miércoles, 8 de septiembre de 2010

“Blacksad: Alma Roja”, de Díaz Canales y Guarnido.


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Llegamos de momento –el cuarto álbum está a punto de aparecer en algún momento del último trimestre del 2010- al fin del repaso de la que es una de las series realizadas por autores nacionales que mayor éxito ha tenido en los últimos tiempos allende nuestras fronteras con “Alma Roja”, el tercer álbum de la serie “Blacksad", una historia que funciona perfectamente en base a una fórmula que los autores han ido perfeccionando en los álbumes precedentes pero que, aun así, tiene algunos elementos interesantes que la hacen destacar de otras obras similares.
Alma Roja” retoma la continuidad de la anterior entrega “Artic Nation” para presentarnos a nuestro protagonista, el detective John Blacksad, intentando ganarse la vida como guardaespaldas en Las Vegas donde le habíamos dejado al fin del anterior álbum. De vuelta a Nueva York, Blacksad se reencontrará con Otto Liebber, un viejo amigo de su pasado que se ha convertido en una eminencia defensora de la energía atómica integrante de un grupo de intelectuales de izquierdas conocido como Los Apóstoles. Cuando otro de los apóstoles es tomado por Liebber y es asesinado, Blacksad iniciara una investigación para descubrir al asesino e intentar proteger amigo al tiempo que inicia una tortuosa relación sentimental con otra de los apóstoles, Alma Meyer. Conforme avanza en sus pesquisas, Blacksad irá descubriendo el oscuro pasado de su amigo al tiempo que se sumergirá en una telaraña de intereses que acabarán poniéndole en el punto de mira del senador Gallo cabeza de una cruzada anticomunista.
Alma Roja” es un álbum destacable tanto por su estupendo dibujo que deja de ser novedad en un autor de la talla de Juanjo Guarnido como por un guión de Díaz Canales que da un paso al frente no sólo para sorprender al lector con una trama muy entretenida en la que la amistad, el amor, la venganza y el espionaje son los motores fundamentales de la obra, sino además para permitir el lucimiento de su compañero Juanjo Guarnido.

A pesar de lo inevitablemente forzado de la construcción de algunos personajes como el profesor Liebber y lo tópico de la fórmula negra de la que parte Díaz Canales influida directamente del cine clásico norteamericano de los años cincuenta, el guionista desarrolla un guión complejo y bien estructurado, localizando la historia en el asfixiante panorama de la sociedad norteamericana de la caza de brujas utilizando para ello una historia en la que curiosamente daría la razón al senador McCarthy y sus sectarios postulados anticomunistas. Diaz Canales cuenta con la limitación autoimpuesta de utilizar las primeras páginas del álbum para narrar someramente las andanzas de Blacksad desde la finalización de “Artic Nation” hasta la aparición del nuevo misterio que supone el tema central de la obra enriqueciéndolo con notas sobre el pasado del protagonista y la reaparición de algunos secundarios que hemos ido conociendo a lo largo de las anteriores entregas dando así mayor cohesión al universo de Blacksad. Diaz Canales se las apaña bastante bien para insertar todos esos elementos en el curso de la historia al tiempo que introduce una subtrama paralela a la investigación de Blacksad para ofrecer el idilio entre Blacksad y Alma Meyer. Con todo, y debido a las limitaciones del formato álbum de cincuenta y séis páginas la historia se resiente únicamente en lo abrupto en que Díaz Canales da la resolución de la trama que aunque deja atados todos los cabos de un modo inteligente y sólido obvia parte de la tensión dramática esperada por el lector merced a unos cuadros de textos que explican la resolución en tiempo pasado mientras Guarnido ofrece sus consecuencias en el presente.
Como decía, el apartado gráfico es la más evidente cualidad de esta serie. No voy a descubrir a Juanjo Guarnido a estas alturas que vuelve a ofrecernos toda su amplia gama de registros a la hora de describir personajes y situaciones asociando a los numerosos secundarios que aparecen en el álbum con las características que convencionalmente se asocian con el animal que les caracteriza. Resulta muy meritoria en ese sentido la labor de Diaz Canales que generalmente no se le suele reconocer para hacer brillar a Guarnido. Así, las pícaras historias iniciales que muestran la labor como guardaespaldas de Blacksad en Las Vegas sirven para ofrecer la vis cómica del dibujante antes de introducirse en el meollo de la trama que sirve de motor al álbum. Destacar si acaso en el desarrollo descriptivo de los personajes de Guarnido que da una vuelta de tuerca a sus capacidades para ir un paso más allá y atreverse a ofrecer retratos animales de algunos personajes famosos fácilmente reconocibles por el lector como el poeta beat Allen Ginsberg o el mismísimo Adolf Hitler sin que en ningún caso desentone su caracterización.
En definitiva, “Alma Roja” es una entretenida y excelente lectura de género muy superior tanto por guión como por dibujo a la media del género negro en que se inserta y un tebeo en que se muestran con habilidad los recursos propios del cómic, siendo de agradecer el interés de los autores por no decepcionar y enfrentar nuevos desafíos que mejoran cada nueva entrega de la serie. Esperemos que la cuarta no decepcione.

Más “Blacksad” en El lector impaciente:

A vueltas con Burns y la iguana.

Enlazando con el hilo de los posts anteriores, resulta que el críptico e hipnótico Charles Burns logró atraer con sus trabajos en “RAW”, incluso la atención de la Iguana Pop que le encargó la portada para “Brick by Brick” uno de los mejores discos, según dicen los que entienden, de James Newell Osterberg, Jr, alías, Iggy Pop (gracias wiki).

Para contextualizar, el disco es del año 1990, fecha en que triunfaba una estética oscura, pesimista y desasosegante de la que tipos de la misma cuerda que Burns como David Lynch con “Twin Peaks” y “Corazón Salvaje”, o David Cronenberg con “El Almuerzo Desnudo” de un año después, eran máximos exponentes.
La iguana demostró tener buen olfato...