lunes, 31 de diciembre de 2007

Listas, listas, relistas

Tenía pensado para esta última entrada del año elaborar una exhaustiva y detallada lista sobre lo mejor que nos ha ofrecido el año tanto en cine, teatro, literatura y cómic. Sin embargo, la proverbial pereza invernal (debe ser que el frío ralentiza mis funciones y me coloca a un paso de la animación suspendida), lo complicado de las fechas y que, para que les voy a engañar, esto de las listas tengo el convencimiento que no sirve para mucho y me aburre a mi tanto como creo que les debe a aburrir a ustedes, he hecho un ejercicio de sincretismo resumiendo al máximo y mojándome a tope destacando sólo una obra en cada categoría. No necesariamente será lo mejor o puede que dentro de quince días deje de serlo dado lo volatil de mi naturaleza pero hoy por hoy lo considero lo mejor de lo publicado o estrenado en el último año ("Amor y otros pecados" no sé si es de este año pero bueno, da lo mismo).

Allá voy:

Cómic

Gus” de Christophe Blain.

Libros

Hoy, Júpiter” de Luis Landero.

Cine

Promesas del Este” de David Cronemberg.

Teatro

Amor y otros pecados” de Javier Veiga y Ana Rayo.

Pues nada hay queda eso.

¡¡¡¡ Feliz Salida y Mejor Entrada de Año!!!

viernes, 28 de diciembre de 2007

El Premio Nacional del Cómic, amenazado


Según apunta el Ministro de Cultura, el ínclito César Antonio Molina en declaraciones extraoficiales a diferentes medios, existen enormes dificultades para la realización de nuevas ediciones a corto plazo del Premio Nacional del Cómic, con lo que Max se quedaría de momento como primer y único poseedor del galardón. Los motivos que señala el ministro en sus declaraciones son de lo más vagos y ambiguos aunque deja entrever que la subida constante de bienes de primera necesidad como el conejo y los constantes socavones del AVE a Barcelona que nunca acaban de cerrar van a obligar a desviar las partidas presupuestarias destinadas al premio en sus nuevas ediciones. De momento, se descarta que Max deba devolver la dotación económica del Premio de este año pero no se descarta que desde el Ministerio se pongan en contacto con el artista para solicitar algún tipo de contraprestación.
Esperemos que no se confirmen tan pesimistas declaraciones y contemos con nuevas ediciones de estos premios, que pueden suponer el espaldarazo definitivo desde el Gobierno al Cómic como fenómeno cultural. De hecho, estas noticias han causado tanto revuelo que la mayoría de apuestas que señalaban a Manel Fontdevila y Guillermo Torres como máximos candidatos para el galardón del próximo año al contar con el constante favor de la Casa Real, han sido retiradas, y el mundillo comiquero se mantiene en vilo a la espera de una confirmación oficial.

Si quieren leer las declaraciones completas del Excelentísimo Señor Ministro pueden hacerlo aquí.

jueves, 27 de diciembre de 2007

“Bouncer” de Jodorowski y Boucq


Es evidente que el “Western” no vive sus mejores momentos. Después de la pujanza que adquirió durante su época dorada a mediados del pasado siglo gracias al cine y las novelas de baratillo, sólo en contadas ocasiones en los últimos tiempos ha dado obras de interés, curiosamente la mayoría firmadas por autores no norteamericanos. Precisamente, a través del Cómic han surgido en las últimas décadas algunas de las obras más interesantes e imitadas por otros medios que han ayudado a revitalizar la épica del género, con el magistral “Blueberry” de Giraud a la cabeza y “Bouncer”, la obra que hoy nos ocupa, como la demostración más palpable de cómo se puede renovar un género siendo respetuoso con todas las convenciones del mismo. Porque, precisamente, eso han hecho a lo largo de los cinco volúmenes publicados hasta el momento de la serie el chileno Alejandro Jodorowski y el francés Francois Boucq: deglutir lo mejor de la larga tradición épica del Far West y ofrecernos una historia completamente original y renovadora.
La historia de “Bouncer” se divide hasta el momento en dos grandes ciclos, el primero, que engloba los dos primeros álbumes, sirve para asentar y definir al personaje del manco Bouncer, un duro hecho a sí mismo. A través de la visión admirativa y cargada de venganza de su sobrino Seth, conoceremos la historia de Bouncer y su extravagante y sanguinaria familia, desde su infancia bajo la protección de su madre Lola, la más dura y despiadada prostituta de todo el Oeste, hasta cómo perdió su brazo a manos de sus hermanos, su recuperación y su definitivo duelo con su loco y sanguinario hermano Ralton. En el segundo ciclo, que consta de los tres restantes volúmenes, nos encontramos con un Bouncer asentado en Barro City empleado en el Inferno Saloon por Lord Inferno y nombrado verdugo de la ciudad, El tener que ejecutar a su amor no correspondido y a su novio, inocentes, debido a las maquinaciones de Clark Cooper, el despótico y cruel cacique local y sus pistoleros, llevará a Bouncer a retomar el camino de la venganza, venganza en la que se cruzará con otra más antigua que le llevará a conocer a su padre y la verdad sobre su origen.
“Bouncer” es un cómic magistral creado por ese tipo genial y polifacético capaz de lo mejor y lo peor llamado Alejandro Jodorowsky (“El Incal”, “El lama blanco”). En esta serie, el chileno se muestra mucho más comedido que en otras en su misticismo y plantea una serie rica en tópicos y tramas entrelazadas que le resultarán familiares al lector a las que Jodo da un aire original y novedoso, con unos personajes potentes y perfectamente definidos de los que cuesta tiempo olvidar. Jodorowsky maneja todo tipo de referencias y da con la fórmula para hacer un western rico en matices que gustará tanto a quién busca simplemente una buena historia de pistoleros como al que busca análisis más profundos. Sin embargo, buena parte de la excelencia de esta serie radica en la extraordinaria habilidad con la que François Boucq (“Jerónimo Puchero”) es capaz de plasmar en viñetas todas las ideas del psicomago con un dibujo lleno de fuerza, dinamismo y detalle, en el que abundan las grandes viñetas panorámicas de las grandes extensiones del Oeste americano como el cuidado en el diseño del más nimio personaje y detalle en una ambientación extraordinariamente cuidada que hace suponer que el Oeste imaginado por estos dos tipos muy bien pudo haber sido así.
Rumores desde Francia parecen indicar que Boucq y Jodorowsky van a continuar con su relación relatándonos nuevas aventuras de Bouncer, el manco más rápido del Oeste. No me lo perderé.
Si son aficionados al Cómic en general no pueden dejar pasar esta obra muy por encima de la media pero si, además son aficionados al Western están ignorando unode las mejores westerns que se han creado a través de cualquier medio de expresión. Yo no lo dejaría pasar, forasteros.

Títulos Publicados

Un diamante para el más allá.
La piedad de los verdugos
La justicia de las serpientes
La venganza del manco
La presa de los lobos

miércoles, 26 de diciembre de 2007

“REC” de Jaume Balagueró y Paco Plaza


Mucha curiosidad y recelo tenía por ver la nueva película de Jaume Balagueró (“Los sin nombre”, “Frágiles”) y Paco Plaza ("Romasanta"), curiosidad tras haber escuchado a más de una persona de confianza comentarme lo mal que lo habían pasado viéndola, y recelo por el uso de la técnica tramposa de la cámara subjetiva y desenfocada que tan malos recuerdos me traía tras haber aguantado estoico sin dormirme el pestiño de “El proyecto de Las brujas de Blair”. Así, que en cuanto encontré un hueco en estas fechas tan complicadas dejé, como no podía ser de otro modo, que la curiosidad venciera a los recelos y me pasé por el cine.
Una reportera de una televisión local (Manuela Velasco) está realizando un reportaje a un grupo de bomberos sobre cómo es una noche cualquiera en el parque de bomberos. La noche va transcurriendo aburrida hasta el momento en que surge una alarma y los bomberos acuden junto a la policía local a una casa de vecindad. De repente, los hechos se precipitan y la anciana a la que pretendían socorrer ataca salvajemente a uno de los policías. Cuando intentan salir del edificio con los heridos, los periodistas y los bomberos descubren que el edificio ha sido puesto en cuarentena y se encuentran aislados del exterior. Sin saber lo que ocurre y cada vez más nerviosos, los distintos personajes van a ir descubriendo por sí mismos a qué clase de amenaza se enfrentan, una amenaza de la que quizás ninguno de ellos escapará vivo y de la que sólo la cámara, en REC, grabando, quede como único testigo.
Soberbio homenaje al cine de zombis el que han confeccionado Balagueró y Plaza que, siendo probablemente prescindible parar la mayoría no debe dejar de disfrutarse por todo aficionado a lo bizarro y a las historias de terror escatológico y “gore” bien contadas. Precisamente, “REC” tiene lo que le falta a la mayoría de las producciones de este subgénero: una historia cerrada y elaborada, en la que se dosifica la información para mantener en vilo al mismo tiempo al espectador y los personajes que cuentan con los mismos datos sobre el por qué se ha llegado a esa situación sin dejar ningún hilo suelto. Los distintos personajes están bien construidos destacando en las interpretaciones quizás los menos profesionales de todos, como los viejecitos o los chinos, con una Manuela Velasco, creíble y espontánea en su papel de periodista pero que no se quita el estigma de cara bonita de “Los 40 Principales”. Precisamente, es la caracterización de los personajes y los diferentes comportamientos que adoptan ante las situaciones límites que se plantean uno de los puntos fuertes de la película que no cae en ningún momento en el ridículo, cosa difícil en un género tan complejo como éste. La tensión y los sustos están bien dosificados sin abusar en exceso de los trucos fáciles ni de la casquería barata, justificándose los mismos en función de la historia que los directores quieren contarnos. Otra cosa es que asusten, cosa que a mí no me ha ocurrido ("El Orfanato" me asustó más para que se hagan una idea) dado lo increíble de la historia salvo quizás el clímax final que, por supuesto, no se lo voy a contar.
Era un riesgo para Balagueró y Plaza optar por prescindir de la cámara fija y desarrollar la historia a través de la imagen “real” de la cámara que el compañero de Manuela Velasco porta. Un truco que bien realizado puede implicar al espectador en la historia, haciéndole partícipe de la misma como uno más de los protagonistas y facilitar el “susto” pero cuyo abuso puede desorientar, cansar y, lo que es fatal, aburrir. En este sentido, hay que decir que los directores pasan la prueba sobradamente al no abusar en demasía del susto fácil y sabiendo dotar a la historia de un ritmo que mantiene, insisto, entretenido, que no asustado al espectador, Partiendo de esta premisa la historia se mantiene fiel a todas las convenciones del subgénero de zombis con situaciones que ya hemos visto en muchas ocasiones pero rodadas desde un localismo español que hace gracia y una filigrana estilística que supone una renovación agradable en una demostración más que no hay género pequeño si hay gente de ingenio en el proyecto.
La película ha sido ganadora de los premios de la Crítica y el Público en el Festival de Sitges de este año así como los de Mejor Actriz y Mejor Director.
Si son aficionados a los sustos, ya saben.

