sábado, 29 de noviembre de 2008

“Faker” de Mike Carey y Jock




El sello Vertigo, en sus inicios, nació con la intención de incorporar una serie de títulos que por sus contenidos “adultos” no tenían cabida dentro del universo superheroico de la editorial DC. En esos primeros años, Vertigo fue sinónimo de calidad y englobaba cómics de temáticas muy distintas, pero con un punto de riesgo y ambición respecto a lo que se estilaba por aquel entonces que los lectores, siempre deseosos de novedades, sabíamos agradecer. Con los años, o porque quizás nos fuimos acostumbrando, esa capacidad para sorprender y ofrecer contenidos diferentes se ha ido perdiendo por lo que de vez en cuando que aparezcan cómics tan ambiciosos como “Faker” no deja de ser una buena noticia.

En una Universidad de Minessota, cuatro jóvenes universitarios que comparten casa, inteligentes y triunfadores pero más traumatizados que Rambo a la vuelta de Vietnam, se reúnen para celebrar la reanudación de las clases tras un período de vacaciones poniéndose hasta arriba de alcohol y drogas en uno de los laboratorios de la Universidad. Tras una vomitona de campeonato y una resaca de esas que te duele todo, los cuatro amigos se encuentran con Nick, otro compañero de piso, quien tiene un problema que no se resuelve con unas cuantas aspirinas, salvo los cuatro juerguistas nadie más en la universidad parece conocerle y todo rastro de su existencia ha desaparecido.

Partiendo de esa la premisa de esta miniserie de seis episodios que nos presentan los británicos Mike Carey y Mark Simpson (Jock), una historia ambiciosa e irregular a medio camino entre el retrato generacional tardoadolescente y las películas de terror para adolescentes. Mike Carey, guionista británico conocido por sus trabajos en “Hellblaizer” y "Lucifer", derrocha ideas y referencias en un cómic con distintos niveles de lectura no funcionando la historia mejor necesariamente en el más evidente, como historia de terror debido quizás a la limitación que supone el formato miniserie y las increíbles soluciones que el guionista aporta a una historia con ciertos elementos kafkianos y de terror científico que conforme avanza se va volviendo más y más delirante para resolverse burdamente mediante el pobre recurso de la recurrente ensalada de tiros y alguna sorpresa sacada de la manga. Sin embargo, tras esa irritante primera lectura, “Faker” funciona mucho mejor leyéndose entre líneas como irónica metáfora sobre la “generación X” (o Y, o Z, que yo con esto de las letras para designar a los jóvenes ya me he perdido), de la que Carey no da precisamente una visión demasiado benevolente siendo el personaje mejor tratado y con el que resulta más fácilmente identificarse Nick, el gólem de humanidad perdida, en comparación con sus desquiciados y desquiciantes amigos. “Faker” avanza a través de una narrativa deliberadamente nerviosa mediante una estudiada composición de página que busca mantener en vilo al lector y probablemente mediatiza las posibilidades de una historia que si hubiera profundizado más en algunos de los personajes apenas esbozados se hubiera enriquecido bastante, quedándose de este modo en una lectura entretenida con pretensiones.

Más destacable es el aspecto gráfico merced a la gran labor de Mark Simpson (Jock), artista con un estilo personal muy definido y que muchos conocimos a través de “Los Perdedores”, quién da a la serie el toque de realismo siniestro necesario, desarrollando personajes de líneas rectas y estilizadas sobre los que recae el peso de la narración y prescindiendo al máximo de los fondos, logrando que la historia se desarrolle en una especie de limbo psicológico que casa muy bien con el artificio kafkiano ideado por Carey, jugando con las perspectivas y los escorzos sin acomodarse en ningún momento, secundado por el excelente uso del color que realiza Lee Loughridghe quién usa una paleta de colores planos en los que predominan los tonos apagados y fríos para realzar la ambientación real-irreal en que se desenvuelve la historia. Finalmente, destacaría igualmente la labor como portadista de Jock quién ofrece una serie de excelentes portadas reproducidas en su totalidad en la edición de Planeta.

En definitiva, “Faker” es una obra lleno de ideas y posibilidades que se queda a medio camino de casi todo merced quizás a las limitaciones que impone el tratarse de una miniserie, pero que entretiene por momentos y deja una puerta abierta a la reflexión que otras obras similares obvian. Sus faltas pueden analizarse benévolamente merced a la ambición desplegada por el guionista y, sobre todo, la excelente labor del dibujante, un Jock, a seguir muy de cerca. Este es el nivel mínimo de calidad que debería tener todo cómic editado bajo el sello Vertigo.