martes, 10 de febrero de 2009

Blutch, Mattoti y Burns en “Peur(s) du noir”


Blutch no es sólo un autor que se dedique al mundo del cómic sino que ha coqueteado con otros medios. Así, en 2007 Blutch fue el autor de unos de las historias incluida en la más que recomendable película de animación, “Peur(s) du noir”, de la que a continuación reproduzco una muestra.



En esta película, participaron con historia propias, otros nombres consagrados del cómic como Charles Burns, y Lorenzo Matotti, de las que tienen unos trailers más abajo


"Peur(s) du noir" de Mattoti



"Peur(s) du noir" de Burns




En el sitio web de la película hay muchas más muestras del resto de artistas que participaron en la película. Lo que tengo claro es que cuando encuentre el DVD, me lo compro seguro.

“Peplum” de Blutch.

Si ha habido un premio poco discutido en la reciente Edición del Salón Internacional del Cómic de Angôuleme ha sido el Grand Prix otorgado al francés Christian Hincker, mas conocido como Blutch. Una buena oportunidad, para empezar a conocer la obra de este destacado autor, por desgracia poco conocido en España, es “Peplum”, una obra editada por primera vez en 1996 en Francia y que en España apareció el año pasado en una correcta edición de Ponent Mon.

Peplum”, como se puede deducir fácilmente del título, es una historia de romanos. Pero como es constante en la obra de este autor, no nos encontraremos con una obra de género al uso, sino con una propuesta compleja, arriesgada y metafórica, alejada de las películas de gladiadores y cristianos perseguidos a los que estamos acostumbrados en el subgénero, en la que lo alegórico y poético tiene tanta o más importancia que los hechos narrados.

Al parecer la intención de Blutch en “Peplum” fue realizar una adaptación libre del “Satyricon” de Petronio y, ese esfuerzo se nota en el intento del autor de alejarse de cualquier idealización romántica a la época de los Césares, aunque el francés pronto abandona el camino abierto por el autor clásico para articular su propia visión de la Antigëdad mediante la obsesión que un joven esclavo desarrolla hacia una enigmática mujer encerrada en un bloque de hielo, localizando la mayor parte de los diez capítulos que componen la historia en los límites del Imperio, en las tierras bárbaras e ignotas más allá de los Limes, las ciudades costeras en las que anidaban los piratas, o las oscuras comunidades apenas civilizadas desde las Prehistoria donde se hacinaban todavía los cavernícolas. "Peplum" pronto se aleja de los senderos habituales de la aventura convencional para profundizar en los entresijos del amor imposible a través de la metáfora del joven enamorado de la esfigie encerrada en hielo e indagar en la futilidad del amor obsesivo condenado a la perdición y la locura. Blutch, a semejanza de Petronio, se acerca de una manera bastante honesta, y alejada de todo prejuicio, a temáticas como las relaciones homosexuales, habituales en la época, o la picaresca imperante en la sociedad, que refleja en la suplantación de identidad del protagonista por la de un noble romano desterrado y del que nunca verdaderamente conoceremos su auténtica identidad o la actitud de los comerciantes, retratando el Imperio romano como una sociedad oscura y primitiva en la que la ambición y el desprecio por la vida humana son los principales motores en contraposición con la obsesión idealizada del iluso protagonista inmerso en su extraño viaje del que el lector desconoce las razones que lo originaron y su destino final.


Blutch es un soberbio dibujante dotado de un trazo nervioso y grueso, menos interesado en buscar el detallismo y el perfeccionamiento en las localizaciones, como la expresividad de sus personajes a través de una técnica basada en la deformación de la realidad, cercana al Expresionismo, y el Claroscuro. Una opción estudiada y meditada que supedita el preciosismo a la precisión de la narración y que, por momentos, puede engañar al lector menos avezado y parecer descuidada, teniendo en la obra del gran Alberto Breccia uno de sus principales referentes. Blutch desarrolla en esta obra, en ocasiones, un sentido teatral y sincretico de la narración y la puesta en escena, recordando por momentos al Bergman de “El Séptimo Sello” o al Shakespeare de “Julio César”, potenciando el efecto dramático de la historia.

No les voy a engañar, Blutch no es un artista fácil ni para todos los públicos. Sus propuestas son arriesgadas y, en ocasiones, difíciles de seguir, pero si el lector consigue entrar en su particular universo quedará prendado por la riqueza, complejidad y originalidad que ofrece y no podrá dejar de leer hasta las últimas páginas. “Peplum”, una de sus obras más logradas y accesibles, es un buen ejemplo de todo ello. No la dejen pasar.