martes, 29 de julio de 2008

“El marqués de Anaon: La virgen negra” de Favien Vehlmann y Matthieu Bonhomme

La virgen negra” es la segunda entrega de “El marqués de Anaon”, la serie que desde hace un año nos viene ofreciendo Norma Editorial y reúne a Favien Vehlmann y Matthieu Bonhomme, dos jóvenes autores que están llamados a hacer grandes cosas en el cómic europeo, aunando calidad y comercialidad en una propuesta diseñada para hacer las delicias de cualquier lector.

En esta segunda entrega, cambia el escenario respecto a la primera entrega “La isla de Brac” y nos encontramos al joven marqués acudiendo a un pueblo aislado a investigar las extrañas muertes de muchachas jóvenes donde desde hace años cerca del santuario de la Virgen Negra de Puy Marie a la que acude en romería una tribu gitana todos los años. El joven Jean Baptiste intenta vencer el recelo de los lugareños, el señor y el cura del lugar cuando un nuevo asesinato provocará las iras del pueblo contra los gitanos y sólo el marqués será capaz de encontrar el verdadero culpable.

Este segundo álbum de “El marqués de Anaon” confirma las expectativas generadas por el anterior y sigue sin sorpresas las líneas generales esbozadas por sus autores sin estridencias ni sorpresas pero convirtiéndose en una agradable lectura por lo bien hilvanada que está toda la trama.
En “La virgen negra”, Vehlmann nos ofrece una historia más elaborada que la del primer álbum en una trama detectivesca bien dosificada hacia un final que, aunque es hasta cierto punto predecible, resulta agradable de seguir en una narración sin altibajos y cuyo punto fuerte es la más que correcta caracterización de los personajes secundarios que realiza el equipo creativo. Aunque Vehlmann plantea la historia como una lectura independiente va introduciendo pequeñas pinceladas acerca de los orígenes del protagonista y sus motivaciones, un joven aristócrata vagabundo que viaja a los rincones más apartados de Francia en busca del misterio y encontrando únicamente nidos de superstición a los que enfrentarse con el racionalismo propio del siglo de las luces.

En el aspecto gráfico, este segundo álbum permite comprobar de nuevo el buen hacer de Matthieu Bonhomme quién con un dibujo aparentemente sencillo se pone al servicio del guión de Vehlmann para caracterizar perfectamente la historia y crear la atmósfera de tensión que se precisa. Bonhomme es un dibujante aparentemente poco espectacular pero que domina completamente la narrativa y potencia los guiones de Vehlmann en lo que es un equipo bien compenetrado y en que cada una de las partes potencia y mejora a la otra.

En definitiva, una historia muy entretenida y que deja con ganas de seguir disfrutando de las aventuras del señor marqués y comprobar como tanto la historia como sus creadores evolucionan. ¡Qué suerte que todavía me quedan un par de álbumes más!

Más sobre “El marqués de Anaon” y sus autores en El lector impaciente, aquí y aquí.

lunes, 28 de julio de 2008

“Hitman” de Garth Ennis y John McCrea.

Estos días que quién más quien menos disfruta de unos días de descanso en alguna playita, en alguna montaña o en el salón de casita con el aire acondicionado, una buena opción para pasar el rato es abrir una cervecita fresquita y enfrascarse en la lectura de “Hitman”, de Garth Ennis y John McCrea,, un tebeo sin demasiadas pretensiones, divertido, gamberro y bien hecho, ideal para olvidarse de los calores y las preocupaciones.

Hitman” nos narra las aventuras y desventuras de Tommy Monaghan un asesino a sueldo de medio pelo criado en uno de los peores barrios de Gotham, El Caldero, que por esas casualidades que sólo pasan en los cómics estaba en el momento y sitio justos para ser atacado por un extraterrestre que pasaba por allí. Como consecuencia de ello, Monaghan adquiere superpoderes, una telepatía limitada y visión de rayos X. Sin embargo, un gran poder no conlleva una gran responsabilidad y Monaghan usará sus poderes para convertirse en el mejor asesino de la ciudad. Un asesino letal especializado en acabar con gente con poderes pero con un rígido código ético que le hace no matar a nadie que no crea que se lo merezca, lo que le llevará a ser perseguido tanto por la Mafia como por los más variopintos demonios.

Partiendo de este curioso planteamiento para un cómic pretendidamente de superhéroes Ennis y McCrea durante más de sesenta números construyeron y desarrollaron la personalidad de un antihéroe en unas historias en la que Ennis se centra fundamentalmente en poner en solfa con su socarrón, divertido y facilón humor al género superheroico a través de un personaje secundario, sixpack, que sirve de declaración de principios del irlandés acerca del género y los distintos encuentros del duro y guasón Monaghan con lo más granado del Universo DC desde Green Lantern a Batman, sin olvidarse de Superman con el que comparte una historia que fue premiada con un Eisner en 1999, y dejar patente, como ya hiciera en su opera prima, “Predicador”, su amor por los géneros cinematográficos más violentos, incorporando a sus historias constantes homenajes y referencias tanto a películas, como a actores y directores.

Generalmente, se ha considerado “Httman” una obra inferior a “El Predicador” por la crítica y aunque sin duda nos encontramos ante una historia mucho menos ambiciosa en cuanto a su temática y pretensiones, precisamente por ello y su carácter iconoclasta está mejor desarrollada por parte de Ennis, careciendo de ese bajón tan acusado que, al menos yo, percibo en la historia de Jesse Castell. En “Hitman”, Ennis enlaza mejor las tramas y conforma un marco en el que el autor se muestra mucho más cómodo para hilvanar historias llenas de ritmo, acción y violencia a raudales, sí, pero también divertidas, imaginativas y originales, a pesar de los constantes homenajes declarados u ocultos que el guionista realiza.

Ennis en esta serie se cenrtra en ofrecer su particular visión de la amistad masculina –un tema también tratado en “El Predicador”- a través de las tarantinianas conversaciones que Monaghan mantiene con sus colegas en Noonan’s, el bar en el que se reúnen, y su particular relación con el dueño del bar y su sobrino, Pat, o con su colega Natt, el sobrero, que a modo de particular sidekick comparte la mayoría de sus aventuras, y deja patente -una vez más- su fascinación por los tipos duros incapaces de mostrar sus sentimientos.

En el aspecto gráfico, “Hitman” está dibujanda por John McCrea, un dibujante irlandés colaborador habitual de Ennis en muchos de sus proyectos desde los tiempos de “2000 A.D” y con quién también ha trabajado para DC en “Demon”. McCrea es un dibujante de trazo grueso y bastante sobrio pero dotado de una más que correcta capacidad para la narración, capaz de trasladar hábilmente al papel todas las locas ideas de Ennis y salir airoso de ellas y, aunque al principio, cueste acostumbrarse a su estilo hay que reconocer su merito en el éxito de la serie.

Los 14 primeros números de “Hitman” fueron publicados en su momento por Norma Editorial y la serie completa sido recopilada recientemente por Planeta de Agostini en tres volúmenes dentro de la línea Universo DC, que, además, incluyen las primeras apariciones del personaje en Demon Annual 2 en 1993 y Batman Chronicles (1996) y una historia junto a la Liga de la Justicia de América que habría que englobar hacia mitad de la serie regular.

