sábado, 31 de diciembre de 2011

Cerrando el 2011 con unas impacientes reflexiones.


Dada la enorme pila acumulada de lecturas y entradas pendientes este año más que destacar un único cómic, libro y película como venía haciendo otras veces, me apetece dejar mi percepción, que no análisis, sobre lo que ha sido el 2011 en torno al Cómic y alrededores.
Ha sido este un año como no podía ser de otro modo marcado por la crisis a todos los niveles en el que paradójicamente las ventas de cómics han aumentado, aunque ese aumento no ha beneficiado a todos por igual y las pequeñas editoriales, la mayor parte de los autores patrios y las librerías se las han visto y deseado para mantenerse. En ese sentido, no todas lo han conseguido y librerías emblemáticas y veteranas como Enigma Cómics o El Aventurero, en Madrid, y hermosos proyectos como Pictografics, en Barcelona, han visto como tenían que cerrar sus puertas.
A nivel editorial, la gran noticia ha sido la perdida /renuncia de los derechos de los cómics DC por parte de Planeta a favor de la desconocida ECC, empresa tras la que se encuentra el antiguo packager de Planeta, El Catálogo, S.L. A priori, ECC anuncia nuevas ideas a la hora de editar los tebeos DC y una apuesta por las ediciones económicas. De momento, habrá que darles el beneficio de la duda y confirmar que las ilusionantes expectativas que supone un nuevo proyecto se cumplan.
Tras el gran bombazo, la otra gran noticia destacable a nivel editorial ha sido la desvinculación de Glénat España de la empresa madre francesa. Joan Navarro explicó casi el día a día a través de su blog los pasos que iba dando para salvar su editorial mostrando que no es oro todo lo que reluce tras los grandes titulares de prensa.
Acuciadas por la crisis, parece que desde las editoriales más grandes empieza a hacerse caso a las demandas de los aficionados con lo que las publicaciones estrella de este año han sido las reediciones en formato económico o la publicación de material clásico en formato de lujo.
Así, por un lado, hemos visto como Panini consolidaba sus dos grandes líneas “Marvel Heroes” y “Extra Superhéroes” al tiempo que saldaba los criticados BoME, mientras, por otro, Norma ha publicado la imposible “American Flagg” y reeditado otros como “The Black Kiss” o “The Rocketeer” y apostaba paradójicamente por ediciones “lujosas” y para regalar de éxitos como “Planetary”. Y, también hay que alegrarse que una pequeña editorial como Ponent Mon continue adelante con la publicación de "Cerebus" en castellano. Sin embargo, la noticia del año ha sido la aparición de “La Gran Colección de Astérix”, una edición que por fin hace justicia al talento de Uderzo y Goscinny.
Las editoriales más pequeñas han reducido el número de novedades y han apostado, en ocasiones, por las reediciones de valores seguros, y han surgido proyectos innovadores como Caramba a los que habrá que seguir de cerca. Y es que la impresión general es que el cómic en papel tiene los años contados y el digital es imparable con lo que editoriales como Norma o la librería Koomic empiezan a posicionarse.
A nivel autoral, no ha sido un gran año. No se puede considerar que haya habido una gran obra que haya destacado por encima del resto. El nivel medio ha sido bastante alto, eso sí, pero no ha habido ningún autor que me haya deslumbrado aunque gente como Valenzuela, Rubín, Roca, Blain o Craig Thompson han dejado tebeos más que interesantes. Sin embargo, si hay un autor que se ha prodigado en cantidad y calidad ha sido Bastièn Vivès, el futuro es suyo.
Finalmente, la blogosfera comiqueril resiste. Y eso por sí solo, comprobando el auge de las redes sociales y la inmediatez que proporcionan, ya es una noticia… Algunos pesos pesados no se han prodigado tanto como nos tenían acostumbrados pero hay nuevas páginas y blogs dispuestas a sumarse a la fiesta lo cuál siempre resulta enriquecedor y ayuda a la divulgación. Lamentablemente, lo más triste han sido algunos rifirafes en torno al cansino y poco constructivo debate novela gráfica sí, novela gráfica no en el que no ha ganado nadie y hemos salido perdiendo todos.
A nivel particular, El lector impaciente ha resistido otro año, centrándose el blog prácticamente en el cómic y en la literatura, en menor medida. El cine, un poco por falta de tiempo y otro por falta de enamoramiento con un año que ha dejado poco de rascar ha visto su cuota sensiblemente reducida. Volverá, seguramente, porque la mía con este medio es una relación de amor-odio pero de momento me resisto. Por otro lado, me he atrevido incluso con alguna traducción lo cuál me ha resultado gratificante y he abierto la puerta a comentar series, pero este tipo de entradas seguirán teniendo una importancia marginal porque El lector impaciente es un blog esencialmente dedicado al Cómic y la lectura. También he colaborado con otros medios lo que no ha dejado de ser una experiencia tan estresante, en ocasiones, como bonita. Desde aquí agradecer a todos los que me propusieron participar en maravillosas y locas aventuras –aceptase o no- el haberse acordado de mí.
¿Seguiré en 2012? Hoy por hoy, sí, mientras la salud y mis prioridades afectivas y laborales lo permitan. Y es que El lector impaciente solo trata de mis aficiones que no importan, amigos, pero buena parte de lo importante en la vida es precisamente lo que no importa.
¡ Feliz e Impaciente 2012!

