domingo, 21 de junio de 2009

“El lagarto hipotético” de Alan Moore.

Movido por la curiosidad me compré hace algún tiempo este relato escrito por Alan Moore publicado por Planeta. Quería comprobar qué tal se le daba el oficio de escritor al genio de Northamptom, auténtica vaca sagrada del noveno arte y si su indiscutible talento a la hora de ofrecernos algunos de los mejores cómics de las últimas décadas se hacia extensivo a su faceta de escritor. Tras su lectura, puedo decir sin temor a equivocarme demasiado que Moore es un maravilloso guionista de cómics pero como escrito,r al menos en esta obra, me ha parecido en exceso pretencioso.

El lagarto hipotético” es un relato de fantasía que pretende imitar el estilo y carencia de las fábulas orientales pero que resulta irregular y un tanto aburrido por el empeño de Moore de pretender ser mejor escritor de lo que realmente es. En el cerrado y claustrofóbico Mundo Sin Relojes, un burdel de categoría trabaja desde niña Som Som, quien fue lobotomizada para convertirse en concubina de los poderosos magos que acuden allí a desahogarse. Som Som que tiene los dos hemisferios cerebrales separados por una mágica operación es en muchos aspectos un vegetal por lo que resulta la confidente ideal a través de la que nos enteramos de la historia de amor entre otros dos empleados del Mundo sin Relojes, Rawra Chin y Foral Yatt., una historia de amor homosexual que acaba bastante mal. Si quieren saber más, tendrán que leer la obra.

Alan Moore más que narrar, divaga durante las setenta y ocho páginas del libro sin dejar muy claro al lector que quiere contarle. ¿La historia de Som-Som?¿La de Rawra Chin y Foral Yatt? ¿Las dos?¿Ninguna? Moore se muestra en exceso críptico y ambiguo jugando incluso con el género de los personajes de un modo que sólo logra aumentar la confusión de una obra de por sí en exceso difícil e impregnada de cierto misticismo hueco que debido a su brevedad no se hace del todo insoportable.

En definitiva, en “El lagarto hipotéticoMoore juega a imitar a Borgés y le sale mal a pesar de sus atractivos planteamientos iniciales. Pendiente me queda su novela “La voz del fuego” pero me parece que, tras esta lectura, va a tardar bastante. Prefiero releerme sus cómics. La edición de Planeta bastante mona.