martes, 29 de julio de 2008

“El marqués de Anaon: La virgen negra” de Favien Vehlmann y Matthieu Bonhomme

La virgen negra” es la segunda entrega de “El marqués de Anaon”, la serie que desde hace un año nos viene ofreciendo Norma Editorial y reúne a Favien Vehlmann y Matthieu Bonhomme, dos jóvenes autores que están llamados a hacer grandes cosas en el cómic europeo, aunando calidad y comercialidad en una propuesta diseñada para hacer las delicias de cualquier lector.

En esta segunda entrega, cambia el escenario respecto a la primera entrega “La isla de Brac” y nos encontramos al joven marqués acudiendo a un pueblo aislado a investigar las extrañas muertes de muchachas jóvenes donde desde hace años cerca del santuario de la Virgen Negra de Puy Marie a la que acude en romería una tribu gitana todos los años. El joven Jean Baptiste intenta vencer el recelo de los lugareños, el señor y el cura del lugar cuando un nuevo asesinato provocará las iras del pueblo contra los gitanos y sólo el marqués será capaz de encontrar el verdadero culpable.

Este segundo álbum de “El marqués de Anaon” confirma las expectativas generadas por el anterior y sigue sin sorpresas las líneas generales esbozadas por sus autores sin estridencias ni sorpresas pero convirtiéndose en una agradable lectura por lo bien hilvanada que está toda la trama.
En “La virgen negra”, Vehlmann nos ofrece una historia más elaborada que la del primer álbum en una trama detectivesca bien dosificada hacia un final que, aunque es hasta cierto punto predecible, resulta agradable de seguir en una narración sin altibajos y cuyo punto fuerte es la más que correcta caracterización de los personajes secundarios que realiza el equipo creativo. Aunque Vehlmann plantea la historia como una lectura independiente va introduciendo pequeñas pinceladas acerca de los orígenes del protagonista y sus motivaciones, un joven aristócrata vagabundo que viaja a los rincones más apartados de Francia en busca del misterio y encontrando únicamente nidos de superstición a los que enfrentarse con el racionalismo propio del siglo de las luces.

En el aspecto gráfico, este segundo álbum permite comprobar de nuevo el buen hacer de Matthieu Bonhomme quién con un dibujo aparentemente sencillo se pone al servicio del guión de Vehlmann para caracterizar perfectamente la historia y crear la atmósfera de tensión que se precisa. Bonhomme es un dibujante aparentemente poco espectacular pero que domina completamente la narrativa y potencia los guiones de Vehlmann en lo que es un equipo bien compenetrado y en que cada una de las partes potencia y mejora a la otra.

En definitiva, una historia muy entretenida y que deja con ganas de seguir disfrutando de las aventuras del señor marqués y comprobar como tanto la historia como sus creadores evolucionan. ¡Qué suerte que todavía me quedan un par de álbumes más!

Más sobre “El marqués de Anaon” y sus autores en El lector impaciente, aquí y aquí.