viernes, 30 de diciembre de 2011

“The Rocketeer”, de Dave Stevens.

Norma ha reditado en una cuidada edición la obra magna de Dave Stevens, “The Rocketeer” que ya fuese publicada en su momento por la añorada Ediciones Zinco. Stevens fue un primoroso dibujante legendario por una lentitud que garantizaba espectaculares resultados convirtiendo las escasas dos historias que realizó sobre “The Rocketeer” en una obra de culto que incluso contó con una temprana y correcta adaptación cinematográfica a cargo de Joe Johnston.

The Rocketeer” está ambientada en 1938 y cuenta las peripecias de Cliff Secord, un joven piloto de un circo aéreo que se hace por casualidad con un cohete aéreo autopropulsado. A Cliff no se le ocurre mejor idea que sacar partido al cohete en su espectáculo para conseguir dinerillos con los que engatusar a su escultural novia Betty a la que ronda un taimado fotógrafo que intenta convencerla sobre su potencial como estrella holliwoodiense. Sin embargo, todo se complicará cuando un atribulado Cliff se vea constantemente perseguido por los dueños del cohete y unos espías nazis que pretenden robarlo.

The Rocketeer” sigue siendo una lectura tremendamente agradable por su carácter naif y retro que nos sumerge de lleno en la ingenuidad de una época en la que todo era bastante sencillo. Stevens caracteriza perfectamente a los personajes para desarrollar divertidas historias inspirándose en los seriales e historias pulp que devoró en su niñez plasmando su esencia en su obra, llena de referentes y melancolía. Con ser una lectura agradable, realmente lo más atrayente de "The Rocketeer” es disfrutar del enorme talento gráfico de Dave Stevens, que nos sumerge directamente en la idealización de los años treinta siendo probablemente junto a otro gran autor retro como Mark Schultz los grandes herederos de los grandes dibujantes de aquella época. Stevens, claramente influido por su maestro Russ Manning, fue un magnífico narrador gráfico y dominó como pocos la figura y expresión humana, especialmente la femenina, siendo uno de los grandes culpables que las pin ups de los cincuenta y su principal exponente Bettie Page volviesen a ponerse de moda. Sin embargo, Betty Page no fue la única actriz en la que se inspiró Stevens estando su obra llena de referencias y homenajes escondidos al viejo Hollywood en particular y a la cultura popular de la época -las ferias, los pulps y los circos aéreos- desgraciadamente todo eso ha pasado ya a la historia.

La edición de Norma Editorial es muy buena a pesar del recoloreado de Laura Martin, quién aun mostrándose muy respetuosa con los lápices de Stevens le da inevitablemente un estilo más moderno que no acaba de cuadrar del todo. Completa la edición una exhaustiva selección de material complementario de todo tipo (hay casi más material complementario que cómic en sí) que los admiradores de Stevens sabrán agradece.

jueves, 29 de diciembre de 2011

“The Death-Ray”, de Daniel Clowes.





Para cerrar la querida sección Tebeos Olvidados por este año (la semana que viene nueva carta a los editores magos con los Tebeos Olvidados que iré reseñando a lo largo del 2012), he dejado adrede para el final quizás el olvido más fácilmente subsanable por los editores al ser un tebeo de anteayer -2004-, de un autor contemporáneo con prácticamente el resto de su obra editado ya en España y bendecido por la alta cultura como es Dan Clowes y tratarse de un tebeo reeditado a lo largo de este año precisamente en Estados Unidos…. Y, sin embargo, la que es la mejor obra de Dan Clowes, “The Death-Ray”, continúa injustamente olvidada en España. ¿Por qué? Muy sencillo, porque nadie vio negocio en hacerse con sus derechos y editarlo en su formato grapa original.

