lunes, 12 de mayo de 2008

Sinatra, his way




In memoriam...

Miedo

A mí estas cosas me dan mucho miedo, ya lo saben ustedes. La película, digo…
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“Iron Man” de Jon Favreau.


Les debía desde hace unos días una entrada sobre la adaptación cinematográfica de “Iron Man” pero es que, desde el miércoles que vi la pelicula, entre trabajos, eventos sociales variados y un caso de astenia primaveral diagnosticado como ataque de apatía aguda consecuencia de estos tormentosos días poca inspiración he encontrado para escribir. Pero, como tras ver “Speed Racer” he llegado con las pilas cargadas aprovecho para saldar la deuda y dejarles mis impresiones.

Les supongo ya a casi todos al tanto que la industria norteamericana ha encontrado en el cómic en general -y en los superhéroes, en particular- la solución a la carestía de ideas que le asolaba (¿quizás es que el cine americano también está asténico? Puede ser, puede ser…). Sin embargo, en las películas que el nuevo género nos ha ofrecido en en los últimos años en muy poquitos casos han sabido dar con el punto para llevar de una manera exitosa al celuloide la magia de la narrativa gráfica. Esto se ha debido a muchas causas entre las que se han repetido habitualmente la simplificación excesiva de las tramas y los personajes, eliminando su carácter épico y heroico –que sean “cómics de superhéroes” es por algo- en beneficio de una pirotecnia de efectos especiales en muchas ocasiones excesiva y vacía, y una elección de actores a menudo dudosa (¿Quién no recuerda el flequillito de Nicolas Cage en “El Motorista Fantasma” o a la portentosa Jessica Alba como Sue Richards en “Los 4 Fantásticos” por poner sólo un par de ejemplos?). Sin embargo, ha tenido que llegarle la oportunidad al superhéroe más conservador y carca del panteón marvel para que al menos uno de estos fallos sea resuelto plenamente, ya que la acertadísima elección de Robert Downey Jr. ("Zodiac") y el adecuado tratamiento que este realiza del personaje lo que eleva esta cinta un punto por encima de la mayoría de las películas de superhéroes.

Iron Man no es un personaje que haya despertado nunca demasiadas simpatías. Ya desde “Tales of Suspense” 39 de 1963 el amigo Tony se dedicó a zurrarle la badana al enemigo por aquel entonces del imperio yanqui en forma de malvados charlies vietnamitas y peligrosos agentes comunistas en unas historias poco brillantes tanto a nivel guión ya que aunque el nombre de Stan Lee figuraba, como siempre, bien grande el argumento era de un ramplón Larry Lieber, como a nivel gráfico dibujadas por el voluntarioso Don Heck (a pesar que el diseño de la armadura y las portadas fue de Kirby tuvo que llegar el maravilloso y misterioso Steve Ditko para dar con la tecla del diseño definitivo rojo y amarillo) cuyo esquema anodino se mantuvo durante años (aunque la popularidad del personaje crecía como consecuencia de su importancia dentro del grupo estrella de la Casa de las Ideas, Los Vengadores) hasta que la llegada de David Micheline a la colección de "El hombre de hierro" le dio más mordiente a la serie haciendo que Stark perdiera el control de la compañía y su problema de alcoholismo se incentivara aunque no por ello el personaje ganara en simpatía.

Tomando aquellos elementos que le interesan del cómic y actualizándolo en una versión más cercana a la que nos ofreció Mark Millar en “The Ultimates” que la de Lee y Lieber en el clásico “Tales of Suspense” 39 de 1963, Jon Favreau realiza un más que correcto repaso a la historia del personaje apoyado en el excelente trabajo de un Robert Downey Jr. que se divierte en su recreación de un socarrón, excesivo y golfete Tony Stark, alejado, en cuanto a carácter, del protagonista de los cómics pero mucho más accesible a todos los públicos.

Stark es un millonario y genial inventor que se dedica a comerciar con armas sin el menor pudor hasta el momento en que es secuestrado en Afganistán por terroristas internacionales (los tiempos cambian y a los charlies hay que cambiarles por un enemigo más cercano al imperio y, ¿quién mejor que unos terroristas vestidos de árabes?). Stark en el secuestro, resulta herido por la metralla y su corazón queda dañado. Los terroristas pretenden que el debilitado Stark construya para ellos armas mortíferas como las que disfrutan los norteamericanos pero este, engañando astutamente a sus captores, construye un aparato con el que mantenerse con vida y un primer prototipo de armadura con el que escapa de sus captores y, a su regreso al país de la tarta de manzana y las barras y estrellas congela la producción de armas de su compañía para centrarse en secreto en mejorar su armadura. Sin embargo, el socio de Stark, Obadiah Stane no está de acuerdo con esta decisión y conspira en secreto para hacerse con el control de la compañía y continuar con sus lucrativos negocios. Ayudado por su secretaría Pepper Potts y su amigo, el coronel James Rodhes, el alter ego superheroico de Tony, Iron Man, se enfrentará a Obadiah.

Iron Man” sobresale respecto al resto de las películas de superhéroes gracias a un guión compensando y al trabajo de un director, Jon Favreau, que deja trabajar a los excelentes actores con los que cuenta y entiende que los efectos especiales –esenciales en una película de superhéroes- están al servicio de la historia que quiere contar y no al revés. Favreau asumiendo que un producto de entretenimiento tiene ante todo que divertir sabe dotar de un ritmo trepidante al guión para mantener al espectador interesado en todo momento por aquello que está ocurriendo en pantalla. Robert Downey Jr se ve bien secundado por un grupo de actores que se toman sus papeles con la profesionalidad requerida y encuentra su contrapunto en los villanos de la historia, un correcto en sus limitaciones Faran Tahir como Raza, durante la primera parte de la película, y un imponente Jeff Bridges que, como Obadijah Slane, por momentos, le roba protagonismo a Robert Downey Jr, lo cuál en una película pensada para su lucimiento es mucho decir. Probablemente los actores encargados de encarnar a los aliados de Stark, Gwyneth Paltrow y Terrence Howard sean los que realicen unas interpretaciones más flojas y su físico menos adecuado a los personajes que interpretan, aunque teniendo en cuenta lo limitado de los personajes resuelven el compromiso con oficio y la cabeza en otras cosas.

En definitiva, “Iron Man” es una película muy entretenida que, a falta de la épica necesaria y todavía no encontrada en ninguna película de superhéroes, la sustituye por una buena dosis de humor inteligente y un ritmo trepidante que deja una sonrisa al espectador. A la espera de la segunda parte quedo.