sábado, 20 de diciembre de 2008

Francisco Casavella (1963-2008)


Estoy convencido que, en ocasiones, morirse es una liberación tanto para el que se muere como para los que le rodeaban. Pero morirte a los cuarenta y cinco años, cuando acaban de darte uno de los premios más prestigiosos que puedes recibir en tu ámbito profesional y tienes ante ti un futuro más que prometedor tras años de trabajo es una putada de las gordas. Tanto para ti como para los que te rodean. Por desgracia, es lo que le ha ocurrido a Francisco Casavella un novelista que tras años de ir cimentando una carrera literaria callada y sólida, aprendiendo el oficio de escribir sin coger atajos, se hizo con el Nadal este mismo año por “Lo que sé de los vampiros”. Una putada para él que se ha ido por un traicionero infarto pero también para todos los que nos quedamos sin disfrutar de las historias que ha dejado sin escribir. Una auténtica lástima.

Como soy un acumulador de libros, cómics y tantas otras cosas “inútiles” tengo “Lo que sé de los vampiros” esperando en un estante desde hace casi un año sin encontrar el momento para hincarle el diente. En cuanto pueda, me pongo con él. El mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor es leerle, para no olvidarle.

D.E.P.

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