martes, 25 de diciembre de 2007

Feliz Navidad, lectores (y demás)


Un año más, y que sean muchos oigan, ha llegado la Navidad, con sus depresiones, risas forzadas y marketings varios. Cada vez, con el paso de los años, hay más gente que me reconoce que odía estas Fiestas que, sin embargo, no conozco a nadie que deje de celebrar. Escuchando sus argumentos no puedo quitarles la razón y lo cierto es que la Fiesta se convierte en una cosa reservada casi en exclusiva al goce de los santos, los tontos y los niños. Yo, hace unos años, asumí un compromiso conmigo mismo de intentar disfrutar al máximo esta Fiesta tan extraña (sí, a mí tampoco me ha gustado nunca especialmente) así que aliándome con los tontos y los niños, que nunca con los santos, este humilde Lector les desea Felices Fiestas. Sean todo lo felices que puedan.

lunes, 24 de diciembre de 2007

“Soy Leyenda” de Francis Lawrence.

Tenía curiosidad por ver la nueva versión protagonizada por Will Smith de la estupenda novela de mismo título de Richard Matheson (“Soy Leyenda” “El hombre menguante”), una novela de género inclasificable como todas las grandes obras, que sirvió para renovar en más de un aspecto los dos más influyentes del pasado siglo: la ciencia-ficción y el terror. Pero, volviendo a la película que nos ocupa que ya tendré tiempo y ganas otro día para volver sobre la novela de Matheson, hay que decir que la película de Francis Lawrence (“Constantine”) va de más a menos con un desarrollo monótono en su predecibilidad y lastrada por la presencia de un actor, Will Smith, que ha dejado de ser el chico simpático de Bell Air para obcecarse película tras película que protagoniza en personificar el prototipo de héroe americano del nuevo siglo, dispuesto a afrontar cualquier amenaza ya sea alienígena (“Independe Day”, “Men in Black”), gubernamental (“Enemigo Público”) o virológica- vampírica como la que hoy nos ocupa poniendo mohines de añoranza por su hijita/o de turno y su bella esposa mientras derrocha testosterona.
Pero empecemos por el principio para los despistados: nos encontramos en el año 2012 y Robert Neville (Will Smith), un brillante y valiente teniente coronel del ejército norteamericano, es el único superviviente de un Nueva York fantasmal en el que sobrevive con la única compañía de su perra. Neville pretende descubrir la cura de un virús que ha matado a la mayoría de la población humana y ha convertido a casi todos los supervivientes en sanguinarios mutantes rabiosos fotofóbicos lo que aprovecha el amigo Neville para explorar la ciudad y hacerse con víveres por el día. Por las noches, un Neville cada vez más perturbado, se atrinchera en su casa para, escondido en la bañera junto a su perro, recordar los acontecimientos que le llevaron hasta esa situación. Hasta este punto, la película está rodada con ritmo y mantiene el interés del espectador con la cuidada y cautivadora visión que nos ofrece Lawrence de una Nueva York fantasmal y solitaria, habitada únicamente por animales salvajes escapados de los zoos y los maniquíes que "Robinson" Smith ha repartido por la ciudad para tener con quién hablar aparte de sí mismo y su perra. Una primera parte, en la que se dosifican sabiamente los “flashback” acerca del pasado de Neville para entender qué ha pasado y cómo el protagonista ha llegado a esa situación. Sin embargo, a partir de la muerte de la perra de Neville debió de llegarles a los guionistas Akiva Goldsman y Mark Protosevich rumores de la huelga y decidieron empezarla por su cuenta porque la historia deja de tener sentido y cae en la vulgaridad extrema, resolviéndose el debate sobre si nos encontramos ante un drama o una película de terror por la comedia. Alejándose definitivamente de la obra de Matheson, se opta por el espectáculo vacúo y estupidizado a la mayor gloria del amigo Smith, abandonando las posibilidades dramáticas, e insisto, más cercanas a la obra original, que conllevaría la exploración de la nueva sociedad de los mutados se prefiere el recurso fácil de aniquilar al monstruo con abundante pirotecnia y no sin antes darle la posibilidad a Will para que se luzca logrando el antídoto para el virús y deje unos cuantos momentos impagables dignos del mejor esperpento (alucinantes los diálogos sobre Shrek y Bob Marley: sálvese quién pueda los niños y las mujeres primero…). Al final, no se preocupen, que el Bien triunfa sobre el Mal, la Tarta de Manzana está muy buena y los supervivientes orgullosos llegan a buen Refugio. ¡¡¡ Hip, hip, hurra, qué final más vulgar!!!
En definitiva, una gran oportunidad perdida de realizar una versión digna de la obra de Matheson. Seguiremos esperando.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Corben, Corben, mucho más Corben.

Después de escribir la entrada de ayer me quedé con ganas de seguir disfrutando de la obra de este hombre, así que eché una ojeada por la red y me encontré con estos tres interesantes videos. Aquí os los dejo a ver que les parecen…
El primero es una de las pocas entrevistas que este hombre ha realizado y los otros dos son frágmentos del corto de animación “Neverwhere” (1971), que constituyó la presentación de DEN, su personaje más emblemático.






jueves, 20 de diciembre de 2007

“Solo 2” de Richard Corben



Si hay algún despistado que a estas alturas no conoce el trabajo de Richard Corben, este número de “Solo” es una buena oportunidad para enmendar ese pecado y empezar a adentrarse el trabajo de uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos y probablemente junto a Robert Crumb el de mayor influencia en el “underground” norteamericano de finales de los sesenta con historias marcadas por el erotismo, el terror y la fantasía en las que el inconfundible estilo de su autor todavía sorprende por su conocimiento de la anatomía humana,el sorprendente uso del color y la habilidad con que dota de grosor a sus figuras que casi escapan de la bidimensionalidad de la página.
En este número de “Solo”, el autor de Misuri nos ofrece una serie de historias en las que nos reencontramos con un Corben en plena forma tras algunos de sus trabajos alimenticios que el amigo está realizando en los últimos tiempos para Marvel y DC. En una serie como ésta en la que se da libertad creativa a los artistas para que en un número monográfico ofrezcan lo mejor de sí, un alma libre como la de Corben encuentra buen acomodo y nos deleita con cinco terroríficas historias que no dejarán a nadie indiferente dando al neófito una idea del enorme talento derrochado por un autor al que sólo en alguna ocasión le ha lastrado no contar con mejores guionistas a su lado. De este modo, a lo largo del número Corben recorre diferentes ámbitos del terror desde el clasicismo decimonónico de “El tesoro de Belzon” en una historia de momias que es mi preferida, hasta la recreación de mundos fantásticos como “El Ciclope” que a los más veteranos les hará soltar una lagrimita recordando a “Den” en “Neverwhere” o el homenaje a “La máscara de la muerte roja” de Poe que supone “La Plaga” a la espeluznante recreación del Espectro de Jerry Siegel y Bernard Baily. También es destacable la pequeña “La vuelta a casa” en la que en el salvaje Oeste Corben nos recuerda que no hay monstruo peor que el propio ser humano. Volver a recrearse en el dibujo de este genio del noveno arte y en su extraordinaria capacidad para la creación de mundos imaginarios con una facilidad sólo al alcance de unos pocos privilegiados debería ser un placer para cualquier aficionado a las viñetas demostrando en las escasas cuarenta y ocho páginas del número de “Solo” que le sobra talento para regalar y dejando a uno con ganas de más. Esperemos que próximamente a alguna editorial le dé por recuperar la obra del amigo Richard y los jóvenes aficionados puedan recrearse con lo mejor de su producción porque el autor y la obra lo merecen.

