miércoles, 6 de octubre de 2010

“Parker 1: El Cazador”, de Darwyn Cooke.


Astiberri empezó hace unos meses la publicación de las adaptaciones que Darwyn Cooke está realizando de la genial serie de novelas que Donald E. Westlake (alías Richard Stark) dedicara a su personaje más emblemático, Parker, novelas que suponen un hito dentro del género negro por ser de las primeras protagonizadas por un delincuente profesional (aunque yo prefiero las de Edward Bunker). Y, como al muchacho le han dado un premio Harvey por la adaptación de “El Cazador”, creo que es un buen momento para comentaros mis impresiones contradictorias respecto a “El Cazador” y Cooke.



Ante todo, creo que “El Cazador” es un cómic superior a la media aun cuando vaya perdiendo fuelle conforme Cooke va desarrollando la trama. Cooke se muestra muy inspirado enganchando al lector desde las primeras páginas con una narración muda visualmente impactante en la que condensa buena parte de la información sobre el protagonista magistralmente para ir posteriormente desgranando la trama de esta historia de venganza en la que Parker no deja títere con cabeza en su afán por acabar con todos aquellos compinches que le traicionaron -mujer incluida- de un golpe perfecto que acabó con el protagonista en la cárcel y, posteriormente, recuperar el botín.


Cooke maneja magistralmente todos los recursos del lenguaje secuencial –elipsis, flashbacks, perspectivas y escorzos- mediante un dibujo vistoso y estiloso en el que el blanco y negro aparece remarcado por tonos de sepia y azul predominantes que el autor canadiense dosifica magistralmente para acentuar la tensión y jugar con las sombras para crear efectivos efectos visuales. Cooke logra una magnífica labor de síntesis del trabajo de autores clásicos como Eisner y sus novelas gráficas con los hallazgos de autores modernos tan novedosos como Matt Kindt y su “Superspy” o su introspectivo compatriota Seth, para intentar trasladar al lector toda la carga interpretativa de la crudeza del universo criminal de Parker en un sofisticado ejercicio de fluidez narrativa que contrasta quizás con el laconismo crudo y preciso que Westlake mostró en la obra original y que Cooke reduce a los diálogos entre personajes que debe reforzar con abundante texto explicativo para desarrollar los pormenores de la trama en los capítulos intermedios de la historia.


Y es en este punto donde pueden surgir las dudas sobre el éxito de Cooke a la hora de transponer la novela de Westlake al lenguaje visual del cómic para todos aquellos que conozcan la obra original y no se dejen deslumbrar por las virguerías gráficas de un autor tan dotado. Y es que el universo violento, sórdido y denso en que Westlake ambienta sus historias de criminales se convierte en un elemento imprescindible sobre el que asienta y amalgama la trama no acaba de casar con la elegante pero ambigua ambientación de Cooke, tan alejada del tenebrismo habitual de los autores que han cimentado con éxito el género negro en los cómics y la hondura psicológica con que describen a los personajes, y que Cooke en su “El Cazador” se conforma con rayar su superficie tras esas brillantes páginas iniciales con lo que existe un raro efecto disonante que los lectores que conozcan la obra original apreciarán teniendo la sensación el lector de estar leyendo una novela de Parker con una ambientación equivocada más propia de las novelas de espías sofisticados de Ian Fleming y no de la bajeza fatalista y amoral de Parker y sus compinches, alejándose así de los cánones de lo que ha de ser un hard boiled puro y de otras adaptaciones en otros medios que sin ser tan fieles quizás al fondo de la historia son capaces de aprehender mejor la forma y esencia de la novela y el género en que se engloba (me refiero, claro, a la magnífica “A Quemarropa” de John Boorman y la soberbia interpretación de Lee Marvin de Parker/Walter).


Con todo, creo que “El Cazador” de Cooke es un cómic que entusiasmará a aquellos que no conozcan la obra original de Westlake por el efectista despliegue de recursos que realiza el autor canadiense aunque creo que hay que prevenirles que antes que ante una adaptación canónica de la obra de Westlake estamos ante la reinterpretación light que de la misma realiza Darwyn Cooke con sus aciertos –que los tiene- y unos defectos que espero vayan desapareciendo en próximas adaptaciones de las novelas de Westlake/Stark.


Otras obras de Darwyn Cooke en El lector impaciente:


Batman: Ego”.


The Spirit


“Batman/The Spirit