Ya saben, si no tienen lectura para el verano, prueben con “Hitman”. Les gustará o no, pondrán el grito en el cielo o se lo pasarán bomba con las incorrecciones de Ennis, pero de lo que estoy seguro es que no se aburrirán.
Para leer más sobre esta serie pueden hacerlo, aquí.

domingo, 27 de julio de 2008

Más Vigalondo: Cortos Código Siete y Domingo.

Cerrando el repaso a la filmografía del director cantabro Nacho Vigalondo, dos nuevos cortos en la que quedan de referencia las inquietudes del autor por el género fantástico y la ciencia ficción desde un planteamiento humorísitco.

Código Siete



Domingo



Y aquí os dejo un enlace al interesante blog de Vigalondo.

sábado, 26 de julio de 2008

Más sobre Nacho Vigalondo: "7:35 de la mañana" y "Choque"

Por la entrada del otro día sobre "Los Cronocrimenes" ya se habrán dado cuenta que las propuestas de Nacho Vigalondo me resultan de lo más ingenioso e interesante que se ha hecho últimamente en España y, gracias a Youtube, sus cortos están disponibles para todos así que a lo largo de este fin de semana iré subiéndolos para gusto de todos.

"7:35 de la mañana" fue el que puso al cantabro Vigalondo en el candelero mediático gracias a su nominación a los Oscar del 2005, recibiendo además varios premios en festivales internacionales.

"7:35 de la mañana"



"Choque" también es una propuesta original y recibió el premio Fotogramas.

"Choque"

viernes, 25 de julio de 2008

“Haxtur” de Victor de la Fuente

Una de las novedades que esperaba con más impaciencia del último Salón del Cómic de Barcelona era la nueva edición de “Haxtur”, todo un clásico del gran Víctor de la Fuente, que por desgracia llevaba demasiado tiempo olvidado por nuestros editores. Y lo cierto es que la espera ha merecido la pena porque la edición que Ediciones Glénat ofrece de la misma es excelente con un cuidado exquisito en todos los detalles desde el exhaustivo artículo introductorio del gran Manuel Barrero a la entrevista contextual a de la Fuente publicada en la revista “Trinca” pasando por la advertencia sobre la supervisión y autorización del autor al recoloreado digital realizado, que a mí personalmente no me disgusta en líneas generales, ya que viene avalado por el autor pero que me parece en algunos momentos, demasiado chillón respecto a la edición de Doncel aunque en otros curiosamente dota de mayor espectacularidad si cabe a la obra, si lo comparamos tal y como se hace en esta excelente entrada de Comics en Extinción.

Haxtur” es una obra que hay que situarla en su momento histórico para entender todo su significado. Surgió en un momento en que en España no se hacían cómics de autor y en que a uno le podían meter en la cárcel por dibujar y escribir sobre según qué cosas. Y, sin embargo, curiosamente, “Haxtur” pasó todos los filtros y se empezó a publicar en “Trinca” (una revista pro-régimen) en 1971 seriada en episodios de unas seis páginas de los que de la Fuente no esperaba publicar más de tres o cuatro y fue tal su aceptación que llegó a los doce en los que finalmente se completa la obra.

La historia se inicia con el encuentro de un guerrillero herido, con una clara similitud con los revolucionarios cubanos, vagando por una especie de limbo y, sorprendentemente, matando a un dragón. Tras ello, tiene un encuentro con los cuatro jinetes del Apocalipsis quienes le exhortan a buscar su destino. A partir de este momento, se inicia el vagar del protagonista cuyo nombre desconoceremos a lo largo de toda la obra por eriales, desiertos y junglas de un limbo determinado en los que se enfrenta a todo tipo de brujos y monstruos en una ambientación característica de la fantasía heroica tan de moda en la época a pesar que en las primeras historias tuvieran ciertos elementos más propios de la ciencia ficción que serían definitivamente abandonados por el autor a partir del tercer capítulo. En el capítulo final, el guerrillero vagabundo tiene un nuevo encuentro con los Jinetes y desvela lo que ha aprendido en su vagar.

En estos momentos, más allá de la historia en sí misma la obra es rescatable por cómo lo cuenta Víctor de la Fuente, un autor extraordinario, que convierte las limitaciones con que se vio obligado a trabajar para desarrollar una obra rica en interpretaciones.

La publicación de la obra en episodios obligó a Victor de la Fuente a un enorme esquematismo a la hora de plantearse cada historia y obligándole a encontrar soluciones sorprendentes para la época para ganar espacio en cada página. De este modo son frecuentes grandes viñetas verticales con las que ganar profundidad y espacio al tiempo que el papel en blanco se convierte en un elemento compositivo más que se incorpora a la historia. ´Víctor de la Fuente demuestra un talento excepcional a la hora de dibujar los personajes y reflejar la anatomía humana, que tiene sus referentes más directos en grandes como Raymond, Foster o Salinas, y lo que llevaba haciendo en la misma época Barry Smith en “Conan el Bárbaro”, dibujando un héroe –o antihéroe- alejado de los canones imperantes que reflejaban a los protagonistas de este tipo de historias como apolíneos deportistas musculosos para recrearse en la recreación de la figura humana en toda su perfecta imperfección y refleje el desamparo del protagonista abandonado en medio de un mundo de fantasía que no entiende.

El carácter de historia abierta de “Haxtur”, a pesar de la elipsis con la que Víctor de la Fuente cierra la historia, da lugar a interpretaciones de todo tipo y quizás permita entender cómo pasó indemne por los inquisidores ojos de la censura. Aunque la interpretación más obvia es que de la Fuente buscó reflejar el delirio de un guerrillero herido en sus últimos momentos, la historia –sobre todo cada uno de sus capítulos dotados de completa autonomía y coherencia- funciona también perfectamente como atípico relato de aventuras (y seguramente esa fue la razón de su publicación) e incluso como grandilocuente manifiesto pseudofilosófico sobre la condición humana de nuevo, insisto, muy de moda en la época pero que hoy por hoy parece superado. Sin embargo, ello no quita para que la obra pueda disfrutarse hoy por hoy como uno de los mejores trabajos de un dibujante extraordinario con un talento poco común para la narración en imágenes mucho más preocupado en sugerir que en explicar, en un planteamiento arriesgado que deja al lector la reflexión final para la interpretación de una obra llena de matices.

Un tebeo indispensable que no debe faltar en la estantería de cualquier aficionado que se precie.
Una excelente reseña de Rafa Marín, aquí.
Un excelente blog del amigo Gantry dedicado a desentrañar los secretos técnicos de Víctor de la Fuente, aquí.
Un extracto de entrevista a Víctor de la Fuente sobre "Haxtur", aquí.

miércoles, 23 de julio de 2008

Estelle Getty-Sophia Petrillo (1923-2008).

Pues eso, señores y señoras, un pedacito más de la infancia que se nos va con la muerte de Estelle Getty quien interpretara a Sophia Petrillo, la anciana más marchosa de esa serie de éxito que cautivó a todos los públicos llamada por aquí “Las chicas de oro”. Rara era la familia que no esperaba la hora de la cena disfrutando de las andanzas de ese grupo de maduritas en la que Sophia con su socarronería italiana ponía las dotes justas de entrañable, cuerda e irónica lucidez frente a la amargura de su hija en la pantalla, Dorothy, la inocencia de Rose o la desvergüenza de Blanche. Creo que Sophia era el personaje favorito de casi todo el mundo que seguía la serie (o al menos de casi todo el mundo que yo conozco) y nos dio a conocer un modelo de vejez activa que por aquel entonces estaba bastante alejado del que se vivía en el país.

Aunque a Sophia la recuerda todo el mundo a la actriz que la interpretó durante siete temporadas casi nadie la conoce. Se llamaba Estelle Getty y tuvo que luchar contra la oposición de su familia de judíos polacos para poder seguir vocación interpretativa, desarrollando su carrera básicamente en el teatro. Hace años que vivía retirada debido a una enfermedad crónica.

Ayer murió Estelle Getty pero a Sophia Petrillo con su permanente, sus gafas y su eterno bolsito la recordaremos siempre.

D.E.P.

“21st Century Boys” de Naoki Urasawa.

Esperaba con más impaciencia de la habitual la publicación de los dos tomos de “21th Century Boys” tras el mal sabor de boca que me dejó el desenlace precipitado y chusco de “20th Century Boys”. Realmente aquel final tan ñoño no hacia justicia a la que hasta el momento había sido una excelente serie en la que su autor, Naoki Urasawa, había demostrado que el éxito de “Monster” no había sido casualidad y podía ser considerados sin complejos uno de los mejores guionistas de cómics actuales, capaz de mantener entretenidos y embelesados a sus lectores durante meses con constantes giros argumentales y reinventando –quizás en exceso- la historia al saltar entre las distintas tramas que mantenía abiertas cuan equilibrista chino haciendo girar los platos. Sin embargo, al final, el plato se cayó y se suponía que con este epílogo en dos volúmenes, “21st Century Boys”, Urasawa iba a arreglarlo, resolviendo todos los cabos que quedaron sueltos. Y sí, nadie puede negar que lo resuelve pero el plato roto lo recompone con pegamento imedio y aunque estamos ante una lectura entretenida de las que Urasawa fabrica como churros la solución final al último gran misterio que suponía cuál era la identidad real de amigo y su origen es resuelto con un hábil truco de prestidigitación y una falta de tensión dramática que a mí tras 24 volúmenes me ha dejado bastante frío (quizás otra cosa hubiese sido si no hubieramos tenido que esperar un año para leeerlo).

Kenji el protagonista de la historia debe introducirse en la atracción virtual de Amigo para desactivar la bomba de antiprotones que aparece en El Nuevo Libro de las Profecías. Allí, se encontrará con su yo de la infancia así como algún personaje que creíamos muerto hacia ya algunos tomos y descubrirá cuál fue el desencadenante de toda la historia y supuso el origen de Amigo. Mientras, en el mundo real, su sobrina Kanna y el resto de los miembros de la brigada de Kenji por fin reunidos velan las últimas horas de Sarakiyo y deben frustrar la reactivación del enorme robot que iba a arrasar Tokyo encargado de hacer explotar la bomba.

Urasawa cierra todas las tramas abiertas a lo largo de los tres años en que se ha publicado la serie pero quizás debido a las enormes expectativas generadas y el desgaste de mantener una serie abierta durante tres años el final no está a la altura del interés suscitado y resulta cogido con alfileres. Y es que estirar tanto una historia como se estiró “20th Century Boys” en tramas cada vez más complejas supone una complicación enorme para cualquier autor por bueno que este sea ya que tanta expectación es muy difícil de satisfacer y al final el autor se ha visto atrapado en la red que él mismo tejió.

Urasawa ha demostrado a lo largo de sus obras publicadas en España que es mejor disfrutar del viaje sin pensar en lo que nos espera al final del mismo y, aunque lo que nos depare la meta no sea más que la fatiga resacosa de una buena noche de parranda, que no nos quiten lo bailado por lo bien que nos lo hemos pasamos durante el viaje.

Yo ya hago cola para sacar billete para el próximo.



martes, 22 de julio de 2008

El Jueves: un año y un día


Pues eso, que el tiempo pasa y ya hace un año del esperpento vivido con todo el esperpentico proceso que supuso la condena a "El Jueves" porque a alguien más papista que el papa no le hizo gracia un chiste.
Lo más triste de todo es que se sentó un triste precedente para coartar la libertad de expresión de todos, un derecho al que todo contertulio y político de turno le encanta defender pero que pierde su gracia cuando lo ejerce el projimo.
Aunque los de "El Jueves" de momento siguen a lo suyo. Y por muchos años, oiga.

“Los Cronocrimenes” de Nacho Vigalondo


¡Ha costado más que un parto pero por fin se ha estrenado en salas la película que causó sensación en el pasado Festival de Sitges y el Festival de Cine Fantástico de Austin (consiguió el premio a la mejor película en ambos)! Y la verdad es que la espera ha valido la pena porque Nacho Vigalondo demuestra en su primer largo que el talento no está reñido con la escasez de medios y con cuatro duros se marca una película entretenida y con cabeza, destinada a convertirse en pieza de culto entre los friquis de pro del cine fantástico nacional (¿?) y que, desgraciadamente, imagino provocará la indiferencia del visitante habitual a las salas comerciales hasta que vea dentro de unos añitos el remake simplón de turno producido por Tom Cruise.

Poco se debe adelantar de la película para no desvelar la trama. A modo de piezas de un puzzle, Vigalondo va entrecruzando los elementos de una película aparentemente sencilla pero que se sustenta en un gran guión.

Héctor es un tipo anodino y normal que lleva una existencia tranquila junto a su esposa en un chálet apartado. Curioseando con unos prismáticos, contempla el asesinato de una joven y al ir a investigar se verá acosado por un extraño personaje envuelto en vendas de color rosa que le ataca con unas tijeras. Huyendo despavorido, Héctor se refugia en un centro científico y, sin comerlo ni beberlo, se convierte en el primer viajero temporal y la clave de un misterio cuyas piezas sólo él puede encajar. Y su resolución, cambiará su existencia.

Vigalondo confirma en su primera película su capacidad para sorprender al espectador y ofrecer propuestas novedosas, como ya había hecho en su producción en el cortometraje. Partiendo de la exploración de las paradojas del viaje en el tiempo, construye un thriller sólido que por momentos coquetea con las películas de casquería de la más casposa y terrorífica serie B para sorprender al minuto siguiente con un gag más propio de una comedia negra de Berlanga, en una mezcolanza de géneros saludable y vigorizante para una cinta que suple su carencia de medios y limitaciones económicas con la capacidad de un grupo de actores convincentes en sus actuaciones y entre los que sobresalen un Karra Elejalde sensacional en su complicado protagonista y una Bárbara Goenaga que borda su papel de victima propiciatoria y está llamada a mayores empresas en nuestro cine.

La película está llena de referencias cinéfilas que harán las delicias de los aficionados al cine de género que van desde “La Ventana Indiscreta” a “La Matanza de Texas” pasando por “Atrapados en el tiempo” en un tour de force frenético que requiere de la atenta atención del espectador durante todo el visionado para no perderse en la esquizofrénica y delirante trama que propone el científico loco interpretado por Vigalondo -mejor director que actor- y no perderse en sus consecuencias para poder disfrutar de la lógica con la que sale airoso de las trampas que el mismo tiende sin caer en ningún momento en los errores de raccord que en este tipo de películas abundan.

En definitiva, “Los Cronocrímenes” es la propuesta más imaginativa, interesante y original que la cartelera va a ofrecer este verano frente a la saturación del efectismo despilfarrador de la industria norteamericana y demuestra que la pequeña aldea del fantástico español todavía resiste. Sólo hace falta saber hasta cuando.

lunes, 21 de julio de 2008

“Jeremiah” de Hermann


Para cerrar -de momento- el monográfico dedicado a Hermann Huppen he reservado para el final la que para muchos es su mejor obra y la que, probablemente, dada su extensión y complejidad temática a lo largo de casi treinta años mejor sirva para seguir la evolución, tanto gráfica como argumental, de este genial artista.

Jeremiah” se inicia en 1979 de la necesidad como creador de Hermann de contar sus propias historias sin necesidad de la presencia de un guionista como Greg que, hasta cierto punto, hasta ese momento había sido su maestro y mentor en el mundo de los cómics. De este modo, Hermann abandonó “Bernard Prince” –posteriormente también dejaría “Comache”- para iniciar en solitario la publicación de “Jeremiah”, serie que se ha definido habitualmente como un “western posapocalíptico” pero que, quitando los primeros álbumes, ha ido perdiendo ese carácter para convertirse en un universo paralelo en el que Hermann trata sobre aquellos problemas contemporáneos que le preocupan sin abandonar por ello el tono aventurero de la serie.

En muchas ocasiones, se ha considerado que la principal influencia de la serie sería la saga “Mad Max”, sin embargo de existir tal influencia es al contrario ya que el estreno de la película en Australia y la publicación del primer álbum de la serie es del mismo año, 1979, y el director Georges Miller ha admitido que conocía el cómic de Hermann. Realmente, la única influencia que ha reconocido Hermann ha sido la novela “Revenge” de René Barjavel.

Curiosamente, “Jeremiah” fue contratada para su publicación en la revista alemana “Zack” para la editorial Koralle, que por aquella época intentaba introducirse en el mercado franco-belga, pero debido a sus arriesgadas propuestas para la época Hermann vio cancelada la publicación de aquella primera historia que acabó apareciendo seriada en seis partes en la revista “Metal Hurlant” y, posteriormente continúo con la publicación de la serie en “Spirou”.

Hermann en esta primera historia, “La noche de las rapaces”, nos pone en antecedentes en apenas cuatro soberbias viñetas, del escenario en el que se va a desarrollar la serie: La Tierra ha sufrido una guerra nuclear como consecuencia de un conflicto racial en Estados Unidos y está desvastada. Este planteamiento que otros autores habrían explotado hasta la saciedad es olvidado por Hermann a partir de ese momento para centrarse en los personajes y sus historias presentándonos a la pareja que será el motor de la serie: Jeremiah, un adolescente noble e ingenuo y su contrapunto, Kurdy Malloy, un superviviente nato, cínico y ambiguo. Personajes a los que el propio autor define como un “boy-scout” y un “hooligan” y pareja incombustible que sólo se separará en un álbum de toda la serie, “Las aguas de la ira” y cuya maduración y evolución marcará la serie.

A partir de los cuatro primeros álbumes que para muchos son los mejores de la serie y el modelo western más evidente, Hermann evoluciona rápidamente introduciendo temáticas más adultas e interesantes sin abandonar los elementos de acción que sirven de motor de unas tramas cada vez más complejas. En este sentido, Hermann repite a lo largo de la serie aquellos temas que le interesan como el abuso de los poderosos frente a los débiles, el mal uso de la ciencia, los abusos a menores o los fundamentalismos religiosos, sin que por ello la obra resulte repetitiva o monótona.

Técnicamente, “Jeremiah” es la obra que mejor permite comprobar la evolución técnica de Hermann. A partir del segundo álbum de la serie, “Por un puñado de arena” cambia el pincel por el rotring, técnica que utilizaría hasta que el abandono de la serie de su colorista habitual Raymond en el tomo 12, “Julius et Romèa” le anima a partir del 19, “Zone Frontiére” a la aplicación del color directo en los álbumes posteriores con resultados espectaculares. Asimismo, a pesar del alejamiento de Fred, su influencia es perceptible en la obra de Hermann en la manera en que este compone la página para mantener la atención del lector y el interés por la lectura y la construcción en numerosos álbumes de la serie de varias tramas paralelas que confluyen en un único desenlace fina,. Técnica esta que Hermann ha ido depurando a lo largo del tiempo hasta convertirse en un auténtico maestro. Hermann a nivel gráfico en “Jeremiah” da lo mejor de sí logrando resultados espectaculares en la mayoría de sus álbumes de los que resulta difícil destacar alguno sobre los demás.

Jeremiah” es una serie bien conocida en España por los aficionados más veteranos gracias a la publicación de 1980 a 1993 por Ediciones Junior (Grijalbo) de los dieciséis primeros álbumes, viéndose interrumpida a partir de ese momento su publicación hasta que fue retomada en 2003 por Dolmen Editorial quién a partir de ese momento ha iniciado la publicación desordenada de parte de los álbumes inéditos publicado hasta el momento seis álbumes.

Esperemos que coincidiendo con el treinta aniversario de la serie en 2009 Dolmen publique el resto de los álbumes inéditos y lleve a cabo la reedición del resto de la serie.

viernes, 18 de julio de 2008

“Las Torres de Bois Maury” de Hermann


Para explicar el origen de “Las torres de Bois-Maury” hay que tener en cuenta dos factores, la fascinación que Hermann siente desde niño por la Edad Media y la proverbial aparición en escena de su cuñado, Philippe Vandooren. En 1984, Hermann estaba preparando una historia corta de ambientación medieval para incluir en la recopilación de “Abominable” pero, a instancias de Vandooren y su agente, Ervin Rustemagic fue ampliando la historia hasta convertirla en el primer álbum de una nueva serie, “Las Torres de Bois Maury”.

La serie se divide en dos grandes ciclos claramente diferenciados, aunque la intención inicial de Hermann no fuera esa sino ir improvisando sobre la marcha. El primero, que consta de diez álbumes y se desarrolla en un momento indeterminado de la Alta Edad Media, se centra en la figura del Aymar de Bois-Maury, un caballero andante que junto a su escudero, Olivier, quien desea recuperar las tierras que le fueron arrebatadas a su familia en Bois-Maury. Conforme avanza la serie, Aymar se dará cuenta que la única manera de lograr su propósito es reunir un ejército para lo que participa en las Cruzadas. Cuando, finalmente, logra su propósito Aymar pone sitio a Bois-Maury para lograr el objetivo de su vida. Sin embargo, el más dulce anhelo puede volverse la más amarga de las victorias. A partir del undécimo álbum, se inicia el segundo ciclo del que se han publicado tres álbumes, que se denomina únicamente “Bois-Maury” y se centra, a través de aventuras autoconclusivas, en distintos descendientes del caballero Aymar.

En esta serie, Hermann da el do de pecho como narrador gráfico, realizando uno de los mejores frescos que se puedan leer en cualquier medio de cómo debió ser realmente la vida en la Edad Media. Aprovechando el carácter nómada del protagonista, Hermann va utilizando cada una de las historias de los álbumes para presentar distintos aspectos de la época otorgándole el peso de la narración a los distintos personajes cuyo nombre da título al álbum. De este modo, los primeros álbumes ambientados en el vagar de Aymar por Francia y el Camino de Santiago, cobijado en castillos, participando en torneos y ofreciendo protección a mercaderes muestran la vida del caballero andante al tiempo que cada una de las historias va ofreciendo las características de las distintas clases con las que se relaciona. De este modo, los primeros álbumes describen a la mísera vida de los siervos de la gleba adscritos al territorio y sujetas las mujeres al derecho de pernada, y la de los proscritos dispuestos a cualquier cosa por su supervivencia a través de un personaje Germán que desplaza del protagonismo al caballero Aymar. En los tomos cuarto y quinto, en cambio, Hermann se centra en la descripción de la vida de los nobles, tanto los privilegiados como los arruinados. Y es a partir del séptimo libro en el que Aymar toma el hilo narrativo de la serie para acometer en Las Cruzadas su objetivo principal, la reconquista de las altas Torres de Bois-Maury.





Hermann en esta serie realiza una soterrada reflexión acerca de las injusticias que conlleva la condición humana y los abusos que se producían en la época pero, en esta serie, de modo diferente a lo que ocurría en “Jeremiah” o “Comanche” no hay posicionamiento moral por parte de los protagonistas quiénes se muestran plenamente identificados con su época y asumen con naturalidad comportamientos que vistos en perspectiva nos resultarían reprobables. Por ese motivo, resulta sorprendentemente lograda la relación entre Aymar y Olivier, su escudero, que en ningún momento de la serie es de igualdad o camaradería, manteniéndose en todo momento los acusados roles sociales que diferenciaban a un señor aunque no tuviera tierras de un siervo. Hermann en su obsesión por el realismo no ofrece demasiadas concesiones a la hora de incorporar elementos fantásticos a la serie e incluso un elemento tan característico de la época como es el temor supersticioso de la población y la fuerza de lo religioso es usado por el autor para poner en tela de juicio su influencia y los abusos que en su nombre se cometieron, independientemente de la confesión. Sólo se puede considerar una excepción a esta regla el sexto libro de la serie, “Sigurd”, que a modo de interludio entre las aventuras en el Camino de Santiago y la partida a las Cruzadas presenta a Aymar en medio de una historia de corte fantástico en el que Hermann se permite coquetear con las leyendas nórdicas y los vikingos que, quizás por romper el hilo argumental de la obra no resulta una de las historias más logradas aunque a nivel estético raye a gran altura.


Hermann en esta serie se convierte en un narrador total, ansioso por encuadrar y contar todo lo que su inquieta imaginación ha pergeñado y demostrar todo lo aprendido a lo largo de su carrera, realizando un trabajo único tanto por el detallismo, realismo y crudeza con que acomete todas las situaciones dramáticas como por su personal forma de desarrollar las historias que lo convierten en un autor diferente y siempre sorprendente. En los tres primeros tomos de la serie, Hermann trabaja con Fraymond como colorista mientras que en el séptimo, y probablemente en los dos siguientes, lo hace con Zeljko Pahek en una decisión discutible puesto que en ocasiones éste tapa y emborrona el trazo brusco de Hermann.


La segunda gran etapa de la serie, “Bois-Maury”, de la que se han publicado en la actualidad tres volúmenes, se aleja bastante de la anterior en distintos aspectos. Por un lado, en los dos últimos álbumes Hermann cuenta con su hijo Yves a los guiones en varios álbumes, con lo que la obra pierde el sentido personal e independiente que tenía para ganar en planificación con lo que resulta más artificiosa y menos emotiva. La presencia de Yves se nota en el aumento en esos álbumes de los cuadros de texto y gruesos bocadillos, recursos de los que su padre siempre se ha mostrado poco partidario, haciendo a los personajes más grandilocuentes y barrocos frente al laconismo de los ideados por Hermann. Por otro lado, en estos tres álbumes, Hermann utiliza la técnica del color directo con espectaculares resultados a la hora de la ambientación de las historias. “Bois-Maury”, cuenta en álbumes autoconclusivos la historia de los descendientes del caballerro Aymar situándolos en diferentes periodos y lugares. Así, viajamos desde la Sicilia rebelde al rey de Nápoles de 1282 de “Assunta” al Flandes de 1525 bajo dominio español de “Dulle Griet”, pasando por la España de la Reconquista de 1325 de “Rodrigo”. Gracias a la nueva técnica, los álbumes ganan en espectacularidad y colorido a la hora de la ambientación de las situaciones aunque la serie, en general, haya perdido parte de la fuerza de sus orígenes. Quizás el album más ambicioso de este segundo arco es el que cierra de momento la serie “Dulle Griet” en el que tomando como punto de partida un álbum de Pieter Bruegel el Viejo, un Hermann, de nuevo en solitario, desarrolla una interesante historia con algún elemento sobrenatural que explica su relación con los descendientes de Bois-Maury.


A diferencia, de la mayor parte de las obras de Hermann, que vengo comentado “Las Torres de Bois-Maury” se ha publicado en su integridad en España de una manera coherente y bastante digna por Norma Editorial dentro de su colección Extra Color. A pesar de su calidad, la serie ha sido sorprendentemente descatalogada recientemente.

Trailer de “Watchmen”: me ha gustado lo que he visto, pero…





...quiero ver más. El trailer es ciertamente espectacular, cumple su objetivo de generar expectación (no tenía demasiadas esperanzas puestas en esta adaptación y ahora mi entusiasmo ha crecido pero aparte de una estética muy lograda no percibimos demasiado de la historia. Y, no olvidemos, que lo importante en “Watchmen” es la historia que Moore escribió y Gibbons dibujó.

De todos modos, es uno de los trailers que más me han gustado de los últimos tiempos.

Ahí arriba pueden juzgar ustedes.

jueves, 17 de julio de 2008

“Comanche” de Hermann y Greg





Tras “Bernard Prince”, la otra gran serie que Hermann Huppen realizó en colaboración con Greg y supuso su explosión definitiva como primera espada del cómic europeo no es otra que “Comanche” la que, junto con “Blueberry” de Giraud y Charlier es uno de los mejores cómics del Oeste de todos los tiempos.

En 1969, el Western en el cine todavía estaba de moda y se encontraba en su edad de plata de la mano de directores como Sergio Leone o Sam Peckimpah quienes habían tomado el relevo a directores como Ford o Hawks que lo habían llevado a su máximo esplendor años antes. Estos nuevos directores tenían una visión más dura, desencantada, realista y violenta acorde con los gustos de las nuevas generaciones.
En el cómic, Fred necesitaba una serie del oeste para que “Tintin”, la revista de la que era editor, pudiera competir en igualdad de condiciones con "Pilote", donde se publicaba desde 1963 la ya mencionada “El teniente Blueberry”, y "Spirou", donde desde 1955 Jijé en solitario o con guionistas de la talla de Goscinny, Lob o Philip, publicaba “Jerry Spring”. De esta necesidad, Hermann y Fred, que ya era consciente de la especial habilidad del belga para el género, tras haber ilustrado una historia de Pierre Pelot, crearon “Comanche”.

