lunes, 5 de enero de 2009

“Gus: Bandido Guapo” de Christophe Blain


Los que siguen regularmente este mi humilde blog saben de mi debilidad por la obra de Christophe Blain el que para mí es en estos momentos el autor más interesante del cómic europeo, por no decir internacional. Por eso, quizás hayan echado a tardar la reseña de la segunda entrega “Gus”, que aunque ya lleva unos meses publicada, todavía no había paladeado por falta de tiempo de calidad que dedicarle. Bien, finalmente, este fin de semana encontré un huequito y me embarqué en la lectura y relectura de este "Bandido Guapo" y de la anterior entrega, "Nathalie", la primera entrega. Y me arrepiento…Me arrepiento de haber esperado tanto pues es uno de los tebeos más inteligentes, tiernos, divertidos y originales que he leído en los últimos doce meses de un autor lucido que lleva tiempo disfrutando de una claridad, madurez y seguridad en sus propuestas que queda de manifiesto en cada viñeta de esta obra.

En “Bandido Guapo”, Blain se centra en profundizar en la personalidad de varios de los personajes que se dieron a conocer en la primera entrega. De hecho, el supuesto protagonista de la serie, Gus, desaparece a las primeras de cambio de la historia al disolverse la banda de forajidos para convertirse en jugador profesional de póquer para centrarse la trama en uno de sus compañeros de correrías, Clem, un maduro forajido que lleva una doble relación con Ava, su mujer, una novelista de éxito con la que tiene una hija y una vida doméstica anodina, , y con Isabella, una sensual fotógrafa por la que está locamente atraído que le proporciona todo lo que le falta a la relación con Ava.

Blain reflexiona sobre las relaciones de los hombres y las mujeres con habilidad, ternura y mucho humor, usando la ambientación de género en el Oeste americano y la condición de forajidos de los protagonistas como una mera metáfora del romanticismo y la búsqueda de la libertad que impregna toda la obra. Si en la anterior entrega, las historias hilvanadas por Blain exploraban el enamoramiento y el cortejo con toda su grandeza y miseria, en “Bandido Guapo” la historia se centra con igual maestría en el compromiso y el desgaste que conllevan las relaciones consolidadas y la inmadurez de ciertas personas para afrontarlo a través de la figura de Clem y su doble vida, sin abandonar en ningún momento el tono humorístico y pretendidamente ingenuo que, en cierto modo, sirve para atemperar las reacciones y comportamientos de sus protagonistas. Blain, en este Far West a la medida en que los tiroteos y la acción quedan en un segundo plano, insinuadas más que mostradas con cierta sorna por parte del autor al convertir a los forajidos en la temática de los libros que leen y escriben los personajes y sirven también de ese modo para retroalimentar la mítica de un género, el Oeste, cuyas reglas subvierte de manera magistral al tiempo que homenajea algunas de sus expresiones más iconoclastas y entrañables como la película de Roy Hill, “Dos hombres y un destino”, para, más adelante, en un divertido y genial “vale todo” homenajear a Arsenio Lupin, el ladrón de guante blanco en que fantasea convertirse Clem.

En este segundo álbum, nos encontramos con un Blain más creativo y minimalista si cabe, abandonando en parte la división en capítulos más uniformes en extensión de la primera entrega para organizar la historia en capítulos que van de una a treinta y siete páginas e incrementando si cabe la importancia del gag cómico y el esquematismo narrativo. De este modo, al tiempo que avanza la historia principal Blain incorpora al transcurso de la narración gags prácticamente en cada página plenamente coherentes y divertidos, tributarios de grandes del “cartoon” como Chuck Jones y su “Correcaminos” o, como bien señala Álvaro Pons en la gran reseña que dedica a esta obra en La Carcel de Papel, una de las mayores influencias de Blain, Gus Bofa.

Si ya en la primera entrega, Blain experimentaba con figuras cada vez menos realistas en la búsqueda de un mayor expresionismo con que aumentar el efecto cómico en esta entrega refuerza esa línea, distorsionando cada vez más a los personajes protagonistas (Observen como la nariz de ese mentiroso compulsivo que es Gus no deja de crecer o cómo cada vez resaltan más los brócolis en la cabeza de Chet) hasta la caricaturización absoluta. Al tiempo, Blain, como autor versátil, juega con los fondos prescindiendo en ocasiones completamente de los mismos o meramente esbozándolos para centrar la atención única y exclusivamente en los personajes o el gag que nos propone. Como ya es habitual en su estilo, Blain contrapone las viñetas sobrecargadas de bocadillos en los que suele perfilar el carácter de los personajes y sirven para que la acción avance a páginas completamente mudas en las que generalmente desarrolla gags cómicos.

Mención aparte merece el uso del color en este número en el que el propio autor colabora en este aspecto con Walter, su colorista habitual, y con Alexandre Chenet para lograr una gama de colores más amplía que dote de mayor plasticidad si cabe el dibujo de Blain.

Bandido Guapo” es un álbum aparentemente sencillo que engancha desde el principio al lector con el portentoso dominio de la técnica y los recursos del medio que despliega su autor que debería servir de libro escolar para cualquiera que quiera aprender como narrar con dibujos. Yo que ustedes no me lo perdería. Sin duda, uno de los tres mejores tebeos editados el año pasado que Norma publicó en una excelente edición.
Otras obras de Blain en El lector impaciente: