miércoles, 6 de junio de 2007

“La piel fría” de Albert Sánchez Piñol.



Una isla azotada por los vientos perdida en medio del océano sobre la que se yergue un solitario faro a la que acude un desencantado nacionalista irlandés para realizar mediciones atmosféricas durante un año, es el punto de partida de la primera novela de Albert Sánchez Piñol (“La piel fría”, “Pandora en el Congo”). Sin embargo, tras quedarse sólo en la isla descubre que esta se encuentra habitada por un solitario y huraño farero, Battís Caffó, y unas extrañas y misteriosas bestias, mitad pez mitad humano, que cada noche salen del mar para atacar el faro y sus ocupantes. A partir de aquí, se inicia el relato de la lucha por la supervivencia del protagonista, una lucha que le llevará a la locura y en la que acabará perdiendo aquello por lo que luchaba: su humanidad.
Albert Sánchez Piñol en esta su primera novela realiza un atractivo ejercicio de estilo demostrando una vez más que desde el denostado y vilipendiado género fantástico pueden escribirse grandes historias. “La piel fría” es una novela milimétricamente diseñada para agradar por igual al lector que sólo busca entretenimiento y diversión con una historia de acción, como a aquél más reflexivo que encontrará en la obra una lectura llena de simbolismos acerca de la soledad y los mecanismos que nos llevan a caer en la locura. Un estudio sobre como en las situaciones más extremas emergen las pasiones primordiales del hombre, la agresividad, la pasión, el odio y el amor frente a la civilización, la educación y los condicionamientos sociales. En “La piel fría”, Piñol es capaz de trasladar al lector a través de los pensamientos y reflexiones de su protagonista su desesperanza y angustia creando una atmósfera claustrofóbica y absorbente que atrapa al lector y hace que el libro se devore página a página. Píñol demuestra en esta obra que ha bebido de los grandes clásicos del género de aventura y de terror fantástico como Conrad, Melville, Defoe o Lovecraft, y sin dejar de renunciar a sus influencias crear una obra hermosa y terrible.
Si quieren leer una novela de terror diferente, háganse con un ejemplar de “La piel fría” y léanlo sin prejuicios, descubrirán que no les dejará indiferentes.