The Death-Ray” cuenta la historia de Andy un chaval de diecisiete años que descubre que cuenta con una enorme fuerza desde que empieza a fumar. Asesorado por su gran amigo Louie y armado con una pistola que desintegra a la gente, Andy intentará convertirse en un auténtico superhéroe para descubrir que la realidad es muy distinta a como la pintan en los cómics.

Aparecido en el último número de “Eightball”, el 23, “The Death-Ray” es el tebeo en el que Clowes mejor presenta todas sus preocupaciones –la incomunicación, la amistad, la insatisfacción adolescente…- manipulando para ello las convenciones más asentadas del género superheroico, adaptando a su manera las notas más significativas del "Spiderman" original de Lee y Ditko. Clowes disfraza una historia claustrofóbica, intensa y llena de simbolismos y detalles bajo la inocente apariencia de un cómic book juvenil ofreciendo una visión entre descarnada y satírica del mismo al modo en que Pychon realiza en sus novelas.

Pero, no nos equivoquemos, “The Death-Ray” nada tiene de literario es pura y esencialmente cómic y en el mismo Clowes vuelca sus extraordinarias dotes en cada detalle, con un cuidado esmerado de la elipsis y el ritmo narrativo para lograr sostener durante toda la historia un monólogo abierto en el que busca la implicación directa de cada lector, un tête a tête impropio en el que Andy/Clowes desnuda sus experiencias para intentar –y lograr- salvar quizás como en ninguna otra de sus obras ese abismo de ambigüedad existencial que le es tan característico.

Quizás el gran puñetazo sobre la mesa que da Clowes en este sencillo e inofensivo cómic que tantas verdades esconde para el que quiera encontrarlas es algo que los aficionados al cómic, en general, y al género de superhéroes en particular, ya sabíamos de siempre. Que bajo la apariencia del más banal y pueril de los tebeos de entretenimiento hay un espacio para la reflexión y la profundidad, que el continente no es la medida del contenido sino exclusivamente el talento del autor que hay detrás. Algo que tipos como Ditko y Lee ya descubrieron hace décadas y a Clowes no se le caen los anillos en recordar a su genial manera.

Como digo, hay disponible actualmente en Estados Unidos una bonita edición tipo álbum así que espero que algún avispado editor se anime a lo largo de 2012.

El que quiera entender, que entienda.

El lector impaciente en los premios 20Blogs.

Este año me ha dado por participar no sé muy bien el porqué en la historia esta de los premios 20Blogs englobado en la categoría de cultura y tendencias.

A la derecha, hay un banner por si alguien tiene a bien votar por este su humilde blog.

El plazo para poder votar es hasta el 3 de Febrero.

Ya sabéis…Busquen, comparen y si encuentran algo mejor, vótenlo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

“Cerebus” al cine con Santiago Segura.

Toma, toma toma, como diría el otro. Bomba informativa.

Los designios de Dave Sim son inescrutables y si siempre había mostrado su rotunda oposición a la adaptación cinematográfica de su obra magna al parecer ha cambiado de idea vistos los espectaculares beneficios económicos de otras recientes adaptaciones y las mejoras tecnológicas de los últimos tiempos. Sin embargo, el gran valedor del proyecto al parecer ha sido el director y actor español Santiago Segura. Segura gran aficionado al cómic y admirador de “Cerebus” ha logrado convencer a Sim de las posibilidades del proyecto y hacerse con los derechos para la futura película de la que será director y protagonista.

Al parecer todavía se están barajando nombres para completar el reparto de una superproducción que empezará a rodarse en 2012. En los comentarios, se anuncia la productora que finanicará la película.

La causa del pueblo de Stan Lee contra Marvel.

Genio y figura hasta la sepultura, el bueno de Stan The Man Lee tras el éxito de su demanda contra Lionsgate por la adaptación del personaje de “Conan, El Bárbaro” (al parecer lo poco que ha recaudado la peli va a ir a parar a la buchaca de Lee) ha decidido continuar haciendo valer sus derechos y ha presentado un órdago a la grande en forma de demanda conjunta contra la Casa de las Ideas, Disney y las diversas productoras que encargadas de la producción de las ya numerosas adaptaciones cinematográficas de los superhéroes Marvel.