martes, 18 de diciembre de 2007

“El faro” de Paco Roca



Siguiendo la tendencia de esta página desde hace unos días vamos con una nueva obra ambientada en la época de la Guerra Civil, aunque en este caso su importancia en el desarrollo de la trama sea incidental.
Paco Roca, en “El Faro”, nos traslada a la costa mediterránea en la que Francisco, un joven carabinero republicano huyendo hacia Francia de las tropas nacionales encuentra refugio en un viejo faro fuera de uso en el que Telmo, el viejo farero, sobrevive de los restos de naufragios que las tempestades arrojan a sus costas mientras espera la llegada de una lámpara de recambio para su faro. Junto a Telmo, Francisco construirá una barca con la que escapar a Laputa al tiempo que las heridas psicológicas que la guerra le ha dejado van cicatrizando. Sin embargo, cuando la expedición está a punto de partir el descubrimiento de la verdad sobre Telmo y Laputa y la llegada de los fascistas al Faro precipitarán los acontecimientos.
Paco Roca (“Hijos de la alambra”), en este pequeño álbum de cuarenta y ocho páginas editado por Astiberri, nos ofrece un bello cuento en el que defiende los valores curativos de la fantasía, la aventura y la amistad frente a la sinrazón, la crueldad y la desesperación del mundo real como bien resume el propio Telmo en una estupenda frase “Viajar es el sucedáneo de la pistola y la bala”. En esta historia, cargada de simbolismos, Roca desarrolla un esquematismo narrativo eficaz para construir la historia que quería contar pero que, por momentos, queda sin rumbo a la espera que el lector la rescate, como el farero, de las olas y rellene los huecos dejados por el autor en una historia que se antoja excesivamente fría y predecible. La relación tópica de maestro y aprendiz y el consiguiente enfrentamiento entre ambos que es la base sobre la que descansa el armazón de la historia es algo que hemos leído en muchas ocasiones y que suele funcionar siempre que el autor sea capaz de elevar el listón dramático para involucrar al lector en la historia. En este caso, Roca no lo consigue al construir una historia en exceso canónica y predecible que resulta más que correcta en su desarrollo y evolución y gustará a todos aquellos que vemos en la literatura una puerta por la que escapar a la cotidianidad diaria pero que anda escasa de originalidad para conmover. El bitono que aplica Roca a su dibujo es excelente para acentuar el carácter de santuario imaginario entre lo real y lo fantástico que se esfuerza en conseguir pero, como digo, resulta en exceso frío para involucrar al lector en lo que está leyendo.
Nos encontramos, pues, ante una obra con mejores intenciones que resultados aunque fuese ka ganadora del Premio al mejor Guión de Historieta Realista de El Diario de Avisos de Tenerife 2004, buenas intenciones que mantienen mi curiosidad hacia el autor y su nueva obra, “Arrugas” de reciente publicación por Astiberri. Cuando la lea, les cuento algo.

lunes, 17 de diciembre de 2007

“Murena 6: La sangre de las bestias” de Jean Dufaux y Philippe Delaby.



Les hablaba por aquí hace unas semanas de las cualidades (y defectos) de esta serie cuando Planeta acaba de publicar el último álbum aparecido en Francia titulado “La sangre de las bestias” que da un salto adelante tanto argumental como estilísticamente, mejorando si cabe los resultados de los álbumes anteriores.
En este álbum Dufaux y Delaby abordan una historia más ambiciosa en una trama cargada de abundantes "cliffhangers" que rompe con la linealidad argumental que se notaba en otros álbumes de la serie y hacen madurar y retomar el protagonismo de Lucio Murena, el personaje que le da título, que, sobre todo, durante el primer ciclo de la misma estaba bastante difuminado en detrimento de otros personajes. En este álbum nos encontramos con un Murena que ha madurado y está dispuesto a enfrentarse abiertamente a las conjuras de Popea y Nerón para alejarle de Acté, la esclava de la que está enamorado. Precisamente, a la búsqueda de Acté, Murena parte hacia las Galias acompañado del gladiador Balba, obsesionado en vengar a su amo Británico, y la misteriosa Evix, lo que permite a los autores ampliar las localizaciones habituales de la Roma urbana, que monopolizaba los anteriores álbumes, por la de unas Galias salvajes y revueltas en la que los galos se encontraban en constante rebelión y los protagonistas deben enfrentarse al druida rebelde Cervarix. Finalmente, Murena encontrará a Acté pero quizás demasiado tarde para salvarla. Mientras, en Roma, un Nerón cada vez más desequilibrado y obsesionado con la divinidad se va convirtiendo progresivamente en una marioneta a manos de Popea y el resto de los cortesanos mientras sus amigos le abandonan o caen en desgracia.
Este álbum aumenta notablemente el nivel de la serie respecto a sus precedentes en lo que es una apuesta clara por parte de Dufaux, un guionista especializado en tramas históricas, en complicar una historia rica en intrigas y traiciones lo que provoca por un lado que el lector se “enganche”a una historia ya de por sí muy atractiva pero que provoca cierta confusión, en ocasiones, al faltar espacio al autor para caracterizar a algunos de los nuevos personajes que van apareciendo a lo largo de la historia. No tanto los históricos como Tigelino o Popea, que a quién más o a quién menos sonarán, pero si a los de creación propia como el de la misteriosa Evix cuyas motivaciones y pasado se resuelven en unas pocas líneas. En el aspecto gráfico, Delaby sigue realizando una excelente labor, mejorando incluso la calidad de su dibujo, recreando con solvencia y verosimilitud – algo fundamental en una serie de estas características- las nuevas localizaciones a las que se traslada la historia. Asimismo, es una buena noticia comprobar como el colorista Petiqueux le ha cogido el aire a la serie mejorando respecto a la anterior entrega, dando unos tonos mucho más naturales a los personajes algo que se notó demasiado en “La diosa oscura” el anterior tomo de la serie.
El próximo álbum promete emociones fuertes con el incendio de Roma y el regreso a la Ciudad Eterna del nuevo y cada vez más oscuro Murena dispuesto a todo. Lástima que vayamos a tener que esperar bastante para leerlo puesto que todavía no se ha publicado en Francia. Yo, desde luego, procuraré no perdérmelo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

“El corazón helado” de Almudena Grandes



Los habituales a esta página, perspicaces ellos, habrán echado a faltar desde hace algunas semanas más entradas dedicadas a libros y eso, en buena parte, es achacable a la última novela de Almudena Grandes que debido a su extensión y densidad ha monopolizado en su totalidad mis itinerarios cotidianos en transporte público, aliviadero de mucha de mis lecturas últimamente.
La Guerra Civil y, sobre todo, sus consecuencias a lo largo del tiempo hasta nuestros días, es el tema central de este novelón en el que con oficio y maestría Almudena Grandes (“Los aires difíciles”, “Malena es un nombre de tango”) construye una historia intergeneracional, llena de personajes redondos a través de los cuáles recrea su visión literatulizada de España, los españoles y sus distintos posicionamientos y actitudes ante el hecho histórico de la Guerra Civil que es objeto de polémicas, silencios y culpabilidades todavía setenta años después, como una mala herida que no acaba de cicatrizar nunca.
En el entierro de su padre Julio, Álvaro Carrión, un acomodado profesor universitario perteneciente a una familia bien, se siente atraído por una bella mujer que acude al cementerio. La investigación sobre la relación de esa mujer con su difunto padre será el punto de partida a través del cuál la escritora nos introduce en una historia llena de hipocresías, traiciones, heroísmos, cobardías y medias verdades en la que Álvaro descubrirá que su padre no era el hombre que había imaginado y su vida pasada, presente y futura y la de la misteriosa Raquel Fernández están irremisiblemente entrelazadas.
El corazón helado" guarda más de una similitud en cuanto a su planteamiento y objetivos a la estupenda (y para mi superior) “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, pero ambas difieren enormemente en cuanto a su desarrollo, si bien las conclusiones que pueda sacar el lector de la lectura de una y otra sean bastante similares. Si Cercas plantea un relato conciso en el que todas las piezas de su investigación van encajando milimétricamente para a través del personaje real de Sánchez Mazas y su "salvador" ofrecer un retrato de los vencedores y los vencidos, Grandes opta por la solución contraria, una historia rica en personajes cada uno con su propio pasado, presente y futuro narrado escrupulosamente por la autora hasta un punto en el que puede llevar a la confusión al lector, desesperado por mantener el esquema en la cabeza de abuelos, tíos, primos y amigos de los Carrión y los Fernández, cada personaje con una historia que contar y la Grandes como celosa notario de la misma sin que el lector sepa muy bien a dónde quiere ir a parar la autora y sólo el talento de ésta como narradora salva una novela que sólo se entiende completamente si se llega a su final. Si Cercas en su novela entremezcla con endiablada habilidad ficción y realidad en lo que los yanquis llaman “Faction”, la Grandes, declarada abierta seguidora de los Galdós y Clarín, opta por el Realismo más español en la narración de unos hechos que, como la misma autora, explica en los agradecimientos muchas veces no son más que adaptaciones de hechos ocurridos realmente. La autora, sin ocultar nunca su propio planteamiento ideológico salva a lo largo de la narración a los idealistas de los dos bandos para cargar, al igual que Cercas, contra los oportunistas y los cobardes que de alguna manera u otra se beneficiaron de un drama que les tocó vivir a nuestros abuelos en sus carnes y a la mayoría de nosotros en sus silencios.
Si les apetece ya saben lo que hay.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

