martes, 30 de noviembre de 2010

“Northlanders: La viuda de la plaga”, de Brian Wood y Leandro Fernández.

Acaba de publicar Planeta la cuarta entrega de la serie de vikingos que para el sello Vertigo está desarrollando Brian Wood. Una nueva entrega esta de “La novia de la plaga” que es el arco argumental más largo de la serie hasta el momento –números 21 a 28 de la numeración norteamericana- y quizás por ello sea uno de los más ambiciosos y logrados.

Corre el año 1020 y en un asentamiento vikingo a orillas del río Volga se desata una plaga mortal. Cuando al inicio del crudo invierno, el anciano líder decide aislar a la comunidad expulsando a los enfermos se iniciará una claustrofóbica lucha por la supervivencia y el poder en la que se desatarán los peores instintos de sus habitantes. Y si la vida de por sí es dura para todos, para una viuda que tiene que sacar adelante a una niña la situación se torna dramática cuando se coloca en el punto de mira de un brutal y ambicioso jefe guerrero .

Es una suerte que en su revisión de las historias de vikingos, Brian Wood no se haya limitado a reducir el potencial de los hombres del norte a los tópicos habituales y ofrezca planteamientos centrados en el desarrollo de los personajes y enfoques alejados de arquetipos más convencionales. De este modo, partiendo de una trillada trama de aislamiento cuyo desarrollo quizás sea la parte menos original de la historia se centra en la exploración del rol secundario de la mujer en esa sociedad sin la protección y el amparo de un hombre al tiempo que se muestra bastante hábil en la dosificación de los ritmos de la trama para que esta vaya ganando en intensidad. La historia de la comunidad y la de la viuda protagonista que se convierte en la víctima de las iras del jefe guerrero de turno corren paralelas en una historia que guarda algunas parábolas sobre problemáticas contemporáneas no superadas como el acoso a la mujer. Anteriormente en “Mujeres con Escudos”, Wood ya había abordado el papel de la mujer en las culturas vikingas dentro de la serie pero en “La viuda de la plaga” le da un enfoque quizás más realista y atractivo para abordar no solo el rol alienado de la mujer sino también el tema de la relación materno-filial de modo que en el último capítulo de la historia recuerda planteamientos cercanos al Cormarc McCarthy de “La Carretera”, novela que parece revolotear todo la trama. Quizás el único pero que se le pueda poner a Wood sean pequeños descuidos (que los vikingos del siglo XI hablen de la riqueza de las proteínas como que queda un poco raro, ¿no?) que no empañan el resultado final.

En el aspecto gráfico, Wood cuenta con Leandro Fernández, popular por su trabajo en “The Punisher” de Ennis, cuyo estilo encaja perfectamente con la narrativa de Wood que busca una mayor complicidad con el lector mediante una estudiada ambigüedad. Fernández es un dibujante intenso, sucio y detallista, de trazos duros y angulosos que capta perfectamente la atmósfera de tensión latente que la historia pergeñada por Wood requiere al tiempo que caracteriza perfectamente las peculiaridades de los vikingos del Volga, realizando un excelente trabajotanto en la caracterización psicológica de los personajes como reflejando las crudas y violentas situaciones de acción que abundan en el tebeo.

En definitiva, tras algún resbalón inicial “Northlanders” poquito a poco va consolidándose como una propuesta a tener en cuenta dentro del sello Vertigo que confirma a Brian Wood como uno de los guionistas más interesantes y arriesgados del mainstream norteamericano con historias que difícilmente dejarán a nadie indiferente.

Más “Northlanders” en El Lector Impaciente:

Mario Monicelli (1915-2010).

La última broma no ha tenido gracia. Tras él, la comedia italiana no hizo otra cosa que degenerar hacia el absurdo.
D.E.P.



lunes, 29 de noviembre de 2010

“Sky Hawk”, de Jiro Taniguchi.