Al parecer lo que reclamaa Lee es el pago de los salarios por los numerosos cameos que realizó en casi todas esas películas y que hasta ahora habíamos supuesto que eran gratis y un guiño a los aficionados.

“Es de justicia. Yo no soy ningún aficionado”- declaró The Man.

Si su demanda prospera, Lee ha anunciado que destinará sus salarios a una institución benéfica que prefiere guardar en secreto.

(ACTUALIZACIÓN: He averiguado la institución a la que Lee va a hacer el donativo Por motivos legales, solo la puedo publicar en los comentarios).

martes, 27 de diciembre de 2011

“Las aventuras del Capitán Torrezno: Plaza Elíptica”, de Santiago Valenzuela.

Supongo que una de las muchas clasificaciones del mundo puede ser entre torreznistas y antitorreznistas aunque al parecer, tras el otorgamiento a Santiago Valenzuela del Premio Nacional del Cómic 2011 por "Plaza Elíptica", la de momento última entrega de "Las aventuras del Capitán Torrezno", estos últimos son una especie en extinción vista la cantidad de loas y parabienes que la obra de Valenzuela ha ido acumulando en los últimos tiempos que ha venido a acallar sus defectos. Yo, torreznista convencido desde casi los inicios aunque por esas cosas de las relecturas no hubiera traído el análisis de su obra todavía al blog, no voy a ser menos así que antes que acabe el año comento “Plaza Elíptica” que dada la cohesión de la obra magna de Valenzuela es casi extensible al resto de la serie.

En la séptima entrega de la serie, Valenzuela vuelve a retomar la historia del mundo de fantasía localizado en el bajo de una comunidad de vecinos de Madrid en el que el castizo Torrezno se vio atrapado no sé sabe muy bien por qué tras una noche de parranda. Convertido en héroe a su pesar de la liberación de la Ciudad Santa de Deenein y la retirada de los tártaros, Torrezno se volverá de nuevo envuelto en las intrigas político religiosas de las autoridades de la Ciudad Santa que quieren pasar a la ofensiva para recuperar los territorios perdidos e instaurar de nuevo su propia versión de la Fé única.

Lo primero de todo, “Las aventuras del Capitán Torrezno” es para mí una de las series más personales, ambiciosas y originales que ha dado el cómic español en décadas por lo que me parece de justicia la obstención del premio. Valenzuela construye una obra multirreferencial en la que pasa por la túrmix de su imaginación las más variadas referencias culturales – de la alta a la baja, pasando por la popular, la de derribo o la de bar aunque sea perfectamente aplicable cualquier calificativo que a bien tengáis acompañar- para montar un relato satírico fantástico a la vieja usanza en el que caben ecos tanto a la obra de Swift como la de Dave Sim y en la que a modo de totum revolotum vale todo. Dicho esto, a lo largo de los cuatro capítulos que componen “Plaza Elíptica” aparecen claramente las dos tendencias antitéticas que marcan en general la obra de Valenzuela. Si en el primer capítulo es un farragoso pseudo ensayo filosófico religioso que solo salvan las magníficas viñetas que lo ilustran, en los siguientes retoma, lo que mejor se le da y por lo que ha conseguido tantos seguidores, la saga épico-humorística de las aventuras bélicas del antiheroico Torrezno sumergido en un mundo de intrigas y batallas que retoma el hilo de la historia donde quedó tras el fin del primer ciclo.

A Valenzuela se le ha afeado sus desbordantes y literarias cartelas y diálogos eternos, pero a mí me parecen tan connaturales a su estilo como sus oníricas y surrealistas ilustraciones y sin ellos no estaríamos hablando precisamente de un autor con un estilo propio. Textos que a pesar de su pesadez no suelen pecar de innecesarios y enriquecen la novela río en que se ha ido convirtiendo la serie, por lo que incluso sus capítulos más áridos y crípticos acaban teniendo –como en la obra de Sim- su razón de ser en el conjunto final. A nivel gráfico, Valenzuela se muestra como un dibujante tan personal como efectivo que da lo mejor de sí en la descripción de los portentosos escenarios en los que se desarrollan las aventuras de sus personajes y que tanto recuerdan los de Schuiten.