“La solución final” de Michael Chabon



Decepcionante es el mejor adjetivo con el que calificar la última novela de Michael Chabon, un autor que con su anterior obra, “Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay” contaba con todo mi crédito. Sin embargo, en este librillo de apenas algo más de cien páginas Chabon pretende ir de brillante “enfant terrible” quedándose con el lector cuando, me temo, ya no tiene ni edad ni talento para lo uno ni para lo otro.
Michael Chabon en este relato nos traslada a la Inglaterra rural en plena II Guerra Mundial donde un achacoso y antaño famoso detective debe enfrentarse a su último caso aplicando una vez más su legendario método deductivo. El caso no es otro que encontrar a Bruno, un exótico loro desaparecido propiedad de Linus, un niño judío mudo de incierto pasado, refugiado en casa de un reverendo negro. El loro, aficionado a repetir interminables series de números en alemán, podría haber sido secuestrado para desentrañar sus secretos y nuestro detective parece el único capacitado para encontrarlo.
Y esta es la base argumental sobre la que el amigo Chabon construye su obra. Un relato en el que juega a los detectives y a parodiar al más grande de todos, el mítico Sherlock Holmes, haciendo recaer el peso de la investigación no ya en el sagaz detective, del que construye un retrato deprimente en su vejez, sino en la del lector planteando pistas para que éste haga uso de la metodología del infalible (hasta que llegó Chabon) azote del crimen y resuelvan el caso. Sin embargo, Chabon parece olvidar, o ignorar, que para que una historia de detectives funcione debidamente es necesario algo más, seducir con el misterio, crear un clímax, jugar con el suspense, crear unos personajes interesantes…. En definitiva, plantear una historia que atraiga al lector y le enganche desde el principio, algo de lo que carece por completo una historia premeditadamente anodina y simplona que avanza, inconexa y sin fuerza, hacia un final en el que el autor desvela todos los “enigmas” al lector (salvo la evidente identidad del detective) a través de un loro al que convierte en el héroe de la historia con una irónica y autocomplaciente superioridad que a mí personalmente no me hace gracia y dejando al Detective en entredicho en lo que, más que homenaje es una parodia pretendidamente inteligente. Lo mejor de la “broma” de Chabon es que dura poco y uno puede dedicarse a lecturas más interesantes a la espera que éste regrese a la Tierra de los mortales cuando se le pase el “efecto Pulitzer”. Si quieren leer algo interesante de este autor busquen esto y si quieren leer un pastiche sherlockiano hecho con cariño, admiración y, lo que es más importante, entreteniendo háganse con este. No se arrepentirán.

martes, 11 de diciembre de 2007

“Belladona” de Ange y Alary

Esperaba con mucha curiosidad la publicación por parte de Dibbuks la publicación de este integral en el que se recogen los tres álbumes originales tras las buenas críticas leídas por aquí. Sin embargo, tras su lectura, debo decir que he quedado bastante decepcionado, no por el formato que me parece tiene muchas más ventajas que inconvenientes sino por la historia que nos cuentan Ange y Alary.
Belladona es el nombre clave de la joven Marie, una letal y sensual superespía al servicio de la Cámara Secreta, una organización misteriosa que sin su conocimiento se dedica a velar por la vida de Luis XIV, el “Rey Sol”. Marie es una joven de incierto pasado que bajo el cuidado de un mosquetero misterioso viajó a la India donde fue entrenada en diversas técnicas de lucha y relajación que la dan una ventaja insuperable frente a cualquier adversario Al regresar a Francia, el enfrentarse a un despiadado asesino de origen italiano entrenado en las mismas técnicas hace que Marie empiece a preguntarse por las lagunas de su pasado al tiempo que debe iniciar una carrera en solitario tanto contra sus enemigos como contra sus aliados, que la creen una traidora, para evitar la muerte del Rey Sol y la de su amigo el Rey Amarillo, el monarca de los mendigos de París y su Corte de los Milagros.
Esta es la trama general de la historia que se nos cuenta en Belladona. Un típico argumento que pretende modernizar la capa y espada que no debería decepcionar a ningún aficionado al género pero que, sin embargo, no funciona demasiado bien debido al solapamiento de tramas en el guión de Ange (seudónimo de Anne y Gerard Guéro) que hace la lectura excesivamente complicada y confusa y, sobre todo, lo que es peor, no deja ninguna trama cerrada con lo que el atractivo planteamiento inicial de mezclar personajes basados en los creados por los grandes del género como Alejandro Dumas o Victor Hugo con los propios creados por los autores en una historia en la que prime la acción y el misterio queda en entredicho. Tampoco ayuda en este sentido el formato porque aunque no cabe duda que en cuanto a precio esta obra es difícil de superar y la reducción no afecta – demasiado- al dibujo, la rotulación y los bocadillos son demasiado pequeños con lo que la lectura es muy incómoda. Sobre el dibujo de Pierre Alary lo único que se puede decir es que la influencia de su paso por Disney está excesivamente marcada con un estilo “cartoon” que no es el más adecuado para una historia de estas características y por momentos hace pensar que nos encontramos ante una adaptación comiquera de una película Disney con unos protagonistas que tienen un excesivo parecido con los principales protagonistas de los últimos éxitos de la factoría de Mickey y Donald.
El final de "Belladona" es abierto, con la bella Marie embarcada hacia la India en busca de nuevas aventuras y es posible que dentro de unos años las veamos publicadas en España, pero me temo que no cuenten conmigo porque esta Belladona no me embriaga en absoluto.

lunes, 10 de diciembre de 2007

“Odio” de Peter Bagge



En medio de un fin de semana frenético lleno de cumpleaños y encuentros con futuros lectores (besitos para Eire, Asier y Marco y sus respectivos papás) encontré un hueco de tranquilidad para leer por fin el primer integral publicado por La Cúpula de “Odio” y todavía ando alucinado de la capacidad gráfica del corrosivo amigo Bagge.
A un precio muy competitivo La Cupula nos ofrece una de las mejores series “underground” de todos los tiempos en la que Peter Bagge narra las aventuras (y sobre todo desventuras) de BuddyBradley , un joven sin demasiadas expectativas existenciales, sus novias y sus lamentables compañeros de piso en el Seattle de los primeros noventa, una ciudad bulliciosa en la que el “Grunge” empezaba a dar sus primeros pasos en un cómic que para muchos es uno de los mejores retratos generacionales de lo que se ha venido a definir como “generación X”. Buddy Bradley establece un diálogo directo con el lector para, como si de un colega más se tratara, incorporarlo a su alucinante tribu en la que la falta de expectativas, el pasotismo y la marginalidad son razón de ser.
En “Odio”, Peter Bagge realizó una crítica radical, irónica y divertida de la sociedad norteamericana de los primeros noventa sin ningún tipo de autocomplacencia. Usando a Buddy Bradley como motor, un personaje que vio la luz en los ochenta en la serie “Mundo Idiota”, Bagge construye un fresco abigarrado de personajes histriónicos, grotescos y tremendamente humanos para acercarnos a la realidad de una época no demasiado lejana con la autenticidad del que ha sido testigo de primera mano.
Bagge es un autor de variadas referencias que van desde las evidentes al mejor Robert Crumb, (Bagge fue incluso durante algunos años editor de “Weird”, la revista de Crumb) o el Harvey Kurtzman de “Mad” - del que el mismo Buddy se muestra firme defensor en estas mismas páginas – hasta las más sutiles como las del genial y más oscuro André Franquin (nótese las similitudes evidentes entre Buddy y el entrañable Gaston LeGaffe) desde las que construye un estilo propio y personal en la que lo caricaturesco es la nota primordial y en la que deformación radical de la figura corporal en función de la caracterización de los personajes o del contenido del gag cómico sus principales características. Porque si hay algo que Bagge realiza como nadie es unir lo que es el bizarro relato costumbrista y desencantado de los jóvenes desarraigados de Seattle con la comicidad de unas situaciones hilarantes en un universo lleno de referencias reales tan deformadas por la vitriolica mirada de Bagge, como los títulos de las películas a las que el autor rinde homenaje al titular sus historias.
En definitiva, un cómic estupendo que nadie debería perderse en una edición que La Cúpula ha cuidado con esmero. Así que ya están tardando, que ya ha salido el segundo tomo. Yo no me lo pierdo.

jueves, 6 de diciembre de 2007

La Audiencia Nacional y “El Jueves”, una historia de desamor



Me entero por El Mundo y Público que Jordi Plana, el abogado defensor de Manel Fontdevila y Guillermo Torres, va a recurrir la sentencia por la que se condenaba a estos a pagar 3000 euros cada uno por el consabido asunto de la caricatura de los príncipes de la que ya comenté algo aquí. Si lo que publica la noticia es cierto y tal como apunta Plana en el juicio se les impidió presentar pruebas nos encontraremos ante una vulneración gravísima del Estado de Derecho llevada a cabo precisamente por aquellos que se supone son sus máximos garantes, los magistrados de la Audiencia Nacional.
Sin haber leído la sentencia es un poco aventurado hipotetizar sobre los fundamentos para no admitir durante el juicio un recurso que en un primer momento sí se admitió pero si es cierto y se privó a los acosados (perdón, acusados) de un arma procesal para defenderse se caería en la indefensión que señala Plana y la anulación del juicio estaría justificada. Las pruebas que se enumeran en los periódicos a mí me parecen pertinentes y sorprende que ni siquiera fuesen admitidas en el juicio por el juez Honrubia
Este asunto cada vez es más turbio y sonrojante y la sensación de que Manel y Guillermo han sido elegidos como vícitimas propiciatorias para marcar una línea a un derecho inalienable como es el de la Libertad de Expresión resulta muy dificil de ignorar. Algo huele a podrido y no precisamente en Dinamarca…

miércoles, 5 de diciembre de 2007

“Solo” de Paul Pope, un caníbal del Cómic.



