domingo, 11 de abril de 2010

“Acantilado Rojo”, de John Woo.

Se me pasaba la reseña de esta película que fui a ver la semana pasada pero es que de lo que no te ha gustado nada a mí me cuesta mucho escribir. No sé vosotros pero la impresión que tuve tras salir del cine –aparte de reprimir un gran bostezo- fue que me habían estafado. Estafado porque, como luego me enteré, en lugar de ver el montaje original fuera de China se ha comercializado una versión “reducida” supuestamente adaptada al gusto occidental. En fin, me parece triste que un director de cine que en otras ocasiones ha dado tantas muestras de afán de perfeccionismo pase por esto –aunque lo hagan muchos ya que las “versiones extendidas” y demás zarandajas de DVD vienen a ser lo mismo-. Aun con esta atenuante, “Acantilado Rojo” ha sido una enorme “bluff” bastante alejado de las expectativas que el trailer me había creado. Les cuento.

Acantilado Rojo” es la adaptación libre de una serie de relatos medievales chinos en los que se narran mezclando leyenda y realidad el enfrentamiento entre distintos señores de la guerra en la China medieval. Por un lado, el señor del Norte que personifica el villano de la historia y que actuaba legitimado por el Emperador realiza una expedición de castigo para acabar con dos señores del Sur aliados que se oponen a la influencia de aquél sobre el Emperador. Tras distintas escaramuzas la batalla definitiva tiene lugar en el Acantilado Rojo.

Más allá del deficiente montaje que lastra la cinta, John Woo realiza una película anodina y plana, sin demasiado contenido ni interés más allá de las brillantes coreografías de lucha. Woo se queda a medio camino de todo lo que pretende superar, se queda a medio camino de Ang Lee en lo que se refiere al refinamiento y pulcritud de su puesta en escena alejado de la belleza fantástica de las películas de este; se queda a más de medio camino de Kurosawa en el tratamiento épico de la historia y la caracterización de los personajes (debería haberle echado un vistazo más detenido a películas como “Ram” o “Los siete samuráis”, modélicas en esos aspectos); y, lo más triste de todo, no da ni el primer paso en la comparación con productos de mero entretenimiento como “300” o “Troya” que Woo parece querer transponer a la cultura china (y mira que esos dos tampoco eran nada del otro mundo…) con lo que uno sospecha que este ha vuelto a China sin haber aprendido demasiado de la aventura norteamericana.

En definitiva, “Acantilado Rojo” es una película perfectamente prescindible, irregular, mediocre y aburrida como pocas en su infinita sucesión de batallas absurdas. Si sigue en cartelera, prueben con otra.