jueves, 11 de febrero de 2010

Fandecomix out, Imagorama in.

Pues eso, tras diez años, desaparece la estupenda Fandecomix pero no nos quedamos sin los inimitables Maria José S. Bermejo ni Fernando F. Vegas que ofertan una nueva propuesta virtual aún más ambiciosa: Imagorama.

Reproduzco la nota de prensa que me pasan:

Queremos darte a conocer la nueva web de IMAGORAMA el espacio en la red que sustituye a FANDECOMIX.
A nuestra mirada del mundo de la historieta, después de diez años en internet con fandecomix, añadimos nuestra mirada panorámica más allá de la técnica o el formato que la palabra implica dilatando el horizonte a las distintas expresiones creativas que configuran nuestro entorno visual y cultural.
IMAGORAMA. Revista digital de información y actualización diaria. Cine, libros, series de televisión, cómic, animación, teatro... y otras formas de expresión de la IMAGEN y la IMAGINACIÓN.
IMAGORAMA una mirada panorámica a la cultura de la imagen desde la red.
En IMAGORAMA seguimos apostando por la creación de los cómics continuando con la propuesta del tebeo online BAJO ZERO COMIX junto a la recreación de las imágenes del cine y del pastiche que nos ofrece AGUDEZAMUY´S un espacio para imagoramas con AGUDEZASMUY´S.
Continuamos con nuestro envío semanal de noticias via e-mail a través de la newsletter de imagorama.

Desde este instante queda inaugurada la web de IMAGORAMA. Solo para tus ojos ;).

Desde aquí pueden echarle un vistazo al invento y aquí a su blog. Mucha suerte.

“La Carretera” de John Hillcoat.

El lunes tras salir de ver esta película se me ocurrió plantear el juego del chiste. Sí, ya saben, ese de las nacionalidades…Así, si la obra de Comarc McCarthy la hubiera adaptado un ruso hace treinta años –Tarkovski, por ejemplo-, seguro que estaríamos ante una desasosegante y fatalista obra maestra para minorías y pases de cine-club; si la hubiera rodado un francés, hace cincuenta –Truffaut, por ejemplo- tendríamos una romántica y sensible obra maestra conocida por todos, referencia obligada en casi todas las tertulias de café sobre cine (como “Fahrenheit 451”, vamos). Sin embargo, rodada por un australiano afincado en Canadá el año pasado de nombre John Hillcoat nos encontramos ante una adaptación impersonal y edulcorada demasiado predispuesta a salvar la obra de McCarthy y gustar al público masivo a la que va dirigido, objetivo que logra por los pelos, y a ser olvidada en menos de un año.

No sé si a estas alturas es necesario, pero les cuento por si hay algún despistado, que tanto en la novela como en la película se nos narra la historia de un padre e hijo anónimos que viajan hacia el mar atravesando unas tierras yermas y agonizante tras un cataclismo cuyo origen se desconoce. El mundo es un erial y los pocos supervivientes compiten entre sí por los alimentos disponibles convirtiéndose los escasos viajeros que transitan las antiguas carreteras en presas fáciles de bandas que se han dado al canibalismo. ¿Llegarán los protagonistas al mar? ¿Hay esperanza para un mundo agonizante?¿Se comerá el hijo a su padre? Tendrán que ver la película para enterarse.

Hillcoat contaba con todos los elementos para haber hecho una película grandiosa, sin embargo, temeroso ante la responsabilidad de adaptar a McCarthy, no ha sido capaz de insuflar personalidad propia a una cinta que seguramente a los que somos padres nos conmoverá y sobrecogerá igualmente pero que no se puede comparar al vigor desesperado de la novela original quedando meramente como una obra digna que no desmerece pero tampoco entusiasma. Las pocas matizaciones que el guión se permite están llamadas a suavizar el original para convertir la película en un producto más agradable al gran público, matizando buena parte del pesimismo y desesperación original para traicionarlo, y rozando, en ocasiones, la vulgaridad propia de cualquier superproducción de terror. Si el mensaje original y la desesperanza de la obra de McCarthy calan en el espectador, será debido al gran trabajo de un reparto excelente, en el que destacan por encima de todos un Viggo Mortensen, acostumbrado a encarnar todo tipo de antihéroes desesperanzados, y un joven Kodi Smit-McPhee que borda un papel enormemente complejo para alguien de su edad. Hillcoat no es capaz de sacar mayor partido a una fotografía excelente de Javier Aguirresarobe (si no está nominado debería estarlo), que mantiene una luminosidad crepuscular y agonizante en un mundo completamente gris, ni a la recreación acertadísima de una tierra agonizante en la que es fácil reconocer los vestigios de nuestro mundo.

En definitiva, “La Carretera” es una adaptación fiel y una película correcta en su pusilanimería que ni busca ni quiere escapar de la sombra de la novela y que debe servir a los que no la hayan leído como acercamiento a la misma si se atreven. A propósito, no me pregunten que habría hecho un director español si hubiera tenido que adaptar esta novela, mi imaginación no da para tanto.

La Carretera” de Cormac McCarthy en El lector impaciente, aquí.