El número que la colección “Solo” de Planeta dedica a Paul Pope (Filadelfia, 1970) es una gran oportunidad para acercarse a este todavía joven autor, auténtica “gran esperanza blanca” del Cómic en general y del norteamericano en particular. Pope es un autor de trazo fuerte y personalísimo que parece capaz de aglutinar en su todavía escasa obra lo mejor del cómic europeo, americano y japonés con una naturalidad y originalidad pasmosas.
En la recopilación de historias cortas publicadas en “Solo” Pope demuestra su enorme talento para sorprender y mantener la atención del lector a través de unas viñetas impactantes muy bien estructuradas y que asombrarán por su originalidad sin desmerecer ni renunciar a los logros de los mejores autores “mainstream” anteriores que van desde el reconocido homenaje al maestro Kirby (“¿Estas listo para el mundo del mañana?”) a otras, quizás menos evidentes, como la de Frank Miller (“La leyenda de Cnososs”) en una búsqueda constante de la mayor expresividad en su tratamiento de las situaciones y los personajes. En alguna otra obra, como el “Heavy Liquid” de la que ya escribiré más detalladamente otro día, la obsesión de Pope a la hora de mantener en vilo al lector le ha causado malas pasadas en lo narrativo, sin embargo en las historias que se incorporan en este número el autor hace un soberbio trabajo en el que demuestra que conoce perfectamente el mundillo superheroico DC y es capaz de actualizarlo gráficamente sin ser irrespetuoso a la idiosincrasia de los personajes.
Pope es un caníbal del Cómic, que come de todo y de todos y lo mejor es que todo lo digiere bien, al que todavía le falta una gran obra para contar con el espaldarazo definitivo del gran público porque el de la crítica hace ya tiempo que lo tiene. Esperemos ver pronto su “Batman: year 100” publicado por estos lares ya que al terminar ”El compañero adolescente del héroe” uno se queda con ganas de más Pope.
Prueben y luego me cuentan.

martes, 4 de diciembre de 2007

“Batman: El Hijo del Demonio” de Mike W. Barr y Jerry Bingham

Removiendo cajas el otro día en casa de mis padres vio la luz la primera “novela gráfica” que me compré -que, en definitiva, no era más que un tebeo de toda la vida con tapa dura y diez veces más caro (más o menos lo que hoy es una edición Absolute, aunque esta edición era más “respetuosa” con la original norteamericana)- allá por el ya lejano año del señor de 1988 y no pude resistirme a una relectura nostálgica, más si cabe, teniendo en cuenta que el siempre inquieto Grant Morrison está retomando con muchas licencias, eso sí respecto a la historia narrada por Barr, la espinosa cuestión de la paternidad de Batman como ya les comenté por aquí(o lo estaba, porque a los siempre astutos amigos de Planeta si no les bastaba con reunir Batman y Detective bajo un mismo título para aprovechar el tirón del tandem Morrison-Kubert tras cuatro números interrumpen la publicación para meter de tapadillo otro material) que, en su momento, quedó por decisión del editor fuera de la continuidad del personaje con lo que esta historia se quedó como una rareza más en la larga colección de rarezas que ha sufrido el Hombre Murciélago en su ya larga historia..
La historia de Hijo del Demonio es una historia clásica de Batman desarrollada con oficio por un Mike W. Barr ("Batman" "Camelot 3000" "Green Lantern") que, si bien nunca llegó a demostrar el talento de sus ilustres predecesores en Batman, siempre fue un guionista eficiente a la hora de diseñar historias entretenidas y que probablemente en esta historia llegó a su nivel más alto en su etapa dentro del Hombre Murciélago. En Hijo del Demonio, las influencias setenteras son más que evidentes, incorporando a Batman a una trama a lo “James Bond” muy del gusto de la época en los encuentros entre el mitico e inmortal Rash al Ghul, una versión puesta al día y arabizada de Fu Manchu, creado por Denny O´Neill y Neal Adams, y que contó con la novedad de la alianza de ambos personajes para frenar al malvado Qayin, el asesino de la madre de Talia, contratado por un imaginario país mediterráneo que guarda sospechosas semejanzas con Libia (no olvidemos que por aquella época Libia era el Irak de hoy para los yanquis) y que pone en peligro la estabilidad mundial tras hacerse con el control de un satélite capaz de controlar el clima. Muchas ideas derrochó Barr a lo largo de las 78 páginas del cómic, quizás desacostumbrado a un formato en aquel momento poco frecuente en el género superheroico, y la mayoría quedaron bastante mal resueltas con lo que lo que lo que podía haber sido una aventura capital en la trayectoria del personaje se quedó en una aventura entretenida más. El dibujo de Jerry Bingham muestra la influencia de otros dibujantes de su misma generación como el ya mencionado Adams o quizás las más evidente de Barry Smith y la del común denominador de todos ellos un Hal Foster al que incluso Bingham homenajea en alguna viñeta pero sus figuras carecen de la vitalidad de cualquiera de los otros tres en un cómic que por momentos resulta gráficamente confuso.
En definitiva, las relecturas nostálgicas no demuestran que cualquier tiempo pasado fuese mejor sino que nuestros ojos simplemente eran más inocentes porque de esta historia guardaba un mejor recuerdo. Ojito jóvenes, si Planeta en unos meses les ofrece una edición Absolute de este cómic a un precio desorbitado porque seguramente no valga el desembolso. Yo me quedo con la de Zinco y con la nostalgia.

Otras lecturas sobre Batman en El lector impaciente aquí

Una cosilla…

…Que me llega a través del correo electrónico.


Javi Araguz me informa que está de promoción de su primera obra. Un libro de fantasía dedicado al público juvenil titulado “El mundo de Komodi: La tierra de Alidra”, el primero de lo que espera llegue a ser una trilogía. Para mí quién está dispuesto a apostar por la fantasía y llega a publicar en España ya merece mi respeto y que se rompa una lanza a su favor. Mucha suerte, Javi.

http://www.elmundodekomori.com/

lunes, 3 de diciembre de 2007

“36-39: malos tiempos” de Carlos Giménez



Lo ha vuelto a hacer. Es lo primero que se me ocurrió tras leer el último álbum de Carlos Giménez , publicado por Glénat, y con el que inicia nueva serie ambientada en los años de la Guerra Civil.
La Guerra Civil y, sobre todo, la posguerra ha sido y es un tema explotado hasta la extenuación por muchos autores en el cine y la literatura pero muy pocos han sabido imprimirle tanta “verdad”, sensibilidad y crudeza como Carlos Giménez en sus grades series en Cómic -para los que se empeñan en seguir diciendo que este es un “arte menor”-, “Barrio” y, sobre todo, “Paracuellos”. Por ello, no deja de ser una buena noticia que Giménez haya decidido acercarse directamente a la época de la Guerra Civil y cerrar de algún modo el ciclo iniciado hace ya tantos años con “Paracuellos”. Más, si cabe, cuando demuestra que el tiempo no pasa por él y es capaz de construir una obra solvente y moderna en lo narrativo, con algunas soluciones sobresalientes, sin abandonar en absoluto su personalísimo estilo.
En este álbum construye a través de una serie de pequeños episodios de extensión variable un recorrido a través de la barbarie de la sinrazón que supone una guerra fratricida, como fue la española, para los no combatientes de los dos bandos, centrándose en los abusos que se dieron en ambos bandos en los primeros meses tras el fracaso del golpe de estado que dividió España en dos mitades enfrentadas en las que se encontraban atrapados miles de simpatizantes de uno y otro bando y en el que las purgas, los “paseos” y los abusos por razones muchas veces ajenas a los intereses bélicos y siempre por motivos bastardos dieron lugar a miles y miles de asesinatos a sangre fría. Giménez, que a lo largo de su carrera, si algo ha demostrado es que domina como pocos la capacidad para pasar de la ingenuidad pueril y la felicidad costumbrista al choque más dramático con la crueldad en sus diversas formas ambienta su trabajo en dos localizaciones geográficas diversas, por un lado el Madrid republicano y por otro la Zamora dominada por los sublevados y en ellos sitúa a sus personajes para hacerlos víctimas de los desmanes del hombre. Giménez evoluciona en sutileza y es capaz de narrar varias historias en paralelo dotándolas de continuidad a través del mantenimiento de los mismos personajes en diversos capítulos a lo largo de todo el álbum y jugando hábilmente con los lápsus temporales usando como nexo entre historias (o capítulos) viñetas mudas cargadas de dramatismo en la que muestra a las víctimas de las ejecuciones .y alterna el protagonismo de las localizaciones para connotar la culpabilidad de los dos bandos en la barbarie generada por la guerra y dejar constancia que las verdaderas víctimas en el conflicto no fueron sólo los muertos, que cierran como un epílogo silencioso y siniestro la mayoría de las historias, sino también sus familiares y amigos atrapados en una realidad que les supera. Giménez pasa a lo largo del álbum de lo general a lo concreto con una sabiduría que sólo los años de oficio pueden dar, algo que queda especialmente en evidencia en la historia de Mateo y su mujer en la que implica al lector en unos hechos cuyo desenlace ya conoce de una manera tan hábil que debería ser asignatura obligatoria para todo aquél que quiera contar historias en viñetas. También es de resaltar el autocontrol mostrado por Giménez, cuyo posicionamiento político es de dominio público, a la hora de no intentar tomar partido por ninguna de las partes y centrarse en la crueldad de los hechos, dejando al lector libertad para sacar sus propias conclusiones pero sin ocultar sus propias opiniones, reflejadas a través del personaje de Marcelino, común denominador de las historias que transcurren en el lado republicano y que muestra la sensatez del hombre de a pie frente a los acontecimientos que le ha tocado vivir.
En fin, Giménez lo ha vuelto a hacer: ha creado una historia en la que perderse durante horas disfrutando de la habilidad de un autor único que desde una aparente simplicidad construye obras de una complejidad enorme y meditar acerca de unos hechos que nunca deberían repetirse. Compra obligada.
Otras obras de Carlos Giménez en "El lector impaciente" aquí.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Viernes de Expocómic o el “Eterno Retorno”.