Curiosa la nueva obra que recientemente ha publicado Ponent Mon del maestro Taniguchi ya que aparentemente se aleja de su introspección habitual para sumergirse en un género tan ajeno a la temática manga habitual como el Western. Claro, que “Sky Hawk” es un western atípico que bajo la visión de Taniguchi se enriquece en significados.

A través de las vivencias de dos antiguos samuráis derrotados en el período de guerras civiles de la Revolución Meiji que encuentran refugio en las Rocosas norteamericanas, Taniguchi relata los últimos años de gloría de los indios nativos norteamericanos antes de ser definitivamente diezmados por los hombres blancos. Cuando, tras una serie de circunstancias, Hikozaburo y Manzo son admitidos en la tribu de los sioux oglala del legendario Caballo Loco bajo los nombres de Halcón del Cielo y Lobo del Viento encontrarán una nueva causa por la que luchar que dé sentido a su vida.

Original acercamiento de Taniguchi a los últimos días de esplendor de los indios americanos en un manga en el que, como ya hiciera en “La época de Botcham” incorpora personajes inventados en un contexto histórico real en el que interactúan con personajes históricos, construyendo la trama a partir de una exhaustiva documentación. Y, si en aquella obra contaba con la ventaja frente al lector occidental del desconocimiento de los acontecimientos descritos en “Sky Hawk da una vuelta de tuerca al concepto abordando unos hechos bien conocidos por cualquiera gracias al cine y la literatura. En ese sentido, Taniguchi lo borda y la presencia de dos personajes tan desubicados en el Western como dos samuráis exiliados es asumida con naturalidad a las pocas páginas gracias a la habilidad del japonés. Y, sin embargo, superado quizás el obstáculo más insalvable, Taniguchi pasa de puntillas frente a las más ambiciosas posibilidades que ofrecería la historia enfocada en el desarrollo de los personajes y los contrastes y similitudes entre indios y samuráis para optar por la crónica, correcta pero previsible, de los hechos que desencadenaron en Little Big Horn, renunciando al principal atractivo de su enfoque narrar un western crepuscular de denuncia realizado por un japonés y protagonizado por japoneses lo que le aportaría una visión novedosa Sin embargo, Taniguchi deja simplemente esbozada esa posibilidad que le hubiera dado una mayor profundidad a la historia para limitarse a la crónica –más o menos histórica- de los últimos días de gloría y ocaso de los indios convirtiendo a sus protagonistas en testigos y héroes de sus escaramuzas y batallas contra los soldados encabezados por el general Custer y su Séptimo de Caballería, con lo que la trama se vuelve una sucesión inteligente de batallas victoriosas hasta la derrota final.

Más allá de lo trillado de los hechos Taniguchi no niega en el epílogo haberse inspirado abiertamente en películas ya clásicas sobre la forma de vida de los indios para construir las tramas sobre las que se sustentan los distintos capítulos. Así la influencia de películas como “Bailando con lobos”, “Un hombre llamado Caballo” , "El último mohicano" o “La leyenda de Jeremiah Johnson" o cómics europeos como Blueberry” o Comanche es más que palpable aunque quizás el germen oculto de la idea de Taniguchi sea, en mi opinión, la serie “Kung Fu”.

A pesar de lo manido de la historia y las situaciones que describe la obra, esta no deja de resultar entretenida gracias a la claridad expositiva de Taniguchi que en “Sky Hawk” vuelve a mostrar algunas de las constantes de su obra como el amor por la naturaleza, la vida al aire libre o el espiritualismo oriental a través de situaciones y escenas de gran belleza ampliando su registro al desarrollo de secuencias de acción perfectamente desarrolladas.

En definitiva, “Sky Hawk” es un manga entretenido y lleno de posibilidades que podría haberse convertido en un punto de inflexión en la obra de Taniguchi si el autor hubiera reforzado su característico tono introspectivo quedando reducido finalmente a una hermosa y correcta incursión en un género solo aparentemente alejado de su tradición.

