miércoles, 30 de abril de 2008

“Por los pelos” de Paul Pörtner


Como no todo va a ser comentar libros, películas y cómics de vez en cuando hay que dejar espacio al teatro. La última obra a la que he asistido ha sido “Por los pelos” dirigida por Esteve Ferrer y adaptada por Luis Colominas, sobre un texto del dramaturgo alemán Paul Pörtner para evaluar la percepción de la gente ante una determinada situación, y que actualmente se representa en el Teatro Gran Vía de Madrid. Una comedia, que apoyada en la presencia mediática de un reparto popular en el que destacan la experimentada Loles León y un grupo de actores jóvenes, pero ya habituales de la pequeña pantalla, logra su único y principal objetivo entretener y hacer pasar un buen rato a los espectadores durante las dos horas que dura la función.

La obra se centra en una peluquería en el barrio de Chueca donde los dos peluqueros, Tony (Roberto Correcher) y Berta (Norma Ruiz) inician la jornada atendiendo a una variopinta clientela formada por López (Mauro Muñiz), un tipo nervioso y huidizo, Azucena (Loles León), una dicharachera y aburrida señorona con mucho tiempo libre y dinero para gastar, y Romero (Alex O´Doguerty). Cuando se descubre el asesinato de una célebre concertista que vivía en el piso de arriba, Romero revela que es un policía y procede a realizar la investigación del caso junto a su ayudante Lara (Alfonso Montón), un caso en el que el resto de los actores se convierten en sospechosos y la participación del público como testigo de todo lo que ha ocurrido es requerida por el inspector para desentrañar el misterio.

Sin duda, lo más destacable de la obra es su ingeniosa y original trama en la que se busca la implicación de los espectadores a un nivel poco habitual en este tipo de representaciones. Para ello, el inspector Romero excelentemente interpretado por Alex O Doguerty (el chofer de “Camera Café”) recaba sus preguntas a lo largo de la obra y durante la pausa para interrogar sobre el escenario a los sospechosos al tiempo que dirige la situación con habilidad para que sean los espectadores quienes crean estar interrogando libremente a los actores mientras estos contestan directamente a las preguntas dirigiéndose al espectador en un curioso diálogo. Ese planteamiento abierto llega a su clímax final cuando se pide que el público vote cuál de los cuatro posibles sospechosos es el culpable, dependiendo del resultado de la votación la representación de un final u otro.

Entre el reparto, aparte del mencionado Alex O´Doguerty, destacan también Loles León en un papel hecho a la medida de su histriónica personalidad al que sabe sacar todo el partido y que la convierte en el verdadero motor de la obra, y un Roberto Correcher que sabe dar el punto justo de exageración a su interpretación de un dicharachero y desinhibido peluquero. Los actores se lo pasan bien en el escenario en una obra que les exige un esfuerzo de improvisación inusual en este tipo de funciones porque aunque existan probablemente unas pautas generales sobre las que construir los finales y responder la impredecible reacción del público y sus preguntas debe suponerles todo un reto. No se engañen, sortear esas situaciones y además hacerlo con gracia y naturalidad resulta muy difícil y resulta muy meritorio que estos actores sean capaces de lograrlo en todo momento.

Ya saben, si están por Madrid y les apetece, les propongo una excelente opción de entretenimiento. Vayan a ver la obra y cuéntenme quién fue el asesino en su función, que yo les contaré el mío.