Un año más cumplí ayer viernes con la rutina anual de visitar un día el Expocómic de Madrid, que para bien o para mal es el “gran salón” dedicado al cómic en la capital. Salvo error creo que he acudido a siete u ocho de las diez ediciones que se han desarrollado y es desalentador lo poco que progresa este salón, que en ningún momento ha encontrado una ubicación idónea, pasando de los fríos del Palacio de los Deportes a las goteras del Conde Duque y asentándose desde hace unos años en el Pabellón de la Pipa de la Casa de Campo, bien comunicado pero deficiente en muchos otros aspectos.
Expocómic es un salón que se ha centrado más en lo que es el aspecto comercial y de mercadeo que en la difusión del Cómic como fenómeno cultural y participativo, haciendo huir al aficionado veterano para el que carece de incentivos y atrayendo básicamente a un público juvenil deseoso de tener una excusa para disfrazarse y hacer un poco el friqui al amapro del anime y el manga. Este fenómeno es especialmente notorio en el poco interés que se pone en promocionar las actividades y exposiciones que se desarrollan o el reducido espacio dedicado a los fanzines que directamente se sitúan en el vestíbulo del Salón. La mayor parte del espacio del Pabellón de la Pipa se lo comen los “stands” de las editoriales que colaboran y, los que me da la impresión, más partido sacan del mismo, que son los puestos de las librerías de segunda mano que cada año ocupan más espacio. Una anécdota: este año han puesto una tienda de chuches que ocupa más que el “stand” de una editorial como Astiberri que languidecía en la calle central. Las exposiciones se sitúan en una galería superior bastante aisladas del resto y dejadas de la mano de Dios cuando debieran ser, junto a las charlas, el elemento esencial de un salón. Sin embargo, este año se salvaron en parte debido al buen hacer y la simpatía del matrimonio (en realidad no sé si están casados pero bueno) Buckingham que fueron comentando los originales de Mark expuestos y lograron aglutinar a unos pocos que parecíamos ser los únicos enterados (o interesados) por esta actividad. Del resto de actividades a las que asistí, tampoco me llevé una buena impresión. El “Cómic en vivo” en el que este año participaba el amigo de esta casa, mojonshon, empezó con retraso y arrinconado al lado del taller de “fabricación de cotas de mallas” y consistió en sentar a Iván Sarnago, Mojonshon y Diego Moreno en unas mesas poco adecuadas para el dibujo, delante de unos paneles bastante inestables y que amenazaban con caer en cualquier momento sobre sus cabezas y ponerles a dibujar sin más indicación una tira (¿cada uno su tira? ¿una tira entre todos? Ustedes se lo guisen, ustedes se lo coman). Por lo demás, lo poco que escuché sobre el coloquio respecto a “Maus” se centró más en el Holocausto en sí que en el Cómic del que trataba lo que no deja de ser una lástima cuando se supone que estamos en un Salón del Cómic y el programa de actividades era más desorientativo que otra cosa.
Espero que hoy y mañana que son los días que más público se supone acudirá la cosa mejore aunque mucho me temo que sólo se ganará en calor dentro del salón y en pelillas en los bolsillos de los organizadores que al amparo de la juventud de la mayor parte del público que asiste venden humo antes que un salón de la categoría que se merece la ciudad de Madrid. El año que viene, más.

(Ah, me parece una lástima también que se haya obviado cualquier tipo de actividad o mención al cincuentenario de “Mortadelo y Filemón” y luego se realice un “miniexpomanga” el domingo que parece que es lo que verdaderamente tiene tirón y hay que reivindicar. Ya digo, una lástima).

jueves, 29 de noviembre de 2007

Aniversarios y recuerdos







Me entero por aquí que dos de las librerías de cómics más veteranas de Madrid, Madrid Cómic y Arte 9, por no decir las que más, cumplen este año su veinticinco aniversario lo que me hace echar la vista atrás y darme cuenta de lo viejo que soy en esto de los cómics porque tengo recuerdos de esos primeros tiempos.
De “Arte 9”mis recuerdos se remontan a los domingos por la mañana en “El Rastro” donde ponían una tienda en medio del Campillo con todas las novedades que mes a mes publicaban por entonces las novedosas Zinco y Cómics Forum. En aquella época no me preocupaba ni a mí ni a casi nadie el tema del formato y con la paguilla que me daban mis padres todas las semanas me daba para hacerme con casi la mitad de las novedades interesantes y el resto se las compraba mi amiguete Andrés con lo que no había demasiado problema para estar al día aunque eso sí vivíamos como con dos años de retraso de las ediciones yanquis pero no nos importaba y éramos felices. Pasados unos años, y preludiando la decadencia del Rastro “Arte 9” abandonó su puestecillo y se dedicó al franquiciado puro y duro y a diversificar con los juegos de rol y sobremesa. Con diferentes nombres de la tienda original en Hermosilla se desparramaron por medio Barrio de Salamanca y llegaron hasta la céntrica y pintóresca C/ de la Cruz donde todavía residen.
Los recuerdos de “Madrid Cómics” son casi más legendarios porque se refieren a cuando estaban en los sótanos de la Gran Vía. "¿Y dónde estarán esos sótanos?" Porque a mí la Gran Vía me pillaba a mano para una escapadita a pie, que la paguilla no daba para transporte, y hacerme con los atrasados que se suponía no iba a encontrar en ningún otro lado, pero los dichosos sótanos no tenía ni idea de por dónde caían hasta que acompañado de un amigo por fin dimos con el sitio en la calle Silva pero al otro lado de la Gran Vía respecto de la actual tienda. La primera impresión, desilusión porque joven e ingenuo como era, pensaba que iba a encontrarme con los atrasados inencontrables y los legendarios tomitos Vértice intactos y a precio de ganga. Mucho de eso había efectivamente, pero a unos precios prohibitivos para mi magra economía así que me tuve que volver con las ganas intactas y la cartera también. Después, se trasladaron a la tienda actual en la C/ Silva y del cuerpo principal se escindió una tienda en la C/ Santa María de la Cabeza que me venía muy bien para pasar el tiempo en que me escaqueaba de alguna clase pero lamentablemente cerraron antes de poder establecer contacto con ese señor tan serio que la regentaba y me quedé con la duda de si había sido (o era) uno de los correeros de Forum.
La tienda de la C/ Silva la he ido visitando esporádicamente porque en la misma zona ya habían surgido otras librerías y otros libreros que, por qué no decirlo, me resultaban más simpáticos y enrollados.
Y el tiempo pasa, y aquí seguimos más o menos los mismos aunque todos más mayores que no más sabios, unos comprando y otros vendiendo, con otros gustos y otras inquietudes pero la ilusión intacta por esto de leer cómics. Ninguna de las dos es mi librería de preferencia ni de referencia pero es de justicia dedicarles una entrada nostálgica y no restarle méritos a unos negocio que cumplen el cuarto de siglo con lo mal que sabemos todos que está el mundo en general y el mundillo del Cómic en particular.
Muchas felicidades a ambas y a cumplir otros veinticinco años por lo menos y que todos lo veamos.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

“Ex Machina 5: Malos Humos” de Brian K. Vaughan y Tony Harris

Calentito todavía de la imprenta he leído el último recopilatorio de “Ex Machina” publicado por Norma Editorial que engloba los números 21 a 25 de la edición norteamericana, y calentito me tienen los señores de Norma. Les cuento.
Señores/as de Norma: no se puede editar un cómic tan mal rotulado y menos cuando lo que están publicando lo están editando en un formato ya de por sí caro y, por tanto se presupone, con unos mínimos de calidad exigibles. Generalmente, soy bastante comprensivo con estas cosas, aunque no debiera serlo, porque entiendo que una letra se le puede escapar a cualquiera aunque seas el corrector más avezado (¿tendrán corrector? Me parece que en este cómic no) pero cuando los errores son constantes cambiando el sentido completo de frases y bocadillos (“te” y “le” no es lo mismo) y caemos en errores ortográficos de bulto da un poco de vergüenza ajena (¿“sangre de orchata”? la de chufas es con h) y esto son sólo los errores más clamorosos que dañan la vista porque probablemente haya más. ¡Qué pena que algunas editoriales no cuiden más sus productos y bajo un bello envoltorio se falle en algo tan esencial!
Después del pataleo, vamos con la nueva entrega de las aventuras del Alcalde Hundred en la que es, probablemente, hasta la fecha la aproximación más realista que un cómic de superhéroes ha realizado a problemáticas reales porque lo que hace Vaughan en esta serie consiste en incorporar un elemento imaginativo, un alcalde con superpoderes que de hecho es el único superhéroe del mundo, a un entorno realista, el del Nueva York posterior al 11S y profundizar en el personaje a través de su comportamiento ante los problemas, paranoias y miedos de una sociedad, la norteamericana de las grandes urbes, para los que los superpoderes no sirven de gran cosa. En este arco argumental, el alcalde Hundred continúa digiriendo la muerte de su antigua becaria mientras se enfrenta a la presencia de un ladrón vestido de bombero en su ciudad que se dedica a robar y maltratar a sus víctimas, a las consecuencias que pueda tener para su popularidad sus opiniones sobre la marihuana y al misterio que representa la identidad de una mujer inmolada en su presencia, misterio que al resolverse le enfrentará una vez más a las consecuencias de sus actos pasados como superhéroe.
A pesar de la riqueza de ideas que en cada arco argumental derrocha Vaughan, nos encontramos ante un arco de transición tras los acontecimientos vividos en “En pie de guerra” y del que ya comenté aquí algo, en el que incorpora personajes que tendrán importancia en el futuro como January, la hermana de Journal, y recupera a algunos secundarios que ya aparecieron anteriormente. Sabiamente, Vaughan ha sabido rodear a su protagonista de personajes interesantes que le permiten profundizar en distintos aspectos de la sociedad yanqui y las intrigas de la política municipal. La historia principal es interesante y está resuelta con oficio, sus planteamientos en pro y contra de la legalización de la marihuana también, aunque hubiera sido un detalle por parte de Norma si aparte de los bocetos que incluye como extra se hubieran molestado en escribir un articulito o una introducción explicando detalles de la política municipal neoyorquina a los que hacen referencia los personajes como las leyes Rockefeller que deben ser de conocimiento para el común de los yanquis pero que al españolito medio le dejan con cara de tonto hasta que profundiza (o no) por otros medios. Vaughan cada vez maneja mejor los “flashbacks” jugando con la narración y las tramas paralelas a través de los cuatro números de “Malos Humos” demostrando una vez más que es un guionista con muchas cosas que contar y una forma original de hacerlo. Especialmente destacable resulta el número que completa el tomo titulado “En Solitario”, centrado en el personaje de Bradbury, en el que profundiza en su pasado y caracteriza perfectamente sus motivaciones para ser el guardaespaldas del alcalde Mitchell.
El hiperrealista dibujo de Tony Harris sigue sin convencerme del todo. Me parece correcto pero excesivamente frío y falto de movimiento, quizás por el abuso de modelos humanos y planos y encuadres cinematográficos. Todo hay que decirlo, el color de JD Mettler tampoco le ayuda demasiado.
En definitiva, una trama interesante que atraerá al lector no habitual de superhéroes pero decepcionará a los adictos a la testosterona y la acción pura y dura, y una colección en la que Vaughan debe enseñar dentro de poco el as que espero guarde bajo la manga porque él puede dar todavía más de sí. El tiempo lo dirá.
Más “Ex Machina” en “El lector impaciente” aquí,