En definitiva, “Plaza Elíptica” no deja de ser más de lo mismo dentro de “Las Aventuras del Capitán Torrezno” y, más allá del nominal cambio de ciclo, no muestra grandes novedades respecto a lo que venía siendo la serie antes de su parón con lo que, pasada la algarabía de los premios, no dará nuevos argumentos ni a sus defensores ni a sus detractores aunque, respetando las filias y fobias de cada cuál, su éxito debería servir de ejemplo a los jóvenes autores sobre como modificar convenciones y apostar por las ideas propias más que por las modas y tendencias para lograr cuadrar el difícil circulo de agradar tanto a los que solo buscan un cómic evasivo y de entretenimiento como a los defensores de la obra de autor. Solo por ello Valenzuela y su Torrezno tienen bien merecido el premio, en mi opinión.

Joe Simon y la perspectiva.

P: ¿Cómo se os ocurrió adquirir los derechos del Capitán América?

SIMON: Cuando tenía 24 años, lo que intentaba hacer era ganarme la vida. Yo era un producto de aquellos tiempos. Era una época muy mala, eran los tiempos de la Depresión y me encontraba muy feliz ganándome la vida. Todos lo éramos. Todos nosotros éramos una especie de vagabundos, éramos felices con casi nada. La gente dice: “Bueno, los Shusters y los Siegels, y los Simons y los Kirbys fueron estúpidos. Lo regalaron todo.” Pero nosotros nunca pensamos de esa forma.

Fue idea mía la de llegar a un acuerdo sobre los porcentajes del Capitán América. El jefe de contabilidad de Timely era Maurice Coyne, un chico que hizo que lo consiguiese, porque a ellos [a la editorial] no les gustaba mucho la idea. Maurice estaba allí desde el principio, pero también formaba parte de los que llevaban Archie Comics, así que conocía al resto de la MLJ. Maurice era la “M” de “MLJ”. Era un gran tipo, soltero. Fue idea suya que de alguna forma yo dispusiera del 25% de beneficio por la colección. Le di a Kirby una parte, pero no mucho. Un día Maurice me llevó aparte y me dijo que iban a pagar todos los gastos de oficina, los salarios y todo lo demás, con la colección del Capitán América.

(Frog2000 vuelve a dar en el clavo y nos ofrece la primera parte (de cuatro) de una jugosa entrevista realizada al recientemente fallecido Joe Simon para “Alter Ego”. Esta primera parte no tiene desperdicio y Simon analiza sus inicios en el negocio de los cómics en Timely, su relación con Jack Kirby y las primeras impresiones que le causó un muchachito llamado Stan Lee. Todo esto lo debéis leer aquí).

lunes, 26 de diciembre de 2011

“Los Mundos de Thorgal: Kriss de Valnor ¡Yo no olvido!”, de Yves Sente y G. de Vita.

Norma Editorial se ha animado a iniciar la publicación de “Los Mundos de Thorgal”, el spin off de “Thorgal”, una de las series más longevas y atractivas de la BD más comercial gracias al buen hacer durante años de sus creadores Van Hamme y Rosinsky. En principio, las aventuras de esta nueva serie están protagonizadas por distintos secundarios de la serie principal e intentarán aclarar puntos oscuros de sus biografías en un planteamiento interesante y que ha dado resultados satisfactorios en series similares como “XIII Mystery”. Sin embargo y a pesar de iniciarse la serie con el que se supone en principio debería ser un plato lo suficientemente atractivo para cualquier aficionado como es conocer el origen de la carismática Kriss de Valnor el resultado es enormemente decepcionante.

Tras su muerte, Kriss de Valnor despierta entre las walkyrias cuya reina la someterá en juicio para decidir cuál será su destino final. Para aclarar la ambigüedad de sus acciones la reina Freija pedirá a Kriss que rememore su pasado antes de cruzarse por primera vez con Thorgal Aegirsson, desde su primera infancia junto a una madre débil y su compañero maltratador hasta sus primeras aventuras de juventud tras dejar su aldea y su encuentro con un saltimbanqui al que ayudará a rescatar a su hija prisionera de un señor feudal y su deforme hija.

Está claro que el cómic no deja de ser también una industria en la que hay que asegurarse las habichuelas como sea, pero hubiera sido un detalle por parte de una editorial tan poderosa como Dargaud y unos autores tan contrastados como Van Hamme y Rosinsky el haberse pensado dos veces romper el misterio en torno a los orígenes de una de sus más atractivas creaciones, la mortal y seductora Kriss de Valnor, explicando su pasado. Siempre es conveniente dejar algo a la imaginación del lector, un reclamo que mantenga el hechizo y no romper la magia si no es con una historia que esté a la altura de la expectación generada.