La colaboración de Hermann y Greg se mantuvo hasta 1983 y se prolongó durante diez álbumes (la serie continuaría cinco álbumes más, manteniéndose Fred a cargo de los guiones de los cuatro siguientes y Rouge del dibujo, mientras el decimoquinto, que cierra la serie, fue guionizado por Rodolphe) que son una de las grandes obras del cómic europeo. ¿Qué hace tan especial “Comanche” respecto a otros westerns en viñetas? Hermann y Greg pretendieron desde el primer momento hacer algo diferente de los éxitos precedentes por lo que, sin abandonar los tópicos del héroe trotamundos, buscan en “Comanche” ofrecer una mayor diversidad y complejidad de temáticas. De este modo, nos encontramos con un gran protagonista, Red Dust, que asume el rol de cow boy solitario, pero que, al contrario, que Blueberry o Jerry Spring no busca aventuras, sino que más bien huye de ellas.

Red Dust, es el personaje principal de una obra que se antoja coral y en la que no sólo los protagonistas con Red a la cabeza tienen una importancia trascendental, sino que el entorno – el rancho 666 y la ciudad vecina de Greenstone Falls – va más allá de la mera ambientación convirtiéndose su desarrollo y evolución en un tema narrativo más a desarrollar conforme avanza la serie. El resto de los personajes principales, está diseñado para aportar algo novedoso y sorprendente para el lector: desde los revolucionarios Comanche, dueña del 666 y que da nombre a la serie, hasta Toby “Cara-Oscura”, un cow-boy de color -¿¿cuándo hasta entonces se había visto que un negro y una mujer protagonizarán un western??- hasta los más tradicionales Clem “Pelo Loco” o Ten Gallons, que serían en cierto modo los contrapuntos clásicos del joven inexperto y el veterano cascarrabias.

Pero no sólo en la caracterización de los personajes resulta rompedora en "Comanche" sino también en el tratamiento crítico y la profundidad psicológica de las historias donde se pone en tela de juicio los tópicos del género y se desarrolla todo el potencial de los personajes. Así, en “La Revuelta del hambre” se ofrece una visión agridulce de la cuestión india mientras que en los tres álbumes siguientes, “Los lobos de Wyoming”, “El cielo rojo sobre Laramie” y “El desierto sin luz” se exploran las consecuencias de tomarse la justicia por su mano en la figura de Red Dust y su rehabilitación convertido en ayudante del sheriff en “Furia Rebelde”. En los siguientes álbumes, “El dedo del diablo” y “Los sheriffsHermann y Greg exploran la relación nunca aclarada entre Red Dust y Comanche, provocando el conflicto gracias a la figura del rival en el candidato a gobernador de la región que flirtea con Comanche y provocando que Dust, celoso, abandone el rancho. Cuando Comanche se encuentra en peligro en un pueblo cercano, Dust junto a unos antiguos sheriffs la rescatará. Los dos últimos álbumes, “Et le diable hurla sá joie” y “Les corps d’Algernorn Brown”, están inéditos en castellano y se podrían considerar junto al sexto, “Furia Rebelde” que el propio Hermann considera uno de sus peores trabajos, los más flojos de la serie. En ellos, Hermann y Fred escriben historias de menor profundidad que las anteriores y con un corte aventurero más clásico. En “Et le diable hurla sá joie” intentan detener a un vendedor de seguros que llega a Greenstone Falls y que se dedica a provocar incendios para mejorar sus ventas mientras que en “Les corps d’Algernorn Brown” se presenta una historia con tintes de misterio al tener que descubrir Comanche y Red la identidad real de un cadáver misterioso que ha aparecido en sus tierras tras unos días de torrenciales lluvias.

Un recurso fundamental en “Comanche” es el uso de la élipsis para potenciar el transcurso del tiempo dejando importantes hechos a la imaginación del lector. De este modo, todo el tiempo de la estancia en prisión que transcurre entre el fin de “El cielo rojo sobre Laramie” y el inicio de “El desierto sin luz” o el fin de Furia Rebelde” y “El dedo del diablo” en los que Greenfalls pasa de ser un apeadero del ferrocarril a convertirse una ciudad importante.

En “Comanche” nos encontramos por fin a un Hermann en plenitud en una serie que por sus características le permite explotar todo su potencial como narrador gráfico. Hermann, utilizando un estilo narrativo muy cinematográfico, pone un cuidado especial en el desarrollo del entorno, convirtiendo el trabajo en el rancho y la vida cotidiana de la ciudad en elementos importantes de la trama general de la serie, potenciados con grandes viñetas y arriesgadas perspectivas con las que busca ganar mayor profundidad de plano al tiempo que a modo de grandes ilustraciones sirven para centrar el tema de la página, e intenta en la medida de lo posible escapar de los engorrosos cuadros de texto. Su obsesión por el realismo le lleva a dibujar unos personajes sucios y desarrapados poniendo especial cuidado en el entorno en el que se mueven y otorgando una enorme tensión dramática a las historias al tiempo que dosifica esa tensión a través de un estudiado diseño de página para que al final de cada una de ellas haya un momento de pausa que induzca al lector a mantener la atención en la lectura.Asimismo, Hermann, introduce como recurso novedoso para la época la portada como primera viñeta de la narración en Red Dust donde muestra al protagonista como un héroe descabalgado que hace señales a una diligencia. Sólo en el último álbum de la serie, Hermann se permite alguna licencia introduciendo elementos anacrónicos ocultos como si de una película de serie B se tratase en lo que es una especie de broma privada o juego que propone al lector atento. A partir del séptimo album, Fryamond se incorpora como colorista a la serie.


En España, “Comanche” ha sido una gran olvidada durante años con una publicación fragmentada que no ha hecho justicia a la serie ya que si bien se publicaron la mayor parte de las historias cortas y los álbumes en revistas como “Mortadelo” y “Tintin” se realizó sin orden ni concierto. Planeta de agostini ha publicado recientemente el primer integral de la serie que incluye los primeros cinco álbumes y algunas historias cortas en una cuidada edición a la que esperamos pronto sigan la publicación del segundo integral que reúne el resto de los álbumes realizados por Hermann y el tomo “Le prisonnier” que reúne historias cortas para números especiales de "Tintin" que tienen lugar antes de los hechos del primer álbum.

A partir del décimo álbum, se cerraría la colaboración entre Greg y Hermann al iniciar la que sería probablemente su gran serie “Las torres de Bois-Mauri” junto a "Jeremiah". Pero, de ello, hablaremos mañana.

Una excelente artículo sobre las páginas perdidas del primer integral de Planeta, aquí.

Hermann Huppen: biografía no autorizada

Pues sí, señores y señoras, al hilo de la serie de entradas que vengo realizando sobre la obra de Hermann Huppen hemos llegado al día de su cumpleaños en el que el autor cumple 70 años . No se me ocurre mejor forma que celebrarlo que hacer una pequeña semblanza de su figura, aparte de continuar con el repaso de su obra, que continuará a lo largo de esta semana.