Otras obras de Jiro Taniguchi en El lector impaciente:

-"El almanaque de mi padre"
-"Un zoo en invierno"
-"El gourmet solitario"

Leslie Nielsen (1926-2010)


Ha muerto el veterano Leslie Nielsen. No puedo decir que fuese muy aficionado a sus películas de humor absurdo(salvo “Aterriza como puedas” que por ser la primera es quizás la más graciosa) pero con los años se había vuelto una figura casi entrañable y, en muchas ocasiones, logró hacerme sonreír, que no es poco.

Y, además, nos dejo esa joyita que es “Planeta Prohibido”.

D.E.P.




domingo, 28 de noviembre de 2010

Juanjo Sáez y Los Planetas.

Seguimos con Los Planetas y sus colaboraciones con dibujantes de cómics. Si ayer tocó Max, hoy toca recordar la colaboración entre granadinos que tuvo lugar en 2009 cuando Juanjo Sáez realizó no sólo la portada del recopilatorio de grandes éxitos del grupo, “Principios Básicos de Astronomía”, sino además dibujó un cómic que se incluía junto al CD en el que ofrecía su particular (re)visión de las distintas canciones que lo componen.

Soy un pobre granaíno

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sábado, 27 de noviembre de 2010

Max y Los Planetas.


Pues me parece que todavía no había aparecido por esta sección de Cómics y Música ningún autor patrio…
Subsano la falta, trayendo a colación a todo un señor ganador del Premio Nacional del Cómic, el barcelonés Max y su última colaboración todavía calentita con Los Planetas, grupo que a buen seguro es del gusto de muchos de los que nos juntamos aquí.
Max no sólo ha realizado la portada de “Una ópera egipcia”, el de momento último disco del grupo, sino que, además ya colaboró anteriormente con el grupo granadino en el videoclip de la canción “Y además es imposible”, incluida en el disco “Los Planetas contra la ley de la gravedad” del año 2004, basado en sus dibujos.
“Y además es imposible”

viernes, 26 de noviembre de 2010

“American Vampire”, de Scott Snyder, Stephen King y Rafael Albuquerque.





American Vampire” es una apuesta fuerte tanto por Vertigo como por Planeta. La primera porque más allá de sus títulos más consolidados las últimas cabeceras que han ido apareciendo en los últimos tiempos han tenido un éxito más bien moderado por lo que ha puesto toda la carne –chorreante de sangre, claro- en el asador y ha “fichado” al insigne Stephen King –quién no creo que necesite presentación- para un proyecto que ha cuidado con mimo y cuya sola firma ya servirá de reclamo a nuevos lectores. Y, por otro lado, Planeta se ha sumado a la ofensiva con una edición más cuidada de la habitual en los TPB de Vertigo que reúne los primeros cinco números de la serie con un formato de tapa dura que incluye interesante material extra.






Pero, más allá de ediciones y fichajes de campanilla, ¿merece la pena “American Vampire”? Pues, en mi opinión, sí, porque si sois aficionados al género de terror –y por tanto a los vampiros- echariaís a faltar una obra que recuperase la esencia del vampiro como criatura terrorífica y diabólica en los últimos tiempos, más allá de las ñoñerias que han estado tan desgraciadamente de moda. Y si, además, la historia está bien construida y resulta entretenida poco más se puede pedir.

La estructura de esta serie es curiosa porque en estos cinco primeros números se divide en dos historias que tienen lugar en dos momentos temporales diferentes aun cuando ambas cuenten con la labor del brasileño Rafael Albuquerque en el apartado gráfico. La primera de estas historias que está guionizada por el creador del concepto y los personajes el escritor Scott Snyder se sitúa en 1925 y nos narra como la encantadora Pearl Jones, una aspirante actriz que busca abrirse camino en la incipiente industria cinematográfica, ve como su destino se tuerce cuando es invitada a participar en una exclusiva fiesta privada.





