martes, 14 de agosto de 2007

“Tokio Blues” de Haruki Murakami



A nadie se le escapa que hay canciones que nos marcan para siempre y pasan a formar parte de nuestra vida y de nuestra generación. Esa es la premisa de la que parte “Tokyo Blues”, la novela que ha popularizado a Haruki Murakami (Kioto, 1949) en Occidente y le ha convertido en lo que se viene a denominar un autor “de culto”.
Watanabe al llegar a Hamburgo escucha por casualidad “Norwegian Wood”, una vieja canción de los Beatles, que le lleva a rememorar su juventud en el Tokio bullicioso y convulso de los años sesenta. Watanabe, un joven muchacho de diecinueve años solitario y reconcentrado, vive obsesionado por el suicidio de su mejor amigo de adolescencia. Cuando se reencuentra con Naoko, la antigua novia de aquél, se enamora irremediablemente de ella, en lo que se convierte en una relación imposible macada por el recuerdo del amigo y las dificultades de Naoko para superar la pérdida. Durante el ingreso de Naoko en un sanatorio mental la aparición de Midori, una chica activa, alocada y sincera, llevará a Watanabe a replantearse sus sentimientos e iniciar el camino que lleva de la adolescencia a la madurez.
“Tokio Blues” es una novela inusualmente densa, bella y conmovedora. Murakami a los acordes del “Norwegian Woods” de los Beatles escribe una historia sobre el amor y el desamor, la muerte y la memoria, que no dejará indiferente a nadie. Los personajes de Murakami destilan una humanidad herida en un mundo que no comprenden, en el que navegan en busca de una salvación, una esperanza, que para algunos les resultará imposible de alcanzar y para los que el suicidio y la muerte se convertirá en la única salida. Sólo la presencia de Midori, un personaje entusiasta y vitalista dispuesto a luchar para salir adelante a toda costa y la experiencia vital de Reiko abren una rendija de esperanza en el oscuro existencialismo de Watanabe, obsesionado por su no correspondido amor hacia Naoko. Murasaki es un hábil narrador, capaz de construir personajes poderosos e inolvidables de los que destaca poderosamente Midori, un personaje femenino a la altura de la Maga cortaziana de la que resultará imposible no enamorarse. Murakami es un hábil artesano de las palabras que engarza con facilidad para reflexionar acerca de sus obsesiones y las de un tiempo y lugar que la memoria recupera transformado por el transcurso del tiempo. La banda sonora de los discos y las lecturas de Watanabe ayudan a completar el absorbente contexto en el que se mueven los personajes.
Un libro recomendable para todo aquel que mantenga intacta su capacidad para sentir y emocionarse que ahora puede disfrutarse también en edición de bolsillo. Tullidos emocionales, abstenerse.