Hermann Huppen nació en Bérvecé, un pequeño pueblo belga de las Ardenas cercano a la frontera alemana, el 17 de julio del mismo año, 8 de mayo, que lo haría otro gigante del cómic europeo, Jean Giraud (en cuanto termine con Hermann me pongo con Giraud, palabra). Hermann fue un niño de la guerra y, con apenas 13 años, se trasladó a vivir a Bruselas para entrar en un taller de ebanistería y una escuela nocturna donde estudía diseño. En 1957, Hermann emigra a Canadá, junto a su familia, donde trabaja en un estudió de arquitectura y aprovecha para aprender español permaneciendo allí durante tres años. A su vuelta a Bélgica, trabaja como diseñador de interiores pero su cuñado, Philippe Vandooren, futuro editor de "Plein-feu", la revista de los scouts belgas, al ver la calidad de sus dibujos le anima para que realiza una historia para su revista. Al ver esa primera historia, Greg, lo ficha inmediatamente para su estudio y en 1965 empieza a colaborar activamente para "Tintin" la revista de la que Greg era redactor jefe y con la que colaborará durante quince años realizando multitud de historias cortas y participando en series como “Yugurtha”, “Bernard Prince” (1966) o “Comanche” (1969). En el estudio de Greg y bajo su batuta, durante tres años, Hermann irá desarrollando un estilo propio y aprendiendo los secretos del oficio, compatibilizándo su labor con un trabajo en un estudio de arquitectura, hasta que decide independizarse y volar en solitario. De modo que, en 1979, inicia la que es su primera gran serie , “Jeremiah”, ambientada en un futuro posarmaguedon de la que lleva 29 álbumes, compatibilizándola, a partir de 1980, con “Nic” (tres álbumes) una serie de temática infantil que realizase con Morphee (Vandoreen) a los guiones y, a partir de 1984, con “Las torres de Böis-Maury” (diez álbumes) y su secuela “Bois-Maury” (tres álbumes), una serie de ambientación medieval de la que hablaremos mañana. Todos estos trabajos, y dada la inquietud profesional de Hermann y enorme capacidad, los ha ido compaginando a lo largo de los años con una amplia serie de álbumes autoconclusivos entre los que destacan "Abominable" (1986), "Los Dalton" (1980), ambos libros recopilatorios de historias cortas anteriores, "Alerte aux pirates" (1980), "Missié Vandisandi" (1991), “Caatinga”(1999), “Wild Bill ha muerto”(1997), “Luna de Guerra” (2000) en colaboración con Van Hamme, o “Sarajevo-Tango” (1995) sobre el conflicto yugoslavo que marcó profundamente a Hermann dada su amistad con el editor Ervin Rustemagic. A partir del año 2000 con la publicación de “Lazos de Sangre”, Hermann inicía una colaboración continua con su hijo, el guionista Yvés Hermann, con quién ya había colaborado en 1995 en “Le secret des hommes chiens”, quién realizará la mayoría de los guiones de los álbumes autoconclusivos de esta última época (“Lazos de Sangre”(2000), “Zhong Guo”(2003), “La chica de Ipanema”(2005), “Manhattan Beach 1957”(2002), “Tras las huellas de Drácula: Vlad el empalador”(2006)) reservándose para sí la continuación en solitario de “Jeremiah” y su última obra hasta la fecha el álbum “Afrika” (2008). Su penúltima obra, “La vie exagérée de l’homme Nylon” (2007), Hermann la ha realizado con Hans Michael Kirstein en una obra inédita todavía en España y en la que explora el género satírico e incorpora alta dosis de sensualidad.

Enhorabuena a un autor que a sus 70 años mantiene la vitalidad y seguramente nos reservará más de una sorpresa agradable.

Abajo les dejo un video con un repaso a la producción de Hermann y en este enlace tienen una revisión visual a toda la producción de este incansable trabajador.

Hermann Huppen, 70 años

¡¡ FELICIDADES !!

miércoles, 16 de julio de 2008

El trailer de “The Spirit”: Madre mía...


Ahí arriba tienen el primer trailer de “The Spirit”, de Frank Miller, vía La Cárcel de Papel. ¿Qué quieren que les diga? Que me ha dejado bastante frío, la verdad porque yo a “The Spirit” no le veo por ningún lado y la estética videoclip posmodernista no casa con un personaje de corte clásico –aunque atemporal- como es el héroe de Central City.
Quiero ver el producto acabado antes de aventurarme a dar una opinión más desarrollada, pero, tras ver este trailer, cada vez resulta más claro que estamos ante una “versión” antes que ante una adaptación de la obra de Eisner. Desde luego, no era lo que yo –ni nadie, imagino- esperaba pero supongo que es lo que se puede esperar de un tipo tan inquieto y camaleónico como Miller. Eso sí, que vaya afinando el sentido del radar de Daredevil porque desde el mundillo del cómic le van a llegar críticas más afiladas y certeras que las cuchillas de Bullseye.

Me voy a releer el “The Spirit” de Eisner, o incluso el de Cooke, a ver si me recupero del shock…

“El asombroso viaje de Pomponio Flato” de Eduardo Mendoza.


En estos días de vacaciones, una buena opción para bajarse a la playita o a la piscina más cercana (o para disfrutar en la playa metropolitana, la más transitada de la capital, como es mi caso) es la lectura de novelas ligeras y con escasas pretensiones. En ese sentido, “El asombroso viaje de Pomponio Flato” tiene todas las papeletas para convertirse en la lectura del verano..

Pomponio Flato, un equiter romano, viaja por los confines civilizados del imperio tratando de encontrar una fuente de propiedades milagrosas. Enfermo y empobrecido, su vagar aventurero le lleva a la aldea de Nazaret en la provincia de Judea, donde se va a ajusticiar al carpintero del pueblo por la muerte de un rico comerciante. Sin comerlo ni beberlo, Pomponio es contratado por el enigmático hijo del carpintero de nombre Jesus, para que demuestre la inocencia de su padre y, de este modo, el bueno de Pomponio se verá investigando las circunstancias del crimen.

La última novela de Eduardo Mendoza nos devuelve al autor más ligero e ingenioso, capaz de ofrecer en doscientas páginas un relato entretenido y vivaz ambientado –y bien documentado- en el siglo I d. C. en una lectura socarrona y divertida. Se ha comparado a esta novela con “El Quijote” en el sentido que, como en aquel en su momento con las novelas de caballería, esconde una soterrada crítica hacia cierta literatura histórica de consumo masivo, oportunista y facilona de la que “El Código Da Vinci” sería máximo exponente. Yo no hilaría tan fino, ya que no encuentro similitudes ni intenciones satíricas entre la obra de Mendoza y el género referido (por comparar, le encuentro más parecidos, salvando las distancias, claro, con “El nombre de la rosa” de Eco y a nadie se la ocurriría compararla con la anterior, ¿verdad?) salvo el gusto por la caracterización histórica para ambientar una historia irreal. El peso de la obra recae en el personaje del protagonista, el divertido Pomponio Flato que parece inspirado en algún personaje del “Asterix” de Urdezzo y Goscinny -como casi, por otro lado, toda la obra- y se convierte en su vagabundeo por Judea en el vehículo sobre el que Mendoza desarrolla la narración. En ese sentido, la estructura de esta obra recuerda a otras anteriores de Mendoza del mismo estilo desenfadado y divertido como “El misterio de la cripta embrujada” o “La aventura del tocador de señoras” aunque, teniendo esta buenos momentos s, no llega a la jocosidad de estas.