martes, 27 de noviembre de 2007

Premios Expocómic 2007

Ya tenemos ganadores de la X Edición del Expocómic y que, aparte de poder consultar en su web, dejo un poquito más abajo enumerados. Queda claro que hacer cualquier tipo de pronóstico en una votación popular es un tiro al aire y que en este tipo de votaciones para mí tiene casi más valor la nominación que la lotería del ganador pero me siento un poco como la pitonisa Lola tras haber acertado sólo uno de lo que yo vaticiné por aquí. En fin, no serían mis premiados, pero eso no quiere decir que no se lo merezcan los ganadores.
Felicidades a todos, aunque me alegro especialmente por la editorial Aleta que mete dos obras entre las premiadas frente al reparto de las editoriales más grandes y Ed Brubaker que, sin duda, destila maestría en todas sus obras, y a seguir intentándolo en próximas ediciones al resto, ediciones en las que espero que haya algún tipo de filtro en las nominaciones para impedir que sean nominados siempre los mismos.

Mejor obra española: "Waldemar Daninsky", de Paul Naschy y Javier Trujillo, editado por Aleta Ediciones.
Mejor Guionista nacional: Jordi Bayarri (Entre Tinieblas 4,editado por Aleta Ediciones).
Mejor Dibujante nacional: Carlos Pacheco (Superman/ Batman; Superman, editado por Planeta).
Mejor obra extranjera: "Capitan America", de Ed Brubaker, Steve Epting y Mike Perkins; editado por Panini Comics.
Mejor Guionista Internacional: Ed Brubaker (Capitán America, Daredevil, Patrulla X, Sleeper 2ª temporada, Catwoman; editado por Panini Comics, Planeta y Norma Editorial).
Dibujante Internacional: Alan Davis (4 Fantásticos El Fin, editado por Panini Comics).
Autor revelación: David Aja (Civil War: Frontline, Lobezno Giant Size, Daredevil, editado por Panini Comics).
Mejor Fanzine: OjoDePez Fanzine.
Mejor web: universomarvel.com

“20th Century Boys” de Naoki Urasawa y el enigma sin fin (1)

Leído el último tomo de “20th Century Boys” se confirma que Naoki Urasawa es un excelente guionista a la hora de mantener la tensión, la acción y retratar personajes a lo largo de meses y meses pero, llegado el momento de finalizar la historia, es incapaz de hacerlo de una manera acorde a la calidad de las tramas que desarrolla. Ya le pasó con su anterior gran éxito publicado en España, “Monster” (de la que ya hablaré otro día más detalladamente), donde el absorbente enfrentamiento entre Johan y el doctor Tenna se resolvió de una manera decepcionante para una gran parte de los seguidores de la colección y ha vuelto a repetir si cabe con todavía peor fortuna con la serie que hoy nos ocupa. El final de “20th Century Boys” resulta todavía más precipitado y lamentable con el agravante que “20th Century Boys” había perdido el rumbo hacía tiempo y sólo la habilidad del autor para sostener tramas entretenidas justificaba la obra. En este sentido, Urasawa me recuerda mucho, y salvando las distancias, a Chris Claremont, el gran revitalizador de la Patrulla X (X-Men, para los modernos y cinéfilos), un guionista capaz de desarrollar extraordinarias tramas y personajes pero que dejaba abiertas más incógnitas de las que resolvía en un constante salto adelante que al cabo de los años –bastantes- acabó pasando factura a la serie y le costó, aparte de por otros motivos, el puesto. Pero vamos por partes.
“20th Century Boys” nos narra a lo largo de 22 volúmenes publicados por Planeta las peripecias de Kenji , sus amigos y familiares a lo largo de varios períodos de su vida. Desde su infancia, en la que, junto con otros niños influidos por el manga, los anime y las películas de monstruos del momento, inventaron como un juego un plan detallado para destruir Tokyo, hacerse con el poder en Japón y, en último extremo, destruir el mundo, hasta, pasado el tiempo, y ya adultos, cada uno con su vida y problemas, cuando los viejos amigos se reúnen de nuevo al comprobar Kenji que los puntos de su plan infantil se están cumpliendo sin errores y que es posible que Amigo, el líder de una secta de creciente influencia, sea uno de sus antiguos compañeros de juegos y, lo que es peor, que esté haciendo realidad punto por punto cada etapa que planificaron hacia la destrucción del mundo en el año 2000.
Partiendo de este planteamiento, Urasawa crea un manga realmente entretenido y adictivo durante sus primeros tomos en los que asistimos a la incapacidad de Kenji para frenar los planes de Amigo. A partir del momento, en que el protagonismo de la serie pasa a Kanna, la sobrina de Kenji, en una sociedad futura marcada por la incapacidad de Kenji para evitar los planes de Amigo, Urosawa se dedica con habilidad a repetir las mismas pautas y trucos que van quedando cada vez más en evidencia conforme avanza la serie. Sin embargo, la gran decepción de la serie está en su final, con un enfrentamiento entre Amigo y un reaparecido Kenji falto de dramatismo, simplón y confuso, cerrando las tramas abiertas de cualquier manera y dejando un regusto amargo al lector que ha seguido fielmente la serie a lo largo de 22 volúmenes y una errática periodicidad en sus últimos tomos que, todo hay que decirlo, para nada ayuda a su seguimiento. Y, es una verdadera pena, porque Urasawa empezó muy bien esta serie con una trama incluso más elaborada y ambiciosa que la recomendabilísima “Monster” con una historia paralela a lo largo de dos períodos temporales muy bien solucionada y desarrollada a través de constantes “flashbacks” que recordaba –quizás en exceso- al “It” de Stephen King con referencias constantes a la cultura popular (música, rock and roll, anime, manga) de moda en el Japón de finales de los sesenta y la década de los setenta en el que el mismo Urosawa creció que sirven de pistas, algunas verdaderas otras falsas, a la historia. Sin embargo, Urasawa da en los últimos tomos de la serie la sensación de estar sobrepasado y cansado de la obra-monstruo que ha creado y lo finiquita por la vía rápida, dejando en evidencia una vez más su capacidad para terminar bien lo que tan bien empezó.
Esperemos que con su próxima obra de próxima, aunque varias veces aplazada, publicación en España, “Pluto”, logre dar con la tecla. Yo no pienso averiguarlo.

jueves, 22 de noviembre de 2007

“Murena” de Jean Dufaux y Philipe Delaby

Hoy vamos con una de romanos: “Murena”, la serie de Jean Dufaux (“Rapaces”, “Giacomo C”,” Djinn”, “Dixie Road”) y Philippe Delaby (“Moriganes”) de la que Planeta lleva publicados cinco álbumes, aunque ya anuncia por aquí el sexto para el próximo mes, con lo que alcanzaríamos la edición francesa.
“Murena” hasta el momento se ha dividido en dos ciclos, el Ciclo de la Madre y el Ciclo de la Esposa, del que se ha publicado completo en España el primero, que engloba los primeros cuatro volúmenes de la serie y el primer tomo del segundo.
La serie realiza un acercamiento novelado a la Roma de los cesares en la última época del emperador Claudio y el reinado de Nerón asistiendo de primera mano a todo tipo de intrigas palaciegas y amorosas en las que se entrecruzan los principales personajes de la serie, algunos de ellos históricos como Séneca, Mesalina o Popea y otros hábilmente caracterizados como el protagonista que da nombre el título (aunque realmente se trate de una serie bastante coral) , obsesionado durante el primer ciclo en vengar la muerte de su madre y en lo que llevamos del segundo abiertamente enfrentado con el temible Nerón. Precisamente, uno de los principales valores de la obra es el esfuerzo realizado por los autores en alejarse de la imagen preconcebida acerca de Nerón como un desequilibrado caprichoso y procurar hacer un acercamiento sensato y, en la medida de lo posible, documentado a su persona y las razones que motivaron su locura. Asimismo, otro de los principales atractivos de la serie radica en su preocupación en mostrar distintos elementos de la sociedad la vida romana sin despreciar por ello la intriga y la acción para mantener enganchado a cualquier lector.
Las referencias y fuentes de los autores para desarrollar la serie son variadas desde historiadores clásicos y modernos hasta novelas como “Quo vadis?” de Henryk Sienkiewicz o “Yo, Claudio” o “Claudio el dios y su esposa Mesalina” de Robert Graves, cuyas similitudes con la trama planteada por Dufaux son notables. Buena parte del mérito de la serie se centra en el trabajo de un extraordinario Delaby quién sabe dotar de verosimilitud y credibilidad la historia con un detallismo que hace una delicia demorarse en cada una de las viñetas sin que por ello la narración avance ágilmente bien secundado en el primer ciclo por la colorista Dina Kathelyn quién sabe complementar perfectamente los lápices de Delaby y cuya ausencia se nota demasiado en “La diosa negra”, el primer álbum del segundo ciclo, en el que su sustituto, Jérémy Petiqueux no está a la altura.
Si quieren hacerse con una obra europea entretenida y didáctica a buen precio no lo duden. Ya están tardando.

