martes, 2 de febrero de 2010

“Invictus”, de Clint Eastwood.

A finales de los años sesenta, surgió el fenómeno del Black Power un movimiento que abogaba por la igualdad de derechos con los blancos y reivindicativo con su propia identidad cultural. Un fenómeno puntual que tuvo sus conatos de radicalización y, culturalmente, dio lugar a fenómenos como la Blaxploitation en cine o la aparición en cómics de un amplio plantel de superhéroes negros como Pantera Negra o El Halcón. Sin embargo, con la paulatina equiparación de derechos, que no de oportunidades, el Black Power fue desapareciendo como tal hasta que la irrupción del primer presidente negro de los Estados Unidos, Barack Obama, ha propiciado que la negritud vuelva a estar de moda (ya en el cómic se le han hecho más de un guiños al presidente). Por todo ello, con buen ojo, Morgan Freeman, productor aparte de protagonista de esta película, ha sabido elegir, tanto el mejor momento (este año es el Mundial de Fútbol en Sudáfrica por lo que el país volverán a estar en el candelero mundial) como al director probablemente más respetado actualmente en el cine norteamericano y que ya ha mostrado anteriormente en su obra su preocupación por los problemas raciales, Clint Eastwood, para estrenar este biopic a la mayor gloria de Nelson Mandela, el primer presidente democrático y de color en la racista Sudáfrica..

La película adapta el libro de John Carlin, “El factor humano”, y se centra en mostrar los esfuerzos de Mandela para utilizar la Copa del Mundo de Rugby de1996 como un acontecimiento que ayudase a cimentar el espíritu nacional y eliminar las tensiones raciales. Para ello, Mandela contacta con el capitán de la selección, François Pienaar (interpretado por un Matt Damon cachas), al que sirve de inspiración para, contra todo pronóstico, lograr que la selección llegue a la Final de la competición contra Nueva Zelanda. Si ganan o no, ya no se lo cuento que tienen que ir a ver la película.

Clint Eastwood realiza en “Invictus” un trabajo correcto y aseado en el que con habilidad sitúa al espectador en el contexto de desigualdades sociales que era la Sudáfrica de los noventa y construye una película interesante que gira sobre dos polos asimétricos representados por el Nelson Mandela interpretado soberbiamente por Freeman, con el que probablemente vaya a ganar un nuevo Óscar, y el François Pienaar, interpretado también con credibilidad por Damon. Pese su buena factura y la calidad interpretativa de casi todo el reparto encabezado por sus protagonistas en mi opinión se la puede poner ciertos peros a la película: por un lado, una excesiva fascinación por la figura de Mandela, dando una visión de figura venerable y semidivina que pasa de puntillas sobre las sombras de su vida (a pesar de aparecer la hija de Mandela prácticamente no se sabe nada de su mujer Winnie y las rencillas y tensiones aparecen muy suavizadas); por otro, la gesta deportiva (la victoria de Sudáfrica sobre los All Blacks de Lomu es uno de los grandes partidos de la historia del rugby) queda bastante desdibujada desperdiciando en buena medida a un Matt Damon cuyo papel pedía a gritos un mayor protagonismo. Eastwood no es capaz de reflejar la épica de la gesta protagonizada por los sudafricanos ni la intensidad del partido ni del deporte (para mí, esta película le hubiera venido como anillo al dedo a Oliver Stone) y se muestra bastante torpe en la narración misma del partido, centrándose más en sus efectos en la grada y la población sudafricanas.

En definitiva, “Invictus” es una película más que correcta que tiene su principal aval en un inmenso Morgan Freeman pero que dados los vientos que corren recibirá más elogios de los que cinematográficamente le corresponden. Con todo, merece la pena para acercarse a una de las figuras claves de la segunda mitad del siglo XX. Ustedes mismos.

Otras películas de Clint Eastwood en El lector impaciente:

"Gran Torino"

2 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues yo me situó en un razonamiento opuesto: creo que 'Invictus' va a recibir menos elogios que los que, desde mi muy humilde punto de vista, merece. Clint Eastwood ha recibido aplausos en los últimos años por dramas, tragedias, auténticos puñetazos en el estómago. Verle ahora dirigir una historia de esperanza y fascinación creo que ha descolocado a muchos. Yo sí creo que capté toda la grandiosidad de aquel momento, la deportiva y la social. Pero digo lo de siempre, el cine es algo muy personal.

PAblo dijo...

Hola Juan,

Por supuesto, mi opinión es una más y no quita que Eastwood haga un trabajo más que aceptable.

Me gustaron especialmente los primeros minutos de la pelicula cuando queda clara la diferenciación entre el mundo de los negros y los blancos con la escena de los campos de deporte separados por la carretera o la elipsis temporal con el final de los chicos negros del equipo de rugby pero para mí a la película le falta épica y en su última parte ritmo, volviéndose semidocumental, aparte de lo que menciono en la entrada.

Impacientes Saludos.