martes, 30 de octubre de 2007

“Fábulas: las 1001 noches (y sus días)” de Bill Willingham y Mark Buckingham



Después de la publicación de “Fábulas: Tierras Natales” en la que Willingham y Buckingham desvelaban por fin la identidad del misterioso Adversario que había provocado el exilio de las Fábulas en el mundo mundano, y del que ya escribí algo por aquí, esperaba con expectación la publicación de “Fábulas:1001 noches (y sus días)” para comprobar la capacidad de los autores para mantener el interés de la serie después del clímax alcanzado en el anterior arco.
Willingham se encuentra a sus anchas en la serie en la que dejando de lado a los principales personajes hasta el momento para otorgar el protagonismo a algunos de los secundarios que habían aparecido hasta ahora, al tiempo que con la inclusión de nuevos personajes y tramas mantiene intacto el interés. “Las mil y una noches (y sus días)”es claramente un arco de transición, pero resulta tan entretenido como el resto de la serie. En él, Wilingham sigue mostrándonos nuevos elementos del universo de las Fábulas a través de la llegada a Villa Fábula de una delegación de fábulas orientales para hacer causa común en la lucha contra el Adversario. Aparte del inevitable enfrentamiento provocado por el choque de culturas el Príncipe Azul y el resto de fábulas deberán hacer frente a la traición y la presencia de una misteriosa Arma de Destrucción Mágica.
Bill Willingham parece haber optado por el momento en no explorar las atractivas opciones que le proporciona la presencia de las fábulas en el mundo humano para centrarse en el aspecto mágico y fantástico de la serie. Muy interesante me parece el último número del tomo recopilado por Planeta (episodios 42 a 47 de la serie original) titulado “La balada de Rodney y June” en la que Willingham a través de una curiosa y hermosa historia de amor nos acerca desde un prisma diferente a los temibles soldados de madera del Adversario que ya conocimos en “Fábulas: La marcha de los soldados de madera”. En cuanto al aspecto gráfico Buckingham cumple sobradamente, manteniendo el alto nivel de la serie aunque en este arco no alcance la espectacularidad de los anteriores. Personalmente, me hubiera gustado que Buckingham hubiera optado para la caracterización de algunas de las fábulas orientales más alejada del tratamiento disney de los mismos, aunque se trate, obviamente, de un homenaje (ojo al parecido del djinn y de Yussuf con los personajes de “Aladdin”). Una lástima que la lentitud de Buckingham provoque la necesidad de contar con otros artistas en los episodios de relleno, aunque en esta ocasión Jim Ferm no lo haga del todo mal.