La segunda trama está desarrollada por Stephen King en el que se ha publicitado como su primer trabajo en el mundo del cómic (más allá de sus colaboraciones en adaptaciones de algunas de sus obras literarias como “La Torre Oscura”) y en ella se nos narra el origen del “primer vampiro americano” que no es otro que un sádico forajido que responde al nombre de Skinner Sweet, cuya carrera como salteador da un brusco giro cuando atraca el banco equivocado.

Lo primero de todo, me ha parecido que “American Vampire” resulta una apuesta entretenida y voluntariosa cimentada con unos mimbres bastante sólidos. Por un lado, el desarrollo simultáneo de las dos historias permite ofrecer al lector una mayor información y diversificar el protagonismo de la obra que si en la historia escrita por Snyder recae sobre la joven Pearl Jones, en la escrita por King tiene un desarrollo más complejo a través de un narrador interpuesto –un periodista que asistió a los hechos acaecidos cuarenta años antes y escribió una novela- que relata el origen de Skinner Sweet. Las dos historias están suficientemente bien desarrolladas como para atrapar al lector que irá reuniendo las piezas de información que los guionistas van dosificando acerca de la nueva especie de vampiro americano y sus características y su enfrentamiento con sus codiciosos congéneres europeos que buscan colonizar el nuevo continente, detalles que aun alejados de la ortodoxia del vampiro clásico (los vampiros americanos, por ejemplo, son inmunes a la luz del sol) se van introduciendo de una manera lógica y coherente con el desarrollo de la historia. La doble historia está bien construida y se nota la habilidad con la que se ha caracterizado a los personajes y los escenarios para que resulten atractivos al lector en unas tramas que aúnan una dosis equilibrada de acción e intriga situadas en momentos clave del desarrollo histórico de los Estados Unidos.

Si la doble trama resulta atractiva, “American Vampire” se vuelve aun más destacable por la excelente labor de Rafael Albuquerque, un dibujante que desarrolla perfectamente las características de los personajes y logra un realismo sucio y terrorífico a la hora de establecer el contraste entre sus diabólicos y terroríficos vampiros con los humanos otorgándoles un toque personal aun cuando se puedan detectar características heredadas de otras obras que se han acercado al vampirismo inscritas en el mismo sello Vertigo desde “Predicador” a “Bite Club” de Howard Chaykin y sin llegar al expresionismo más radical del “30 días de noche” de Ben Templesmith y Steve Niles no escatima crudeza.





El dibujo de Albuquerque es muy detallista y su “suciedad” no emborrona la narración que se desarrolla con fluidez, complementada a la perfección por unos precisos cuadros de texto y diálogos. En este sentido, también me parece muy meritoria la labor del colorista Dave McCaig, quién da con la solución perfecta para evitar el abuso de los habituales tonos sombríos tan propios en el género de terror y ofrecer soluciones originales que potencian el trabajo de Albuquerque.



En definitiva, “American Vampire” es un cómic muy entretenido que hará pasar buenos ratos a los aficionados a los vampiros de siempre. Yo ya tengo ganas de hincarle el diente a la próxima entrega.

jueves, 25 de noviembre de 2010

“Star Reach”, de Mike Friedrich.



Me resulta curioso como en esta fiebre que está viviendo últimamente el cómic norteamericano con la recuperación en reediciones más o menos cuidadas de los clásicos de las tiras de prensa a lo mejorcito (y lo peorcito) del comic book de superhéroes de los ochenta (e incluso noventa) se esté pasando de puntillas por una década, la de los setenta, en la que se cimentó buena parte de lo que vino después. Y precisamente, una obra clave en ese período es “Star Reach” de Mike Friedrich.

Y es que cuando Mike Friedrich quién había hecho sus pinitos como guionista en DC y Marvel en títulos como “Iron Man” o “Liga de Justicia de América” se metió a autoeditar “Star Reach” nadie hubiera sospechado que ese descabellado proyecto era el germen de lo que serían las editoriales independientes de los ochenta y el trampolín para que algunos de los artistas más representativos de los años posteriores publicaran historias de fantasía y ciencia ficción que no tenían cabida en las grandes compañías., tipos como Dave Sim, Barry Windosr-Smith, Howard Chaykin, Jim Starlin, Walt Simonson, Lee Marss y los que me dejo.

