martes, 2 de septiembre de 2008

“Criminal 2: Lawless” de Ed Brubaker y Sean Phillips

Panini Ediciones nos ofreció este último mes un nuevo arco argumental de la última serie hasta el momento de la pareja de moda dentro del cómic norteamericano, que como ya sabrá cualquiera que se haya parado a leer el título de esta entrada, no es otra que la formada por Ed Brubaker y Sean Phillips y su “Criminal”.

El segundo arco argumental de la serie, “Lawless” que engloba los números seis al diez de la edición original, juega con el doble -o triple- sentido del caránter sin ley y forajido del protagonista así como la fatalidad intrínseca al apellido del protagonista, Tracy Lawless, un antiguo soldado que tras enterarse de la muerte de su hermano vuelve a la ciudad para averiguar cuál de los compinches de este fue el que le mató al tiempo que se enfrenta a los fantasmas de su pasado. Asumiendo una nueva identidad, Lawless se introduce en la antigua banda de su hermano, participa en sus golpes y se liga a su novia en una espiral que se va complicando cada vez más.

Este segundo arco argumental sirve para confirmar las buenas impresiones que ya me dejara la anterior entrega de “Criminal”. Brubaker, en el género que se siente más cómodo nos ofrece una historia que destila el más puro“hard boiled” clásico de perdedores y marginados al margen de la ley cumpliendo con todos los cánones del género a la perfección. Es tal la ortodoxia de Brubaker y su dominio que la historia hasta cierto punto no sorprenderá al lector familiariazdo con el género, pero el zorro astuto que es Brubaker lo compensa dejando la puerta abierta a la continuación de la trama, cosa que, aparentemente, no pasaba en “Cobarde” un arco de estructura mucho más cerrada, y recupera en "Lawless" algunos de los personajes que ya conocimos en la anterior entrega. Así, aparte de Gnarly, el barman que regenta “Undertown” el cubil de los maleantes, volvemos a reencontrarnos con Leo y nos enteramos que pasó tras quedar hecho unos zorros en la anterior historia.

Criminal” en su estructura me recuerda en buena medida a “Balas Perdidas”, aunque carezca del carácter renovador de la genial serie de Lapham y se ajuste más a los tópicos del género, pero, al igual que en aquella, puede apreciarse el uso de constantes elipsis y saltos temporales para narrar la historia y cierta dejadez en el desarrollo de la trama principal que se supone debe poner en relación a todos los personajes a favor de la ambientación que los autores quieren dar a la historia.

Brubaker como buen tahúr no tiene ninguna prisa en mostrar sus cartas y de momento se dedica a ir colocando las piezas en el tablero antes de empezar a jugar, recreándose en la presentación de los protagonistas sobre los que parece va a recaer el peso de la historia, personajes que se antoja han de cruzarse en algún momento, mimando la caracterización de cada uno y poniendo especial cuidado en reflejar el submundo criminal, fatalista y pesimista en el que se mueven los personajes dando lugar, de paso, historias que enganchan desde la primera página a los incondicionales del género. En este sentido, Brubaker sabe sacar partido al gran trabajo gráfico de Sean Phillips, un autor con el que se entiende a la perfección y cuyo estilo oscuro, realista y detallista, con caracterizaciones y enmarcaciones muy cinematográficas, casa muy bien con este tipo de historia y que va creciendo y progresando en cada nuevo trabajo, sin abandonar por ello sus características esenciales. En esta historia, utiliza la constante nevada sobre la ciudad como un elemento claustrofóbico más para caracterizar la tormenta interna del protagonista dando a la historia el tono sobrio y contenido que precisa.

La edición de Panini aunque en alguna ocasión se coman preposiciones para encajar los bocadillos dejando frases sin sentido –un detalle a mejorar en una edición por otro lado cuidada- es bastante correcta, incluyendo varios artículos dedicados al género negro en sus distintas formas muy interesantes.

Para leer más en El lector impaciente sobre "Criminal" pinchar aquí.