jueves, 27 de mayo de 2010

“Nathaniel Dusk”, de Don McGregor y Gene Colan.

Siguiendo con el repaso de las obras de Gene Colan que permanecen inéditas en nuestro país llega el turno de las dos interesantes miniseries de “Nathaniel Dusk” que The Dean realizara para DC a mediados de los ochenta, junto a Don McGregor, en la que dejó constancia de su dominio del género negro.

Nathaniel Dusk” es una obra modélica en la que a través de las andanzas de un carismático detective privado, McGregor y Colan ofrecieron su versión del turbulento Nueva York de los años treinta que trataba de dejar atrás el Crack del 29. El protagonista, Nathaniel Dusk, es un cansado y desencantado veterano de la I Guerra Mundial que, tras su paso por la policía y asqueado de la corrupción, decide montárselo por su cuenta como detective privado, aceptando todo tipo de encargos.

En la primera miniserie de cuatro episodios aparecida en 1984, “Lovers die at Dusk”, el detective está intentando resolver un caso típico, encontrar evidencias sobre las infidelidades de un miembro de la alta sociedad por encargo de su mujer, cuando la mujer de la que Dusk está enamorado es asesinada. Dusk se tomará el asesinato como una afrenta personal, convirtiendo la resolución del caso en su único objetivo para lo que se sumerge en el mundo del hampa neoyorkina en el que irá descubriendo progresivamente el turbio pasado de su amada.

El éxito de “Lovers die at Dusk”, propició la aparición el año siguiente, 1985, de nuevas aventuras de Dusk con el mismo equipo creador en una nueva miniserie de similar estructura que la primera, “Apple Peddlars Die At Noon”, en la que el detective de Nueva York se enfrentaba a un nuevo caso y que el propio McGregor considera uno de sus trabajos favoritos.

En “Nathaniel Dusk”, el veterano guionista Don McGregor se adelantó varias décadas a Brubaker a la hora de trasladar al cómic la esencia de la novela negra norteamericana. Dusk es un detective duro, cínico y desencantado en la línea del Sam Spade de Hammett que se rige por su propio código moral que le lleva en muchas ocasiones a bordear –cuándo no infringir- la ley.

En el apartado gráfico, Colan logra una estupenda representación de los ambientes propios del género negro localizado en el Nueva York de la Depresión, dando una nueva dimensión a las historias de McGregor, uno de los guionistas que mejor ha entendido su trabajo. Apoyado en la labor del colorista Tom Zuiko, “Nathaniel Dusk” es uno de los trabajos en los que Colan aplica por primera vez el color directamente sobre sus lápices, una técnica que The Dean continuaría desarrollando en su obra posterior y que realza poderosamente su estilo. En la primera miniserie, entre Zuiko y la reproducción de DC destrozaron el trabajo de Colan (McGregor pidió a los encargados de DC que llamarán directamente al editor y fundador de Eclipse Dean Mullaney para que les indicara como reproducir los lápices de Colan), pero en la segunda, Zuiko cogió el punto al estilo de Colan convirtiendo esa miniserie en uno de los mejores trabajos de The Dean.

En definitiva, “Nathaniel Dusk” es una obra injustamente olvidada por nuestros editores que merece ser rescatada por muchas razones, sobre todo, en estos tiempos en que se vive un “revival” del género negro en el cómic. No estaría de más que Planeta, a lo largo de los próximos seis años, tuviera a bien reunir las dos miniseries en uno de esos tomos Universo DC con los que recupera material clásico. Por soñar que no quede…

La Crisis pudo con Crisis.

La maltraída crisis que todos padecemos pero de la que nadie se responsabiliza se cobra otra victima en el mundo del cómic, la librería Crisis, una de las más veteranas de Madrid.

Y es que para el librero de cómics tradicional los problemas se multiplican año a año corriéndose el peligro que poco a poco los establecimientos especializados que son la cantera natural de aficionados desaparezcan irremisiblemente uno tras otro.

El lunes pasado en Crisis ya no pudieron resistir más y colgaron el cartel de Liquidación Total y empezaron a deshacerse de su stock con suculentos descuentos para los que se pasen por la tienda de la C/ de la Luna, 28. A nivel personal, lo siento por los dependientes, Jose y Manolo, que llevaban muchos años trabajando en la librería y a los que deseo toda la suerte del mundo, y en cierta forma yo también como cliente cierro un capítulo con la desaparición de una de mis librerías de referencia en el centro de Madrid.

El descenso generalizado de ventas de libros durante el último año (un 10 % en lo que va de año, según datos facilitados por la presidenta de la Feria del Libro), la creciente venta de cómics en grandes superficies, los salones de cómics en los que las editoriales venden directamente sus novedades más las abusivas fianzas y caprichosos criterios de las distribuidoras son problemas diarios con los que debe enfrentarse el librero tradicional que sólo cuentan para salir adelante con la fidelización de su clientela habitual, la atención especializada que puedan dispensar y la política de descuentos que pueda permitirse a costa de su propio beneficio. Escasas armas para los tiempos que corren.

Freaks&Friends, Astro City (resucitada gracias al empeño de los antiguos empleados de esta como Enigma Cómics) y ahora Crisis… Al circuito de librerías de Madrid le va a costar regenerarse (dudo que lo consiga) y a la larga todos los que amamos los cómics de un modo u otro perderemos.

(A propósito, las librerías no son las únicas que lo están pasando mal. El Grupo Zeta tira la toalla y vuelve a cerrar el sello Bruguera. La noticia aquí).