Reconozco que a mí personalmente me gusta más el Mendoza más serio de “La Ciudad de los Prodigios” o “La verdad sobre el Caso Savolta” ya que novelas como la que hoy nos ocupa me parecen meros divertimentos para el talento de un escritor con una gran habilidad para la narración, pero mientras Mendoza se decide por retomar ese camino seguiré disfrutándolo en pasatiempos como “El asombroso viaje de Pomponio Flato”. Lecturas veraniegas, ligeras y olvidadas dentro de unos meses.

martes, 15 de julio de 2008

“Luna de Guerra” de Hermann y Van Hamme.


A Hermann Huppen se le suele considerar como un autor de series ya que han sido estas las que le han proporcionado mayor popularidad y reconocimiento entre los aficionados. Pero, aparte, Hermann ha desarrollado una intensa producción de historias limitadas a un único álbum –novelas gráficas, “one-shot”, llámenlos como quieran, etc- en colaboración, o no, con otros guionistas (generalmente, su hijo Yves). De este grupo de obras, destacan algunas tan interesantes como “Wild Bill ha muerto”, “Caatinga” o “Sarajevo-Tango” que el amigo Angux ha comentado con motivo del homenaje a Hermann en su excelente La Caraviñeta, pero si hay alguna que llama la atención tanto por su calidad como por distintos motivos, esa es “Luna de Sangre”.

Luna de Sangre” se publicó en el año 2000 (en España por Norma Editorial), como consecuencia de la insistencia durante años de Jean Van Hamme (“Thorgal”, XIII”, “Largo Winch”) por colaborar con Hermann para quién tenía un argumento reservado desde hacía años. Hermann, poco dado a colaboraciones, se mostró reacio durante años a la idea hasta que finalmente aceptó. Y, creo que todos podemos felicitarnos por su decisión ya que nos encontramos ante uno de sus mejores álbumes.

Partiendo de la exageración de una anécdota anodina, -la discusión entre los invitados de una boda y los dueños del restaurante sobre la calidad del menú contratado- Van Hamme pergeña un relato de violencia creciente que es al tiempo crítica irónica de la pequeña burguesía y parábola con la que poner en entredicho las convenciones sociales de este invento que llamamos civilización.

Todo parece desarrollarse perfectamente en el banquete de bodas de los jóvenes Jerôme y Dominique en una unión que satisfacía a las dos familias. Sin embargo, un incidente con uno de los platos del menú da lugar a una discusión entre los invitados y los dueños del mesón que se niegan a pagar quienes, liderados por el padre del novio, el señor Maillard, deciden irse sin pagar. Desesperado, por ver volar su cuenta, el dueño del mesón encierra a la novia y a la mujer de Maillard ofreciéndose sólo a liberarlas a cambio del pago del banquete. A partir de este punto, se inicia el sitio por parte de Maillard y su familia del mesón en una situación cuya tensión va creciendo por momentos hasta acabar en un paroxismo de violencia y sangre. En esa absurda situación, se ponen de manifiesto todos los bajos instintos de los personajes, salvándose únicamente de la locura colectiva los más jóvenes.

Nos encontramos ante un excelente y sorprendente Hermann que pone toda su prodigiosa técnica al servicio del guión de Van Hamme para conseguir un álbum redondo poniendo en práctica la técnica de color directo que pusiera en práctica a partir de “Sarajevo-Tango”. Alejado de las ambientaciones exóticas, de los grandes y profundos encuadres que acostumbra y los géneros que domina, Hermann se desenvuelve como pez en el agua en una ambientación costumbrista y contemporánea caracterizando perfectamente a todos y cada uno de los numerosos personajes ideados por Van Hamme sin que en ningún momento la historia resulte confusa. Hermann opta por una composición de página clásica, alejado de las grandes viñetas que acostumbra, y prescindiendo de cuadros de texto engorrosos sobre su dibujo recae el peso de la narración dando lugar a un relato sorprendentemente cargado de mala leche y personajes oscuros e hipócritas bajo su aparente normalidad superficial. Los detalles de la historia son explicados a través de los bocadillos pergeñados por un Van Hamme cuya mejor virtud es dejar hacer a Hermann que demuestra su capacidad para retratar cualquier tipo de situaciones, desde la contención inicial de las primeras páginas del álbum hasta la locura final.

En definitiva, un excelente álbum que demuestra por si alguien lo dudaba la capacidad de Hermann para adaptarse a cualquier historia y el trabajo en equipo. Después de leer “Luna de Guerra” sin estar pensando en casarse revisarán dos veces el menú, no vaya a acabar la cosa como el rosario de la aurora.

lunes, 14 de julio de 2008

“La Guerra de los Sinestro Corps” de Geoff Johns, Dave Gibons, Ivan Reis, Ethan Van Sciver y otros

Por si todavía quedaba alguna duda, Geoff Johns se reconfirma en esta saga como el mejor guionista puramente “de superhéroes” que hay en el panorama actual. En unos pocos números, Johns finaliza de una forma coherente e inteligente el proceso de modernización que inició en 2005 con “Green Lantern: Renacimiento” y ha ido desarrollando a lo largo de su serie regular, al tiempo que recupera toda la grandeza y espectacularidad que el concepto de “megacrossover” había ido perdiendo con el tiempo debido a la sobreexplotación de la fórmula.

En “La Guerra de los Sinestro Corps”, Geoff Johns narra con brío una historia entretenida con visos de epopeya cósmica, cargada de acción como se supone ha de ser un tebeo de superhéroes y sorprendiendo en cada página con sus aportaciones, en la que combina la tradición de las historias precedentes, tomando como base argumental historias clásicas como “Tigres”, de Alan Moore y Kevin O’Neill con un lavado de cara de los personajes para amoldarlos a los nuevos tiempos. Johns realiza un repaso por toda la historia de los Green Lanterns, arreglando incoherencias y vacíos que se mantuvieron durante años y sienta las bases de la colección tanto para el futuro inmediato, con un poderoso cliffhanger con el que termina la saga y sirve de anuncio a la saga que se publicará en 2009, “La noche más oscura”, como lejano, dejando la puerta abierta a explorar todas las consecuencias que para los secundarios del universo Lantern tendrá la guerra con los Sinestro Corps. Después del varapalo que fue “Crisis Infinita” y del que ya les hablé por aquí, Johns recupera a parte del elenco de villanos que aparecían en esta (Superman-Prime, Antimonitor) y les da un papel más lógico en esta serie, al ponerles al servicio de un villano bien desarrollado y coherente en su locura. Quizás el gran acierto de la saga, sea precisamente el carácter de victoria pirrica que supone para los green lanterns su victoria frente a las aspiraciones de Sinestro y sus planes que salen reforzados (no les cuento más).

En el aspecto gráfico, la saga también mantiene un buen nivel medio aunque por lo general se nota cierto abuso de las splash page y las secuencias de batalla que inducen a la confusión, cargadas como están de personajes y monstruitos varios sin que se centre la historia en ningún sitio (y es que George Perez sólo hay uno y su sombra es alargada) llegando a afectar en ocasiones a la narración. Entre el elenco de dibujantes destaca Ethan Van Sciver quien realiza un trabajo espectacular y un clásico como Dave Gibbons en los complementos del primer número de la edición de Planeta.

Quedamos a la espera que llegue la noche más oscura y los green lanters de la mano de Geoff Johns nos ofrezcan de nuevo una gran historia que cierre el ciclo abierto que marcará un antes y un después en la larga historia de Linterna Verde iniciado con “Renacimiento”. Tiempo al tiempo.