El encargado de afrontar el reto es un guionista de la experiencia de Yves Sente que también se ha hecho con los guiones de la serie principal tras el abandono de Van Hamme. Sente se encuentra con un auténtico marrón al tener que contar a las primeras de cambio los orígenes de un personaje tan significado y que para más inri ha desaparecido en la serie principal tras lo narrado aquí y aun cuando tira de oficio y de mitología nórdica para explicar su reaparición no puede evitar que su solución resulte forzada e insatisfactoria y acabe lastrando todo el desarrollo de una trama tan correcta como pobre, convencional e innecesaria en la que evoca con poco tino tiempos mejores del universo thorgaliano.

Tampoco ayuda la elección en el apartado gráfico de un Giulio de Vita que sufre al intentar adaptar su propio estilo al de Rosinsky. De Vita no posee ni de lejos el talento del francopolaco y resuelve la papeleta como mejor puede sin alcanzar en ningún caso el nivel requerido resultando más dolorosa la comparación al estar la sombra del polaco presente en cada página y en cada viñeta.
Por mucha tapa dura que en Norma le pongan, este “¡Yo no olvido!” no deja de ser demasiado burda y elmental, lo que no anima a seguir el desarrollo de una serie que merecería una mayor implicación e interés a todos los niveles. Y es que los responsables de este despropósito deberían tener en cuenta que los lectores tampoco olvidamos.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Impacientes Fiestas.


Pues no os voy a engañar:
No me gustan demasiado las Fiestas por decreto, en general, y en concreto no me gustan las Navidades, unas fiestas reducidas desde hace tiempo a la mera acumulación de clichés, tópicos y convenciones sociales de los que pocos son capaces de aislarse.
Y eso, que al tener una pequeñaja uno disfruta muchísimo más de estas cosas al redescubrirlas de nuevo a través de su inocente mirada y metido de lleno en la comisión familiar de fastos y festejos procuro mantenerme ocupado para notar menos los huecos en la mesa.
Mi consejo para enfrentar cada nuevo solsticio de invierno y sus efectos, la relectura obligada de un cómic tan brutote, inteligente y divertido como “The Lobo Paramilitary Christmas Especial”, en el que Grant, Bisley y Giffen lograron que el nihilista definitivo derrumbara todos los tópicos navideños con su inimitable e iconoclasta estilo.
Y es que al final todo se reduce a lo esencial: procurar ser felices hoy, mañana y siempre.

¡¡¡ Felices Fiestas!!!

viernes, 23 de diciembre de 2011

“The 'Nam: Primera Patrulla”, de Michael Golden y Doug Murray.

Estoy seguro que si hiciéramos un muestreo por edades entre los aficionados al cómic más veteranos sobre cuál es el mejor cómic de guerra, los más antiguos del lugar señalarán los títulos de EC o las “Hazañas Bélicas” y algún enteradillo mencionará “Blazing Combat”, pero si, como yo, mamasteis en vuestra adolescencia ochentera de la fecunda teta de los Comics Forum el mejor cómic bélico en vuestro corazoncito sin duda os parecerá como a mí este “The 'Nam”, de Michael Golden y Doug Murray, del que acaba de publicar Panini los primeros diez números en un único volumen y que coincidió más o menos en fechas con la emisión en España de esa enorme serie que fue “Camino al Infierno”.

The 'Nam” se centraba en mostrar el día a día de la Guerra de Vietnam a través de las experiencias de Ed Marks desde su alistamiento. La distintas misiones, las corruptelas cuartelarias, los permisos, la camaradería y el absurdo de la guerra quedaban reflejados en los distintos episodios de una serie que avanzaba a tiempo real, reflejando en su periodicidad mensual el transcurso de un mes en el servicio de Marks que inicia como pipiolo y acaba convertido en todo un veterano.

Reconozco que afronté la lectura de esta obra con cierto temor ya que la tenía –y la tengo- muy idealizada, sin embargo, no hay nada que temer y el reencuentro ha sido plenamente satisfactorio gracias al buen hacer del equipo creativo formado por Murray y Golden. El guionista Doug Murray aporta unos sobrios guiones en los que vierte todo su conocimiento de primera mano acerca de la guerra tomando como referencia sus propias experiencias como veterano y una exhaustiva documentación en la que refleja con realismo y humanidad el horror de la misma mediante un conjunto de personajes creíble y unos diálogos cargados del argot cuartelario que requerían número a número en la edición de Forum de un completo glosario que en la edición de Panini se ha mantenido aun cuando releidos seguramente debido al Code se viese obligado a esquivar algunos detalles.

