jueves, 16 de diciembre de 2010

Más allá del mosqueo de Joan.


Joan Navarro, santo y seña de Glénat España, anda cabreado con Random House Mondadori porque va a publicar el último gran trabajo (hasta el momento) del maestro Carlos Giménez 36-39 Malos Tiemposy acusa sin nombrarla directamente de falta de ideas a la editorial por aprovecharse, a su entender, de su labor editora durante años apoyando a Carlos Giménez y tantos otros autores españoles.

Motivos se le acumulan en los últimos años para el pataleo a Joan Navarro porque no es la primera vez que le ocurre ya que los de Random House han editado anteriormente otra obra de Giménez que permaneció en exclusiva en el catálogo de Glénat durante años como “Paracuellos”.

Sin embargo y, entendiendo el mosqueo de Navarro, quizás no estaría mal intentar analizar el tema fríamente para buscar las causas de que pase esto. En otra entrada, Joan Navarro señala que cuando llegó a Glénat modificó el modelo de contrato leonino importado de Glénat Francia que firmaban los autores ya que consideraba que los emolumentos que podía ofertar la editorial no se ajustaban a su entender a las obligaciones de esos contratos y no le parecía justo “esclavizar” a un autor de por vida por cuatro perras a su editorial.

Me parece un gesto que le honra pero de cuyas consecuencias probablemente imprevisibles en ese momento vienen estos lodos. Quizás en aquella época Navarro ni nadie pudo imaginar que una editorial mayorista como Random House iba a tener interés por incorporarse al raquítico mercado español del cómics aprovechándose en buena medida de la decisión de Joan Navarro.

La ausencia de esa exclusividad permitió a Random House proponerle a Carlos Giménez la nueva edición y este accedió. No creo que se pueda reprochar a Giménez ingratitud por intentar sin cortapisas legales que interfieran sacar el máximo provecho económico de su trabajo y Navarro parece pensar igual. Pero, tampoco parece acertada la acusación de falta de ideas a Random House por aprovechar una oportunidad que se les presentó.

Seguramente Joan Navarro tuvo, en su momento, la oportunidad de realizar ediciones integrales y de bolsillo de esas obras y por los motivos que fuesen no las hizo. No parece justo que se enfade porque otros las realizan con el consentimiento de los autores. Y quizás eso sea precisamente lo que más molesta a Joan Navarro, el no haber aprovechado esa oportunidad cuando dispuso de ella.

Estoy seguro que los integrales de Random House se venderán bien a pesar de no ser ediciones tan buenas como las de Glénat ya que están dirigidas a un público más popular que no le importa demasiado la calidad del formato y prefiere tener la obra completa a un precio más barato de lo que le costaría hacerse con las series álbum a álbum más allá de detalles como la calidad de la edición .Cuando Random House Mondadori no se había introducido en el cómic, Glénat era la única que fijaba el precio y la forma de editar esas obras y era la única beneficiaria de la única edición que existía sin competencia, ahora hay que competir y de ahí viene la queja. Sin embargo, la coexistencia de ambas ediciones no es una mala noticia ni para los aficionados, que podrán elegir entre dos ediciones y decidir cuál es la que prefieren con lo que seguramente la difusión de la obra sería mayor, ni para el autor, que podrá cobrar dos veces por un mismo trabajo.

La entrada de nuevas editoriales en el mercado del cómic ha cambiado seguramente las formas y las reglas del juego. Quizás Joan Navarro se enfada porque añora los buenos viejos tiempos pero a mí entender un aumento de competencia no ha de ser una mala noticia aunque obligue a todas las editoriales y no solo a Random House a avivar el ingenio y poner en practica nuevas ideas para mantener o aumentar su pedazo del pastel.

Con su experiencia y conocimiento en cuanto se le pase el enfado Joan Navarro destacará en ese sentido. Estoy seguro.

“Crossed”, de Jacen Burrows y Garth Ennis.

A la estela de “Los Muertos Vivientes” de Robert Kirkman, ha surgido un aluvión de cómics que han intentado aprovechar el actual revival del género zombi con poco acierto, por lo general. Una de las editoriales que más se ha distinguido en ese sentido ha sido Avatar quién ya publicara en su momento “Black Gas”, de Warren Ellis, que ya comentamos en su momento, y ahora nos presenta su penúltima propuesta de la mano de un Garth Ennis y Jacen Burrows con “Crossed”, serie limitada de diez números que Glénat ha publicado en un tomo unitario. ¿Habría que dejar pasar esta obra dada la cantidad de novedades que se agolpan en los estantes de las librerías en estas fechas? En mi opinión, no, porque “Crossed” es un cómic que se sitúa bastante por encima de la media de productos similares.

