lunes, 21 de septiembre de 2009

“Malditos Bastardos” de Quentin Tarantino.

Vaya por delante que yo siempre he sido tarantinista y que pienso que si este hombre no existiera habría que inventarlo por bien del cine. Sin embargo, una vez hecha, procesión de fe también debo admitir, usando el símil deportivo, que como esos magos del balón que vuelven tras un largo retiro Tarantino en “Malditos Bastardos” ha perdido el toque mágico con el que nos sedujo a sus seguidores en sus grandes títulos y su última película resulta decepcionante, más allá de contados momentos puntuales, que los tiene.

En su particular aproximación al género bélico, Tarantino nos cuenta como durante la II Guerra Mundial un comando infiltrado tras las líneas nazis en la Francia ocupada, compuesto por soldados americanos de origen judío conocido como Los Bastardos, intenta atentar contra Hitler y su plana mayor en el estreno de una película al tiempo que la dueña del cine, una judía que ha perdido a toda su familia a mano de los nazis, planea paralelamente su propio plan de venganza. ¿Quién conseguirá acabar con los malos antes?¿Ó acabarán los malos con los buenos? Tendrán que ver antes la película para enterarse.

En “Malditos Bastardos”, Tarantino vuelve a mostrar esos recursos que tan popular le han hecho, guiones trabajados y cargados de referencias cinematográficas presentados en un cuidado montaje a base de capítulos unitarios coherentes y autónomos que confluyen en un conjunto armonioso, con una banda sonora cuidada y un grupo de actores comprometido que declaman con eficacia los largos e ingeniosos diálogos ideados por el guionista y director. Sin embargo, en “Malditos Bastardos”, esas piezas artesanales pulidas hasta el extremo y que conforman una buena película de Tarantino ajustan mal y el resultado es una película irregular, carente de ritmo y pesada, que deja en evidencia a un Tarantino menos seguro de sí mismo en su domino y conocimiento del género, en este caso el bélico, que disimula coqueteando en demasía con la parodia y la comicidad y prescindiendo completamente de la acción que se presupone a una película de guerra, quedando la película en una tierra de nadie que deja bastante indiferente al espectador sino le repele directamente con un abuso un tanto sádico de la violencia explícita y gratuita. No logran salvar la película en este caso ni sus estupendos primero y último capítulo ni la gran interpretación en general del reparto internacional que participa, destacando especialmente un Christoph Waltz que borda su papel de nazi cazador de judíos y un Brad Pitt que disfruta tatuando frentes.

En definitiva, “Malditos Bastardos” no convence y aburre y me dejo la sensación que Tarantino imitaba a Tarantino –por no gustarme no me gustó ni la banda sonora que me pareció un refrito- y eso es lo peor que le puede pasar a un director tan personal como el amigo Quentin. Esperemos que sólo haya sido un constipado y en próximos proyectos nos dé la de cal. Yo sigo apostando por él.

Otras películas de Tarantino en El lector impaciente:

Death Proof”.

Yoshito Usui (1958-2009)

La montaña finalmente se ha llevado a Yoshito Usui, el veterano mangaka creador del popular Shin Chan. Más allá del éxito cosechado con la narración de las travesuras de este niño travieso e imaginativo que se convierte en la pata japonesa de una imaginaria mesa en la que se podrían incluir el Calvin de Watterson, el Charlie Brown de Schulz y la Mafalda de Quino, Usui había realizado otras series de menor calado como “Mix Connection”, “Unbalance Zone”, “Scrambled Egg”, “Supper Mix” y “Office Lady Ami” (todas ellas inéditas en castellano).
Aquí tienen un buen artículo de Jordi Costa sobre Usui y su obra más conocida.

D.E.P.

Dave Gibbons y los cordones de las botas en “Watchmen”.

Pregunta: ¿Qué le llevó a hacer sus propios guiones?

Gibbons:Cuando me encontré con los cómics por primera vez pensaba que la persona que los dibujaba y escribía era la misma. Fue más tarde que descubrí que había un guionista, un dibujante, un rotulista y un entintador. Así que las primeras muestras de trabajo fueron historias que yo mismo escribí, dibujé y rotulé, pero para empezar los editores estaban más interesados en el dibujo que en cualquier otra cosa que yo supiera hacer. Afortunadamente el que se me asociara con Watchmen significó que mi nombre tuviera una especie de estatus comercial, así que me dejaron escribir algunas cosas; sólo por la conexión con Watchmen, sospecho. La mitad de las cosas que escribí fueron bien recibidas y yo disfruté haciéndolas. También fue importante para mí que escribiera para otros artistas al principio, de modo que pude sentir que estaba vendiendo los guiones sin aprovecharme de la fuerza de mi dibujo. Creo que me he demostrado esto a mí mismo y ahora ya puedo empezar a escribir y dibujar mi propio material.

Pregunta: Siempre me llamó la atención que el calzado de los personajes de Watchmen es del mismo tipo, botas atadas con un elástico. ¿Era por vagancia o una broma?

Gibbons: ¿¿Vagancia?? (muchas risas) La idea central de Watchmen es cómo sería el mundo si hubiese superhéroes en él, y esto implica desde el equilibrio de poder mundial hasta la ropa que viste la gente de la calle. Así que la moda en Watchmen son chaquetas con doble abotonamento y zapatos que en vez de cordones tienen un elástico. No se nos ocurrió por vagancia, aunque cuando anduvimos mal de tiempo al final yo estaba ciertamente contento de no tener que dibujar todos esos cordones.
(De una entrevista realizada a Gibbons para "El pequeño Nemo" en el año 2000 por Jordi Juanmartí, Javier Riva y Pedro Terán y que pueden leer completa aquí).