martes, 22 de septiembre de 2009

“Blueberry 49: Apaches”, de Jean Giraud y Jean M. Charlier.

Norma Editorial ha publicado este verano la última entrega hasta el momento de “Blueberry”, un clásico del cómic mundial que cuenta a los lápices con uno de los autores más influyentes -sino el que más- de los últimos cuarenta años, Jean Giraud/Moebius. Y el álbum, que se títula “Apaches”, viene precedido por cierta polémica ya que los autores aprovecharon páginas aparecidas en otros álbumes precedentes (“Mister Blueberry”, “Sombras sobre Tombstone”, “Gerónimo el Apache”, “OK Corral” y “Dust”) para contar el primer encuentro de juventud entre Gerónimo y un Blueberry que, amargado, tras sus experiencias en la Guerra Civil Americana, se incorpora a su primer destino en el Lejano Oeste en Fort Mescalero, narrando unos hechos inmediatamente anteriores a la primera aventura de la serie, “Fort Navajo” (con lo que Giraud aprovecha magistralmente un supuesto refrito para aportar luz a un capítulo oscuro de la biografía de Blueberry y de paso cerrar el círculo abierto en 1963).

En su viaje hacia Fort Mescalero, Blueberry y sus compañeros son emboscados por los apaches. Cuando la cosa está realmente fea, milagrosamente, son rescatados por los soldados de Fort Mescalero que no muestran ninguna humanidad hacia los prisioneros indios entre los que se encuentra el joven Gerónimo. En la guarnición, Blueberry descubrirá cuáles fueron los auténticos motivos que llevaron a los indios a atacarles y deberá tomar una decisión en la que tendrá que elegir entre su humanidad y su deber. No les cuento más.

Más allá del discutible hecho que nos encontremos ante un álbum hecho a base de trozos de otros, hay que reconocer que Giraud hilvana una entretenida historia en la que queda bien disimulada la dispersión de orígenes. No voy a descubrir ahora a nadie a Giraud quien deja constancia de toda su sabiduría acumulada cuidando hasta el último detalle la ambientación de la historia y recreando perfectamente los distintos ambientes (en apenas 64 páginas, llueve, nieva y sale un sol achicharrante, sin apenas transición) en los que se desarrolla la historia. Les invito a que finalizada la lectura de “Apaches” ojeen los primeros álbumes de la colección y comprueben la enorme evolución que ha sufrido el autor desde esas primeras páginas en la que era notoria la influencia de Jijé hasta el dominio de todos los aspectos del dibujo mostrados en esta última entrega de la serie, destacando la amplitud y profundidad de campo que logra en todas sus localizaciones o el cuidado tratamiento de la luz que están al alcance de muy pocos.

Probablemente, lo mejor de esta entrega, es que al ser una aventura autoconclusiva no decepcionará a los seguidores fieles de la serie y sirve, además, de estupendo punto de partida para aquellos jóvenes –o no tan jóvenes- que quieran adentrarse en la biografía de Mike Donovan Blueberry, uno de los más atractivoss personajes del cómic mundial o, simplemente, aprovechar para leer una entretenida aventura del Oeste. En cuanto a la edición, bastante correcta, incluye un prólogo de Max Armanet.

5 comentarios:

dennel dijo...

Apaches es 100% Giraud. Charlier lleva muerto desde el 89 y Mister Blueberry es del 95. Se nota que Giraud dibujó las páginas nuevas con el chip Moebius encendido, sobre todo canta en las caras; redundando más en el tema, es un timo por parte de norma el numerarlo como un album realmente nuevo y luego avisar del refrito en el interior.

Fuera ya de historias, es un buen one-shot, qué coño. Un poco de todo, buen ritmo, sin apenas fantasmadas... la verdad es que está bien el álbum.

PAblo dijo...

Pues tienes toda la razón, Dennel. Charlier no creo que haya aportado nada a este álbum.

Impacientes Saludos.

Akbarr dijo...

Bueno, si Giraud considera que Charlier sí que ha hecho algo aunque sea de forma indirecta, y considera que es lo suficiente como para que aparezca en la portada, por muy muerto que esté... ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria? ;-)

dennel dijo...

Mi apostilla iba para que la gente sepa que no se va a encontrar esas vueltas y revueltas típicas de Charlier sino un buen álbum pero más típico.

Charlier es el padre de Blueberry y puede ir siempre en la portada sin que esté mal puesto, pero, seamos serios, si es de otro en portada no debe ir el nombre porque crea confusión y para muestra este post escrito por un Pablo que de tebeos no va corto precisamente.

Por poder, puede ser que ciertas partes las dejara bosquejadas Charlier, al más puro estilo Asterix y Goscinny, pero lo dudo por el estilo del guión, nada Charlieresco.

PAblo dijo...

La apostilla es muy pertinente, dennel, y tiene su fundamento.

Estoy contigo en que no creo que Charlier tenga mucho que ver en esta historia (más allá de los posibles apuntes que dejase y pudiera aprovechar Giraud aunque esto es entrar en el campo de las hipotesis).

De todos modos, la aparición de la firma de Charlier en la portada en los álbumes posteriores a su fallecimiento creo haber leído en alguna parte que obedece a un deseo de Giraud de homenajear a su colega.