viernes, 24 de agosto de 2007

“Brooklyn Follies” de Paul Auster



Hoy toca escribir sobre una novela de Paul Auster (“El libro de las ilusiones”, “La Trilogía de Nueva York”), un novelista que ya saben los habituales de este sitio es especialmente del gusto de este lector, y, en concreto, su penúltima obra, “Brooklyn Follies”.
En “Brooklyn Follies”, Auster nos cuenta la historia de Nathan Glass, un agente de seguros sesentón que acaba de sufrir un vuelco en su vida al divorciarse tras treinta y tres años de matrimonio y superar aparentemente un cáncer de pulmón. Glass, cargado de pesimismo y cinismo, vuelve al barrio de su infancia en Nueva York, Brooklyn, para esperar el desenlace de su vida en lo que prevé sean unos pocos meses. Sin embargo, el tiempo pasa y, para ir llenando las horas, el descreído de Nathan decide escribir una gran obra literaria, “El libro de las locuras de los hombres”, en la que pretende reflejar una serie de anécdotas y situaciones disparatadas y ridículas sobre las decisiones equivocadas en su vida y en las de otros. El estudiado plan de Nathan para vivir sus últimos días se va desmoronando poco a poco a raíz del rencuentro con su sobrino Tom, un prometedor universitario que acaba trabajando de taxista y mantiene su afición por la literatura ayudando al misterioso Harry Brightman a clasificar los libros de su vieja librería mientras vive un callado enamoramiento por la “Hermosa Madre Perfecta”, Nancy Mazzuchelli,. A través de estas nuevas amistades y las peripecias, cotidianas y extraordinarias, que con ellos comparte, Nathan irá recuperando la ilusión perdida por la vida.
Una vez más, Auster vuelve al Brooklyn de sus amores para ambientar esta novela, en la que entreteje, con su ya consabida habilidad, las diversas historias de los personajes que van a apareciendo a lo largo de la narración, convirtiendo lo que parecía iba a ser una lectura deprimente en una historia cargada de optimismo y entusiasmo por la vida a través de las pequeñas historias domésticas de las personas que conviven con Nathan, historias sorprendentes algunas, dramáticas o cómicas otras, absorbentes todas. De esta manera, Auster construye una novela entretenida, que no defraudará a los incondicionales del autor y servirá de entrada al universo Auster para aquellos que todavía no lo conozcan. En esta novela, se encontrarán con un Auster en plena facultades que hace de la sencillez estilística un recurso más para cautivar al lector con la más simple de las moralejas: el "carpe diem” latino.
Pues eso digo yo también, “carpe diem”, que llega el fin de semana.