lunes, 12 de enero de 2009

“RocknRolla” de Guy Ritchie.

Cuando uno termina una relación sentimental duradera después del consiguiente periodo de luto en que tienes pocas ganas de todo, te vuelve a apetecer volver a quedar con los viejos colegas, desbarrar y salir por ahí a quemar la ciudad, intentando recuperar las espontáneas locuras de cuando se eras joven, salvaje e inconsciente, aunque el tiempo y las experiencias, claro está, en algo te cambian. Esa es la sensación con la que salí, no me pregunten por qué, tras ver la semana pasada “RocknRolla”, la última película del ex de Madonna, Guy Ritchie. Y, es que parece que con esta película y tras su separación de su polifacética ex que debe ser de armas tomar, el bueno de Ritchie intenta retomar su carrera donde la dejó antes de empezar su historia con la ambición rubia -¿por qué la llamarán así?- recuperando en esta película algunas de las cualidades que aprecié hace años en "Lock and Stock" y “Snatch, cerdos y diamantes” y que desaparecieron completamente en “Barridos por la marea” y no sabemos todavía si ya recuperó en “Revolver” (finalmente parece que la van a estrenar a finales de este mes). Sin embargo, los años pasan para todos y a fuerza de repetirse, “Rocknrolla” no hace tanta gracia.

En “RockNRolla”, Ritchie vuelve a construir a la manera que ya hiciera en “Snatch, cerdos y diamantes” una compleja trama de historias que se cruzan para darnos un paseo por el mundillo del hampa londinense sin omitir posibles y jugosas conexiones con la mafia rusa y la corrupta corporación local para repartirse la tarta del boom urbanístico en la capital británica. Sin embargo, la operación entre rusos y gángsteres se pone en peligro cuando el “grupo salvaje” de los buscavidas Uno Dos (Gerard Butler) y Murmullos (Idris Elba) se dedica a robar a los rusos y entra en escena el ronckandrolla hijastro del hampón mayor (Tom Willkinson).

Con estos mimbres, un excelente grupo de actores y una banda sonora efectiva, más la habilidad del propio Ritchie para levantar tramas frenéticas y complejas gracias a su talento para el montaje, el director londinense ofrece una película más que correcta que engancha al espectador con un inicio trepidante y cuyo desarrollo funciona a ratos, con momentos de gamberreo memorables como los que vive Gerard Butler sin espartanos pero con gorilas rusos, con otros que dejan una inevitable sensación de “deja vu” respecto a otras películas de Ritchie (“Snatch, cerdos y diamantes”, siempre “Snatch, cerdos y diamantes”), y con algún personaje en exceso tributario de esta (¿es cosa mía o entre el gitano Pitt y el rockandrolla drogado de Toby Kebbell hay más de un parecido?).

Mención aparte merece la labor de un excelente plantel de actores que dan verosimilitud al artificio montado por Ritchie derrochando profesionalidad durante toda la película y tocando toda la orquesta -mérito de Ritchie, supongo- a la misma escala, encabezado por el brillante Tom Wilkinson y el solvente Gerard Butler pero me gustaría destacar además al contenido Mark Strong que borda su papel y a la bellísima Thandie Newton (Stella) quien se come con patatas a todos sus partenaires masculinos.

En fin, una buena película para pasar un rato entretenido sin demasiadas exigencias pero a Guy Ritchie ya sea en la segunda parte de “RocknRolla” (cuidadín, que he leído por ahí que podría tratarse de una dichosa trilogía) la fórmula se le acaba. Y es que nos hacemos mayores, y aunque nos gustaría seguir haciendo el gamberro eternamente se nos acaban notando las arrugas…

El trailer de "RocknRolla" y otras cosillas de Guy Ritchie en El lector impaciente, aquí.