Star Reach” llenó un hueco entre las propuestas “underground” y “mainstream” mostrando la viabilidad de un cómic que se distribuía exclusivamente en contadas librerías o por suscripción alcanzando la respetable cifra de dieciocho números publicados entre 1974 y 1979. Entre los principales trabajos que aparecieron en esta serie destacan "Gideon Faust, Warlock at Large" y “Cody Starbucks”, de Howard Chaykin, el “Parsifal” de Paul Craig Russell o las primeras adaptaciones al cómic de “Elric de Melniboné” realizadas por Frank Brunner o Robert Gould, el erotismo de las aventuras de "Linda Lovecraft" de Mike Vosburg, o una –más- de las obras consideradas precursoras de la “novela gráfica” que apareció seriada en varios números, “The sacred and the profane”, de Dean Motter y Ken Stacy, o incluso el relato de Roger Zelazny ilustrado por Gray Morrow, “The Doors of his face, the lamps of his mouth”(El amor es un número imaginario) .

El éxito de “Star Reach” permitió a Mike Friedrich montar su propia editorial en la que desarrollaría otros títulos similares como “Quack”, “Imagine” o “Pudge, Girl Blimp” con éxito moderado que llevarían al cierre a la compañía de Friedrich en 1979.

Curiosamente, en los años ochenta otra compañía independiente, Eclipse Comics, se haría con los derechos de estas obras y reeditaría el material publicado en “Star Reach” e “Imagine” en una nueva serie titulada “Star Reach Classics” que llegaría a los seis números.

Sería interesante que algún astuto editor tuviera en cuenta este material y lo recuperara en condiciones para disfrute de los aficionados al buen cómic. Por pedir que no quede.

En este completo artículo (en inglés) se hace una gran semblanza de “Star Reach” y se indexan todas las obras editadas por Friedrich.

Algunas de las historias publicadas a lo largo de los dieciocho números de “Star Reach” se pueden leer en inglés aquí, aquí y aquí.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Agatha Harkness gana El Cervantes.

Siempre me ha parecido que había un sospechoso parecido entre la autora de “Olvidado Rey Gudú” y la hechicera marvelita. Por otro lado, me alegra que por fin se haya premiado a una autora que parecía destinada a ser una eterna aspirante. Seguro que si hubiera usado sus poderes habría ganado antes.

“Pema Ling 5: Hatuk el Tulpa”, de George Bess.

Norma Editorial ha publicado hace un par de meses la quinta entrega de “Pema Ling” la serie en la que George Bess nos narra las aventuras de su particular forajida tibetana con lo que se alcanza la edición francesa.

En esta quinta entrega, la brava Pema Ling prosigue su cruzada al frente del Clan de los Perros, el grupo de forajidos que lidera y con el que se enfrenta a los conquistadores chinos como a sus aliados, los corruptos nobles y religiosos tibetanos. En esta entrega, la intrépida Pema Ling se convertirá en la más poderosa forajida de las montañas tibetanas al tiempo que escapa milagrosamente de la persecución a la que la someten sus enemigos. Tras recuperarse de sus heridas, socorrida por Hatuk, un misterioso personaje, Pema Ling deberá enfrentarse a un nuevo enemigo ante el que sus habilidades aparentemente de nada sirven: la peste.

En esta nueva entrega, George Bess sigue explorando el nuevo rol de Pema Ling como letal forajida encadenando unas aventuras con otras con lo que el álbum resulta especialmente entretenido. Desde una concepción bastante clásica en la que la información visual se complementa con abundantes cartelas, Bess ofrece una historia de capa y espada aderezada con filosofía oriental centrada exclusivamente en su protagonista, un cómic que sin llegar a emocionar resulta más que correcto como entretenimiento, encontrando en el tono realista del fantástico dibujo de Bess su punto fuerte. Las aventuras se desarrollan sin demasiada brillantez argumental siguiendo un desarollo lineal que no permite excesivas sorpresas debido a que quizás Bess es dibujante antes que guionista y los pocos giros del argumento se resuelven de una manera eficaz y sencilla.

