miércoles, 27 de octubre de 2010

“The Mighty 2”, de Keith Champagne, Peter J. Tomasi y Chris Samnee.

Conclusión, no sé si definitiva dado el final abierto, de “The Mighty” con el segundo volumen que acaba de publicar Planeta que reúne los números 7 al 12 de la maxiserie norteamericana con la principal novedad del abandono en el aspecto gráfico del solvente Peter Snejbejrg –en realidad lo había dejado a partir del cuarto número de la edición original- sustituido por un irritante Chris Samnee que realiza una labor continuista en la que no destaca demasiado.

En esta segunda mitad de la serie se desvelan por fin los misterios que rodean a Alfa Uno y cuáles son las verdaderas intenciones que el mesiánico y manipulador “superhéroe” tiene para el mundo, en general, y el jefe de la sección Omega, Gabriel Cole, en particular, quién finalmente debe decidirse a hacer frente a su antiguo y omnipresente ídolo a pesar de todo su poder.

La primera entrega ya dejó claro que no estábamos ante los nuevos Morrison, Moore o Busiek dado el tatamiento ligero y previsible que Tomasi y Champagne daban a una historia, que presentaba alguna idea que podría haber dado más juego, pero esta segunda entrega es una decepcionante conclusión que sólo puede explicarse por la perdida de interés de sus autores. Si en su primer volumen, sin plantear una historia excesivamente original acerca de los aspectos oscuros de la naturaleza superheroica, al menos se dejaba leer con condescendencia dado su carácter amable y un tanto naif, en esta nueva entrega la historia se zanja de una manera burda que pone en entredicho la calidad de los autores. No sé si la ausencia de Peter Snejbejrg afectó al proyecto inicial, pero la historia en este segundo volumen da un giro hacia el absurdo precipitándose hacia una conclusión abierta e insustancial que por las prisas con las que se desarrolla da la sensación que los autores habían perdido el interés por el proyecto y se limitaban a finiquitar de cualquier manera aun cuando con ello insultasen la inteligencia de sus lectores. En el aspecto gráfico, no ayuda Chris Samnee quién no mejora la labor del correcto pero frío Peter Snejbejrg mostrando un estilo cartoon que reproduce los peores trucos de Michael Avon Oeming en una narración excesivamente confusa (Snejbejrg se había mostrado como un narrador bastante correcto) para plasmar una historia roma y carente de matices interesantes.

En definitiva, si en la entrada que dediqué al primer TPB de esta obra dejaba su apreciación definitiva en suspenso a la espera de esta entrega, ahora no queda más que suspender un tebeo que no colma ni siquiera las tímidas expectativas planteadas por su primera parte. Un tebeo completamente prescindible y de las obras más flojas -si no la más- que he leído este año.
Más "The Mighty" en El lector impaciente, aquí.

Un impresor de Murcia con “Retranca”.

Uno no deja de sorprenderse de cómo está el patio. Me entero por El increíble Ju que al bueno de Kiko da Silva y los chicos de “Retranca” les ha secuestrado la revista un impresor murciano por la gracia papal. Resulta que en la Imprenta Jiménez Godoy decidieron tras imprimir la revista –detalle importante este- que la misma atentaba contra la dignidad del Papa y la Iglesia con lo que no la entregaron a los que se la encargaron por contrato y les negaron la distribución.

Lejos de poner la otra mejilla, los de Jiménez Godoy no parece que actuaran muy correctamente ya que si sus contenidos atentaban contra su conciencia lo correcto hubiera sido declinar educadamente firmar un contrato y realizar la impresión y no vulnerar el derecho a la libertad de expresión de los demás, ocasionándoles de paso un perjuicio económico.

No sé si los devotos dueños de la imprenta se habrán ganado el cielo con esta acción para mantener limpias nuestras almas ni que opinará Ratzinger y cia. del tema pero, al final, con estas cosas sólo logran otorgar una mayor publicidad a la revista satírica (que se lo digan a los de “El Jueves”) y levantar serias sospechas sobre su capacidad para tolerar las opiniones divergentes.

Yo le agradezco a los de la imprenta su celo pero a mí desde luego ahora me apetece más leer “Retranca” (aunque no sepa gallego).