Crossed” no es un cómic de zombis propiamente dicho sino que como “Black Gas” toma como punto de partida las premisas de George E. Romero en otra de sus películas posapocalípiticas “The Crazies” (que ha tenido un remake hace poco tiempo) y brillantemente desarrolladas por Danny Boyle en “28 Días” y sus secuelas. La principal diferencia se sitúa en que los afectados en lugar de volver a la vida para comerse a los vivos se convierten en locos rabiosos dispuestos a hacer todo lo posible para acabar con los pocos supervivientes cuerdos.

Ennis, como Ellis, parte de esa premisa inicial pero a diferencia de este no se limita a desarrollar un tebeo cafre que encuentre en el exceso de violencia la única fórmula para mantener el interés del lector en una trama que por otro lado se antoja previsible sino que sin renunciar a la violencia –pocos como Ellis para desarrollar cafradas en viñetas- se muestra como un autor mucho más sutil a la hora de desarrollar los matices que hacen de “Crossed” una historia interesante.

Tras un titubeante inicio que narrael primer encuentro del protagonista con los cruzados –los infectados a los que se refiere el título humanos señalados por un característico estigma en forma de cruz capaces de llevar a cabo actos de implacable y salvaje maldad irracional- desarrolla la historia con el clásico desarrollo de una “road movie” en la que un grupo de supervivientes (del que protagonista forma parte) viajan por Estados Unidos tratando de encontrar un lugar seguro mientras intentan esquivan y son acosados por distintas partidas de infectados.


Ennis, siendo consciente que uno de los puntos inevitables de un cómic de estas características es mostrar los desmanes de los cruzados no los evita sino que incluso los exalta con ferocidad, mostrando todo tipo de imágenes truculentas (algunas de las más fuertes que he leído en un cómic en mi vida) justificadas en función a la libertad de prejuicios de la que gozan los cruzados pero al mismo tiempo contrasta toda esa exaltación de la violencia en el desarrollo de los personajes supervivientes a los que dota de reacciones mucho más complejas de las que habitualmente suelen ofrecerse en el género. De este modo, el astuto Ennis a través del narrador interpuesto -un tipo anodino antes de la crisis que incluso después no asume un papel de liderazgo dentro de los supervivientes- pasa de puntillas sobre el tema del origen de los cruzados (aunque baraje varias posibilidades) para centrarse en la realidad cotidiana de la lucha por la supervivencia. Ennis a través de flashbacks muestra el desarrollo de los hechos y unos personajes que van asumiendo poco a poco su condición de supervivientes (el que no lo logra, no sobrevive) al tiempo que plantea inteligentes cuestiones acerca de la condición humana y su evolución a partir de los conflictos a los que enfrenta a sus personajes (memorables el encuentro con los niños y el soldado) y las introspectivas, lucidas y fatalistas reflexiones del narrador que en ocasiones evocan directamente a Matheson y su “Soy leyenda”. Al mismo tiempo, Ennis no solo muestra la evolución de los cuerdos sino también la de los cruzados a los que no deja de lado como una amenaza latente como últimamente hace Kirkman con sus zombis sino que muestra su evolución constantemente a través del grupo que los persigue, mostrándolos como seres capaces de ir desarrollando astutas argucias para hacerles sufrir más con sus maldades en contraposición con las maldades que en pos de la supervivencia han de realizar los cuerdos, siendo al final la amistad, el remordimiento y la carga compartida lo único que diferencia a los cuerdos de los locos más que su capacidad para la violencia extrema (por otro lado, temas estos recurrentes en la obra de Ennis).
En el aspecto gráfico, es donde para mí “Crossed” flaquea dado el gusto de Ennis por trabajar con dibujantes clónicos de su amigo Steve Dillon. Jacen Burrows como Dillon es un buen narrador pero incapaz con su hierático dibujo y su uniformización de todos los rasgos faciales de reflejar buena parte de las sutilezas de Ennis, aun cuando la historia se remate con un hermoso final abierto.
En definitiva, “Crossed” es un gran tebeo en su género y uno de los mejores de un Garth Ennis inspirado. Si os apetece leer una inteligente historia de terror posapocalíptica autoconclusiva no la dejéis pasar.