Frank Frazetta? Haciendo las cosas mal.

Anoche, a horas intempestivas, me puse con la lectura de “El Caballero Errante”, precuela de “Canción de Hielo y Fuego", reeditada por Mondadori y publicada hace unos añitos por Devir. Pero antes de valorar el contenido del que me ocuparé en un par de días un par de asuntillos sobre la edición sonrojantes:

Primero, podían haberse esmerado un poquito más con la portada de la edición de Debolsillo, inspirada con poca gracia la famosa ilustración de Frazetta de abajo. En el interior, como complemento, aparecen algunas portadas de la edición en comic book que están lo suficientemente bien como para no haber caído en este homenaje tan burdo.

Segundo, y más importante, creo que Mondadori, la editorial a la que pertenece la colección Debolsillo, lleva ya el suficiente tiempo en esto de los cómics como para darle el crédito que se merecen a sus profesionales. Está claro que el nombre de George R.R. Martin es el que tiene el tirón comercial y no me parece mal que aparezca bien grande en portada como autor del relato, pero lo suyo es que, junto al mismo, aparecieran también los nombres de los artistas que han realizado su adaptación al cómic, Mike S. Miller y Ben Avery, y no únicamente en los créditos anteriores.

Estaría bien que en la continuación de esta obra, “La Espada Leal”, cuya publicación se anuncia para Junio se subsanase esa omisión pero, sinceramente, lo dudo.

lunes, 23 de mayo de 2011

“Agencia de Detectives Black Diamond”, de Eddie Campbell.

Vaya por delante que no he leído ninguno de los trabajos biográfico-y ensayos que últimamente se han venido publicando de Eddie Campbell, por lo que le conozco básicamente por sus trabajos a pachas con Alan Moore: la monumental “From Hell”, en la que creo que tiene más mérito del que se le suele reconocer (lo que suele pasarle a la mayor parte de los dibujantes con los que colabora el barbado) y la olvidable “El Amnios Natal”, una frivolidad como cualquier otra. Y no he caído hasta ahora en la compra y lectura de esas obras, a pesar de sus buenas críticas, porque andaba yo esperando algo que despertase mi entusiasmo hacia un autor que me había dado una de cal y otra de arena. Algo como este “Agencia de Detectives Black Diamond”, que publica Astiberri en una bonita edición, que me permitiera calibrar su evolución en una obra “menor” antes de meterme en mayores complicaciones.

John Harlin es aparentemente un apacible granjero que vive tranquilamente con su mujer en la rural Misouri, cuando de un día para otro la ordinaria y ordenada vida que se ha construido en los últimos cinco años se hace añicos al ser abandonado por su esposa al mismo tiempo que se convierte en el principal sospechoso del robo a un tren que ha provocado cientos de víctimas. Aunque todas las pruebas le incriminen y la Agencia de Detectives Black Diamond lo tenga muy claro, Harlin es mucho más de lo que aparenta e iniciará una huida perseguido por los detectives para limpiar su nombre –o al menos uno de ellos- y recuperar a su mujer.

Agencias de Detectives Black Diamond” es un tebeo tan irregular como interesante en el que Campbell despliega sus recursos narrativos al servicio de una trama entretenida de “falso culpable” que va de más a menos y se resuelve de un modo abrupto y confuso con algunos elementos de la trama que me recuerda muy sospechosamente al primer álbum de “W.E.S.T”.
Por otro lado, tampoco todos los fallos y las rocambolescas casualidades que pueblan la historia se puedan achacar del todo a Campbell quién parte de un guión de Charles Gaby Mitchell –en algún sitio he leído con cierta malicia que esta obra es un “storyboard”, afirmación con la que no estoy de acuerdo- y, en buena medida, me da la impresión que con su trabajo gráfico incluso logra disimular lo artificioso de la idea original aun cuando me da la sensación que Campbell tampoco esté demasiado interesado en la obra más allá que como ejercicio de estilo con el que depurar recursos y habilidades. Campbell se muestra como un narrador bastante fino en líneas generales con algunos momentos muy buenos, básicamente en las que narra la explosión del tren al principio de la historia, obsesionado con una depuración narrativa que llega en ocasiones al esquematismo que le lleva a prescindir de cualquier adorno argumental y textos auxiliares que aclaren y enriquezcan la trama y profundicen en el desarrollo de unos personajes a los que apenas aboceta con unos mínimos rasgos identificadores y a los que no ayuda a reconocer precisamente su estilo de dibujo evocador del impresionismo norteamericano.

Por otro lado, es curioso que en los recursos que mejor aplica Campbell tampoco me resulten excesivamente novedosos – el uso del rojo para fijar la atención del lector y guiar la lectura ya se lo vimos a Miller utilizar con mucho tino en “Sin City” o la utilización de elementos retro me recuerdan a “La Liga de los Hombres Extraordinario”, de Moore y O’ Neill. Con todo, Campbell usa de esos recursos con tino y quizás su utilización sea lo mejor de la obra, sobre todo en comparación con otros momentos que resultan muy confusos como las secuencias de los tiroteos.

En definitiva, “Agencia de Detectives Black Diamond” no pasa de ser un tebeo correctito realizado por un autor, eso sí, que se nota que está pendiente de analizar y estudiar el medio para aplicar esos hallazgos a su propia obra y queda lejos de la excelencia que se le presupone a este autor dado el eco con el que cuenta y habrá derrochado en otras obras. Si en algún momento, logro bajar la pila de lecturas pendientes, probaré con “Alec” pero, visto lo visto, no tengo excesiva prisa.

Paul Gillon (1926-2011)

Para rematar el despertar depresivo de este lunes de resultados electorales que no por esperados son menos desesperanzadores, me entero del fallecimiento de Paul Gillon, octogenario autor francés que por suerte los más jovencillos que hayan tenido interés han podido al menos conocer gracias a la reedición que el año pasado realizó Glénat de una de sus mejores series, “Los náufragos del tiempo”.

Exquisito dibujante de trazo delicado especializado en hermosas y sensuales mujeres, Gillon sacó partido a su dibujo minucioso y cuidada narrativa, abordando con desenvoltura y éxito casi todos los géneros desde la “capa y espada” o las adaptaciones literarias al romance, destacando especialmente en la boyante Ciencia Ficción europea de los setenta donde destacó con dos grandes series, la mencionada de “Los náufragos del tiempo” y “La Superviviente”.

Gillon fue un multipremiado autor que ganó varios premios de Angoulème y el Yellow Kid, aunque en los últimos tiempos esas cosas de las modas hicieron que su obra haya pasado demasiado tiempo arrinconada para los nuevos aficionados.

Aquí hay un completo y excelente artículo en que se repasa su biografía y extensa obra que, por desgracia, en España en su mayoría se encuentra todavía olvidada.

D.E.P.