TITULOS PUBLICADOS

- “El púrpura y el oro
- “Arena y sangre
- “La mejor de las madres
- “Los que van a morir…”
- “La diosa negra

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Fernando Fernán Gómez (1921-2007)


A Fernando Fernán Gómez le recordarán lamentablemente los más jóvenes únicamente como el viejo cascarrabias que salía despotricando durante una temporada interminable en todas las televisiones contra un pobre admirador que quería saludarle. Sin embargo, bajo esa pose hosca y antipática de su ancianidad se escondía un estupendo actor de esos que ya casi no quedan, de los que nacían en cualquier parte en medio de una gira interminable y mamaban teatro y carretera. Un actor que con su inteligencia desbordó géneros para convertirse en un artista total: escritor, dramaturgo, director de teatro y cine. Encontró curiosamente en el cine una libertad interpretativa que le faltó sobre las tablas. Pero donde más destacó, aunque destacara para bien o para mal en todo lo que hacía, Fernán Gómez fue como dramaturgo y actor, actor y…¿cascarrabias?


D.E.P.

“Ladrones de tinta” de Alfonso Mateo Sagasta



A la vuelta de unas vacaciones en Lanzarote, como consecuencia de mi voracidad lectora, me encontré en la sala de espera del aeropuerto sin nada que leer a la espera de un avión que se retrasaba. Entre los libros que poblaban el estante del kiosco del aeropuerto llamó mi atención esta novela de título sugerente y autor para mí desconocido. Me dejé llevar por el título y la sobrecubierta y a partir de ese momento Alfonso Mateo Sagasta (“El Gabinete de las Maravillas”, “El olor de las especias”) se ha convertido en uno de mis novelistas españoles preferidos, al tiempo que transformó la demora del avión en un agradable pasatiempo por el que le estaré eternamente agradecido.
Mateo-Sagasta en esta novela realiza un relato a la vez culto y entretenido en el que nos traslada con naturalidad y rigor al Madrid del siglo de Oro en el que los grandes nombres clásicos de nuestra literatura convivían en amor y compañía con vividores, pícaros, nobles y políticos, al tiempo que escribían un día sí y otro también obras inmortales. La historia se inicia diez años después de la publicación por el impresor Francisco Robles de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. En este lapso de tiempo, el éxito de la obra ha sido enorme y se espera con expectación que Cervantes publique la anunciada segunda parte, sin embargo, Robles ve mermar sus sueños de riqueza ante la publicación de la apócrifa segunda parte de la obra por un tal Alonso Fernández de Avellaneda. Rabioso, le encarga la investigación de la identidad del tal Avellaneda a Isidoro Montemayor, un pícaro aficionado a la literatura y las cantinas que trabaja en su imprenta y aspira a la hidalguía. Pronto Montemayor averiguará que Avellaneda no existe e iniciará una peligrosa investigación que le llevará desde los palacios señoriales a los tugurios de mala muerte y los círculos literarios para averiguar quién tiene tanto interés en difamar a Cervantes y tacharle de cornudo y homosexual, acusaciones que le pueden llevar a la hoguera.
Mateo-Sagasta consiguió en esta novela un desacostumbrado equilibrio entre géneros conjugando una estructura clásica de novela negra detectivesca ambientada con escrupulosidad y rigor en un siglo de oro perfectamente ambientado (no en vano el autor es Licenciado en Geografía e Historia). La novela avanza vertiginosa desde la ágil narración de un Isidoro Montemayor que implica desde la primera persona al lector en una investigación inteligente, culta y entretenida. Sin embargo, la investigación no es más que una excusa de Mateo-Sagasta para sumergirnos a través de unos secundarios estupendamente construidos mezclando aproximaciones a autores reales escrupulosamente caracterizados con otros ficticios que hace participes de subtramas cómicas como la que protagoniza el antihéroe Montemayor en su huida de su amada. Todo ello da un componente de verosimilitud imprescindible en una novela histórica que en muchas ocasiones se hecha en falta en novelas similares. Es de agradecer la existencia de un grupo de autores dispuestos a reivindicar y literaturizar nuestra historia, tan rica como la que más, con calidad y esmero, ante la avalancha de autores anglosajones dispuestos a escribir e imponerse en las listas de los más vendidos con novelas como poco sonrojantes.
“Ladrones de tinta” ha ganado varios premios, entre ellos el Ciudad de Zaragoza de Novela Histórica y la primera Edición del Premio Espartaco de Novela Histórica que otorga la Semana Negra de Gijón (ojo, que este último también lo ha ganado este año por “El Gabinete de las Maravillas” de las que les escribiré próximamente). Si tienen ocasión háganse con esta novela que hay ediciones de bolsillo muy aparentes y descubran a un autor que merece realmente la pena. Ya me contarán.

martes, 20 de noviembre de 2007

“Las Olivas Negras 2: Adán Harishon” de Guilbert y Sfar


Se hacía de rogar Ediciones Kraken a la hora de publicar la segunda entrega de “Las Olivas Negras” que tan buen sabor de boca me dejó tras su primera entrega, tal y como les comenté por aquí. Sin embargo, la espera ha valido la pena pues esta segunda entrega titulada “Adam Harishon” mantiene el nivel y llega incluso a superar a su antecesora.
En este segundo álbum, se retoma la acción en el punto en el que se dejó en el anterior album y se centra en la relación entre el pequeño Gamaliel y el zelote Josué, quienes parten del campamento zelote para rescatar al padre del niño prisionero en Jerusalén por los romanos. A través de la travesía del desierto Gamaniel y Josué llegan a un oasis en el que conocen a un nuevo grupo de judíos dedicados a la vida contemplativa liderados por el profeta Yeshayahu, mientras son buscados por Élie para evitar una desgracia. Previamente, Gamaliel en sus aventuras en el desierto ha conocido a un extraño ermitaño que vive con la única compañía de unas serpientes y dice ser Adam Harishon, el primer hombre creado por Dios según la tradición hebraica, el cuál salva a uno de los desertores galos de la picadura de una serpiente y establece una extraña relación con el niño.
En este segundo volumen de “Las olivas negras” se confirma el excelente trabajo que el dúo Sfar ("La Mazmorra", "El gato del rabino") - Guilbert ("La guerra de Alan","El Fotografo")es capaz de realizar en esta historia rica y compleja, llena de matices y significados desde una aparente simplicidad narrativa y compositiva. Partiendo del infantil e inocente punto de vista de Gamaniel, Sfar analiza los cimientos y características de la fe hebraica a través del carácter y personalidad de los distintos personajes con los que se va cruzando el joven Gamaniel en la búsqueda de su padre. Así, contraponiendo a la firmeza y ternura de la figura paterna en la enseñanza de su fe que conocimos en el anterior volumen, se nos presenta en este al zelote Josué, un hombre acomplejado y cobarde que encuentra en su religión la justificación para enfrentarse a los invasores de su país, y al cínico e hipócrita profeta Yeshayahu, dispuesto a tergiversar las enseñanzas de la Torá en su propio beneficio y a prestar su ayuda a Eliá a cambio de oro. Ambos personajes están pensados para provocar la antipatía del lector por un Sfar que ofrece a lo largo del vagabundeo de su protagonista tantas preguntas como respuestas en una historia de corte histórico pero cuyas conclusiones podrían ser perfectamente extrapolables a nuestra época. Es sorprendente la capacidad que desarrolla este autor para incorporar ideas tan complejas en un relato aparentemente muy sencillo sin resultar en ningún momento farragoso ni aburrido para cualquier lector, que sin entrar en simbologías ni complejidades puede disfrutar simplemente de las aventuras del niño que busca a su padre. Toda esta riqueza argumental Sfar no la hubiera podido desarrollar sin la gran labor que desarrolla en esta historia un Enmanuel Guilbert capaz de dar forma a toda la estructura ideada por Sfar a través de una clasica composición de seis viñetas por página aparentemente muy sencilla pero tremendamente eficaz. Guilbert juega permanentemente a lo largo de las viñetas con diferentes planos para narrar una secuencia continuada con lo que ayuda a caracterizar y posicionar a cada uno de los personajes jugando con primeros planos y planos intermedios para establecer el marco adecuado en el que incorporar con naturalidad los ajustados y pensados diálogos de Sfar. Al mismo tiempo, muestra un total dominio del medio para romper la linealidad del relato y mostrarnos otras situaciones sin que ello resulte violento ni merme la calidad de la lectura. También hay que destacar el uso del color que realiza Walter en esta obra dotándola a través de unos colores planos de toda la sobriedad que necesita y sabiendo mostrar las diferentes ambientaciones que el paisaje, importante elemento de la historia, requiere. Los amarillos de Walter queman como el desierto de día y sus violetas reflejan el frío de las noches del desierto. Un excelente trabajo.
Sin más, os recomiendo esta serie cuyos albumes hasta ahora son una pequeña maravilla y uno de los mejores cómics europeos publicados en lo que llevamos de año y de la que todavía nos faltan por disfrutar dos volúmenes más. Quizás el único pero que se pueda poner es la edición de Kraken usa de un papel excesivamente fino, que hace que las páginas se transparenten al trasluz. Esperemos que en próximos álbunes la editorial sea capaz de solucionarlo.