sábado, 7 de junio de 2008

Las águilas de Roma 1 de Enrico Marini


Si el otro día escribía sobre “Nippur de Lagash” y la ponía como ejemplo de obra de género histórico llena de acción, épica y originalidad, hoy toca hacerlo sobre obra de género histórico ambientada en la Edad Antigua, “Las águilas de Roma”, obra del dibujante de moda en la BD metido por primera vez a guionista, Enrico Marini (“Gipsy”, “Rapaces”, “El Escorpión”).

La hisoria se sitúa en la época del imperio de Augusto en el año 9 A.C en el momento de mayor apogeo del imperio romano cuando Druso, hijastro de Augusto, ha conseguido, tras años de guerras con las tribus bárbaras de Germania, firmar una serie de acuerdos de paz, entregando estas como garantía del pacto a algunos nobles. Entre ellos, se encuentra el joven Ermanamer, hijo de un caudillo bárbaro, al que Augusto le otorga la ciudadanía romana y le encarga su tutoría a Tito Valerio, antiguo centurión de sus legiones y señor de una pequeña villa campestre. Tito Valerio educará a Ermanamer, bajo el nombre romano de Arminio, en la dureza del adiestramiento castrense de los soldados romanos junto a su hijo Marco, que tras los recelos y desconfianza inicial se convertirá en su hermano de sangre. La vida parece sonreír a los dos amigos, destinados a una vida de aventuras en la legión y juergas en los burdeles romanos, sin embargo, y aunque nadie a su alrededor lo sospecha, Arminio está predestinado desde su infancia a ser el guerrero que una a las tribus bárbaras de Germania y expulse a los romanos.

Norma editorial, siguiendo los pasos de Planeta con la excelente “Murena” nos ofrece el primer trabajo en solitario del suizo Enrico Marini en un relato de corte histórico lleno de tópicos y prestamos de los “peplums” de romanos que han surgido en los últimos tiempos (el “Gladiator” de Ridley Scott, la “Roma” televisiva o la mismísima “Murena” de Dufaux y Delaby) de los que aparte otras influencias más obvias –la ambientación inicial en Germania recuerda demasiado al principio de “Gladiator”- sigue al dedillo con poca originalidad el tratamiento que últimamente se ha puesto de moda en el género “de romanos” en el que se mezclan las intrigas con la cotidianeidad de la vida romana, incorporando el picante de pequeñas dosis de erotismo de los disolutos romanos.

En este primer álbum, a falta de intrigas que probablemente aparecerán en próximas entregas Marini se centra en la presentación de los principales personajes de la serie y la rivalidad y posterior amistad que surge entre los dos protagonistas adolescentes, Arminio y Marco, con un tratamiento que no por tópico y poco imaginativo resulta menos efectivo.. El suizo, sin la supervisión de un guionista, a su lado opta por un desarrollo de la historia mediante bruscos “flashbacks”, decisión arriesgada que en principio no le sale del todo bien y que en algunos momentos afecta a la narración, provocando confusión hasta el momento en que el lector coge el truco al planteamiento aunque la historia queda algo deslavazada e inconexa a la espera de próximas entregas que la den sentido. En el aspecto gráfico, es donde mejor se desenvuelve Marini, a la hora de ambientar y caracterizar los diferentes escenarios en los que se desarrolla la serie apoyado en un gran trabajo de documentación, resultando preciosas las secuencias de exteriores, sus animales y sus mujeres, aun cuando sirva de borrón a su excelente labor el hecho que dibuje todas las caras iguales (los ancianos y los jóvenes se parecen todos).

En definitiva, “Las águilas de Roma” es un álbum lleno de tópicos sin que por ello deje de resultar entretenido, ideal para todos aquellos que les gusten las lecturas de romanos excelentemente dibujadas por un autor en evolución del que hay que esperar todavía grandes cosas. El tiempo dirá.

"Murena" en El lector impaciente aquí y aquí.