martes, 22 de enero de 2008

“Expiación: más allá de la pasión” de John Wright


Bajo tan barroco título se nos ofrece la última apuesta del director de “Orgullo y Prejuicio”, John Wright, para convertirse en la gran triunfadora de los Óscar de este año. Y, probablemente, se lleve una buena recua de estatuillas, pues se trata de un dramón de elevado presupuesto muy del gusto de los señores académicos pero que a mí me ha resultado brillante por momentos, los menos, e irregular y aburrida, los más.
“Expiación” está basada en una novela del inglés Ian Mc Ewan, que confieso no haber leído, y cuenta la historia de cómo la pequeña Brione Tallis, una niña ñoña y soñadora de la alta sociedad británica por una concatenación de confusiones y malentendidos destroza la vida de tres personas: la de su bella y sofisticada hermana Cecilia; la de Robbie, el amante de esta e hijo de la dama de llaves de la fastuosa familia Tallis, y la suya propia. Su error llevará a Robbie a la cárcel y, más tarde, a enrolarse en el ejército para participar en la II Guerra Mundial y la desastrosa retirada de las tropas inglesas de Dunkerque. Brione dedicará el resto de su vida y su obra como escritora a intentar expiar la culpa que la consumió por el error que cometió.
Wright plantea una gran superproducción como si de un ejercicio de estilo se tratara, estructurando la historia que de manera que va ganando en intensidad conforme avanza pero que ,en demasiados momentos del primer tercio de la historia, se pierde en un ensimismamiento de gran belleza visual pero que enerva a cualquiera que espere que la historia que le están contando avance.
La película me recuerda -y no me pregunte por qué- “Las Horas” de Stephen Daldry con la que comparte el gusto por mezclar realidad y ficción pero que mientras ésta última diferencia en cada momento al espectador de una manera clara en qué estadio está viviendo, la película de Wright no desvela y alcanza su plenitud hasta el final de la misma con la lacónica, intensa y magistral intervención de Vanessa Redgrave como una anciana Brione que da la puntilla dramática y aclara el destino de Cecilia y Robbie en un contraste magnífico respecto al discurso general de la historia. La película adolece por momentos de una falta de ritmo alarmante perdida en el efectismo visual, el virtuosismo técnico y la amplitud de medios con los que cuenta el director, que se hace palpable sobre todo durante su primer tercio, desarrollado en la mansión de los Tallis. La lentitud con las que - imagino - Wright pretende transmitir la pereza y bochorno de un día caluroso en la campiña inglesa resulta demasiado cansina al dedicarle el detallista director excesivo tiempo. Esta parte de la historia salvando las abisales distancias recuerda al gran Ingmar Bergman de películas como “Fresas Salvajes” o “Fanny y Alexander” pero lo que en este último resulta intenso en Wright es aburrido. La puesta en escena excesivamente teatral y amanerada también tienen ecos de Bergman – sólo ecos lejanos - aunque el trabajo de todo el reparto resulta excelente dada la dificultad de hacer creíbles personajes tan complejos, destacando, aparte de la mencionada Redgrave las actuaciones de Keira Knightley, mucho más guapa interpretando a Cecilia que de pirata, y la jovencita Brione interpretada por Saoirse Roman. Mejora la cosa conforme avanza con las escenas de la retirada de Dunkerque con un excelente plano secuencia de la playa sobresaliente y que, para mí, por sí solo merece pagar la entrada pero para más de uno la soporífera primera parte habrá herido de muerte la historia quitándole cualquier mérito posterior. Lo que nadie podrá negar es la excelente ambientación de la historia y el magnífico trabajo de fotografía realizado por Seamus Mc Garvey, que logran imágenes de una gran belleza aunque luego puestas en movimiento y en el contexto de la historia (que de eso trata el cine) no acaben de funcionar todo lo bien que deberían o la más que correcta banda sonora de Dario Marianelli.
Si les gustan los amores imposibles y disfrutar de las potencialidades de los movimientos de cámara no dejen de ver esta bonita película con demasiada nata para tan poco pastel.