En el aspecto gráfico, la serie es una auténtica gozada al contar con un autor “de culto” de los de verdad de la buena, el esquivo Michael Golden del que todavía se recuerda la espantada que protagonizó hace unos años en el Expocómic. Golden es un autor de un estilo muy personal que a mí en ocasiones me recuerda a grandes como Wally Wood o Will Eisner y que en estos números –pronto abandonaría la serie- realiza quizás su mejor trabajo junto a "Los Micronautas", con un dibujo lleno de expresividad, realismo y plasticidad que potencia los guiones de Murray.

La edición de Panini es bastante correcta aunque quizás los colores resultan excesivamente brillantes consecuencia del papel satinado. Esperemos que las ventas acompañen y sean capaces de publicar la serie completa (en Estados Unidos llegó a los ochenta y tantos números) aunque sinceramente lo dudo.

En definitiva, reencontrarse con “The ‘Nam” ha sido toda una gozada, una serie obligatoria para todos los interesados en leer un documento de primera mano en torno a ese conflicto bélico que nada tiene que envidiar a los acercamientos a los mismos que han proliferado en otros medios, especialmente el cine. Eso sí, se recomienda para reforzar el punto nostálgico ponerse de fondo el “Paint it black” de los Stones. Que tiempos…

jueves, 22 de diciembre de 2011

“Capitán América 616: 70 Aniversario”, de Ed Brubaker y VVAA.

Panini ha dividido en dos partes publicadas en los números diez y once del octavo volumen de la serie española el número 616 de la serie regular norteamericana en el que se celebraba el 70 aniversario de la primera aparición del personaje. Un número extraordinario cuya gracia estribaba en que un grupo de variopintos autores que nunca han estado vinculados con las series del Capi aportaban su versión del mismo a través de diversas historias autoconclusivas, salvo la realizada por Brubaker con Deodato que continuaba la trama principal.

Precisamente y empezando con esta historia que algunos comparan con “Archipiélago Gulag” (¡¡¡¿¿¿¿???!!) nos encontramos a un Bucky extraditado a Rusia por sus crímenes de Soldado de Invierno donde empieza a cumplir condena en una cárcel de alta seguridad rusa. A pesar de la buena volunta de Steve Rogers para facilitarle las cosas, Bucky se las tendrá que ver con otros reclusos rusos a los que ayudó enchironar durante su etapa como Soldado de Invierno. Hombre, con la obra del nóbel Sholzhenitzyn no tiene mucho que ver la cosa – ni falta que hace, por otro lado- pero se trata de una historia entretenida en la que Bru una vez más tira de fondo de armario para recuperar a alguno de aquellos superhéroes rusos, los supersoldados soviéticos, que se las tuvieron tiesas con Los Vengadores hace tiempo. La historia la dibuja Deodato aportando el toque espectacular que le caracteriza y mejorando con creces el nivel habitual de la serie.

Del resto de historias a destacar la bonita historia que se marca Howard Chaykin que le ha cogido el gusto al personaje tras el episodio de hace unos meses. Chaykin aporta su visión original escapando de los clichés más manidos ofreciendo una curiosa historia en la que resalta mejor que nadie las contradicciones más profundas del personaje como prisionero de una época que no le corresponde usando como hilo de conductor un cuadro. Lástima que Chaykin termine la historia de un modo un tanto brusco y no se anime a hacer algo más largo con el Capi porque sus apariciones se agradecen enormemente.

Por otro lado, la guionizada por Cullen Bunn y dibujada por Jason Latour tiene más miga de lo que parece ya que contraponer el superheroico y rígido modelo que representa el capi con las debilidades de los pueblerinos de un villorrio de los Estados Unidos profundos que aceptan el alquiler de IMA para sacar adelante su pueblo. Jason Latour realiza un gran trabajo, aportando su estilo elegante y alejado a lo que estamos acostumbrados en el maisntream.

Me gustaría decir algo bueno sobre las historias guionizadas por Mike Benson, Frank Tieri, Kyle Higgins y Alec Siegel pero la verdad es que no van mucho más allá de manejar clichés trillados para permitir el lucimiento de los excelentes dibujantes que les tocan en suerte, dibujantes como Paul Azaceta, Ed McGuiness, Pepe Larraz, Travis Charest o un Paul Grist, del que siempre es agradable tener noticias.