En definitiva, “Pema Ling” es una serie correcta, que no evoluciona pero tampoco engaña y sigue desde el primer álbum los mismos patrones basados en un atractivo dibujo y un correcto guión que permite el lucimiento del autor.

martes, 23 de noviembre de 2010

“Relatos Extraños”, de VVAA.


Ya desde hace unos años los editores de las grandes compañías dedicadas a los cómics de superhéroes dejan jugar con sus muñecos a lo mejorcito de los autores “alternativos” que vienen pisando fuerte desde la única limitación que les impone su mayor o menor talento en propuestas paralelas a sus apolillados universos, lastrados por sus impuestas convenciones comerciales que hacen del anual megaevento plomizo y la repetición cíclica de situaciones trilladas su única expresión. Fue DC la que abrió el fuego con el excelente “Bizarro Comics”, publicados hace unos años aquí por Planeta (a ver si lo releo y lo comentamos) y con un poco de retraso nos llega la respuesta por parte de Marvel en una serie limitada de tres números que recuperó la mítica cabecera “Strange Tales” (Relatos Extraños) de los tiempos dorados de la Casa de las Ideas. Con buen criterio, en la edición de Panini se incorpora, además, una historia que en Estados Unidos se publicó aparte, “El megalomaníaco Spiderman”, de Peter Bagge.

Partiendo de la calidad de todos y cada uno de los artistas que han colaborado en una antología que reúne nombres tan alejados del género superheroico como Peter Bagge, Jason, Nick Bertozzi, Tony Millionaire, Brian Maruca, Jim Rugge, Junko Mizuno, Matt Kindt, Jeffrey Brown, Paul Hornschemeier, Becky Cloonan, Kikuo Johnson, Jhonen Vasquez, James Kochalka, Dash Shaw, Johnny Ryan, Jonathan Hickman junto a otros que no han hecho ascos anteriormente en reconocer –o trabajar directamente sin complejos- su deuda hacia el género como Paul Pope o el mismo Stan Sakai, hay que aclarar que es difícil entre la variedad de historias centradas no sólo en los más señeros personajes de La Casa de las Ideas como Los 4 Fantásticos, Spiderman o Hulk sino también protagonizadas por personajes más marginales como El Hermano Vudú o el mismísimo Uatu no encontréis alguna que guste, salvo que se sea un taliban marvelita en cuyo caso es casi mejor que ni se ojee un ejemplar de la obra sino se quiere acabar arrancando los pelos de la barba.

Con todo, se pueden sacar varias reflexiones comunes a todas las historias más allá del gusto particular de cada uno. Por un lado, el alto nivel mostrado por todos los autores y el conocimiento de los personajes Marvel lo que habla bien de la profesionalidad con que se han tomado todos el proyecto y, por extensión, el género; y, por otro lado, el enfoque humorístico que los autores han proporcionado a la mayor parte de las historias que va de la sátira a la ironía incluyendo más o menos veladas alusiones a la falta de evolución del género y los personajes, con lo que al mismo tiempo estos autores marcan su distanciamiento crítico respecto a unas convenciones que, me atrevo a decir, consideran obsoletas en un claro aviso a navegantes sobre el futuro del género si no se afronta un cambio.

Relatos Extraños” es un tebeo abrementes, ya que mostrará a los más recalcitrantes marvelitas que hay vida más allá de sus héroes de siempre y autores interesantes con mucho que ofrecer, y un aviso dado su éxito comercial -de hecho ya se está publicando en EEUU una segunda miniserie- del que deberían tomar buena nota los editores marvel de la demanda del lector de superhéroes de nueva revisiones de un género en el que, por mucho que se empeñen, no está todo contado. Sólo tienen que prestar los muñecos.