En definitiva, el 616 es un aceptable número de homenaje en el que para variar, visto el nivel de la serie en los últimos años, brillan más los dibujantes que los guionistas. Creo que hubiera sido bonito haber publicado un número único ajustando más el precio como apareció en Estados Unidos, pero doctores tiene la iglesia.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

“Theodore Poussin: El integral 2”, de Frank Le Gall.

Planeta ha publicado la esperada segunda entrega de los integrales en que Dupuis recopila la obra magna del francés Frank Le Gall,Theodore Poussin”, una serie exquisita de cuyo primer integral ya comentamos por aquí, que refleja como pocas el verdadero placer de las aventuras exóticas que en literatura los London, Stevenson y Conrad llevaron a su máxima expresión. Si la primera entrega ya era excelente, en esta segunda que reúne los álbumes del cinco al ocho – “El Tesoro del Rajá Blanco”, “Un pasajero desconocido”, “El Valle de las Rosas” y “La Casa de la isla”- nos encontramos con un Le Gall más maduro y ambicioso, que en cada nuevo álbum sorprende aportando una visión evocadora y original sobre una temática clásica en la que todo parecía explicado.

El Tesoro del Rajá Blanco” es la continuación de la aventura iniciada en “Secretos”, el cuarto álbum publicado en la primera entrega, y en el que Le Gall pone el broche final al primer gran ciclo de la serie marcado por las aventuras por los mares de Indochina del protagonista. Se trata de una aventura de corte clásico en la que el protagonista se ve enrolado contra su voluntad en la tripulación del brutal capitán Town y, tras superar un motín y un naufragio, buscan liberar al Rajá de una prisión holandesa para que desvele el paradero de su legendario tesoro. Si algo destaca este álbum, es por su respeto a las convenciones del género, el retrato de los personajes y la cuidada documentación que Le Gall muestra en el desarrollo de la trama.



Un pasajero desconocido” es para mí el mejor álbum de la serie hasta el momento. Le Gall nos narra el reencuentro de Poussin con su familia y su regreso a Francia donde le espera una vida convencional tras sus aventuras. La ambientación cambia drásticamente y la localización pasa de los luminosos mares de Asia a la brumosa Dunkerque. Con brillantísimo pulso narrativo, Le Gall se mantiene siempre un paso por delante de los lectores mientras el protagonista investiga la confirmación del secreto en torno a su verdadero origen.




El Valle de las Rosas” es un álbum especial por varios motivos ya que Le Gall se retrotrae en el tiempo para narrar la infancia feliz de Theodore Poussin a través de sus anécdotas infantiles con un tratamiento costumbrista de la historia abiertamente proustiano.




Para marcar aun más la diferencia respecto al resto de la serie, Le Gall sustituye su técnica habitual aplicando directamente acuarela en el original y suavizando las líneas caricaturescas de su personaje protagonista para reflejar mejor la fuerza evocadora de un tiempo perdido.



La casa de la isla” vuelve a hacer hincapié en las experiencias marinas de Theodore. En concreto, en la época en que a bordo de su pequeño buque mercante, El devorador de archipiélagos, se dedicaba al tráfico de mercancías. Cuando a causa de un huracán, Poussin acaba naufragando en una isla perdida habitada por extraños personajes.




En esta historia, Le Gall muestra de nuevo su habilidad para moverse entre la fantasía y la realidad en una historia de corte kafkiano en la que la referencia a “El Castillo” es más que evidente y en la que Le Gall profundiza a través de símbolos y evocaciones en la personalidad de Poussin. A mí este álbum salvando las distancias me parece un claro referente de “El Faro”, de Roca.



El segundo integral de “Theodore Poussin” muestra a un Le Gall que cuando quiere es el verdadero heredero de la Escuela Clara de Tomai no solo por su inmenso talento como dibujante que convierte cada álbum en una delicia visual sino además por la sensibilidad evocadora y original enfoque con el que aborda la aventura clásica que lo sitúa directamente en la estela de Hugo Pratt y su “Corto Maltés”, alejándose sin renunciar necesariamente a ella a la acción superficial para aportar una visión poética e introspectiva que busca constantemente la complicidad del lector. Un autor sutil, culto y exquisito de amplias lecturas que aplica para mejorar y enriquecer la obra propia.




La edición de Planeta es excelente en cuanto a la relación calidad precio e incorpora aparte de los álbumes relacionados abundante material complementario. Ojalá en Francia aparezca pronto el tercer integral que completa la serie y lo veamos pronto publicado en España. Mientras tanto, habrá que conformarse con releer las entregas publicadas de esta maravilla llamada “Theodore Poussin”.