¿Por qué maté a Betty?

Peter David: Maté a Betty para poder contar historias que explorasen lo que le puede pasar a un hombre al que le privan de su ancla emocional, lo cuál tengo que admitir que en esa época en particular, me traía ciertas resonancias. Así que si podía hacer historias de un hombre que va emocionalmente a la deriva, podría haber algunas increíbles historias que proviniesen de las profundidades de mi corazón, mi alma y mi desesperación, lo cuál podría ser una lectura muy buena.

(El mejor guionista que Hulk haya tenido nunca se desahoga en un par de extensas entrevistas que Frog2000 ha tenido la deferencia de traducir. Para leerla completa aquí).

lunes, 22 de noviembre de 2010

“Hellblazer: India”, de Peter Milligan y otros.

Llegamos en el repaso que andamos realizando a la actual etapa de Peter Milligan en la serie más veterana del sello Vertigo, “Hellblazer”, a la tercera entrega publicada por Planeta, que incluye los números 261 a 266 de la serie regular norteamericana, y la que es, a mi juicio, la más completa y entretenida.

En el primer arco argumental, “India”, Milligan lleva a cabo un radical cambio de escenario en una historia en la que Constantine, para lograr la pureza que le permitiría realizar el encantamiento con el que pretende resucitar a su amor perdido, viaja a la India, donde deberá eludir las sospechas de la policía que le señalan como el potencial culpable de los asesinatos de actrices de Bollywood que se están llevando a cabo en Bombay. La verdadera identidad del asesino sorprenderá a más de uno. Milligan se muestra especialmente original e imaginativo en este arco argumental que quizás adolece como el resto de su etapa en la serie de un mejor desarrollo. Aun así, el británico derrocha ideas en una trama no exenta de crítica al pasado imperialista británico en una historia en la que maneja con éxito algunas de las principales señas de identidad del país-continente. En el aspecto gráfico, Giuseppe Camuncoli y Stephano Landini realizan un trabajo mejor que en anteriores entregas en una historia que quizás por abandonar el habitual escenario urbano en el que habitualmente se desarrollan las aventuras de “Hellblazer” les permite una mayor libertad.


A pesar de lo entretenido que resulta “India”, el plato fuerte del tomo lo constituyen los dos últimos episodios que conforman la historia titulada “No Future” dibujados por el actual portadista de la serie, el gran Simon Bisley y que en mi opinión son lo mejor de la etapa Milligan hasta el momento. En ”No Future”, Milligan explora el pasado punk de Constantine cuando este acude a la llamada de un viejo amigo quíen cree haber hallado al espíritu de Sid Vicious reencarnado en un maniquí. Al tiempo que desentraña el misterio y aclara su extraña relación con Epiphany, Constantine se enfrenta a un grupo de saboteadores dispuestos a acelerar el advenimiento de la fuerza diabólica que Constantine más odia, los conservadores. Desarrollando un irónico y nostálgico guión de Milligan, Bisley, quién siempre ha brillado más por el impacto visual de sus dibujos antes que por sus capacidades narrativas, ofrece el que para mí es uno de los mejores trabajos que le he leído logrando mantener su característica fuerza visual al tiempo que logra incorporar una fluidez narrativa de la que adolece en otros trabajos. Quizás el único pero”que sufre la trama es el de siempre, el de dejar al lector con la sensación que la historia podría haberse extendido algo más para evitar cierta precipitación en su conclusión.


En definitiva, “India” es de momento la mejor entrega del “Hellblazer” de Milligan y aun cuando, en perspectiva, quizás se le podría reclamar al guionista una mayor dedicación en el remate de las tramas, las nuevas ideas que está aportando el británico están insuflando nueva savia a una serie que las venía necesitando desde hacia tiempo convertida en un oasis en el erial que es actualmente el comic “mainstream”. Me conformo con que Milligan mantenga como mínimo el nivel actual de “Hellblazer” durante mucho tiempo.